El Bitcoin es una moneda electrónica inventada para pagar productos o servicios que utilizan el medio cibernético para sus transacciones. No está garantizada por ningún país del mundo, aunque unos pocos lo aceptan como moneda convertible. No depende de ningún Banco Central. No requiere convertibilidad a través de las fronteras sino que está directamente disponible a través del ciberespacio. Fue puesta en circulación a través de la "minería Bitcoin", que no es más que la utilización de capacidad computacional (hardware + software) para resolver algoritmos que procesen, validen y registren transacciones y que está integrada por una red de miles de ordenadores repartidos por todo el mundo. No obstante, hoy día "minar" no es rentable y, por lo tanto, los nuevos inversionistas en esta aventura monetaria no hacen "minería" y compran.
Este invento monetario ideado en 2008 por Satoshi Nakamoto pretende eliminar los intermediarios al hacer transacciones. Por ejemplo, supongamos que alguien desea enviar dinero de Estados Unidos a Ecuador. Puede hacer una transferencia a través de una agencia de envíos (como Western Union) y pagarles por transferir el dinero. Con Bitcoin, por el contrario, no tiene necesidad de un intermediario (como Western Union) al transferir dinero. Este dinero virtual simplemente se envía por Internet a la persona que quiere que lo reciba. Incluso, ya hay aplicaciones móviles para Bitcoins.
Los Bitcoins pueden acumularse en una especie de "cartera Bitcoin", que viene a ser un banco virtual de ahorros. Su valor es flotante y depende estrictamente de la oferta y la demanda de esta moneda virtual. Sus promotores proclaman que "Bitcoin está descentralizado y no hay ninguna institución, empresa, Estado, organismo o asociación detrás de ello que lo controle, es literalmente así. No es una metáfora, sino que realmente el sistema informático de la actualidad permite la creación de esta moneda digital segura y fiable que favorece el libre intercambio económico entre personas de todo el mundo."
En otras palabras, ¡se ha creado una nueva moneda! Así de sencillo. Sin embargo, su aceptación como medio de pago dependerá, en última instancia, de la confianza que genere la moneda. Su seguridad se puso en entredicho desde 2014 con la desaparición de MtGox, que fue la principal plataforma de intercambio y custodia de bitcoins, víctima de un robo masivo por parte de hackers. Pero los pequeños y medianos inversionistas no aprendieron la lección.
El bitcoin es una moneda que tiene un trasfondo no revelado que consiste en ser utilizado como inversión altamente especulativa que los inversionistas multimillonarios pueden manipular para generar mayor demanda. Como toda moneda fiduciaria –que no tiene un respaldo tangible– el bitcoin ha alcanzado más valor a partir del derrumbe de 2014 a medida que se ha seguido estimulando la demanda como medio de intercambio (Exchange) y reserva de valor. Como toda especulación, tiene un límite (el famoso "globito" que acaba por estallar a medida que se infla) que causa el desplome de su valor cuando los principales inversionistas deciden vender para beneficiarse de las ganancias así obtenidas.
Mientras que la demanda se dispara provocada por hechos como el día en que Ben Bernanke, por ejemplo, declaró en el Senado de los EE.UU. que el bitcoin podía ser una promesa de futuro, la fuerte volatilidad de su cotización refleja, en buena medida, cambios en la percepción sobre dicho grado de aceptación al producirse una estampida de la oferta, que ocurre cuando, por ejemplo, las autoridades chinas prohibieron a los bancos de ese país procesar pagos en bitcoins o cuando las prohibiciones por parte de Tailandia y la Rep. de Corea de utilizar el bitcoin en estos países también provocaron, en su día, un efecto adverso en su cotización.
El principal factor especulativo de alza se ha basado en que el número de bitcoins disponibles NO crece, sino que está limitado a 21 millones de unidades. La idea del especulador que lo fundó consiste en que a medida que los inversionistas en esta moneda han acaparado la mayoría de esos bitcoins, su precio ha estado subiendo al ser cada vez más escasos los que quedaban disponibles. Esta alza provocó una mayor demanda a medida que la "minería" dejó de ser rentable y sólo ha ido quedando la opción de compra.
Antes de Bretton-Woods, las monedas requerían una reserva tangible (normalmente oro o plata) de respaldo. Ahora las monedas emitidas por los bancos centrales son prácticamente virtuales en cuanto a su valor y dependen de la confianza que despierte el país que las emite, basada, sobre todo, en la capacidad de pago de sus deudas. Por lo tanto, todos los países imprimen moneda a voluntad sin nada que garantice su valor sino solamente con la garantía de pago (porque la emisión de moneda normalmente corresponde a un pagaré o IOU, es decir a bonos de deuda pública). Por lo tanto, este nuevo universo de especuladores se ha aprovechado del concepto para hacer del bitcoin una alternativa atractiva, pero engañosa, que no obedece a país alguno o a sus respectivos Bancos Centrales. Mientras se acepte como forma de pago y los que la reciben puedan cobrarse después con ella en divisas o en productos, el Bitcoin será convertible.
Efectivamente, será convertible, pero a muy alto riesgo debido a su enorme volatibilidad. El globito explotó el sábado 18 de junio de este año por debajo del nivel al que estaba en 2020. Su precio había llegado a los US$68,000 en noviembre pasado pero apenas lograba mantenerse alrededor de US$20,000 en febrero, apenas ocho meses después.
Todo esto es producto del nuevo derrumbe especulativo del bitcoin. FTX, que otrora fue uno de los exchanges de bitcoin y criptomonedas más grandes del mercado, se declaró ahora en bancarrota. A tres días de iniciarse la nueva crisis, la compañía se amparará bajo el Capítulo 11 del Código de Quiebras de los Estados Unidos en el Distrito de Delaware. Sucede lo propio con otras 129 empresas que conforman el conglomerado de FTX, quedando por fuera solo un pequeño grupo de compañías, entre esas la que está registrada en Bahamas, país cuyo gobierno ordenó hace pocos días el congelamiento de los fondos del exchange.
Al momento de la publicación de este artículo, la primera criptomoneda se negocia por el orden de los US$16.786, en promedio. Los inversionistas que deseen seguir corriendo estos riesgos pueden lanzar sus dados confiando en que ahora van ganar su apuesta en este juego.