Au revoir Paris 2024. Welcome Los Ángeles 2028
- Miguel Saludes
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Au revoir Paris 2024. Welcome Los Ángeles 2028
28 Aug 2024 20:41
París recobra su ritmo normal. Atrás quedan las jornadas olímpicas de unos juegos en los que competencia deportiva y polémica se dieron cita en fraterna competencia. Ecología, problemas sociales, política, amenaza terrorista y diversidad, entre otros, sombrearon las que según expresara el presidente Macron, serían las Olimpiadas más inclusivas de la historia. El debate comenzó temprano con la decisión de darle al río Sena un papel protagónico, tanto en la gala inaugural como en eventos competitivos. Un esfuerzo que requirió la inversión de mil cuatrocientos millones de euros para limpiar una contaminación agudizada por décadas de descuido, que al final
no consiguió su objetivo
pleno. A esto siguió otra especie de “limpieza”, esta de carácter social, para dar mayor lustre a la cara olímpica parisina. Las protestas y
carteles
alusivos se cruzaron con las proyecciones mediáticas y propagandísticas promotoras del evento. Trabajadores, activistas, inmigrantes sin papeles utilizados en la construcción de infraestructuras, denunciaron lo que ellos consideraron "
Los Juegos de la Exclusion
”. Más de 12 mil personas sin hogar desplazadas para presentar "una imagen de postal" impugnada con expresiones muy distantes a las difundidas por el sistema oficial: "Fuera la llama olímpica, fuera los Juegos Olímpicos", "La fiesta se ha acabado", "No queremos competiciones", "Prisión a cielo abierto". Algunos espacios dedicaron una breve atención al descontento, provocado por la remoción de los vendedores apostados a las orillas del río, emigrantes o nativos pobres, que deslucían los entornos, pero también por la drogadicción y la presencia potencial de
radicales
que pudieran amenazar el buen desarrollo de las jornadas. Esta última excusa siempre útil para desplazar un control cuasi militar que terminaría con silenciar o al menos hacer menos visibles a los del primer grupo. El
sabotaje
al servicio nacional de trenes ocurrido
horas previas
a la inauguración, el
apagón
general que afectó a París o el ataque cibernético denunciado por los organizadores de los juegos, sucesos que hacían
presagiar
lo peor, quedaron como anécdotas preocupantes que no terminaron por incidir en el calendario previsto. De estos hechos apenas trascendió el arresto de algún sospechoso, que resultó ser un
activista de ultraizquierda
en posesión de “llaves de acceso a locales técnicos, tenazas y un juego de llaves universales”, según informe difundido por la prensa.
Trascendieron hechos de robos, algunos tan sustanciales como los denunciados por el exfutbolista Zico, su colega Thiago o el reportado por integrantes de un equipo australiano. Igual sucedió con noticias que abundaron sobre quejas por la comida, incomodidad en los alojamientos de la Villa Olímpica y acciones de vandalismo contra determinados competidores, divulgados en las redes por comunicadores independientes y algunos medios de menor importancia. Pero la polémica principal llegó con en el espectáculo inaugural por la escenificación de una parodia de la Ultima Cena que provocó las críticas y protestas de cristianos y musulmanes, espantados ante la ofensa que aquella exposición significaba contra uno de los pasajes evangélicos más reconocido. Por mucho que los ejecutores y guionistas trataron de quitarle peso al hecho aludiendo que era un simple parecido y nunca una referencia, los detalles resultaron tan abrumadores como para que esta escena fuera retirada de las imágenes grabadas, en una censura no declarada. Frente a las disculpas y argumentos, tal vez sinceros, dados por el artista Philippe Katerine , que encarnó el personaje de Dionisio en este montaje, se alzaron voces responsables que echaban por tierra los tibios alegatos sobre mensajes de paz atribuido al segmento artístico con el discutible aporte antibelicista de la desnudez o la sublimación del paganismo sobre las religiones predominantes. ¿Es que alguien puede creerse el razonamiento de que en un mundo donde la gente ande desnuda las guerras serán imposibles al no haber lugar para esconder las armas? Todo sin pasar por alto aquella escena del jinete misterioso galopando sobre el Sena en un caballo mecánico, que para algunos resultó una representación de la venida del anticristo y la pasarela de moda extravagante montada sobre uno de los puentes bajo los que pasaban las delegaciones, fuera de contexto deportivo. Todo enfocado en ofrecer una gran fiesta pagana, según declarara el director escénico Thomas Jolly, para quien no hubo mejor idea que traer de vuelta a Sequana , diosa adoptada por el culto del Imperio Romano de cuyo nombre deriva el del célebre río francés. ¿Por qué este ensalzamiento al paganismo en un escenario que se dijo iba a quedar al margen de cuestiones religiosas y políticas buscando una inclusividad histórica? Las reacciones no se hicieron esperar y vinieron desde todos los ángulos, incluso los más inesperados. Desde el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y Donald Trump hasta el ayatolá supremo iraní quien manifestó que "El respeto a Jesucristo (...) es un tema indiscutible para los musulmanes". Por su parte el arzobispo siriaco católico de Mosul instó a los cristianos de esa ciudad a orar y ayunar para que “ Dios perdone el gran insulto ” que supuso, según él, la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024. Con cierto retardo siguió a estas manifestaciones la del Vaticano , entristecido por este incidente. Digna de destacar la reacción de varios deportistas cristianos, en particular la del tenista serbio Novak Djokovic , haciendo visible su crucifijo al termino de cada partido.
Ya se había anunciado que esta edición estaría proyectada a cambiar todo, rompiendo esquemas y tradiciones, resaltando la cuestión inclusiva. Los alegatos sobre el plan de gran cambio, reseteo o renovación del chip “universal”, quedaron más que justificadas desde que comenzó e inédito desfile de las delegaciones surcando las aguas turbias del Sena sobre diferentes tipos de embarcaciones. El despliegue escenográfico que sirvió de respaldo a ese inédito desfile provocó las reacciones de quienes observaron con ojo crítico lo que muchos apenas podían vislumbrar: el ataque grosero y malsano contra valores de la civilización humana, en específico los cristianos. Junto a ello una serie de escenas dantescas que trataron de superar el horror que llevaban en su mensaje con derroche tecnológico y factura musical de dudosa calidad como la reproducción visual de la reina María Antonieta decapitada, sosteniendo en sus manos la cabeza que entonaba la letra de un rock, mientras de los techos de la Bastilla saltaba una lluvia de sangre, efecto especial logrado con largos cintillos de papel rojo. Un espectáculo horripilante que nada tenía que ver con el suceso que le servía de marco y que supuestamente estaba destinado a promover la paz. Un espectáculo al que asistían como invitados representantes principales de monarquías europeas. Las justificaciones para explicarlo llevan al cuestionamiento -una vez más- sobre los que condenan el asesinato del Zar de Rusia y su familia como un crimen perpetrado por la inexcusable practica de la violencia bolchevique, mientras presentan de manera festiva esta especie de sátira morbosa de un hecho que comparativamente puede resultar un paralelo histórico entre ejecuciones ocurridas al calor de la violencia revolucionaria en diferentes contextos: el francés de la iluminación, de las igualdades, libertades y derechos, y el leninista precursor del empoderamiento proletario.
Las tensiones políticas tampoco quedaron al margen durante el desfile sobre el Sena, donde estuvieron ausentes las delegaciones de Rusia y Bielorrusia, tras las sanciones recomendadas por el COI prohibiendo que atletas de esos países compitieran en eventos deportivos internacionales y los que decidirán hacerlo lo hicieran bajo bandera neutra sin portar enseñas y símbolos de sus respectivos países. Si lo hicieron de esa manera o no, resulta difícil de verificar debido a la poca información y el silencio mantenido por parte de los medios que cubrieron el evento. En la transmisión en directo a través de Telemundo, el momento en que el narrador Julio Vaqueiro describía el paso de los deportistas rusos coincidió con la puesta de comerciales. Una casual interrupción que puso en dudas el slogan sobre unos juegos desintoxicados de la política. En relación con este aspecto vale el señalamiento de algunas organizaciones sobre la participación sin condicionamientos de los deportistas israelíes, cuyo país se haya envuelto en un conflicto acusado por actos de genocidio. En este contexto contradictorio tuvo lugar otra polémica, esta vez relacionada con el equipo de refugiados, presente desde los juegos de Río. Esta edición provocó la protesta de Cuba por la inclusión de dos deportistas oriundos de la nación caribeña que había desertado en presentaciones previas y ahora aparecían enrolados en el equipo compuesto por atletas provenientes de diversos países envueltos en serios conflictos.
Otro hecho relevante que tomó por sorpresa a los anfitriones de esta cita olímpica lo protagonizó la delegación argelina cuando lanzó en el Sena decenas de rosas rojas. Detalle que la gran prensa trató de obviar. El gesto se verificó justo cuando la embarcación que trasportaba a los deportistas de Argelia pasaba bajo el puente desde el que más de 200 de sus compatriotas fueron arrojados a las aguas en octubre de 1961. El recordatorio, recogido por algunas publicaciones y medios alternativos presentes, remite a la masacre cometida en Paris durante las protestas multitudinarias en favor de la independencia del país norafricano. Los historiadores señalan que al menos 120 manifestantes fueron ultimados por disparos, golpes y ahogamiento. Un capítulo de la historia colonial tan oscuro como las aguas que sirvieron de tumba a los asesinados, reconocido por el presidente Hollande en 2012 y por el mismo Macron en 2021, quien calificó esos hecho como inexcusables, pero ante los que ninguno de los mandatarios pidió perdón. De este suceso trasciende que el responsable principal de la masacre fuera el jefe de policía M aurice Papon , condenado en 1998 a 10 años por los asesinatos, pena de la que cumplió poco tiempo al ser liberado por su avanzada edad. Resulta que Papon, quien murió en 2007 a los 96 años, fue colaboracionista del régimen de Vichy y tras la salida de los nazis de Francia se documentaron acusaciones de su complicidad en la deportación de judíos a campos de exterminio, incluyendo niños recién nacidos. Una historia más de nazis reciclados por el Occidente democrático.
La inclusión, aspecto destacado para este encuentro, tuvo su clave en la controversia generada por la “inclusiva” participación de dos competidoras en el boxeo olímpico femenino. Imane Khelif y Lin Yu-ting, pugilistas de Argelia y Taiwán, provocaron el debate sobre esta distopía de género que permite el combate desigual entre una persona definida biológicamente como mujer y otra que no lo es. La pelea entre la “argeline” Imane Khelif y la mujer italiana, que terminó con el abandono por parte de la segunda ante el vendaval y la fuerza de los golpes que le daba “le primere”, puso en evidencia esta realidad. Y por mucho que medios y activistas progres se empeñaran en demostrar que Khelif y su compañera(o) china o chino, son féminas, lo cierto es que ambos contendientes se llevaron el oro en sus respectivas divisiones. Además del gesto de la italiana , que encima de ser vapuleada tuvo casi que disculparse por abandonar, hay que destacar el que hiciera la peleadora búlgara conformando con sus dedos la X del cromosoma que revela su naturaleza femenina, tras conocerse el veredicto que declaraba perdedora frente a su rival Lin.
Son muchos los tópicos que se debaten sobre París 2024. La ausencia del baseball, el softball y el karate, relegados frente a modalidades de corte callejera como puede ser el break dance, es uno de ellos. Decisión discutible, sobre todo cuando la pelota, por citar el primero, se ha convertido un deporte universal que se practica incluso en muchos países europeos. Pero si se trata de bajar el nivel al callejeo popular, vale la pena que los próximos organizadores tengan en cuenta competiciones igual de extendidas y de formato afín al deporte, como puede ser el cuatro esquinas que se practica en Cuba, para el solo se requiere una pelota de goma, ya que las manos de los jugadores, sus piernas y los cuatro ángulos de cualquier intersección pública ponen el resto. Una idea “inclusiva” que puede ser tomada por otros países que ejerciten juegos similares.
Queda destacar el cuadro del medallero, que se sigue con marcado interés en los círculos políticos, pendientes de un indicador que destaca la superioridad de aquellos países de peso económico que terminan acaparando la mayor parte de las preseas, en comparación con la paupérrima cosecha lograda por naciones menos favorecidas. Un elemento que deja vislumbrar el alcance de la globalización en terrenos como el deportivo. En esta edición se evidenció en la cantidad de medallas logradas por el “jardín” europeo directamente proporcional a la de atletas procedentes de esa “jungla” referida por Borrell, que las lograron para diferentes banderas comunitarias. El caso cubano constituye una muestra, amén de la situación reinante en el país. Si por una parte Cuba obtuvo su peor resultado comparado con Múnich 72, esta vez con un total de 9 medallas (2 oro, 1 plata y 6 bronce), habría que tener en cuenta aquellas obtenidas por nacidos en suelo cubano bajo otros pabellones, incluso algunas disputadas con compatriotas de la Isla. Así mientras Mijaín López ganaba la dorada para su país, el cubano nacionalizado chileno Yasmani Acosta se quedaba con la plata. La anécdota más notable se generó en la competición del triple salto donde tres cubanos se repartieron los trofeos. Ninguno por su tierra de origen: Jordan Díaz (España), Pedro Pichardo (Portugal) y Andy Díaz (Italia). A estas se suman el oro de Azerbaiyán conseguido por Loren Berto Alfonso, entrenado por Pedro Roque, cubano radicado en Miami, la plata olímpica lograda por Polonia en voleibol masculino con la participación del eficaz Wilfredo León y dos bronces en boxeo obtenidos por antillanos para España y Bulgaria respectivamente. Vistos los resultados fueron 4 oros, 4 platas y 9 bronces para un total de 17 medallas cubanas en París 2024. No está mal.
La ceremonia de clausura, que adelantaba avisos sobre la positividad del mensaje que enviaría al mundo, poco aportó a los críticas en contraste con la sesión inaugural. El apagado del fuego olímpico a modo de soplo de velas de un cake cumpleañero reflejó hasta dónde llega el extremo de “querer cambiarlo todo”. Tal vez hubo alguna diferencia refrescante en la factura hollywoodense de entrega y traslado de la bandera olímpica a la que será la nueva sede en Los Ángeles, con Tom Cruise saltando desde lo alto para tomar la enseña y llevarla en un viaje cinematográfico que terminó en el punto donde se alzan las icónicas letras que identifican a la capital del cine. Pero el hecho de que Cruise sea miembro de una institución religiosa señalada de secta oscura, el recibimiento organizado en una exclusiva playa por un selecto grupo de asistentes y las campañas de limpieza que ya se inician en la ciudad invadida por cientos de miles de sin techos, junto al pronunciamiento de la alcaldesa anunciando que para el 2028 la urbe californiana estará libre de la circulación de autos, deja abierta la interrogante sobre los nuevos avances que pretenden implementar estos cambios, más allá de los deportivos. Habrá que esperar hasta ese momento para confirmar si los próximos juegos seguirán el legado de París o retomarán el camino fiel a los principios del olimpismo, Mientras tanto corresponde a los que vivimos la cita recién concluida clamar para que no se repita la distorsión del mensaje, el contenido y el espíritu que debe primar en los juegos Olímpicos.
Trascendieron hechos de robos, algunos tan sustanciales como los denunciados por el exfutbolista Zico, su colega Thiago o el reportado por integrantes de un equipo australiano. Igual sucedió con noticias que abundaron sobre quejas por la comida, incomodidad en los alojamientos de la Villa Olímpica y acciones de vandalismo contra determinados competidores, divulgados en las redes por comunicadores independientes y algunos medios de menor importancia. Pero la polémica principal llegó con en el espectáculo inaugural por la escenificación de una parodia de la Ultima Cena que provocó las críticas y protestas de cristianos y musulmanes, espantados ante la ofensa que aquella exposición significaba contra uno de los pasajes evangélicos más reconocido. Por mucho que los ejecutores y guionistas trataron de quitarle peso al hecho aludiendo que era un simple parecido y nunca una referencia, los detalles resultaron tan abrumadores como para que esta escena fuera retirada de las imágenes grabadas, en una censura no declarada. Frente a las disculpas y argumentos, tal vez sinceros, dados por el artista Philippe Katerine , que encarnó el personaje de Dionisio en este montaje, se alzaron voces responsables que echaban por tierra los tibios alegatos sobre mensajes de paz atribuido al segmento artístico con el discutible aporte antibelicista de la desnudez o la sublimación del paganismo sobre las religiones predominantes. ¿Es que alguien puede creerse el razonamiento de que en un mundo donde la gente ande desnuda las guerras serán imposibles al no haber lugar para esconder las armas? Todo sin pasar por alto aquella escena del jinete misterioso galopando sobre el Sena en un caballo mecánico, que para algunos resultó una representación de la venida del anticristo y la pasarela de moda extravagante montada sobre uno de los puentes bajo los que pasaban las delegaciones, fuera de contexto deportivo. Todo enfocado en ofrecer una gran fiesta pagana, según declarara el director escénico Thomas Jolly, para quien no hubo mejor idea que traer de vuelta a Sequana , diosa adoptada por el culto del Imperio Romano de cuyo nombre deriva el del célebre río francés. ¿Por qué este ensalzamiento al paganismo en un escenario que se dijo iba a quedar al margen de cuestiones religiosas y políticas buscando una inclusividad histórica? Las reacciones no se hicieron esperar y vinieron desde todos los ángulos, incluso los más inesperados. Desde el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y Donald Trump hasta el ayatolá supremo iraní quien manifestó que "El respeto a Jesucristo (...) es un tema indiscutible para los musulmanes". Por su parte el arzobispo siriaco católico de Mosul instó a los cristianos de esa ciudad a orar y ayunar para que “ Dios perdone el gran insulto ” que supuso, según él, la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024. Con cierto retardo siguió a estas manifestaciones la del Vaticano , entristecido por este incidente. Digna de destacar la reacción de varios deportistas cristianos, en particular la del tenista serbio Novak Djokovic , haciendo visible su crucifijo al termino de cada partido.
Ya se había anunciado que esta edición estaría proyectada a cambiar todo, rompiendo esquemas y tradiciones, resaltando la cuestión inclusiva. Los alegatos sobre el plan de gran cambio, reseteo o renovación del chip “universal”, quedaron más que justificadas desde que comenzó e inédito desfile de las delegaciones surcando las aguas turbias del Sena sobre diferentes tipos de embarcaciones. El despliegue escenográfico que sirvió de respaldo a ese inédito desfile provocó las reacciones de quienes observaron con ojo crítico lo que muchos apenas podían vislumbrar: el ataque grosero y malsano contra valores de la civilización humana, en específico los cristianos. Junto a ello una serie de escenas dantescas que trataron de superar el horror que llevaban en su mensaje con derroche tecnológico y factura musical de dudosa calidad como la reproducción visual de la reina María Antonieta decapitada, sosteniendo en sus manos la cabeza que entonaba la letra de un rock, mientras de los techos de la Bastilla saltaba una lluvia de sangre, efecto especial logrado con largos cintillos de papel rojo. Un espectáculo horripilante que nada tenía que ver con el suceso que le servía de marco y que supuestamente estaba destinado a promover la paz. Un espectáculo al que asistían como invitados representantes principales de monarquías europeas. Las justificaciones para explicarlo llevan al cuestionamiento -una vez más- sobre los que condenan el asesinato del Zar de Rusia y su familia como un crimen perpetrado por la inexcusable practica de la violencia bolchevique, mientras presentan de manera festiva esta especie de sátira morbosa de un hecho que comparativamente puede resultar un paralelo histórico entre ejecuciones ocurridas al calor de la violencia revolucionaria en diferentes contextos: el francés de la iluminación, de las igualdades, libertades y derechos, y el leninista precursor del empoderamiento proletario.
Las tensiones políticas tampoco quedaron al margen durante el desfile sobre el Sena, donde estuvieron ausentes las delegaciones de Rusia y Bielorrusia, tras las sanciones recomendadas por el COI prohibiendo que atletas de esos países compitieran en eventos deportivos internacionales y los que decidirán hacerlo lo hicieran bajo bandera neutra sin portar enseñas y símbolos de sus respectivos países. Si lo hicieron de esa manera o no, resulta difícil de verificar debido a la poca información y el silencio mantenido por parte de los medios que cubrieron el evento. En la transmisión en directo a través de Telemundo, el momento en que el narrador Julio Vaqueiro describía el paso de los deportistas rusos coincidió con la puesta de comerciales. Una casual interrupción que puso en dudas el slogan sobre unos juegos desintoxicados de la política. En relación con este aspecto vale el señalamiento de algunas organizaciones sobre la participación sin condicionamientos de los deportistas israelíes, cuyo país se haya envuelto en un conflicto acusado por actos de genocidio. En este contexto contradictorio tuvo lugar otra polémica, esta vez relacionada con el equipo de refugiados, presente desde los juegos de Río. Esta edición provocó la protesta de Cuba por la inclusión de dos deportistas oriundos de la nación caribeña que había desertado en presentaciones previas y ahora aparecían enrolados en el equipo compuesto por atletas provenientes de diversos países envueltos en serios conflictos.
Otro hecho relevante que tomó por sorpresa a los anfitriones de esta cita olímpica lo protagonizó la delegación argelina cuando lanzó en el Sena decenas de rosas rojas. Detalle que la gran prensa trató de obviar. El gesto se verificó justo cuando la embarcación que trasportaba a los deportistas de Argelia pasaba bajo el puente desde el que más de 200 de sus compatriotas fueron arrojados a las aguas en octubre de 1961. El recordatorio, recogido por algunas publicaciones y medios alternativos presentes, remite a la masacre cometida en Paris durante las protestas multitudinarias en favor de la independencia del país norafricano. Los historiadores señalan que al menos 120 manifestantes fueron ultimados por disparos, golpes y ahogamiento. Un capítulo de la historia colonial tan oscuro como las aguas que sirvieron de tumba a los asesinados, reconocido por el presidente Hollande en 2012 y por el mismo Macron en 2021, quien calificó esos hecho como inexcusables, pero ante los que ninguno de los mandatarios pidió perdón. De este suceso trasciende que el responsable principal de la masacre fuera el jefe de policía M aurice Papon , condenado en 1998 a 10 años por los asesinatos, pena de la que cumplió poco tiempo al ser liberado por su avanzada edad. Resulta que Papon, quien murió en 2007 a los 96 años, fue colaboracionista del régimen de Vichy y tras la salida de los nazis de Francia se documentaron acusaciones de su complicidad en la deportación de judíos a campos de exterminio, incluyendo niños recién nacidos. Una historia más de nazis reciclados por el Occidente democrático.
La inclusión, aspecto destacado para este encuentro, tuvo su clave en la controversia generada por la “inclusiva” participación de dos competidoras en el boxeo olímpico femenino. Imane Khelif y Lin Yu-ting, pugilistas de Argelia y Taiwán, provocaron el debate sobre esta distopía de género que permite el combate desigual entre una persona definida biológicamente como mujer y otra que no lo es. La pelea entre la “argeline” Imane Khelif y la mujer italiana, que terminó con el abandono por parte de la segunda ante el vendaval y la fuerza de los golpes que le daba “le primere”, puso en evidencia esta realidad. Y por mucho que medios y activistas progres se empeñaran en demostrar que Khelif y su compañera(o) china o chino, son féminas, lo cierto es que ambos contendientes se llevaron el oro en sus respectivas divisiones. Además del gesto de la italiana , que encima de ser vapuleada tuvo casi que disculparse por abandonar, hay que destacar el que hiciera la peleadora búlgara conformando con sus dedos la X del cromosoma que revela su naturaleza femenina, tras conocerse el veredicto que declaraba perdedora frente a su rival Lin.
Son muchos los tópicos que se debaten sobre París 2024. La ausencia del baseball, el softball y el karate, relegados frente a modalidades de corte callejera como puede ser el break dance, es uno de ellos. Decisión discutible, sobre todo cuando la pelota, por citar el primero, se ha convertido un deporte universal que se practica incluso en muchos países europeos. Pero si se trata de bajar el nivel al callejeo popular, vale la pena que los próximos organizadores tengan en cuenta competiciones igual de extendidas y de formato afín al deporte, como puede ser el cuatro esquinas que se practica en Cuba, para el solo se requiere una pelota de goma, ya que las manos de los jugadores, sus piernas y los cuatro ángulos de cualquier intersección pública ponen el resto. Una idea “inclusiva” que puede ser tomada por otros países que ejerciten juegos similares.
Queda destacar el cuadro del medallero, que se sigue con marcado interés en los círculos políticos, pendientes de un indicador que destaca la superioridad de aquellos países de peso económico que terminan acaparando la mayor parte de las preseas, en comparación con la paupérrima cosecha lograda por naciones menos favorecidas. Un elemento que deja vislumbrar el alcance de la globalización en terrenos como el deportivo. En esta edición se evidenció en la cantidad de medallas logradas por el “jardín” europeo directamente proporcional a la de atletas procedentes de esa “jungla” referida por Borrell, que las lograron para diferentes banderas comunitarias. El caso cubano constituye una muestra, amén de la situación reinante en el país. Si por una parte Cuba obtuvo su peor resultado comparado con Múnich 72, esta vez con un total de 9 medallas (2 oro, 1 plata y 6 bronce), habría que tener en cuenta aquellas obtenidas por nacidos en suelo cubano bajo otros pabellones, incluso algunas disputadas con compatriotas de la Isla. Así mientras Mijaín López ganaba la dorada para su país, el cubano nacionalizado chileno Yasmani Acosta se quedaba con la plata. La anécdota más notable se generó en la competición del triple salto donde tres cubanos se repartieron los trofeos. Ninguno por su tierra de origen: Jordan Díaz (España), Pedro Pichardo (Portugal) y Andy Díaz (Italia). A estas se suman el oro de Azerbaiyán conseguido por Loren Berto Alfonso, entrenado por Pedro Roque, cubano radicado en Miami, la plata olímpica lograda por Polonia en voleibol masculino con la participación del eficaz Wilfredo León y dos bronces en boxeo obtenidos por antillanos para España y Bulgaria respectivamente. Vistos los resultados fueron 4 oros, 4 platas y 9 bronces para un total de 17 medallas cubanas en París 2024. No está mal.
La ceremonia de clausura, que adelantaba avisos sobre la positividad del mensaje que enviaría al mundo, poco aportó a los críticas en contraste con la sesión inaugural. El apagado del fuego olímpico a modo de soplo de velas de un cake cumpleañero reflejó hasta dónde llega el extremo de “querer cambiarlo todo”. Tal vez hubo alguna diferencia refrescante en la factura hollywoodense de entrega y traslado de la bandera olímpica a la que será la nueva sede en Los Ángeles, con Tom Cruise saltando desde lo alto para tomar la enseña y llevarla en un viaje cinematográfico que terminó en el punto donde se alzan las icónicas letras que identifican a la capital del cine. Pero el hecho de que Cruise sea miembro de una institución religiosa señalada de secta oscura, el recibimiento organizado en una exclusiva playa por un selecto grupo de asistentes y las campañas de limpieza que ya se inician en la ciudad invadida por cientos de miles de sin techos, junto al pronunciamiento de la alcaldesa anunciando que para el 2028 la urbe californiana estará libre de la circulación de autos, deja abierta la interrogante sobre los nuevos avances que pretenden implementar estos cambios, más allá de los deportivos. Habrá que esperar hasta ese momento para confirmar si los próximos juegos seguirán el legado de París o retomarán el camino fiel a los principios del olimpismo, Mientras tanto corresponde a los que vivimos la cita recién concluida clamar para que no se repita la distorsión del mensaje, el contenido y el espíritu que debe primar en los juegos Olímpicos.
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Moderators: Miguel Saludes, Abelardo Pérez García, Oílda del Castillo, Antonio Llaca, Efraín Infante, Pedro S. Campos, Héctor Caraballo
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