Nostra Aetate - Nuestro Tiempo
- Roland J Behar
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Nostra Aetate - Nuestro Tiempo
08 Dec 2015 19:38 - 08 Dec 2015 19:45
Este martes fui testigo de un milagro. La AJC (American Jewish Comittee) me invitó a un sencillo acto de celebración del cincuenta aniversario de la proclamación de Nostra Aetate nada menos que en la prestigiosa Escuela de Belén en Miami.
Los oradores fueron: el sacerdote Francisco Pérez-Lerena, S. J, quien disertó sobre el Concilio Vaticano II y su inspiración; el profesor Antonio López, PhD., cuyo tema fue sobre el Decreto Nostra Aetate, y el rabino A. James Rudin, quien hizo su presentación acerca del Impacto de Nostra Aetate en las relaciones entre judíos y católicos.
En esencia, Nostra Aetate (Nuestro Tiempo) fue un vuelco inesperado en las relaciones entre los católicos y las demás religiones monoteístas.
Pese a que el antisemitismo tiene sus días de gloria –si puede así decirse– en los últimos 2000 años, luego del rechazo de los cristianos (en su mayoría judíos al comienzo) al viejo pacto y la aceptación e imposición de la creencia en la nueva alianza, pueden verse las raíces del antisemitismo en el Egipto faraónico, cuando ordenan asesinar a todo varón hebreo recién nacido.
La posición de los cristianos anterior a Nostra Aetate sostenía en esencia que:
Dios sigue castigando al pueblo judío por su rechazo y la muerte de Jesús, el Hijo de Dios, el Mesías y Salvador de todos. Por estos deicidios los judíos han abandonado todos los derechos de la promesa de Dios de la Antigua Alianza, que ha sido completamente reemplazado por el Nuevo, identificado como la Iglesia Católica. Como el pecador Caín, los judíos deben continuar vagando por la tierra como vagabundos sin patria. Dios sostiene su existencia dispersa para recordar a los católicos de las bendiciones divinas de la Nueva Alianza y a los judíos de verdadera vocación a compartir la misma mediante la conversión.
Llegar a la declaración final el 28 de octubre de 1965, no fue un proceso sencillo. Tomó tres años para que el Vaticano se pronunciara finalmente. Sólo se opusieron 88 de los 2,312 obispos registrados para votar. Pero, ¿cuál es el mensaje de Nostra Aetate respecto a los judíos? ¿Y cuánto puede hacerse para mitigar el daño de las mentiras sobre este antiquísimo pueblo propagadas por más de dos milenios?
Repudia la acusación de larga data de deicidio (que los judíos mataron a Jesús).
Afirma el vínculo religioso y legado espiritual compartido por judíos e Iglesia.
Implica que Dios y los judíos permanecen en el pacto, un reconocimiento que se hizo explícito por Juan Pablo II y los papas posteriores.
Se deplora “todos los odios, persecuciones y manifestaciones de antisemitismo dirigidas a judíos en cualquier momento o de cualquier fuente”.
Se insiste en la necesidad de la interpretación bíblica precisa y la educación religiosa por lo que las opiniones negativas sobre los judíos y el judaísmo no se presenten como las enseñanzas católicas bíblicamente basadas o como auténticas.
Se requiere un diálogo respetuoso y colaborativo y una investigación bíblica y teológica entre judíos y católicos.
Expresa interés en nuevos esfuerzos para bautizar judíos pero no su conversión forzosa. Se relega la resolución del desacuerdo judío y cristiano sobre la significación de Jesús hasta el final de la historia.
Lo más importante es que promueve eliminar el desprecio hacia los judíos y el judaísmo de la enseñanza.
Este evento al que asistí ocurrió en uno de los más importantes centros de enseñanza católica del país. Es muestra del aire fresco que puede traer la enseñanza de Nostra Aetate a las nuevas generaciones.
Lamentablemente, pese a este y otros muchos esfuerzos liderados por Juan Pablo II, hay diferencias definidas entre cómo los judíos y los católicos entienden y se relacionan con D-os. Pese a que Nostra Aetate entabló una nueva era de interacción en que se abordan las distorsiones y afirmaciones polémicas acerca de las tradiciones de cada uno, esta puede ser corregida mientras se comprenden las identidades y puntos de vista de cada comunidad. Además, Nostra Aetate no discutió explícitamente ciertos temas, como el Estado de Israel, el Holocausto, y si los católicos deben tratar de convertir a los judíos.
Hoy en día, además del antisemitismo clásico, aparece una forma aún más peligrosa que es el antisemitismo disfrazado de antiisraelismo, propagado fundamentalmente por la izquierda, que llega al punto de cuestionar el derecho del pueblo judío a su autodeterminación en su propia tierra en el Estado de Israel: demonizándoles, deslegitimizándolos y boicoteando sus productos e instituciones. Pasando resolución tras resolución en la ONU contra el único estado democrático de la región mientras las violaciones a todos los derechos humanos y civiles en los estados de su entorno son la norma.
El trabajo no ha concluido pero, como entonces, Belén sigue siendo un punto de partida.
rjbehar1050@hotmail.com
Los oradores fueron: el sacerdote Francisco Pérez-Lerena, S. J, quien disertó sobre el Concilio Vaticano II y su inspiración; el profesor Antonio López, PhD., cuyo tema fue sobre el Decreto Nostra Aetate, y el rabino A. James Rudin, quien hizo su presentación acerca del Impacto de Nostra Aetate en las relaciones entre judíos y católicos.
En esencia, Nostra Aetate (Nuestro Tiempo) fue un vuelco inesperado en las relaciones entre los católicos y las demás religiones monoteístas.
Pese a que el antisemitismo tiene sus días de gloria –si puede así decirse– en los últimos 2000 años, luego del rechazo de los cristianos (en su mayoría judíos al comienzo) al viejo pacto y la aceptación e imposición de la creencia en la nueva alianza, pueden verse las raíces del antisemitismo en el Egipto faraónico, cuando ordenan asesinar a todo varón hebreo recién nacido.
La posición de los cristianos anterior a Nostra Aetate sostenía en esencia que:
Dios sigue castigando al pueblo judío por su rechazo y la muerte de Jesús, el Hijo de Dios, el Mesías y Salvador de todos. Por estos deicidios los judíos han abandonado todos los derechos de la promesa de Dios de la Antigua Alianza, que ha sido completamente reemplazado por el Nuevo, identificado como la Iglesia Católica. Como el pecador Caín, los judíos deben continuar vagando por la tierra como vagabundos sin patria. Dios sostiene su existencia dispersa para recordar a los católicos de las bendiciones divinas de la Nueva Alianza y a los judíos de verdadera vocación a compartir la misma mediante la conversión.
Llegar a la declaración final el 28 de octubre de 1965, no fue un proceso sencillo. Tomó tres años para que el Vaticano se pronunciara finalmente. Sólo se opusieron 88 de los 2,312 obispos registrados para votar. Pero, ¿cuál es el mensaje de Nostra Aetate respecto a los judíos? ¿Y cuánto puede hacerse para mitigar el daño de las mentiras sobre este antiquísimo pueblo propagadas por más de dos milenios?
Repudia la acusación de larga data de deicidio (que los judíos mataron a Jesús).
Afirma el vínculo religioso y legado espiritual compartido por judíos e Iglesia.
Implica que Dios y los judíos permanecen en el pacto, un reconocimiento que se hizo explícito por Juan Pablo II y los papas posteriores.
Se deplora “todos los odios, persecuciones y manifestaciones de antisemitismo dirigidas a judíos en cualquier momento o de cualquier fuente”.
Se insiste en la necesidad de la interpretación bíblica precisa y la educación religiosa por lo que las opiniones negativas sobre los judíos y el judaísmo no se presenten como las enseñanzas católicas bíblicamente basadas o como auténticas.
Se requiere un diálogo respetuoso y colaborativo y una investigación bíblica y teológica entre judíos y católicos.
Expresa interés en nuevos esfuerzos para bautizar judíos pero no su conversión forzosa. Se relega la resolución del desacuerdo judío y cristiano sobre la significación de Jesús hasta el final de la historia.
Lo más importante es que promueve eliminar el desprecio hacia los judíos y el judaísmo de la enseñanza.
Este evento al que asistí ocurrió en uno de los más importantes centros de enseñanza católica del país. Es muestra del aire fresco que puede traer la enseñanza de Nostra Aetate a las nuevas generaciones.
Lamentablemente, pese a este y otros muchos esfuerzos liderados por Juan Pablo II, hay diferencias definidas entre cómo los judíos y los católicos entienden y se relacionan con D-os. Pese a que Nostra Aetate entabló una nueva era de interacción en que se abordan las distorsiones y afirmaciones polémicas acerca de las tradiciones de cada uno, esta puede ser corregida mientras se comprenden las identidades y puntos de vista de cada comunidad. Además, Nostra Aetate no discutió explícitamente ciertos temas, como el Estado de Israel, el Holocausto, y si los católicos deben tratar de convertir a los judíos.
Hoy en día, además del antisemitismo clásico, aparece una forma aún más peligrosa que es el antisemitismo disfrazado de antiisraelismo, propagado fundamentalmente por la izquierda, que llega al punto de cuestionar el derecho del pueblo judío a su autodeterminación en su propia tierra en el Estado de Israel: demonizándoles, deslegitimizándolos y boicoteando sus productos e instituciones. Pasando resolución tras resolución en la ONU contra el único estado democrático de la región mientras las violaciones a todos los derechos humanos y civiles en los estados de su entorno son la norma.
El trabajo no ha concluido pero, como entonces, Belén sigue siendo un punto de partida.
rjbehar1050@hotmail.com
Last edit: 08 Dec 2015 19:45 by Roland J Behar.
The following user(s) said Thank You: Gerardo E. Martínez-Solanas
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- Gerardo E. Martínez-Solanas
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Re: Nostra Aetate - Nuestro Tiempo
23 Dec 2015 18:05 - 23 Dec 2015 18:13
Es notable el acercamiento entre judíos y cristianos que viene desarrollándose cada vez con mayor afinidad y comprensión durante los últimos 100 años, empero, no debiera causar sorpresa en vista de que tienen un tronco teológico común y comparten casi todos los libros de la Escrituras sagradas que los cristianos identifican como "Antiguo Testamento".
Este acontecimiento que Behar nos relata en el Colegio de Belén, se repitió con parecidas connotaciones en la Universidad de St. Thomas, también situada en la ciudad de Miami, en el que compartieron con notable cordialidad y evidente amistad el Rabino Solomon Schiff (antiguo videpresidente ejecutivo de la Rabbinical Association of Greater Miami) con Monseñor Terence Hogan (Decano de Teología de esa Universidad) la conmemoración del cincuentenario de la Declaración de las Relaciones de la Iglesia Católica con las religiones no cristianas, más conocida como "Nostra Aetate".
En esa universidad se reunieron también con ellos el Obispo Oficial Peter Baldacchino, el Arzobispo Bernardito Auza y líderes del American Jewish Committee y del Miami Coalition of Christians and Jews. Todos los presentes pudieron disfrutar de la cordialidad reinante entre los participantes.
Este acercamiento tiene inicialmente sus orígenes en los Estados Unidos, donde se acuña el concepto de "civilización judeocristiana" desde la terminación de la I Guerra Mundial como una alianza natural o un frente común de católicos, protestantes y judíos contra la creciente influencia del nazismo y su cruel antisemitismo, y, posteriormente, contra el represivo ateísmo soviético.
Debemos subrayar el hecho de que pese a una larga historia de intolerancia e incomprensión, el reacercamiento al judaísmo ha sido fomentado por todos los Papas durante los últimos 100 años. Muchos historiadores y sociólogos reconocen la profunda raigambre cristiana en la civilización moderna y sus antecedentes judaicos. En las grandes civilizaciones de la historia las personas no habían tenido como individuos autoridad alguna para cuestionar el organismo social del que formaban parte hasta que surge el concepto de “la cristiandad” y se va extendiendo y perfeccionando en estructuras políticas, sociales, económicas y culturales que acaban por tener una identidad propia no confesional. De hecho, los dictados del caudillo, del monarca o del Estado eran fuente de moralidad y jurisprudencia en la antigüedad y alimentaron el absolutismo hasta hace pocos siglos.
Es en la civilización moderna donde la sociedad es capaz de interrogarse y cuestionarse a sí misma mediante la crítica y el debate entre sus integrantes. Aunque la Iglesia Católica mantuvo una posición ambigua respecto a la libertad religiosa por muchos siglos, la cual llegó en algunas épocas a extremos de intolerancia, ha sido la más resuelta defensora de este concepto a medida que se fomentaba el ecumenismo en los dos últimos siglos.
Este acontecimiento que Behar nos relata en el Colegio de Belén, se repitió con parecidas connotaciones en la Universidad de St. Thomas, también situada en la ciudad de Miami, en el que compartieron con notable cordialidad y evidente amistad el Rabino Solomon Schiff (antiguo videpresidente ejecutivo de la Rabbinical Association of Greater Miami) con Monseñor Terence Hogan (Decano de Teología de esa Universidad) la conmemoración del cincuentenario de la Declaración de las Relaciones de la Iglesia Católica con las religiones no cristianas, más conocida como "Nostra Aetate".
En esa universidad se reunieron también con ellos el Obispo Oficial Peter Baldacchino, el Arzobispo Bernardito Auza y líderes del American Jewish Committee y del Miami Coalition of Christians and Jews. Todos los presentes pudieron disfrutar de la cordialidad reinante entre los participantes.
Este acercamiento tiene inicialmente sus orígenes en los Estados Unidos, donde se acuña el concepto de "civilización judeocristiana" desde la terminación de la I Guerra Mundial como una alianza natural o un frente común de católicos, protestantes y judíos contra la creciente influencia del nazismo y su cruel antisemitismo, y, posteriormente, contra el represivo ateísmo soviético.
Debemos subrayar el hecho de que pese a una larga historia de intolerancia e incomprensión, el reacercamiento al judaísmo ha sido fomentado por todos los Papas durante los últimos 100 años. Muchos historiadores y sociólogos reconocen la profunda raigambre cristiana en la civilización moderna y sus antecedentes judaicos. En las grandes civilizaciones de la historia las personas no habían tenido como individuos autoridad alguna para cuestionar el organismo social del que formaban parte hasta que surge el concepto de “la cristiandad” y se va extendiendo y perfeccionando en estructuras políticas, sociales, económicas y culturales que acaban por tener una identidad propia no confesional. De hecho, los dictados del caudillo, del monarca o del Estado eran fuente de moralidad y jurisprudencia en la antigüedad y alimentaron el absolutismo hasta hace pocos siglos.
Es en la civilización moderna donde la sociedad es capaz de interrogarse y cuestionarse a sí misma mediante la crítica y el debate entre sus integrantes. Aunque la Iglesia Católica mantuvo una posición ambigua respecto a la libertad religiosa por muchos siglos, la cual llegó en algunas épocas a extremos de intolerancia, ha sido la más resuelta defensora de este concepto a medida que se fomentaba el ecumenismo en los dos últimos siglos.
Last edit: 23 Dec 2015 18:13 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
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