LA SALUD NO ES UN DERECHO
- Santiago Arturo Cardenas
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LA SALUD NO ES UN DERECHO
01 Aug 2017 01:40 - 03 Aug 2017 00:32
LA SALUD NO ES UN DERECHO.
Fué Fidel Castro quien vulgarizó y difuminó por todo el orbe en los sesentas el concepto de derechos. Derechos a profusión : al deporte ,la vivienda, la educación, la alimentación ,la recreación y un largo etcétera. Por supuesto : la joya de la corona es el derecho a la salud. Y esa consigna "pegó", especialmente en Latinoamérica, donde masas irredentas y holgazanes de ocasión , vieron sus sueños cumplidos y ! gratuitamente ! o a costos subsidiados.
Los resultados saltan a la vista . Un sistema de salud cubano en bancarrota con dos estándares de atención ( ricos y pobres ); una riada de esclavos sanitarios abusados en las misiones internacionalistas. O sea :La im potencia médica. Además , la penetración en la conciencia cultural de los Estados Unidos de América de programas colectivistas como el Obama y el Trump Care.
Es muy difícil encontrar hoy día alguna persona ( incluso entre los contrarevolucionarios mas distinguidos y cultos) que defienda la consulta privada, que es el capitalismo , la libertad y el éxito en la medicina, desde Hipócrates. La medicina grecoromana, la judeocristiana, viable y exitosa, se basa en una sana relación médico- paciente y en un contrato emocional y crematístico entre dos personas libres. Todo lo demás : seguros, supervisores, coordinadores , planes o progranmas de salud se llama interferencia. Interferencia que es defendida a capa y espada por mercaderes, ingenuos , fellow travelers , compasivos de colorete e izquierdistas de todo tipo, a pesar de las evidencias en contra de la socialización .
La llamada contrailustración del siglo XIX se hizo patente desde 1848 cuando la publicación del Manifiesto Comunista. Entonces, en un corto período de un siglo se subvirtieron los valores de John Locke y Adam Smith , que dieron origen a las dos grandes revoluciones burguesas de la época, que se basaban en la libertad,la responsabilidad individual y la economía del mercado. La borrachera colectivista y la subversión socialista fué exitosa. Se hizo visible en 1948 un siglo después cuando se incluyó a la salud como otro derecho del ser humano , a la par que los verdaderos derechos inalienables : la libertad , la vida y la búsqueda de la felicidad . Solamente esos tres son precisamente los que proclama nuestra Declaración de Independencia.
La salud no es un derecho; sino una necesidad, una aspiración de cada ser humano por la cual cada individuo tiene que trabajar y bien duro desde que nace , sin la sombrilla protectora y ridícula de gobiernos y estados nodrizas.
Soy pesimista : destetar a mentes torcidas influenciadas por la eficaz propaganda marxista va a resultar difícil.
DR Santiago Cárdenas
Fué Fidel Castro quien vulgarizó y difuminó por todo el orbe en los sesentas el concepto de derechos. Derechos a profusión : al deporte ,la vivienda, la educación, la alimentación ,la recreación y un largo etcétera. Por supuesto : la joya de la corona es el derecho a la salud. Y esa consigna "pegó", especialmente en Latinoamérica, donde masas irredentas y holgazanes de ocasión , vieron sus sueños cumplidos y ! gratuitamente ! o a costos subsidiados.
Los resultados saltan a la vista . Un sistema de salud cubano en bancarrota con dos estándares de atención ( ricos y pobres ); una riada de esclavos sanitarios abusados en las misiones internacionalistas. O sea :La im potencia médica. Además , la penetración en la conciencia cultural de los Estados Unidos de América de programas colectivistas como el Obama y el Trump Care.
Es muy difícil encontrar hoy día alguna persona ( incluso entre los contrarevolucionarios mas distinguidos y cultos) que defienda la consulta privada, que es el capitalismo , la libertad y el éxito en la medicina, desde Hipócrates. La medicina grecoromana, la judeocristiana, viable y exitosa, se basa en una sana relación médico- paciente y en un contrato emocional y crematístico entre dos personas libres. Todo lo demás : seguros, supervisores, coordinadores , planes o progranmas de salud se llama interferencia. Interferencia que es defendida a capa y espada por mercaderes, ingenuos , fellow travelers , compasivos de colorete e izquierdistas de todo tipo, a pesar de las evidencias en contra de la socialización .
La llamada contrailustración del siglo XIX se hizo patente desde 1848 cuando la publicación del Manifiesto Comunista. Entonces, en un corto período de un siglo se subvirtieron los valores de John Locke y Adam Smith , que dieron origen a las dos grandes revoluciones burguesas de la época, que se basaban en la libertad,la responsabilidad individual y la economía del mercado. La borrachera colectivista y la subversión socialista fué exitosa. Se hizo visible en 1948 un siglo después cuando se incluyó a la salud como otro derecho del ser humano , a la par que los verdaderos derechos inalienables : la libertad , la vida y la búsqueda de la felicidad . Solamente esos tres son precisamente los que proclama nuestra Declaración de Independencia.
La salud no es un derecho; sino una necesidad, una aspiración de cada ser humano por la cual cada individuo tiene que trabajar y bien duro desde que nace , sin la sombrilla protectora y ridícula de gobiernos y estados nodrizas.
Soy pesimista : destetar a mentes torcidas influenciadas por la eficaz propaganda marxista va a resultar difícil.
DR Santiago Cárdenas
Last edit: 03 Aug 2017 00:32 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
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- Marta Menor
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Re: LA SALUD NO ES UN DERECHO
01 Aug 2017 11:18
No se llaman "servicios" de salud por gusto Todos debemos tener la oportunidad de poder obtener esos servicios y para aquellos de bajos recursos existe la ayuda social. Pero tambien tenemos la obligacion de cuidar nuestros cuerpos lo mejor posible.
Reply to Marta Menor
- Santiago Arturo Cardenas
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- Gerardo E. Martínez-Solanas
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Re: LA SALUD NO ES UN DERECHO
14 Aug 2017 18:48 - 15 Aug 2017 19:22
Mas bien diría "una obligación de prestar ciertos servicios". Veamos.
La necesaria atención del Estado a las condiciones sociales y económicas quedó plasmada con la creación de la Carta Internacional de Derechos Humanos, la cual recogió la Declaración Universal, proclamada y adoptada por Naciones Unidas en 1948, y agregó en 1966 el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que determinaba su responsabilidad en estos amplísimos sectores.
Hay que notar la diferencia, en cuanto a que se trata de una "Declaración" y de un "Pacto". A estos dos documentos se añadieron en años posteriores los Protocolos que determinan los parámetros de aplicación de estos instrumentos internacionales. El primer documento "declara" que esos derechos son inherentes, inalienables e indivisibles. Pero el otro documento proclamado es un "pacto" que prohibe la discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política, origen nacional, origen social y posición económica en cualquiera de los ámbitos económico, social o cultural. Por consiguiente, en todo el mundo el marco de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales es utilizado para fortalecer acciones por la justicia y contra la opresión, y para amplificar alternativas progresivas para mejorar el ejercicio de esos "derechos" reconocidos universalmente como obligación del Estado.
La gran diferencia es que a los primeros el Estado está obligado a reconocerlos y respetarlos incondicionalmente, sin que impliquen un gastos presupuestario, mientras que a los segundos tiene una obligación de aplicarlos mediante políticas que dependen de la capacidad prespuestaria de la nación. Por lo tanto, son derechos condicionados a la realidad económica del país y a las prioridades que democráticamente se concedan al gobierno en su aplicación. Por lo tanto, más que "derechos" económicos, sociales y culturales, deberían considerarse "obligaciones" del Estado con prioridad presupuestaria sobre otros gastos, como pueden ser la defensa, las obras públicas, el desarrollo y mantenimiento de la infraestructura, las relaciones internacionales, etc.
No obstante, el Estado democrático debe equilibrar este tipo de obligaciones sin caer en el populismo, que se enfrasca en gastos sociales incosteables, sumergiendo al país en una deuda creciente e insostenible, para obtener votos y respaldo "popular", con el inconfesable propósito de acumular poder y perpetuar su mandato, incluso con una meta dictatorial. Debe también ser consciente que en un mundo plagado de ambición no puede desatenderse la defensa ni tampoco pueden sacrificarse las obras públicas, la infraestructura y otras obligaciones del Estado hasta el punto de hundir al país en un humillante atraso progresivo.
La necesaria atención del Estado a las condiciones sociales y económicas quedó plasmada con la creación de la Carta Internacional de Derechos Humanos, la cual recogió la Declaración Universal, proclamada y adoptada por Naciones Unidas en 1948, y agregó en 1966 el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que determinaba su responsabilidad en estos amplísimos sectores.
Hay que notar la diferencia, en cuanto a que se trata de una "Declaración" y de un "Pacto". A estos dos documentos se añadieron en años posteriores los Protocolos que determinan los parámetros de aplicación de estos instrumentos internacionales. El primer documento "declara" que esos derechos son inherentes, inalienables e indivisibles. Pero el otro documento proclamado es un "pacto" que prohibe la discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política, origen nacional, origen social y posición económica en cualquiera de los ámbitos económico, social o cultural. Por consiguiente, en todo el mundo el marco de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales es utilizado para fortalecer acciones por la justicia y contra la opresión, y para amplificar alternativas progresivas para mejorar el ejercicio de esos "derechos" reconocidos universalmente como obligación del Estado.
La gran diferencia es que a los primeros el Estado está obligado a reconocerlos y respetarlos incondicionalmente, sin que impliquen un gastos presupuestario, mientras que a los segundos tiene una obligación de aplicarlos mediante políticas que dependen de la capacidad prespuestaria de la nación. Por lo tanto, son derechos condicionados a la realidad económica del país y a las prioridades que democráticamente se concedan al gobierno en su aplicación. Por lo tanto, más que "derechos" económicos, sociales y culturales, deberían considerarse "obligaciones" del Estado con prioridad presupuestaria sobre otros gastos, como pueden ser la defensa, las obras públicas, el desarrollo y mantenimiento de la infraestructura, las relaciones internacionales, etc.
No obstante, el Estado democrático debe equilibrar este tipo de obligaciones sin caer en el populismo, que se enfrasca en gastos sociales incosteables, sumergiendo al país en una deuda creciente e insostenible, para obtener votos y respaldo "popular", con el inconfesable propósito de acumular poder y perpetuar su mandato, incluso con una meta dictatorial. Debe también ser consciente que en un mundo plagado de ambición no puede desatenderse la defensa ni tampoco pueden sacrificarse las obras públicas, la infraestructura y otras obligaciones del Estado hasta el punto de hundir al país en un humillante atraso progresivo.
Last edit: 15 Aug 2017 19:22 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
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