¿Cambio de ruta en América Latina y el Caribe?
Eugenio R. Balari
-Desde hace varias décadas América Latina y el Caribe andan buscando no sólo desarrollo, sino un mayor nivel de autonomía regional y bienestar social. Una mirada retrospectiva a los últimos tiempos nos muestra, las diversas etapas o corrientes político/económicas privilegiadas en el área al calor de las cambiantes coyunturas mundiales o las intenciones políticas que han prevalecido. No puede obviarse que más allá de la región, en el mundo globalizado y sensiblemente interconectado en que vivimos, los acontecimientos que ocurren influyen o afectan significativamente en una u otra dirección a Latinoamérica y el Caribe.
-Diferentes hechos ocurridos y que se simultanearon dentro de la globalización neoliberal, determinaron que esta no quedara priorizada en los impulsos mundiales; su principal e histórico socio los Estados Unidos de Norteamérica, dirigió su atención y recursos hacia otras zonas del planeta. En Asia, Europa y Medio Oriente se centraron los mayores intereses; luego vino la crisis económica internacional en particular la estadounidense, ocasionando como era de esperar sus negativos impactos sobre los países del área.
-Ahora cuando se vislumbran nuevamente cambios sobre el panorama Latinoamericano; se vuelven a apreciar sus vulnerabilidades e inestabilidad; que tienen su origen en las características de sus estructuras oligárquicas económicas, su desarrollo económico y social, razones ético/culturales y a frecuentes errores de gobernabilidad. En más de medio siglo se aprecian los cambios de política económica, mostrando también el rostro del histórico fraccionalismo que caracteriza a la región. Por ejemplo entre los años 60 a 80 del pasado siglo, EEUU ejercía una indiscutible influencia en toda América Latina; a pesar que durante esas décadas ya se aspiraba a una mayor autonomía y se auspiciaban la creación de mercados regionales, políticas de industrialización domésticas y sustitución de importaciones. Ideas que en lo fundamental estimulaba la Comisión Económica para América Latina (CEPAL).
-Analizados los avances, retrocesos económicos y político/sociales de la región; al finalizar los 80 comenzaron a quedar atrás tales concepciones; iniciándose un nuevo ciclo ahora tendente hacia un regionalismo más abierto, nuevamente promovido por el pensamiento de la CEPAL. Las ideas aperturistas estarían influidas por los criterios neo liberales, que comenzaron a predominar mundialmente y a su vez en la región, son los tiempos del llamado Consenso de Washington. Esa nueva etapa se caracteriza por el estímulo hacia la liberalización comercial, mayor grado de apertura económica, realización de esfuerzos hacia la eliminación de las barreras comerciales, las privatizaciones y todo ello con prioridades hacia el papel del mercado. Es un periodo donde predominan los intereses comerciales y las inversiones extranjeras, reduciéndose el papel del Estado y las políticas de beneficios sociales. Es también momento en que EEUU diseña su proyecto de crear una zona de libre comercio para las Américas conocida por el ALCA. Durante dos décadas accionaron dichas políticas, pero en la mitad de la primera de estas del siglo XXI, esas intencionalidades evidenciaron su inviabilidad en un continente de elevada pobreza y finalmente fracasaron.
-En tales circunstancias e impulsado fundamentalmente por la Venezuela de Hugo Chávez y Cuba, comienza a desarrollarse un nuevo ciclo político/económico en Latinoamérica y el Caribe, que gradualmente y a través de procesos democráticos fue abarcando a la mayoría de los países. Las proyecciones bolivarianas contaron con base de apoyo y sustentación, porque el neoliberalismo no alcanzó resultados relevantes y al contrario dejó un saldo social lastimoso. Se produjo un giro de distanciamiento hacia las ideas neoliberales, que habían penetrado con fuerza en los gobiernos de la región durante las últimas dos décadas; se activaron políticas de apoyo y cooperación entre los países del área, se pusieron en marcha programas de beneficio social y surgieron apelaciones o medidas de carácter integracionistas. Los gobiernos de Argentina, Brasil y Venezuela se apartaron de las posiciones neoliberales y se originaron amplios cuestionamientos sociales en la región. A partir de entonces se construyeron nuevos instrumentos para la colaboración regional, se estimularon las aproximaciones políticas y los mecanismos de integración. Se conformaron programas integracionistas de desarrollo económico y social, ajenos o sin otorgarles presencia y participación a los países del norte del continente.
-Es comprensible que la región a comienzo del siglo XXI se viera nuevamente influida por los cambios que ocurrían internacionalmente; como los relacionados por la desaparición de la guerra fría, el impacto de lo sucedido en Estados Unidos el 11 de septiembre o la crisis económico/financiera mundial. Tales circunstancias llevaron a EEUU a colocar su atención hacia zonas del Medio Oriente, Europa y Asia, en detrimento de sus relaciones con América Latina, salvo las mantenidas con México u otros países cercanos, pero en general limitaron su papel en la región. Esos factores van a influir para que se fortalecieran los propósitos integracionistas y se estrecharan las relaciones políticas o de mayor cooperación entre las naciones del área. En tales circunstancias a las naciones Latinoamericanas se les hizo conveniente buscar nuevas relaciones económicas y políticas, tomando en consideración las nuevas estrategias geoeconómicas en desarrollo y que el mundo se volvía multipolar. A su vez porque los países emergentes adquirían un mayor peso económico e influencia internacional. Los significativos crecimientos económicos de China, India u otros países en vías de desarrollo, estimularon la necesidad de rediseñar las relaciones político/económicas y no sólo a nivel mundial sino en la misma región. Aparecieron nuevos bloques o alianzas como los BRICS, u otros organismos multilaterales como el G-20, a través de los cuales las naciones del sur adquirieron una mayor relevancia internacional.
-Aprovechando esas coyunturas la región a través de una serie de victorias de las fuerzas políticas de izquierda, se encaminó a trazar rumbos integracionistas y a no depender de las relaciones con los EEUU; igualmente se condenó el embargo/bloqueo, se solicitó la presencia de Cuba en las cumbres americanas y se condicionó la continuidad de estas a la participación de la Isla en ellas. Sucesivamente y con independencia de los organismos ya existentes, surgieron nuevos bloques de países (ALBA, UNASUR y CELAC); promoviéndose además acercamientos con países como China, la Unión Europea y la Federación Rusa. Sin embargo la desaceleración de la economía mundial (incluyendo a China), ha hecho retroceder los crecimientos económicos que experimentaba la región, impactando sobre el bienestar social y las situaciones políticas; lo que unido a desaciertos en la gobernabilidad y subestimación a las fuerzas de la oposición (domésticas e internacionales), han originado los recientes acontecimientos políticos en Argentina, Brasil o Venezuela; debilitando y puesto en dudas el éxito de la integración Latinoamericana y Caribeña, o marcando el comienzo de un nuevo ciclo o cambio de ruta en la región.
-Sin embargo mientras estas situaciones se desarrollan en el complejo y contradictorio escenario de la región; paradójicamente, el proceso de normalización de relaciones entre Cuba y los EEUU (demandado por todos los países del área), llega sin lugar a dudas para facilitarle a EEUU la recomposición de sus relaciones con los países de América Latina y el Caribe.
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