MAS LUCES QUE SOMBRAS EN EL LIBRO DE GERARDO:EL CRISTIANISMO EN LA HISTORIA

  • Santiago Cárdenas
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MAS LUCES QUE SOMBRAS EN EL LIBRO DE GERARDO:EL CRISTIANISMO EN LA HISTORIA

07 Nov 2017 02:18 - 07 Nov 2017 22:01
#10228
Me adentré desprejuiciadamente en la lectura de Don Gerardo, con curiosidad, no exenta de cierto asombro desde la primera línea.

Es una obra erudita, sumamente compleja, sólo para iniciados en la llamada tradición cultural histórica. Solamente si la posee, puede Ud seguir adelante en su lectura

La idea de dividir el gran escenario en tres milenios y éstos en tres, ocho y tres grandes ideas (capítulos ) respectivamente, da la pauta para organizar la ruta del autor y nuestra búsqueda ( Una lectura de un tirón es imposible ).

Recomiendo especialmente lo relacionado a la Reforma; Un poco menos al credo Niceno-Constantinopolitano, que carece un poco de "fuerza vital" dada su importancia.

Los eventos contempóraneos tienen un estilo de reportaje novedoso e imparcial.. Los recomiendo.

Todo en el libro está escrito con una impronta muy peculiar que toca los hechos no tanto cronológicamente ;; mas bien en un "palante y patrás" muy dialéctico que te obliga a buscar y pensar.

En ese contrapunteo gerárdico radica lo mejor de la obra . Impresionante : ocho años de infatigable trabajo del autor y sus colaboradores, que nos dejan con un sabor de intelectualidad seria y bicultural,muy apegada al Cristo de la historia, que es el alfa y omega del autor,
Agradeceremos siempre este libro tan necesario en nuestro entorno y mas allá.

Llega en el preciso momento.

[ Más información del libro AQUÍ ]
Last edit: 07 Nov 2017 22:01 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
  • Abelardo Pérez García
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Re: MAS LUCES QUE SOMBRAS EN EL LIBRO DE GERARDO:EL CRISTIANISMO EN LA HISTORIA

09 Nov 2017 15:38
#10231
Tuve el privilegio de leer muchas partes de este libro cuando estaba aún en preparación y hablé largamente por teléfono, además de algunos largos comentarios y sugerencias por escrito, con mi entrañable amigo Gerardo acerca de la obra en general pero también sobre algunos puntos precisos que a primera vista no tenían relación con el cristianismo como la naturaleza de la función coseno, la importancia de Guido de Arezzo en la historia de la música o el personaje del Arcipreste de Hita y que me parece que le permitieron en ciertos casos mejorar la exactitud de su exposición.

Recomiendo a todos la lectura de esta obra. Para los conocedores del cristianismo, historiadores o especialistas de civilización es un excelente “aide mémoire”; para los demás resultará un utilísimo prolegómeno.
No se necesita ser un erudito para leerlo, la escritura de Gerardo es clara, concisa y eficiente. Nos introduce sin dolor en la historia y los acontecimientos nos aparecen y nos parecen casi transparentes.

Ahora bien, cualquiera que nos conozca a ambos sabrá que a pesar de la amistad indefectible que nos profesamos tenemos una visión del mundo, del universo, diametralmente diferente con un sinfín de diferencias filosóficas.
Esto tiene como consecuencia que no analizamos los acontecimientos históricos de la misma manera.

Sólo daré dos ejemplos:
En la cruzada contra los albigenses (Cátaros) me parece ver cierta justificación de la agresión contra los “buenos hombres” pues “malinterpretaban” las enseñanzas de Jesús.
Subestima (a mi parecer) el deseo de SS Inocencio III de extirpar la herejía cátara por las buenas o por las malas y no pone de realce la crueldad de los crímenes cometidos por Arnaud Amalric o Simón de Monfort.
Limita el papel de la Iglesia y tiende a transformar esta guerra de religión en luchas por poderes. De ahí la intervención de Pedro de Aragón.
En estos atroces episodios las luces vinieron de las hogueras donde a veces quemaron a centenares de hombres.
Las masacres de Castelnaudary, de Montségur y otras viven en la memoria colectiva de los habitantes de la zona Midi-Pyrénées desde hace setecientos años.

A finales del siglo XV, otro Inocencio, octavo esta vez, solicitado por el inquisidor alemán Kramer editó la bula Summis Desiderantes que desató una caza de brujas como nunca se había visto en la historia de la humanidad.
La misma orden, que torturó y asesinó a miles de cátaros doscientos cincuenta años antes, publicó el Malleus Maleficarum (El martillo de las maléficas) verdadero manual al uso de torturadores de brujas para que confesaran su diabólica relación con Satanás.

Opino que ninguna simpatía hacia una filosofía, una fe o un sistema político debe endulzar ni minimizar los horrores que pueda haber cometido o cometa aún en nuestros días.
Le dije una vez a Gerardo que si las sombras aparecen bien tenebrosas, las luces resplandecen más.
  • Gerardo E. Martínez-Solanas
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Re: MAS LUCES QUE SOMBRAS EN EL LIBRO DE GERARDO:EL CRISTIANISMO EN LA HISTORIA

12 Nov 2017 21:25 - 12 Nov 2017 21:30
#10234
Ante todo, es justo que reconozca el valor de las críticas de Abelardo, que suelen tener base suficiente para obligarnos a reflexionar. A esas críticas le debo haber mejorado algunos pasajes del libro cuando me obligaron a profundizar en los hechos y testimonios históricos. Pero en algunas cosas discrepamos cordialmente y esta es una de esas ocasiones.

La guerra contra los cátaros o albigenses fue una lucha por
el poder. De esta ambición de poder no estaban libres cardenales y papas, tan humanos como los nobles y monarcas laicos y sin duda con semejantes defectos y virtudes.

Abelardo tiene razón en cuanto a los excesos y abusos cometidos por los católicos, pero eso sucedía por ambas partes; era bastante normal en la época. Una obra de 326 páginas que cubre el transcurso del Cristianismo por la historia y su influencia y trascendencia en la evolución de la sociedad a través de los siglos, no puede extenderse demasiado en detalles. Para eso hay notas de pie de página y una amplia bibliografía que ofrece al lector estudioso una guía para encontrar otras obras donde profundizar más sobre ciertos hechos y acontecimientos.

Si examinamos brevemente los acontecimientos de entonces, encontramos testimonios de la época que señalan que los golpes de pecho de santidad, tanto de católicos como de albigenses, no bastaban para poner freno a la barbarie y la violencia de los ambiciosos. Más de medio siglo antes de la cruzada contra los albigenses, Pedro "el Venerable", a la sazón abad de Cluny, escribió a los obispos de Embrum, Dío y Gap lo siguiente: "Se ha mirado como un crimen inaudito las prácticas de esos otros cristianos de rebautizar a los pueblos, profanar las Iglesias, derribar los altares, quemar las cruces, azotar a los sacerdotes, encarcelar a los monjes, forzarlos a tomar mujeres por medio de amenazas y tormentos ..." etc., etc.

Más adelante se queja en otra nota, ahora dirigida a los albigenses, de que: "... después de haber hecho una gran pira de cruces hacinadas, la habeis pegado fuego; vosotros habeis hecho cocer carne y la habeis comido en el día de viernes santo, después de haber coaccionado públicamente al pueblo a que comiese". Pero un tiempo después los albigenses quemaron en la hoguera a Pedro de Bruis en San Gilles y este fue sólo uno de tantos.

En el Diccionario de teología de Nicolas Silvestre Bergier, bajo "Albigenses", encontramos que, entre muchas otras cosas, dice: "No se puede dudar que todos los libertinos y malhechores de aquellos tiempos, conocidos bajo el nombre de 'piratas', 'bandidos' y 'compañías', se uniesen a los albigenses, desde que vieron que bajo pretexto de religión se podía robar, violar, quemar y saquear impunemente." Y en otro párrafo, más adelante, añade: "Antes de encruelecerse contra los albigenses, se habían empleado por espacio de más de cuarenta años las misiones, las instrucciones y todos los medios que podía sugerir la caridad cristiana. No se apeló a las armas ni a los suplicios sino cuando estos herejes furiosos no dejaron ya esperanza alguna de paz ni de conversión. Cuando S. Bernardo marchó a Languedoc para 'combatirlos' el año de 1147, no llevaba más armas que las de la palabra de Dios y las de sus virtudes".

La lucha por el poder era evidente y suficiente para sofocar los intentos de reconciliación por hechos tales como cuando el Conde de Tolosa, paladín de los albigenses, llevó la barbarie al extremo de ordenar que ahogaran a su propio hermano porque se había reconciliado con la Iglesia católica, acusándolo de traidor. Y como bien señalo en el libro que es objeto de esta crítica, también ordenó que uno de sus escuderos asesinara al legado papal Pierre de Castelnau, enviado para tratar de negociar la paz, lo cual "fue literalmente la copa que colmó el vaso" y que dio lugar a la bula de Inocencio III y al inicio de la "cruzada". Notablemente, Raimundo, el Conde de Tolosa, se pasó después al bando católico porque le convenía para sus ambiciones.

En cuanto a la caza de brujas, que fue obsesión durante una época tenebrosa de la historia, no fue ni con mucho tan extendida entre los católicos como lo fue entre los protestantes. No obstante, es una de las grandes sombras del cristianismo en general. En cuanto a El Malleus Maleficarum o Martillo de las brujas, fue compilado y escrito por dos monjes alemanes, Heinrich Kramer y Jacob Sprenger. En siglos anteriores hubo notables opositores a esta obsesión, como fueron Regino de Prüm y Bucardo de Worms, quienes, además, se apoyaban en el Canon Episcopi de 906, en el cual la Iglesia sostenía que creer en la existencia de brujas era una herejía. Sobre este tema escribo en "El Cristianismo en la Historia" reconociendo que hubo "una verdadera 'caza de brujas' en los territorios donde predominaban las iglesias protestantes. Son famosos los casos en América del Norte, pero también en Inglaterra, Suiza y Alemania durante todo el s.XVII. Sólo en Bamberg (Baviera) unas 900 personas fueron acusadas de hechicería, en Ginebra fueron ejecutadas más de 150 personas acusadas de practicar tales artes y el juez Carpzov instigó la persecución de 'esta clase de gente' en su obra titulada Practica Nova Rerum Criminalium (1635)."

No obstante, hay que reconocer (y lo reconozco en el libro) que Inocencio VIII (pese a que en cierto modo justificó la cruel campaña contra las "brujas" en su bula "Summis desiderantes affectibus", en la cual se limitaba a manifestar que compartía su inquietud por el problema de las brujas) se opuso firmemente a los excesos de Torquemada en España, un peón de las ambiciones de Fernando de Aragón, en dos cartas en las que suplicaba al Rey una mayor compasión, misericordia y tolerancia en los procesos del Gran Inquisidor de España. Su antecesor, Sixto IV había enviado también una carta pastoral a los obispos españoles el 18 de abril de 1482 pidiéndoles que pusieran freno a lo que sucedía bajo el reinado de Fernando.

Por supuesto que el libro no abarca todas las sombras y sus detalles, pero no faltan las de más trascendencia como hitos de la historia, como tampoco las luces que, al fin de cuentas, siempre logran disipar la oscuridad.
Last edit: 12 Nov 2017 21:30 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
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