La atomización de esfuerzos conduce siempre a la derrota.
Coincidente con la trágica fecha del 26 de julio, nos llenó de tristeza el fallecimiento de
Siro del Castillo, amigo cabal, patriota de corazón y luchador incansable por la libertad de Cuba y firme defensor de los derechos humanos de ese pueblo tan oprimido.
Esa lucha la comenzó cuando todavía era un adolescente. Éramos una juventud dinámica que luchó por la patria a costa de grandes sacrificios, cárcel y hasta la entrega de la propia vida en defensa de la libertad y la democracia. ¡Y ya han pasado 66 años de tristeza y desaliento en la trágica historia de Cuba en estos últimos tiempos! Como Siro, muchos de aquellos muchachos han fallecido abrigando ese sueño a través de estos largos años. Incluso los que han permanecido en Cuba y sufrido en propia carne las vejaciones, los abusos y las carencias de la tiranía, escriben cosas como esta, que transcribo literalmente:
«
Estoy cansado de ideologías, promesas y utopías. Siento una profunda repulsión de tantos discursos huecos. Quiero realidades. Quiero ver a nuestros niños felices, con los rostros embarrados de alegría y chocolate. Quiero pasión y no miradas apagadas. Quiero a nuestros viejos alegres y con ganas de vivir, y no consumiéndose cada día. Quiero políticos que hablen de honor, pero que sepan lo que significa el honor. Quiero vivir en un país que funcione; con problemas como cualquier país, pero que al menos funcione, no este desastre que hace sentir vergüenza. ¡Quiero sentir orgullo de mi país!...»
La pregunta a todos estos sueños, hasta ahora irrealizados, es ... ¿cómo?. ¿Cómo llega a realizarse ese sueño? ¿Cual es nuestra responsabilidad como cubanos en el propósito de restaurar una Cuba libre, independiente, soberana y democrática?
Dagoberto Valdés, por ejemplo, tuvo la visión de abrir espacios educando a generaciones más jóvenes dentro de la Isla, a través de los esfuerzos del Centro de Estudios Convivencia en los principios de la ética, de la vida armoniosa en sociedad, de la colaboración con el propósito de una Cuba mejor y con el estudio minucioso y consensuado de soluciones a los problemas que aquejan al sufrido pueblo cubano.
Otros, como el
Observatorio Cubano de Derechos Humanos, se han enfrascado en la defensa de los cubanos que debieran estar amparados por los principios de la Declaración Universal y de otros instrumentos internacionales que sirven de referencia para establecer y mantener un Estado de derecho.
En la
Asociación para el Estudio de la Economía Cubana se han elaborado cientos de estudios, análisis y ensayos que ofrecen soluciones muy pertinentes a las carencias y problemas sociales y económicas que aquejan a Cuba.
Muchos más han aspirado a un formalizar un mecanismo de diálogo y negociación que permita al pueblo cubano entrar en un proceso de transición para escoger libremente el mecanismo democrático de su preferencia.
¡
Pero han pasado ya 66 años!... y la única salida que hoy día ven muchos cubanos es la emigración.
Evidentemente, por muy encomiable que sea la infinidad de esfuerzos y sacrificios realizados,
NO HAN TENIDO ÉXITO ALGUNO.
Luego habría que pensar en otra vía más decisiva y decidir transitarla en colaboración con otros que, aunque discrepen en muchas cosas, pueden compartir el propósito común que inspira a todo cubano de corazón: una Cuba libre, independiente, soberana y democrática.
¿Cómo? Pues si no nos ponemos de acuerdo para lograr el propósito común, nunca daremos respuesta adecuada a esa pregunta.
Unidos en el propósito común podemos vencer ... pero esa es la responsabilidad fundamental que
no hemos asumido durante 66 años. ¿
Hasta cuándo
?