Electores agotados
- Pedro Corzo
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Electores agotados
24 Nov 2019 19:50
Electores agotados
Cuando los votantes se cansan de los políticos el resultado es muy pernicioso para la democracia. Se incrementa la abstención o ejercitan un voto castigo contra aquellos que sistemáticamente matan las esperanzas de los electores, dando inicio a un ciclo en el que los derechos de todos son abolidos y la miseria extrema se generaliza.
Entre los peores enemigos de la democracia se cuentan los políticos corruptos que solo velan por sus intereses, generando un electorado desencantado, frustrado, que al perder todas las esperanzas deposita su confianza en otro caudillo, más corrupto y depredador que todos los que le precedieron. Sujetos como Hugo Chávez y Fidel Castro, ofrecen el Paraíso cuando en realidad conducen a sus seguidores al abismo.
El ejemplo más rotundo de la destrucción que causan estos sujetos es Venezuela. Chávez y Nicolás Maduro prometieron satisfacer la desesperanza de millones de venezolanos y terminaron hundiéndolos en un horrendo tremedal. Argentina es otro prototipo de esta especie. La gestión gubernamental de Mauricio Macri ha propiciado el retorno del populismo al país. La gente pasó por alto las múltiples acusaciones de malos manejos de Cristina Fernández y de nuevo la llevó al gobierno para repetir la experiencia.
Otro país del continente donde se pueden estar agotando las esperanzas del electorado es Colombia. Visite ese país, específicamente la ciudad de Medellín, dos días antes de los comicios regionales. Converse con numerosas personas y aunque todas mostraban inquietudes políticas, la mayoría afirmaba enfáticamente que no sabían por quien iban a votar, pues las boletas reseñaban los candidatos de siempre, o hijos y parientes cercanos de quienes habían ocupado posiciones electas en el pasado.
Cierto que había nuevos candidatos, algunos de los cuales, fueron calificados por varios de mis interlocutores como anti sistema, individuos con gran disposición a negociar con la extrema izquierda abonando así el arribo al Ejecutivo Nacional de sujetos que buscan entronizarse en el poder para destruir todo vestigio de democracia, tal y como ocurrió en Venezuela.
De todas las personas con las que hable mi mayor sorpresa fue Horacio Puerta Calad, un intelectual colombiano comprometido profundamente con su país y su región natal Antioquía. Puerta expresó una profunda inquietud por el panorama político nacional y la falta de un relevo generacional capaz de interpretar a cabalidad las necesidades de la población, dijo, “No hay donde escoger”, una expresión que me condujo a Cuba, donde la mayoría del Pueblo ha perdido todas las esperanzas.
La mayoría de mis interlocutores tenían la certeza que los comicios del día siguiente no afectarían a fondo sus condiciones de vida. La generalidad del electorado colombiano opina que la democracia se fortalece cada día más y que el país no corre el riesgo de convertirse en una nueva Venezuela.
Por su parte Puerta Calad si estaba preocupado. Es consciente que en cada elección se juega el futuro del país, que el voto es algo muy serio para dilapidarlo en sujetos que cuando alcanzan el poder procura fortalecerse en el mismo, dando fundamento al despotismo y a la muerte de los derechos de todos.
Conversamos y concluimos que ocho millones de ciudadanos votaron en los recientes comicios generales a favor de un candidato anti sistema como Gustavo Petro, una primera evidencia que certifica que el elector no quiere seguir dándole vueltas a un tornillo herrumbroso, alerta que se reiteró con las personalidades elegidas en estos últimos comicios.
La clase política colombiana debería acusar las señales de su pueblo, que demanda renovación y el cumplimiento de los compromisos contraídos, dejar de actuar como si se hubiesen solucionado los problemas sociales y políticos que padece el país. La huelga prometida para el 21 de noviembre es una alerta máxima. Ojala que los que tengan oído escuchen y que los huelguista no busquen conquistar el paraíso por asalto porque todos terminarían en una satrapía castrista.
Es de esperar que los nuevos funcionarios electos cumplan satisfactoriamente con sus obligaciones y que de ser así la clase política establecida le respalde en sus propósitos. Otra actitud podría favorecer a aquellos políticos que defienden propuestas extremistas a través de refundaciones nacionales que conducen inexorablemente a Cuba y Venezuela.
Pedro Corzo
(305) 498-1714
Cuando los votantes se cansan de los políticos el resultado es muy pernicioso para la democracia. Se incrementa la abstención o ejercitan un voto castigo contra aquellos que sistemáticamente matan las esperanzas de los electores, dando inicio a un ciclo en el que los derechos de todos son abolidos y la miseria extrema se generaliza.
Entre los peores enemigos de la democracia se cuentan los políticos corruptos que solo velan por sus intereses, generando un electorado desencantado, frustrado, que al perder todas las esperanzas deposita su confianza en otro caudillo, más corrupto y depredador que todos los que le precedieron. Sujetos como Hugo Chávez y Fidel Castro, ofrecen el Paraíso cuando en realidad conducen a sus seguidores al abismo.
El ejemplo más rotundo de la destrucción que causan estos sujetos es Venezuela. Chávez y Nicolás Maduro prometieron satisfacer la desesperanza de millones de venezolanos y terminaron hundiéndolos en un horrendo tremedal. Argentina es otro prototipo de esta especie. La gestión gubernamental de Mauricio Macri ha propiciado el retorno del populismo al país. La gente pasó por alto las múltiples acusaciones de malos manejos de Cristina Fernández y de nuevo la llevó al gobierno para repetir la experiencia.
Otro país del continente donde se pueden estar agotando las esperanzas del electorado es Colombia. Visite ese país, específicamente la ciudad de Medellín, dos días antes de los comicios regionales. Converse con numerosas personas y aunque todas mostraban inquietudes políticas, la mayoría afirmaba enfáticamente que no sabían por quien iban a votar, pues las boletas reseñaban los candidatos de siempre, o hijos y parientes cercanos de quienes habían ocupado posiciones electas en el pasado.
Cierto que había nuevos candidatos, algunos de los cuales, fueron calificados por varios de mis interlocutores como anti sistema, individuos con gran disposición a negociar con la extrema izquierda abonando así el arribo al Ejecutivo Nacional de sujetos que buscan entronizarse en el poder para destruir todo vestigio de democracia, tal y como ocurrió en Venezuela.
De todas las personas con las que hable mi mayor sorpresa fue Horacio Puerta Calad, un intelectual colombiano comprometido profundamente con su país y su región natal Antioquía. Puerta expresó una profunda inquietud por el panorama político nacional y la falta de un relevo generacional capaz de interpretar a cabalidad las necesidades de la población, dijo, “No hay donde escoger”, una expresión que me condujo a Cuba, donde la mayoría del Pueblo ha perdido todas las esperanzas.
La mayoría de mis interlocutores tenían la certeza que los comicios del día siguiente no afectarían a fondo sus condiciones de vida. La generalidad del electorado colombiano opina que la democracia se fortalece cada día más y que el país no corre el riesgo de convertirse en una nueva Venezuela.
Por su parte Puerta Calad si estaba preocupado. Es consciente que en cada elección se juega el futuro del país, que el voto es algo muy serio para dilapidarlo en sujetos que cuando alcanzan el poder procura fortalecerse en el mismo, dando fundamento al despotismo y a la muerte de los derechos de todos.
Conversamos y concluimos que ocho millones de ciudadanos votaron en los recientes comicios generales a favor de un candidato anti sistema como Gustavo Petro, una primera evidencia que certifica que el elector no quiere seguir dándole vueltas a un tornillo herrumbroso, alerta que se reiteró con las personalidades elegidas en estos últimos comicios.
La clase política colombiana debería acusar las señales de su pueblo, que demanda renovación y el cumplimiento de los compromisos contraídos, dejar de actuar como si se hubiesen solucionado los problemas sociales y políticos que padece el país. La huelga prometida para el 21 de noviembre es una alerta máxima. Ojala que los que tengan oído escuchen y que los huelguista no busquen conquistar el paraíso por asalto porque todos terminarían en una satrapía castrista.
Es de esperar que los nuevos funcionarios electos cumplan satisfactoriamente con sus obligaciones y que de ser así la clase política establecida le respalde en sus propósitos. Otra actitud podría favorecer a aquellos políticos que defienden propuestas extremistas a través de refundaciones nacionales que conducen inexorablemente a Cuba y Venezuela.
Pedro Corzo
(305) 498-1714
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