Está muy de moda que los seudo progresistas tachen de "extrema derecha" a todo movimiento político, económico o social que se oponga a cualquiera de sus programas. Esta calificación de "extrema derecha" está presente en todos los medios, en los que no hay cabida a reconocer una "derecha moderada", o "centro derecha" o "derecha democrática". Esos términos parecen no existir para esas plataformas de propaganda disfrazadas de periodismo noticioso o para esos "expertos" que sólo parecen reconocer una cara de la moneda.
Para colmo, en muchos casos no se conforman con calificar de "extrema" o "ultra" una tendencia política, sino que la tachan de "fascista", "nazi" o "neonazi". Olvidan convenientemente que tanto los fascistas como los nazis eran una rama del socialismo que se había desgajado del marxismo. Olvidan convenientemente el contubernio entre Hitler y Mussolini con Stalin, hasta que las ambiciones de poder enfrentaron a ambos campos socialistas. Fue entonces que Stalin inventó que los fascistas y los nazis eran de "extrema derecha" cuando, en realidad, eran tan "extrema izquierda" como el comunismo soviético.
Esta programada confusión que emana de los círculos seudo progresistas llega al extremo de utilizar métodos engañosos para tratar de anular y hasta prohibir –en una sociedad que se autotitula "democrática"– a quienes descaradamente califican de fascistas o neonazis.
Este fenómeno se está produciendo en países tan democráticos como Estados Unidos y los que conforman la Unión Europea. Veamos un ejemplo notable en Alemania, donde la oficina federal de protección constitucional ha decidido someter a vigilancia estricta al partido Alternative for Germany (AfD) por "ser una amenaza a la dignidad humana", con el propósito ulterior de prohibir su existencia por su "ideología neonazi". Esto sucede ahora –y no antes– precisamente cuando el AfD ha quedado en segundo lugar en número de escaños en el parlamento alemán y, por lo tanto, según la constitución de ese país, debía ser admitido en coalición de gobierno.
Cabe preguntarse: ¿Es el AfD realmente neonazi? Este partido fue fundado en 2013 esgrimiendo una postura conservadora frente a la política liberal de Angela Merkel. No cabe duda que muchos podemos estar en desacuerdo con algunas o muchas de sus aspiraciones programáticas. Pero, ¿es neonazi? ¿Justifica en una democracia que se le someta a vigilancia estricta con el propósito de prohibirlo? ¿O será que las fuerzas seudo progresistas aspiran a eliminar toda pertinente oposición a sus programas?
Los nazis y los fascistas no ocultan su ideología en los documentos que proclaman sus aspiraciones. ¿La podemos encontrar en la plataforma del AfD? Veamos qué dicen en sus páginas; y pongo en manos del lector la sentencia: ¿culpables o inocentes?
Traduzco aquí literalmente de las páginas (en alemán) del AfD:
«
Nos hemos unido como ciudadanos con diferentes historias y experiencias, con diferentes formaciones, con diferentes carreras políticas. Esto ocurrió porque tuvimos conciencia de que era el momento, independientemente de todas las diferencias, de actuar juntos y hacerlo con responsabilidad, a lo que nos sentimos obligados.
Nos unimos en la firme convicción de que los ciudadanos tienen derecho a una alternativa política genuina, una alternativa a lo que la clase política cree que podríamos tolerar pero ya no queremos tolerar la violación de la ley y el orden, la destrucción del Estado de derecho y la acción política irresponsable en contra de los principios de la razón económica.
De manera similar, ya no queremos aceptar el argumento de que el régimen de rescate haya superado desde hace mucho tiempo los prejuicios y las hostilidades entre los pueblos europeos. Por lo tanto, hemos decidido ofrecer a Alemania y a sus ciudadanos una verdadera alternativa política en todos los ámbitos.
Programa para Alemania
Como ciudadanos libres, abogamos por la democracia directa, la separación de poderes y el estado de derecho, una economía social de mercado, la subsidiariedad, el federalismo, la familia y la tradición viva de la cultura alemana. Porque la democracia y la libertad se basan en valores culturales comunes y recuerdos históricos.
En la tradición de las dos revoluciones de 1848 y 1989, con nuestra protesta burguesa, articulamos la voluntad de completar la unidad nacional en libertad y de crear una Europa de Estados democráticos soberanos, que estén conectados entre sí en paz, autodeterminación y buena vecindad.
Estamos comprometidos a renovar fundamentalmente nuestro país en un espíritu de libertad y democracia y a recuperar sus principios. Estamos abiertos al mundo, pero queremos ser y seguir siendo alemanes. Queremos mantener la dignidad del ser humano, la familia con hijos, nuestra cultura cristiana occidental, nuestro idioma y nuestra tradición en un estado nación pacífico, democrático y soberano del pueblo alemán.
Nuestros objetivos se convierten en realidad al poner al Estado y sus órganos de nuevo al servicio de los ciudadanos, tal como lo establece el juramento de todos los miembros del gobierno regulado por la Ley Fundamental: "Juro que dedicaré mi esfuerzo al bien del pueblo alemán, a aumentar sus beneficios, a evitarles daños, a mantener y defender las leyes del pacto, a cumplir mis deberes con conciencia y a ejercer justicia contra todos".»
Responda el lector sinceramente a esta pregunta: ¿Es esta una declaración de principios y propósitos neonazi?
Nota: Los interesados en este tema pueden apreciar otra perspectiva en el aporte titulado
¿Lo Volverán a hacer en Alemania? →
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