¿Se atreverán los venezolanos a "tomar la Bastilla”?
- Gerardo E. Martínez-Solanas
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¿Se atreverán los venezolanos a "tomar la Bastilla”?
31 Mar 2017 19:36
La oposición venezolana está llamando a su pueblo “a la calle” en una multitudinaria marcha de protesta que se escenificará en muchas ciudades y poblaciones del país como justa reacción al autogolpe propinado por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en su actuación de apoyo incondicional a las crecientes medidas dictatoriales del gobierno del Presidente Nicolás Maduro.
En medio de este proceso de consolidación totalitaria es notable como muchos se expresan en la prensa libre de otros países y hasta algunas personalidades opositoras se hacen eco de opiniones que exhortan a la necesidad de moderación en cualquier manifestación pacífica para, según creen, seguir propiciando el “proceso democrático” en la senda hacia unas elecciones "libres" que permitan al pueblo cambiar el rumbo de la nación.
Como ejemplo de esta sospechosa actitud pasiva con disfraz de pacifismo, podemos leer en la columna de Jorge Dávila Miguel, este viernes 31de marzo en El Nuevo Herald, de Miami, argumentos basados en una comparación absurda entre la elección "democrática" de Nicolás Maduro a la Presidencia y la sorprendente y aplastante victoria de la oposición en los últimos comicios legislativos venezolanos.
En primer lugar, el actual Presidente no fue electo por el pueblo sino que reemplazó al Presidente Chávez después de su muerte en un controversial proceso de sucesión que fue avalado por ese mismo TSJ que ha tomado el papel de órgano acuñador de las decisiones presidenciales. Por otra parte, como observador electoral internacional en el proceso venezolano, me consta que no ha habido un proceso de consulta popular limpio en Venezuela desde el plebiscito revocatorio de 2004, con la agravante de que los obstáculos a la libre expresión democrática en las urnas se han ido agravando con el paso de los años.
Son hechos palpables en la historia venezolana reciente que la oposición se ha visto enfrentada in crescendo con obstáculos que sólo corresponden a una dictadura totalitaria:
• con la gradual y ya casi total supresión de la libertad de prensa mediante el cierre, confiscación o chantaje de los medios de prensa;
• con un Consejo Nacional Electoral nombrado por el chavismo que juega con los padrones electorales y coloca toda suerte de obstáculos a la oposición;
• con un Poder Judicial enormemente ampliado por el chavismo para lograr una "mayoría" absoluta de jueces comprometidos en un proceso que ha politizado la judicatura hasta ponerla al servicio del Poder Ejecutivo;
• con muchos líderes de la oposición presos o que se han visto forzados a exiliarse;
• con una Asamblea Nacional que, tras la derrota que el chavismo no pudo evitar pese a toda su maquinaria represiva, se ha visto totalmente anulada e incapaz de ejercer sus funciones.
Y estos son sólo algunos ejemplos.
¿Acaso no es esta una férrea dictadura? El columnista de El Nuevo Herald, entre otros, lo pone en duda, y llega al colmo de criticar la gestión de la Asamblea Nacional acusándola de que se orienta a derrocar al Presidente Maduro. ¿No se justifica que la Asamblea y el pueblo que la eligió aspiren a derrocar al dictador por medios legítimos y pacíficos? Pero lo cierto es que no puede intentar aplicar tales medios porque el sistema totalitario no admite siquiera un intento de diálogo ni permite el desarrollo de una política civilizada, sino que el poder dictatorial ha aplastado la democracia y la actividad legislativa no funciona, salvo como un foro hasta ahora semi amordazado de debates y a partir de ahora acorralado por la represión.
El Sr. Dávila pretende también establecer en su artículo una comparación entre las dictaduras totalitarias de Cuba y Venezuela y las dictaduras militares de fines del siglo XX. Se olvida que esas dictaduras fueron la reacción ante la penetración castrista, revolucionaria o guerrillera, en sus respectivos países. Aunque fueron deplorablemente trágicas y sus métodos, por tanto, no son justificables, su historia nos demuestra que evitaron nuevas Cubas en países como Argentina, Chile y Uruguay. Es también un hecho histórico que finalmente fueron obligadas a ceder el paso a las democracias de hoy. Por el contrario, esa trayectoria no sucede con las prolongadas y vitalicias dictaduras totalitarias. La dictadura totalitaria Venezolana o sus vástagos en Bolivia o Nicaragua, no surgen por reacción a un peligro real de penetración por parte de ideologías foráneas, sino que brotaron de sistemas democráticos que, con todos sus defectos, eran perfectibles. Su única “conquista” ha sido el total desmantelamiento de la democracia y su único logro es el caos de una trágica desintegración socioeconómica.
¿Es factible acaso que otra marcha más de la nación venezolana sea capaz de poner freno a la rapacidad de quienes detentan el poder por la fuerza? Una simple protesta pacífica que se limite a un muy limitado “derecho al pataleo” seguramente recibirá el espaldarazo solidario de muchos en Venezuela y el resto del mundo, pero no hará retroceder a un enemigo atrincherado en el poder y la impunidad dictatorial.
Es muy probable que ese pueblo víctima de la opresión y el desgobierno se vuelque en las calles de toda la nación como justa reacción al abuso al que se ve sometido y a la eliminación sumaria de los legisladores que eligieron democráticamente para representarlo. Pero es necesario que tengan un propósito definido y una meta que alcanzar. Es necesario que el liderazgo opositor los aglutine para orientarlos hacia la recuperación de facto de la democracia.
En otro mensaje titulado “ La Dictadura Venezolana ”, ya en vísperas de la toma de posesión de la nueva Asamblea Nacional en enero de 2016, pronosticaba que ese país estaba en una encrucijada que exigía medidas radicales para que el Poder Legislativo pudiese mantener las bases democráticas hasta ese momento todavía vigentes. En esos momentos ya se percibía la estrategia desgastante contra la democracia, porque en vísperas de la toma de posesión legislativa se hicieron a la carrera doce nombramientos para ampliar el Poder Judicial en el TSJ con jueces comprometidos con la dictadura.
En ese artículo me refería también a otro anterior titulado “ La toma de la Bastilla en Venezuela ”, donde expresaba en un agudo debate con otros foristas que: “La violencia ya se está ejerciendo. Pero no se produce sólo en estos días, sino que se ejerce desde hace años, y el pueblo ve que cada día, semana y mes que pasa, va en aumento. La violencia genera violencia, sí. Pero no la han iniciado ni la han provocado los estudiantes que se han inmolado en estos días. Si la oposición democrática venezolana está desembocando en un agitado mar de violencia no es porque la haya provocado sino porque está reaccionando a ella. A su protesta, la dictadura ha contestado con palos, balas y torturas.” Esto fue escrito el 20 de febrero de 2014. ¡Han pasado ya más de tres años!
En el artículo original que porovocó ese debate, decía también que: “En la coyuntura terrible por la que un pueblo está cayendo en la dictadura totalitaria, como presenciamos hoy con justificado horror en Venezuela, las soluciones pacíficas pueden conducir al desastre, como ocurrió en Munich cuando trataron de apaciguar a Hitler o como está ocurriendo en Siria en los absurdos intentos de amansar a una fiera. Y ahora podemos añadir: como está ocurriendo en Venezuela… Cuando esto sucede no hay más alternativa que "la toma de la Bastilla". Los resultados de la violencia y la rebelión pueden ser el caos y hasta un régimen del terror motivado por la venganza. Pero en estas circunstancias es la única opción lógica. Lo fue para los franceses en el siglo XVIII y lo es ahora para los venezolanos. Pese a todas las terribles secuelas de la guerra y de la violencia, nadie se arrepiente hoy de la toma de la Bastilla ni de la asoladora guerra que aplastó a Hitler y Mussolini.”
Si al cabo de tres años terribles no han aprendido la lección y siguen soñando con una apaciguadora componenda, es fácil pronosticar un futuro sombrío que someta a varias generaciones de venezolanos a la miseria y la opresión. ¡Ojalá despierten y no sea demasiado tarde!
En medio de este proceso de consolidación totalitaria es notable como muchos se expresan en la prensa libre de otros países y hasta algunas personalidades opositoras se hacen eco de opiniones que exhortan a la necesidad de moderación en cualquier manifestación pacífica para, según creen, seguir propiciando el “proceso democrático” en la senda hacia unas elecciones "libres" que permitan al pueblo cambiar el rumbo de la nación.
Como ejemplo de esta sospechosa actitud pasiva con disfraz de pacifismo, podemos leer en la columna de Jorge Dávila Miguel, este viernes 31de marzo en El Nuevo Herald, de Miami, argumentos basados en una comparación absurda entre la elección "democrática" de Nicolás Maduro a la Presidencia y la sorprendente y aplastante victoria de la oposición en los últimos comicios legislativos venezolanos.
En primer lugar, el actual Presidente no fue electo por el pueblo sino que reemplazó al Presidente Chávez después de su muerte en un controversial proceso de sucesión que fue avalado por ese mismo TSJ que ha tomado el papel de órgano acuñador de las decisiones presidenciales. Por otra parte, como observador electoral internacional en el proceso venezolano, me consta que no ha habido un proceso de consulta popular limpio en Venezuela desde el plebiscito revocatorio de 2004, con la agravante de que los obstáculos a la libre expresión democrática en las urnas se han ido agravando con el paso de los años.
Son hechos palpables en la historia venezolana reciente que la oposición se ha visto enfrentada in crescendo con obstáculos que sólo corresponden a una dictadura totalitaria:
• con la gradual y ya casi total supresión de la libertad de prensa mediante el cierre, confiscación o chantaje de los medios de prensa;
• con un Consejo Nacional Electoral nombrado por el chavismo que juega con los padrones electorales y coloca toda suerte de obstáculos a la oposición;
• con un Poder Judicial enormemente ampliado por el chavismo para lograr una "mayoría" absoluta de jueces comprometidos en un proceso que ha politizado la judicatura hasta ponerla al servicio del Poder Ejecutivo;
• con muchos líderes de la oposición presos o que se han visto forzados a exiliarse;
• con una Asamblea Nacional que, tras la derrota que el chavismo no pudo evitar pese a toda su maquinaria represiva, se ha visto totalmente anulada e incapaz de ejercer sus funciones.
Y estos son sólo algunos ejemplos.
¿Acaso no es esta una férrea dictadura? El columnista de El Nuevo Herald, entre otros, lo pone en duda, y llega al colmo de criticar la gestión de la Asamblea Nacional acusándola de que se orienta a derrocar al Presidente Maduro. ¿No se justifica que la Asamblea y el pueblo que la eligió aspiren a derrocar al dictador por medios legítimos y pacíficos? Pero lo cierto es que no puede intentar aplicar tales medios porque el sistema totalitario no admite siquiera un intento de diálogo ni permite el desarrollo de una política civilizada, sino que el poder dictatorial ha aplastado la democracia y la actividad legislativa no funciona, salvo como un foro hasta ahora semi amordazado de debates y a partir de ahora acorralado por la represión.
El Sr. Dávila pretende también establecer en su artículo una comparación entre las dictaduras totalitarias de Cuba y Venezuela y las dictaduras militares de fines del siglo XX. Se olvida que esas dictaduras fueron la reacción ante la penetración castrista, revolucionaria o guerrillera, en sus respectivos países. Aunque fueron deplorablemente trágicas y sus métodos, por tanto, no son justificables, su historia nos demuestra que evitaron nuevas Cubas en países como Argentina, Chile y Uruguay. Es también un hecho histórico que finalmente fueron obligadas a ceder el paso a las democracias de hoy. Por el contrario, esa trayectoria no sucede con las prolongadas y vitalicias dictaduras totalitarias. La dictadura totalitaria Venezolana o sus vástagos en Bolivia o Nicaragua, no surgen por reacción a un peligro real de penetración por parte de ideologías foráneas, sino que brotaron de sistemas democráticos que, con todos sus defectos, eran perfectibles. Su única “conquista” ha sido el total desmantelamiento de la democracia y su único logro es el caos de una trágica desintegración socioeconómica.
¿Es factible acaso que otra marcha más de la nación venezolana sea capaz de poner freno a la rapacidad de quienes detentan el poder por la fuerza? Una simple protesta pacífica que se limite a un muy limitado “derecho al pataleo” seguramente recibirá el espaldarazo solidario de muchos en Venezuela y el resto del mundo, pero no hará retroceder a un enemigo atrincherado en el poder y la impunidad dictatorial.
Es muy probable que ese pueblo víctima de la opresión y el desgobierno se vuelque en las calles de toda la nación como justa reacción al abuso al que se ve sometido y a la eliminación sumaria de los legisladores que eligieron democráticamente para representarlo. Pero es necesario que tengan un propósito definido y una meta que alcanzar. Es necesario que el liderazgo opositor los aglutine para orientarlos hacia la recuperación de facto de la democracia.
En otro mensaje titulado “ La Dictadura Venezolana ”, ya en vísperas de la toma de posesión de la nueva Asamblea Nacional en enero de 2016, pronosticaba que ese país estaba en una encrucijada que exigía medidas radicales para que el Poder Legislativo pudiese mantener las bases democráticas hasta ese momento todavía vigentes. En esos momentos ya se percibía la estrategia desgastante contra la democracia, porque en vísperas de la toma de posesión legislativa se hicieron a la carrera doce nombramientos para ampliar el Poder Judicial en el TSJ con jueces comprometidos con la dictadura.
En ese artículo me refería también a otro anterior titulado “ La toma de la Bastilla en Venezuela ”, donde expresaba en un agudo debate con otros foristas que: “La violencia ya se está ejerciendo. Pero no se produce sólo en estos días, sino que se ejerce desde hace años, y el pueblo ve que cada día, semana y mes que pasa, va en aumento. La violencia genera violencia, sí. Pero no la han iniciado ni la han provocado los estudiantes que se han inmolado en estos días. Si la oposición democrática venezolana está desembocando en un agitado mar de violencia no es porque la haya provocado sino porque está reaccionando a ella. A su protesta, la dictadura ha contestado con palos, balas y torturas.” Esto fue escrito el 20 de febrero de 2014. ¡Han pasado ya más de tres años!
En el artículo original que porovocó ese debate, decía también que: “En la coyuntura terrible por la que un pueblo está cayendo en la dictadura totalitaria, como presenciamos hoy con justificado horror en Venezuela, las soluciones pacíficas pueden conducir al desastre, como ocurrió en Munich cuando trataron de apaciguar a Hitler o como está ocurriendo en Siria en los absurdos intentos de amansar a una fiera. Y ahora podemos añadir: como está ocurriendo en Venezuela… Cuando esto sucede no hay más alternativa que "la toma de la Bastilla". Los resultados de la violencia y la rebelión pueden ser el caos y hasta un régimen del terror motivado por la venganza. Pero en estas circunstancias es la única opción lógica. Lo fue para los franceses en el siglo XVIII y lo es ahora para los venezolanos. Pese a todas las terribles secuelas de la guerra y de la violencia, nadie se arrepiente hoy de la toma de la Bastilla ni de la asoladora guerra que aplastó a Hitler y Mussolini.”
Si al cabo de tres años terribles no han aprendido la lección y siguen soñando con una apaciguadora componenda, es fácil pronosticar un futuro sombrío que someta a varias generaciones de venezolanos a la miseria y la opresión. ¡Ojalá despierten y no sea demasiado tarde!
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Re: ¿Se atreverán los venezolanos a "tomar la Bastilla”?
14 Apr 2017 22:45
No basta con la protesta callejera ni la manifestación masiva de indignados patriotas venezolanos para quebrar la ambición de poder de los dictadores totalitarios y su caterva de testaferros. La esperanza de una salida democrática es pura ilusión frente a un sistema represivo que no está dispuesto ni siquiera a entablar un diálogo ni, mucho menos, a compartir el poder. En estos casos hay solo dos opciones: 1) Resistir y aguantar hasta que futuras generaciones abran espacio a un cambio tras un desenlace biológico que puede demorarse varias décadas; o, 2) Fijarse una meta para que una de estas manifestaciones masivas sean la herramienta decisiva para tomar el poder con abrumador respaldo popular.
Esa sería la "toma de la Bastilla" venezolana, pero por parte de un pueblo que ha experimentado ya la democracia y no va a dejarse arrastrar por un vengativo jacobinismo. La "toma de la Bastilla" venezolana, derrocaría a un monarca absoluto para poner los destinos del país en manos del Poder Legislativo, desde el cual se organizaría la nueva democracia. La opción 1) condenaría a varias generaciones a la represión y la sumisión; la opción 2) eviaría el derrumbe definitivo de la democracia y permitiría su pronto restablecimiento. El prócer cubano Antonio Maceo lo dijo bien claro: "La Libertad no se mendiga, sino que se conquista".
Los organizadores de las marchas podrían usar una estrategia de convergencia hacia el Palacio de Miraflores desde distintos puntos para evitar que una sola barrera policial les impidiera el paso. Estas marchas de cientos de miles de patriotas venezolanos podrían dividirse en grupos de varios miles que bajaran simultáneamente por varias avenidas convergiendo hacia el Palacio de Miraflores, el Parque Miraflores y la Plaza Bicentenaria, para sitiar la sede del Ejecutivo hasta la renuncia del dictador. No habría fuerza represiva suficiente para parar esta inundación de venezolanos.
Y este es el momento de hacerlo, porque el pueblo venezolano cuenta con amplio apoyo internacional y de sus representantes legítimos en el Poder Legislativo. Los líderes de estas marchas no deben permitir el desgaste que es parte de la estrategia dictatorial. Es ahora o nunca para un pueblo que todavía no ha sido totalmente sometido.
Esa sería la "toma de la Bastilla" venezolana, pero por parte de un pueblo que ha experimentado ya la democracia y no va a dejarse arrastrar por un vengativo jacobinismo. La "toma de la Bastilla" venezolana, derrocaría a un monarca absoluto para poner los destinos del país en manos del Poder Legislativo, desde el cual se organizaría la nueva democracia. La opción 1) condenaría a varias generaciones a la represión y la sumisión; la opción 2) eviaría el derrumbe definitivo de la democracia y permitiría su pronto restablecimiento. El prócer cubano Antonio Maceo lo dijo bien claro: "La Libertad no se mendiga, sino que se conquista".
Los organizadores de las marchas podrían usar una estrategia de convergencia hacia el Palacio de Miraflores desde distintos puntos para evitar que una sola barrera policial les impidiera el paso. Estas marchas de cientos de miles de patriotas venezolanos podrían dividirse en grupos de varios miles que bajaran simultáneamente por varias avenidas convergiendo hacia el Palacio de Miraflores, el Parque Miraflores y la Plaza Bicentenaria, para sitiar la sede del Ejecutivo hasta la renuncia del dictador. No habría fuerza represiva suficiente para parar esta inundación de venezolanos.
Y este es el momento de hacerlo, porque el pueblo venezolano cuenta con amplio apoyo internacional y de sus representantes legítimos en el Poder Legislativo. Los líderes de estas marchas no deben permitir el desgaste que es parte de la estrategia dictatorial. Es ahora o nunca para un pueblo que todavía no ha sido totalmente sometido.
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Re: ¿Se atreverán los venezolanos a "tomar la Bastilla”?
02 May 2017 18:25 - 02 May 2017 19:08
Nicolás Maduro y sus testaferros y esbirros han optado por tomar abiertamente vergonzosas medidas dictatoriales desarrollando una violenta política represiva que no permite intento alguno de diálogo o negociación en la atribulada Venezuela. Las cartas están sobre la mesa desde hace meses y la dictadura saca ahora de la manga el as de la fuerza bruta para imponer su mandato.
El giro definitivo ha sido la virtual anulación del Poder Legislativo elegido abrumadoramente por el pueblo venezolano para reemplazarlo con un supuesto "poder comunal" (una especie de soviets improvisados) compuesto por incondicionales elegidos entre los grupos más radicales de la dictadura.
Seguir soñando con elecciones para salir de la crisis represiva, con mediadores que busquen una componenda cómoda para la perpetuación del régimen en el poder por medios pacíficos o con la efectividad de marchas masivas que se limitan a la protesta sin un objetivo decisivo de arrollar a la dictadura con la voluntad del pueblo, no es más que caer en la pesadilla del desgaste de las fuerzas democráticas hasta que la dictadura sea rígidamente totalitaria y no haya vuelta atrás.
La senda hacia el totalitarismo está clara desde que el dictador venezolano nombró un gran número de nuevos cargos al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) apenas días antes de las elecciones legislativas que ya se anunciaban arrolladoramente a favor de la oposición. El ampliado TSJ fue así un hecho consumado que inmediatamente comenzó a funcionar como una dependencia del Poder Ejecutivo, anulando la elección de varios diputados de la oposición para que la mayoría parlamentaria contara con menos de los dos tercios necesarios para tomar medidas de rectificación contra la dictadura.
Es ese mismo TSJ que ha declarado "inconstitucional" toda ley aprobada por la Asamblea Nacional (AN) desde entonces, convirtiéndola en un simple foro de debates. No tuvieron empacho en proclamar esta anomalía en un fallo del 19 de agosto de 2016 que decidió declarar "manifiestamente inconstitucionales y, por ende, absolutamente nulos y carentes de toda vigencia y eficacia jurídica, los actos emanados de la Asamblea Nacional mientras se mantenga el desacato”. Precisamente un "desacato" que surge de la reacción legislativa ante la anulación de tres diputados elegidos por el pueblo que garantizaban la mayoría de 2/3 a la oposición. Las decisiones posteriores de la AN elegida por el pueblo para corregir esta adulteración de la democracia han sido calificadas de "desacato· por el TSJ.
A lo largo de estos últimos meses, otros diputados han visto violadas sus inmunidades parlamentarias, a otros más se les han anulado los pasaportes y el TSJ sigue tomando decisiones que anulan totalmente la gestión legislativa con el apoyo que impone el Poder Ejecutivo por la fuerza. Una fuerza en la que se usan las fuerzas armadas para enfrentar a sangre y fuego las manifestaciones de una población desarmada, dando por resultado hasta la fecha el saldo trágico de más de 30 muertos y más de 400 heridos. El TSJ, encabezado por la vicepresidente de la Sala Político Administrativa, Eulalia Coromoto Guerrero, rechazó de plano la medida cautelar solicitada por la sociedad civil contra la resolución del Ministerio de Defensa de controlar las manifestaciones a tiro limpio cuando autorizó a los miembros de las fuerzas armadas a usar armas de fuego contra los manifestantes, pese a que se trata de una decisión inconstitucional de conformidad con el artículo 68 de la propia Constitución chavista.
Pero esa Constitución que les sirvió para abrir el camino a la dictadura, ya les queda incómoda y Maduro ha llamado a sus testaferros del "poder comunal" a cambiarla a su imagen y semejanza.
El pueblo venezolano está en la encrucijada y la opción es seguir pataleando y protestando o, por el contrario, finalmente arrollar con el empuje de cientos de miles de manifestantes a los grupitos de esbirros que no tienen escrúpulos en herir y matar a sus hermanos desarmados, sitiar la sede de la dictadura y obligar al tirano a largarse de una vez para que el país pueda volver a la normalidad.
El giro definitivo ha sido la virtual anulación del Poder Legislativo elegido abrumadoramente por el pueblo venezolano para reemplazarlo con un supuesto "poder comunal" (una especie de soviets improvisados) compuesto por incondicionales elegidos entre los grupos más radicales de la dictadura.
Seguir soñando con elecciones para salir de la crisis represiva, con mediadores que busquen una componenda cómoda para la perpetuación del régimen en el poder por medios pacíficos o con la efectividad de marchas masivas que se limitan a la protesta sin un objetivo decisivo de arrollar a la dictadura con la voluntad del pueblo, no es más que caer en la pesadilla del desgaste de las fuerzas democráticas hasta que la dictadura sea rígidamente totalitaria y no haya vuelta atrás.
La senda hacia el totalitarismo está clara desde que el dictador venezolano nombró un gran número de nuevos cargos al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) apenas días antes de las elecciones legislativas que ya se anunciaban arrolladoramente a favor de la oposición. El ampliado TSJ fue así un hecho consumado que inmediatamente comenzó a funcionar como una dependencia del Poder Ejecutivo, anulando la elección de varios diputados de la oposición para que la mayoría parlamentaria contara con menos de los dos tercios necesarios para tomar medidas de rectificación contra la dictadura.
Es ese mismo TSJ que ha declarado "inconstitucional" toda ley aprobada por la Asamblea Nacional (AN) desde entonces, convirtiéndola en un simple foro de debates. No tuvieron empacho en proclamar esta anomalía en un fallo del 19 de agosto de 2016 que decidió declarar "manifiestamente inconstitucionales y, por ende, absolutamente nulos y carentes de toda vigencia y eficacia jurídica, los actos emanados de la Asamblea Nacional mientras se mantenga el desacato”. Precisamente un "desacato" que surge de la reacción legislativa ante la anulación de tres diputados elegidos por el pueblo que garantizaban la mayoría de 2/3 a la oposición. Las decisiones posteriores de la AN elegida por el pueblo para corregir esta adulteración de la democracia han sido calificadas de "desacato· por el TSJ.
A lo largo de estos últimos meses, otros diputados han visto violadas sus inmunidades parlamentarias, a otros más se les han anulado los pasaportes y el TSJ sigue tomando decisiones que anulan totalmente la gestión legislativa con el apoyo que impone el Poder Ejecutivo por la fuerza. Una fuerza en la que se usan las fuerzas armadas para enfrentar a sangre y fuego las manifestaciones de una población desarmada, dando por resultado hasta la fecha el saldo trágico de más de 30 muertos y más de 400 heridos. El TSJ, encabezado por la vicepresidente de la Sala Político Administrativa, Eulalia Coromoto Guerrero, rechazó de plano la medida cautelar solicitada por la sociedad civil contra la resolución del Ministerio de Defensa de controlar las manifestaciones a tiro limpio cuando autorizó a los miembros de las fuerzas armadas a usar armas de fuego contra los manifestantes, pese a que se trata de una decisión inconstitucional de conformidad con el artículo 68 de la propia Constitución chavista.
Pero esa Constitución que les sirvió para abrir el camino a la dictadura, ya les queda incómoda y Maduro ha llamado a sus testaferros del "poder comunal" a cambiarla a su imagen y semejanza.
El pueblo venezolano está en la encrucijada y la opción es seguir pataleando y protestando o, por el contrario, finalmente arrollar con el empuje de cientos de miles de manifestantes a los grupitos de esbirros que no tienen escrúpulos en herir y matar a sus hermanos desarmados, sitiar la sede de la dictadura y obligar al tirano a largarse de una vez para que el país pueda volver a la normalidad.
Last edit: 02 May 2017 19:08 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
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Re: ¿Se atreverán los venezolanos a "tomar la Bastilla”? ¡Antes de que sea demasiado tarde!
08 May 2017 18:08
Desde el triunfo de la "Revolución" castrista, Cuba ha sido siempre una fuente de desestabilización e injerencia solapada y sistemática en otros países (incluso a veces en otros continentes) para propagar el modelo de gobierno vertical que enarbola un seudo idealismo populista para ocultar sus métodos castrenses dedicados a sustentar una estructura neofascista de corte mafioso. Para ello ha contado siempre con aliados foráneos que le han proporcionado los recursos y/o las armas.
Así ha logrado la notable penetración de un castrismo disfrazado de democracia en nuestro continente, rodeándose de estados vasallos o compinches en Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador y algunos de los pequeños estados isleños del Caribe.
Venezuela es el caso más avanzado, convirtiéndose ya en un Estado vasallo, como lo señala el Dr. Manuel Cereijo, un profundo investigador de estas patrañas, ofreciéndonos a continuación una imagen real de una verdadera ocupación militar.
Si el pueblo venezolano no se decide a derrocar la dictadura de una vez por todas, el costo será mucho mayor cuando deba enfrentarse a una estructura totalitaria militarizada que en Cuba ha conservado el poder por más de medio siglo.
Así ha logrado la notable penetración de un castrismo disfrazado de democracia en nuestro continente, rodeándose de estados vasallos o compinches en Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador y algunos de los pequeños estados isleños del Caribe.
Venezuela es el caso más avanzado, convirtiéndose ya en un Estado vasallo, como lo señala el Dr. Manuel Cereijo, un profundo investigador de estas patrañas, ofreciéndonos a continuación una imagen real de una verdadera ocupación militar.
Si el pueblo venezolano no se decide a derrocar la dictadura de una vez por todas, el costo será mucho mayor cuando deba enfrentarse a una estructura totalitaria militarizada que en Cuba ha conservado el poder por más de medio siglo.
ESTRUCTURA DEL EJERCITO DE OCUPACIÓN CUBANO EN VENEZUELA
Contingente :
Oficiales:
2 Generales de Brigada, (1 en Fuerte Tiuna otro en Barquisimeto),
4 coroneles, 8 tenientes coroneles , 6 capitanes de fragata y 25 oficiales subalternos. Con Sala Situacional independiente instalada en Fuerte Tiuna (Servicio de Remonta) y conectada WF encriptado por cable con el Centro de Operaciones de Comando de Valle Picadura en La Habana. Bajo el comando desde La Habana del general de División Leonardo Adolfo Valdez. (Actualmente en Venezuela desde hace 11 días). Viaja a Venezuela cada 15 días a realizar reuniones de Estado Mayor para afinamiento de operaciones.
Estas tropas entran a Venezuela y salen hacia Cuba para sus remplazos constantemente, por una pista de aterrizaje ubicada en Apure, y por la rampa 2 (Base aérea) del aeropuerto de Maracaibo.
Numero de los contingentes :
4.500 hombres de infantería organizados en 8 batallones de 500 efectivos c/u, mas un batallón estacionado en Fuerte Tiuna. Llegados a Venezuela a partir de enero de
2012. Estos nuevos contingentes remplazaron los anteriores que comenzaron a llegar en enero y agosto 2011.
Generales:
En la Jefatura del Estado Mayor:
1.- Jefe: General de División Leonardo Adollo, 60 años. Como teniente estuvo en Angola, segundo jefe del Estado Mayor de las FARC en Cuba; es coordinador del “Movimiento Bolivariano”. Vice director del Partido
Comunista de Cuba. Dirige en Venezuela la “Operación Bastión”que es el nombre de las que realizaran los batallones cubanos estacionados en Venezuela en caso de una “emergencia” ante cambios políticos.
Jefe de Oprecaiones del EM:
2.- General de Brigada Herminio Hernández Rodríguez, Comisario Político y asesor de la Sala Situacional de Miraflores. Experto en operaciones urbanas; en manejo de situaciones de crisis. Asesor del CEO y con sede en la JEM de la II División en Fuerte Tiuna. Maneja la Orden de
Operaciones para enfrentar (incluyendo empleo de las Milicias) situaciones de desorden civil en 11 ciudades del país, sofocar cualquier situación que se desencadene.
Jefe del G2 del EMO:
3.- General de Brigada Alejandro Ronda Marrero.
Este general reporta directamente lo que le interesa al Mayor General Hugo Carvajal, actualmente máxima autoridad de la inteligencia nacional con el cargo de Súper Vice Ministro para la investigación Penal. Ronda es subalterno del Comandante Ramiro Valdez en Cuba, que es a su vez el 2do Jefe de la Inteligencia Cubana de las
FARC. Ronda Marrero actúa bajo la jefatura del Mayor General Carvajal Barrios, quien reporta directamente al Presidente de la republica, coordina, asesora y dirige desde la DIM-Boleíta en la Div. Telemática, en coordinación con el SEBIN-DIE todas las operaciones de inteligencia y contra inteligencia militar y civil (Comando campaña de Capriles y partidos políticos, y, de militares en servicio activo con comando de tropas, de oficiales superiores). Maneja Personal de oficiales cubanos, Iraní y chino. Opera desde la JEM de la II división del Ejercito Fte. Tiuna. Tiene injerencia en las Salas Situacionales de Miraflores y del Ejército.
Oficiales estacionados en Venezuela ejerciendo el comando de tropas cubanas, que dependen directamente del General de División Julio Cesar Gandarilla, actual Jefe de la CIM-Militar en Cuba (Contra inteligencia cubana).
Generales:
1.-Ramiro Méndez Olayeta, 59 años(Moscú) Infantería, I.E
2.-Eusebio Serrat Lennis (Moscú) Misilistico. I en E.
Coroneles:
1.- Rodrigo Hernández Maite
2.-Rufino Zabaleta Corvino
3.-Jaime Freitas Sambrano
4.-Simon Guillermo Sénior
Tecnels:
1-Luis José FernándezFernández
2.-Armando García Rotondaro
3.-Hermagoras Ruiz
4. Braulio Menéndez
6. Luis Carlos Castro Guiño
7. Federico Trompis
Cap. Nav/ Fragata
1.-Federico Corsi C/A, Infantería de Marina
2.-Norberto Aarango C/F
3.-Luis Gerardo Vera Gonzales
4.-Jose Dionisio Bilbao Menéndez
25 Oficiales Subalternos de infantería, e inteligencia
Son Oficiales expertos en inteligencia, contrainteligencia, sabotaje, contra sabotaje que están dirigidos por el General Julio Cesar Gandarilla, que reportan a él directamente vía Cable mediante sistema encriptado. Gandarilla es máximo Jefe de la Contra Inteligencia Militar Cubana en Valle Picadura. Hacen inteligencia y contrainteligencia dentro de las Regiones Militares (Brigadas y Divisiones, Batallones y el Ejercito Venezolano en general). Portan carnet especial de la DCIM venezolana (Suscritos por el General director de la DCIM, F. Figueroa Chacín) y armamento autorizado con porte de arma especial emitido por el Darfa. Portan pistolas Carella 9 mm y mini USIS, así como se mueven en motos de fabricación Italiana color negro adscritas a la DCIM.
Estos agentes móviles especiales cubanos tienen 12 puntos de concentración en Caracas, siempre ubicados en estaciones de salida y entrada del Metro. Dos importantes en el este: En Metro los dos Caminos y Unicentro el Marqués. Dos en el Oeste: Parque del Oeste y Capitolio. Tres en el Sureste: La Bandera-Roosevelt, UCV y el Valle. Y contactan y Coordinan vía Telf. Celulares con los 70 puestos de comando ubicados en las Urbanizaciones de las zonas residenciales altas de Caracas (Plan Guaraira Repano). Y Con los grupos de operaciones situados en los cuatro Comandos de fuerzas anárquicas enmarcadas dentro del Plan Guaraira Repano.
Armas que portan y detentan las tropas cubanas:
• AK-A-103 y AK-109 equivalente el FAP de fabricación Belga
• Lanza cohetes Tropv R1Vde 50 mm.
• Obuses Kalisnef-120contra carros.
• Morteros lanza granadas-tipo Katiuska M30- Kamarakov.
Sistema de movilización:
• Autobuses de fabricación China, marca Gel con capacidad de 60 personas.
• Sistema comunicaciones independientes entre comándos. WF
Intendencia:
Uniformes tipo “patriota” venezolano, con insignias y grados militares venezolanos.
Ubicación:
Geoestratégicamente ubicados, (Móviles), de manera tal, que puedan movilizarse y cortar avance de unidades terrestres del Ejército de Venezuela hacia Caracas:
• Agua Viva
• Barinas
• Morón- Coro
• Barquisimeto
• Elorza
• Puerto Cabello
• El Tigre-Pariaguan
• La Encrucijada- Maracay
Por añadidura:
La base iraní que está localizada en Zuata, Municipio Monagas del Estado Anzoátegui operada por personal Iraní. Ingenieros aeronáuticos, tiene en sus silos, ya en condiciones operativos misiles con alcance de 1.480 Kmts del tipo Sheralabs 3. Y tres con un alcance de 2.500
Kmts tipo Alghadv-110. En estos momentos se instalan igualmente en Paraguaná del mismo alcance 6 nuevos misiles tipo Alghadv-110 con un alcance de 2.800 Kmts.
Reply to Gerardo E. Martínez-Solanas
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