La ruta del Apocalipsis

  • Gerardo E. Martínez-Solanas
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La ruta del Apocalipsis

29 Nov 2014 18:40 - 29 Nov 2014 19:02
#8521
En Pakistán medran por lo menos ocho facciones islámicas radicales: sunni sipah-e-sahaba, lashkar-e-jhangvi, shia tehrik-e-jafria, lashkar-e-taiba, jaish-e-muhammad, harakat ul-mujahadeen, al-qaeda y talibán.

Aunque son en muchos casos organizaciones rivales que llegan en ocasiones a enfrentarse como adversarios, tienen un propósito común, que es la jihad (o guerra santa) y promueven entre sus integrantes el fervor fanático de llevar su lucha hasta sus últimas consecuencias, incluyendo el martirio y la muerte. El enemigo común –igual que para los iraníes es "el gran Satán"– son los Estados Unidos, pero sólo porque se trata del adversario preponderante, porque "el gran Satán" es en realidad para todos ellos la civilización mundial que se ha establecido sobre bases éticas y sociales judeo-cristianas.

El Irán alimenta y sostiene a su vez a Hezbollah y a Hamás, mientras que en Siria e Iraq, con ramificaciones en varios otros países, ha sido creado un califato conocido como "Estado Islámico" que pretende recuperar por las armas el inmenso imperio islámico que se extendió por el Mediterráneo y el Oriente Medio en los últimos siglos del primer milenio de nuestra era.

Mientras que Irán se ha manifestado claramente como enemigo de la civilización mundial imperante desde el siglo XIX y de su paradigma norteamericano, Pakistán aparenta ser aliado de las democracias y simula colaborar en la lucha contra los extremistas. Pero cualquiera que analice la realidad se da cuenta de que si así fuera, Bin-Laden no habría podido contar con un refugio seguro durante tantos años a pocos pasos de una base militar pakistaní ni podrían existir impunemente en su suelo todas esas facciones islámicas.

Otros países como Arabia Saudita y Turquía también simulan "amistad" para aprovechar los beneficios de sus "alianzas" con las democracias, mientras siguen haciendo su labor de zapa a favor del radicalismo y el fanatismo religioso.

Estas engañosas alianzas propician que se cometan graves errores en la conducta de esta guerra que ya tiene un carácter mundial y que está fomentada por los enemigos de la democracia y de la libertad de pensamiento y de religión.

Esta situación se complica a niveles profundamente ominosos porque Pakistán es una Potencia nuclear que cuenta con más de 200 ojivas y con los medios para lanzarlas a miles de millas de distancia, al tiempo que con la tecnología pakistaní y norcoreana, sumada al beneplácito y colaboración técnica y científica de los rusos, Irán está a punto de convertirse también en una potencia nuclear con la amenaza jurada de destruir al Estado de Israel. Además del hecho que Pakistán es, a su vez, un enemigo jurado de la India, otra potencia nuclear que cuenta con unas 300 ojivas.

Aparte de que Pakistán y la India podrían enzarzarse en una guerra nuclear como resultado de cualquier chispa fronteriza (ya se han enfrentado en tres guerras en los últimos 60 años), muchos de los movimientos extremistas que mencionamos al principio han penetrado los estratos de las fuerzas armadas pakistaníes y campan por sus respetos en diversas regiones del país, bastante a salvo de las represalias de las fuerzas que todavía enfrentan a los insurgentes islámicos de Afganistán (pese a los ocasionales ataques de avioncitos no tripulados). Es muy ominoso saber que esos movimientos acampan demasiado cerca de los armamentos e instalaciones nucleares pakistaníes.

El conflicto de Cachemira y el que se cierne por la masiva utilización del agua en disputa del río Indo, son chispas que pueden causar la explosión en cualquier momento. Por otra parte, Israel, que también es una Potencia nuclear, no puede permitir que Irán se convierta en una Potencia nuclear rival y trate de poner en práctica el sueño jihadista de barrerlos del mapa. Esa es otra chispa que en cualquier momento puede causar una explosión demoledora capaz de convertirse en una guerra mundial.

Todas estas consideraciones son el trasfondo del peligro muy real de las organizaciones terroristas que son potencialmente capaces de lanzar ataques demoledores, los cuales eventualmente podrían incluir artefactos nucleares de diversos tipos.

Lo más grave de todo esto es contemplar una realidad política en la que los gobiernos no toman medidas adecuadas para prevenir lo que está a punto de suceder y se enfrascan en rejuegos de conveniencias a corto plazo, de prebendas comerciales, de falsas alianzas y de políticas populistas que vuelven las espaldas a estos problemas para presentar un falso cuadro de apaciguamiento y negociaciones que les ganen más votos de pueblos mal informados y adormecidos por la ambición egoísta de sus dirigentes políticos.

Necesitamos verdaderos estadistas que no piensen tanto en sus intereses políticos y tengan la valentía y el decoro de tomar decisiones que pueden ser duras, y hasta trágicas, pero necesarias. Necesitamos pueblos informados que sepan elegir y estén dispuestos a presentar batalla por la libertad y la democracia cuando fuera necesario. Este es el binomio del progreso y la justicia. Cualquier otra fórmula nos conduce al Apocalipsis.

Esta no es una predicción sino un cálculo de probabilidades que no debemos ignorar.
Last edit: 29 Nov 2014 19:02 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
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