Trágicas secuelas de la Guerra para dar término a todas las guerras
- Gerardo E. Martínez-Solanas
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Trágicas secuelas de la Guerra para dar término a todas las guerras
08 Nov 2018 19:32 - 09 Nov 2018 15:58
Este 11 de noviembre se conmemora el centenario del Armisticio que puso término a la I Guerra Mundial, la "Guerra para dar término a todas las guerras", una frase acuñada por el Presidente Woodrow Wilson, quien también aportó para la historia otra frase famosa: "Debemos construir un mundo seguro para la Democracia". Un propósito que abrigamos los amantes de la paz en todo el mundo.
En consecuencia, a través de la historia del siglo XX y de este nuevo siglo, se ha proclamado al Presidente Wilson como un paradigma del pacifismo. De hecho, se opuso al ingreso de Estados Unidos en esa guerra mundial y fue su tema de campaña para ganar las elecciones en un país que repudiaba la idea de enviar a sus jóvenes a morir en una guerra de ambiciones imperiales por ambas partes. Con esa promesa ganó las elecciones de 1916 por escaso margen.
Durante la guerra, Alemania había sido selectiva en sus tácticas, hundiendo sólo barcos ingleses y de otras nacionalidades de los países enemigos con su poderosa flota de submarinos, respetando los navíos de Estados Unidos aun cuando estos transportaran pertrechos de guerra para los aliados. No obstante, en 1917 cometieron el error de atacarlos también, con la esperanza de poder acabar así la guerra a su favor al disminuir la capacidad bélica que desde América se aportaba a los aliados, confiando en que lo lograrían antes que Estados Unidos procediera al rearme y al adiestramiento de sus ejércitos para intervenir en la contienda. Este error permitió que Wilson violara su promesa pacifista y Estados Unidos entrara a la guerra.
El "pacifismo" del Presidente Wilson no se manifestó tampoco en las postrimerías de esa espantosa guerra y la historia debe analizar más a fondo sus consecuencias, como veremos a continuación.
Sucedió que el Cardenal Giacomo Della Chiesa, fue elegido Papa y tomó el nombre de Benedicto XV apenas un mes después del estallido de la guerra mundial. Durante los años de la guerra se dedicó intensamente a la misión de ponerle fin y concertar una paz honorable y duradera. Entre sus muchos esfuerzos ofreció mediar por un acuerdo de paz separado entre Alemania y Francia. Después de que esta iniciativa diplomática fracasó, el Papa recurrió el 28 de julio de 1915 a otro llamamiento de paz: publicó una exhortación apostólica en conmemoración del primer aniversario del brote del conflicto, pidiendo a las partes beligerantes que depusieran sus armas y comenzaran las negociaciones. Ante el fracaso reiterado de sus iniciativas, se dedicó durante la guerra a facilitar esfuerzos humanitarios.
No obstante, respaldó la iniciativa del Emperador Karl I de Austria-Hungría, quien abiertamente declaró que aceptaría un acuerdo de paz y estaba dispuesto a acatar la mediación de Benedicto XV en las negociaciones. Frente a esta posibilidad, el Canciller alemán Bethmann-Hollweg ofreció negociar con el gobierno provisional (bolchevique) ruso un acuerdo de paz.
Lamentablemente, Woodrow Wilson actuó con arrogancia frente a estas propuestas de paz y proclamó su fe en la victoria total en una "guerra para poner término a todas las guerras", amparándose en argumentos que confesaba extraídos de su formación, basada en las ideas y principios de los filósofos de la "ilustración". Así continuó la guerra hasta aplastar totalmente a sus enemigos, pero no bastó el desmembramiento de esos imperios sino que se les impuso onerosas condiciones que provocaron su total derrumbe económico y la consiguiente reacción posterior, que sirvió de caldo de cultivo al fascismo italiano y al nazismo alemán en la senda que llevó a otra guerra aún más terrible, conocida como la II Guerra Mundial. Es importante recordar que Benedicto XV había lanzado una seria advertencia profética el 28 de junio de 1915, cuando subrayó que si no se reconocen los derechos de las naciones, éstas, “humilladas y oprimidas”, llevarán en el futuro “el yugo impuesto a ellas, transmitiendo de generación en generación un triste legado de odio y venganza”.
Es notable que cuando todo esto sucedía, se estaban produciendo las apariciones de la Virgen María en Fátima, Portugal, a tres pastorcitos adolescentes que nada sabían de estas guerras y estos problemas mundiales. Sorprendentemente, dieron al mundo unas predicciones que estaban mucho más allá de su capacidad y conocimientos. Estas predicciones son tan significativas porque anticiparon lo que habría de suceder después de este falso proceso de paz, que no era producto del entendimiento ni de un intento de confraternidad humana, sino un engendro de venganza y sometimiento.
Estas predicciones, transmitidas en boca de una niña inocente y ajena a los problemas mundiales, probaron ser mucho más claras y determinantes que las promesas y soluciones de paz del encumbrado Presidente de una de las naciones más poderosas de esa época.
En breve, es oportuno hacer una sinopsis de su contenido:
"La guerra pronto terminará."
La primera guerra mundial terminó el 11 de noviembre de 1918.
"Pero si no dejaren de ofender a Dios, en el pontificado de Pío XI comenzará otra peor."
Puede afirmarse que la II Guerra Mundial comenzó con la invasión japonesa de Manchuria el 18 de septiembre de 1931 y la posterior invasión de Checoslovaquia por los nazis en 1938, abandonada a su suerte por los aliados. Achille Damiano Ambrogio Ratti fue elegido Papa como Pío XI el 6 de febrero de 1922 y fue Sumo Pontífice hasta su muerte en 1939, en vísperas de la invasión de Polonia por los nazis y los soviéticos el 1º de septiembre de 1939.
"Si se atienden mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia."
Los comunistas asumieron el poder en Rusia el 25 de octubre de 1917, apenas 12 días después de su última aparición. Los errores de los comunistas rusos de ayer continúan inspirando a los "marxistas" y "progresistas" de hoy en todo el mundo.
"Los buenos sufrirán martirio."
Más cristianos fueron martirizados o asesinados en el siglo XX que en todos los siglos anteriores combinados. En el siglo XXI estos crímenes van en aumento.
"El Santo Padre tendrá mucho que sufrir."
Los sufrimientos de los Papas desde 1917 han sido legión.
"Varias naciones serán aniquiladas."
Varias de las naciones que aparecían en el mapa de 1917 ya no existen y otras han sido desmembradas y su tamaño se ha reducido notablemente. Además, la Unión Soviética sometió a muchas naciones que todavía existían formalmente pero eran realmente marionetas de los soviéticos. Igualmente, China invadió y se apoderó del Tibet. Además, los "pacificadores" de la I Guerra Mundial hicieron decisiones que ayudarían a revivir el extremismo Islámico cuando se repartieron el Imperio Otomano, trazando fronteras artificiales, un grave problema que continúa hasta el día de hoy y que puede ser la chispa que desate otra guerra mundial, todavía peor que las anteriores.
En realidad, la conmemoración de este 11 de noviembre debería ser un día de luto y de profunda reflexión espiritual, que nos encamine con un propósito de contrición a fomentar el respeto mutuo para edificar un mundo mejor sobre los pilares de los derechos humanos. Enfrentemos la maldad con firmeza y determinación. Los principios, los valores y los derechos humanos no son relativos. Son indivisibles e inalienables. Son el legado de muchos siglos de civilización y son un mandato universal irrenunciable.
En consecuencia, a través de la historia del siglo XX y de este nuevo siglo, se ha proclamado al Presidente Wilson como un paradigma del pacifismo. De hecho, se opuso al ingreso de Estados Unidos en esa guerra mundial y fue su tema de campaña para ganar las elecciones en un país que repudiaba la idea de enviar a sus jóvenes a morir en una guerra de ambiciones imperiales por ambas partes. Con esa promesa ganó las elecciones de 1916 por escaso margen.
Durante la guerra, Alemania había sido selectiva en sus tácticas, hundiendo sólo barcos ingleses y de otras nacionalidades de los países enemigos con su poderosa flota de submarinos, respetando los navíos de Estados Unidos aun cuando estos transportaran pertrechos de guerra para los aliados. No obstante, en 1917 cometieron el error de atacarlos también, con la esperanza de poder acabar así la guerra a su favor al disminuir la capacidad bélica que desde América se aportaba a los aliados, confiando en que lo lograrían antes que Estados Unidos procediera al rearme y al adiestramiento de sus ejércitos para intervenir en la contienda. Este error permitió que Wilson violara su promesa pacifista y Estados Unidos entrara a la guerra.
El "pacifismo" del Presidente Wilson no se manifestó tampoco en las postrimerías de esa espantosa guerra y la historia debe analizar más a fondo sus consecuencias, como veremos a continuación.
Sucedió que el Cardenal Giacomo Della Chiesa, fue elegido Papa y tomó el nombre de Benedicto XV apenas un mes después del estallido de la guerra mundial. Durante los años de la guerra se dedicó intensamente a la misión de ponerle fin y concertar una paz honorable y duradera. Entre sus muchos esfuerzos ofreció mediar por un acuerdo de paz separado entre Alemania y Francia. Después de que esta iniciativa diplomática fracasó, el Papa recurrió el 28 de julio de 1915 a otro llamamiento de paz: publicó una exhortación apostólica en conmemoración del primer aniversario del brote del conflicto, pidiendo a las partes beligerantes que depusieran sus armas y comenzaran las negociaciones. Ante el fracaso reiterado de sus iniciativas, se dedicó durante la guerra a facilitar esfuerzos humanitarios.
No obstante, respaldó la iniciativa del Emperador Karl I de Austria-Hungría, quien abiertamente declaró que aceptaría un acuerdo de paz y estaba dispuesto a acatar la mediación de Benedicto XV en las negociaciones. Frente a esta posibilidad, el Canciller alemán Bethmann-Hollweg ofreció negociar con el gobierno provisional (bolchevique) ruso un acuerdo de paz.
Lamentablemente, Woodrow Wilson actuó con arrogancia frente a estas propuestas de paz y proclamó su fe en la victoria total en una "guerra para poner término a todas las guerras", amparándose en argumentos que confesaba extraídos de su formación, basada en las ideas y principios de los filósofos de la "ilustración". Así continuó la guerra hasta aplastar totalmente a sus enemigos, pero no bastó el desmembramiento de esos imperios sino que se les impuso onerosas condiciones que provocaron su total derrumbe económico y la consiguiente reacción posterior, que sirvió de caldo de cultivo al fascismo italiano y al nazismo alemán en la senda que llevó a otra guerra aún más terrible, conocida como la II Guerra Mundial. Es importante recordar que Benedicto XV había lanzado una seria advertencia profética el 28 de junio de 1915, cuando subrayó que si no se reconocen los derechos de las naciones, éstas, “humilladas y oprimidas”, llevarán en el futuro “el yugo impuesto a ellas, transmitiendo de generación en generación un triste legado de odio y venganza”.
Es notable que cuando todo esto sucedía, se estaban produciendo las apariciones de la Virgen María en Fátima, Portugal, a tres pastorcitos adolescentes que nada sabían de estas guerras y estos problemas mundiales. Sorprendentemente, dieron al mundo unas predicciones que estaban mucho más allá de su capacidad y conocimientos. Estas predicciones son tan significativas porque anticiparon lo que habría de suceder después de este falso proceso de paz, que no era producto del entendimiento ni de un intento de confraternidad humana, sino un engendro de venganza y sometimiento.
Estas predicciones, transmitidas en boca de una niña inocente y ajena a los problemas mundiales, probaron ser mucho más claras y determinantes que las promesas y soluciones de paz del encumbrado Presidente de una de las naciones más poderosas de esa época.
En breve, es oportuno hacer una sinopsis de su contenido:
"La guerra pronto terminará."
La primera guerra mundial terminó el 11 de noviembre de 1918.
"Pero si no dejaren de ofender a Dios, en el pontificado de Pío XI comenzará otra peor."
Puede afirmarse que la II Guerra Mundial comenzó con la invasión japonesa de Manchuria el 18 de septiembre de 1931 y la posterior invasión de Checoslovaquia por los nazis en 1938, abandonada a su suerte por los aliados. Achille Damiano Ambrogio Ratti fue elegido Papa como Pío XI el 6 de febrero de 1922 y fue Sumo Pontífice hasta su muerte en 1939, en vísperas de la invasión de Polonia por los nazis y los soviéticos el 1º de septiembre de 1939.
"Si se atienden mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia."
Los comunistas asumieron el poder en Rusia el 25 de octubre de 1917, apenas 12 días después de su última aparición. Los errores de los comunistas rusos de ayer continúan inspirando a los "marxistas" y "progresistas" de hoy en todo el mundo.
"Los buenos sufrirán martirio."
Más cristianos fueron martirizados o asesinados en el siglo XX que en todos los siglos anteriores combinados. En el siglo XXI estos crímenes van en aumento.
"El Santo Padre tendrá mucho que sufrir."
Los sufrimientos de los Papas desde 1917 han sido legión.
"Varias naciones serán aniquiladas."
Varias de las naciones que aparecían en el mapa de 1917 ya no existen y otras han sido desmembradas y su tamaño se ha reducido notablemente. Además, la Unión Soviética sometió a muchas naciones que todavía existían formalmente pero eran realmente marionetas de los soviéticos. Igualmente, China invadió y se apoderó del Tibet. Además, los "pacificadores" de la I Guerra Mundial hicieron decisiones que ayudarían a revivir el extremismo Islámico cuando se repartieron el Imperio Otomano, trazando fronteras artificiales, un grave problema que continúa hasta el día de hoy y que puede ser la chispa que desate otra guerra mundial, todavía peor que las anteriores.
En realidad, la conmemoración de este 11 de noviembre debería ser un día de luto y de profunda reflexión espiritual, que nos encamine con un propósito de contrición a fomentar el respeto mutuo para edificar un mundo mejor sobre los pilares de los derechos humanos. Enfrentemos la maldad con firmeza y determinación. Los principios, los valores y los derechos humanos no son relativos. Son indivisibles e inalienables. Son el legado de muchos siglos de civilización y son un mandato universal irrenunciable.
Last edit: 09 Nov 2018 15:58 by Democracia Participativa.
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