Muchos piensan que el sistema político de los Estados Unidos es un limitado “bipartidismo”. Lo perciben así porque los dos partidos políticos principales, el Democratic Party y el Republican Party han compartido el poder desde la independencia con una constante alternancia presidencial.
Aunque algunos se percatan de que ocasionalmente aparecen candidatos de “terceros partidos” en las boletas electorales, suelen llamarlos “independientes” y creen que los partidos que los postulan son efímeros, si es que pueden ser calificados siquiera como “partidos”.
Esa impresión que predomina entre las masas en Estados Unidos se deriva de que el sistema electoral del país no es proporcional y el ganador se lleva todo el pastel. Este sistema consiste en que los candidatos con mayor número de votos quedan electos aunque el margen de victoria sea minúsculo o el ganador no obtenga la mayoría absoluta sino una ventaja relativa. Por consiguiente, los candidatos de terceros partidos o independientes pocas veces son elegidos al Congreso porque solamente los que obtienen una mayoría de votos en su Estado o Distrito van a formar parte del Senado o de la Cámara de Representantes respectivamente. Además, nunca han tenido éxito en sus candidaturas presidenciales salvo en los casos en que han optado por una estrategia de apoyo al candidato de uno de los dos partidos principales.
No obstante, aunque la democracia estadounidense es en la práctica eminentemente bipartidista, se trata en realidad de un sistema multipartidista en el que se desenvuelven múltiples instituciones políticas que compiten en la promoción de sus programas y candidatos. Además de los dos partidos principales, unos 40 partidos más están reconocidos en los registros electorales y pueden encontrarse en el "Directory of US Political Parties". Entre ellos, el Constitution Party, el Green Party of the United States y el Libertarian Party han logrado hacerse notar con un número bastante alto de votos en los últimos cuatro años. En esos tres partidos han destacado algunas figuras prominentes, como son Pat Buchanan, Ralph Nader y Ronald "Ron" Paul, entre otros que son bien conocidos por los votantes de EEUU. Casi todos estos terceros partidos ostentan una plataforma definida y discernible por parte de cualquier votante y ofrecen una gran diversidad de programas de gobierno y soluciones a los problemas del país.
A pesar de que la información está disponible a quien la busque, la mayoría de los votantes se sorprenderían al comprobar el carácter tan radical de las plataformas y programas que motivan a algunos de estos “terceros partidos”. Aunque muchos de ellos no se revelan simplemente por el significado del nombre que los identifica, hay bastantes de ellos que sí, tales como el American Nazy Party, el Communist Party USA, el Freedom Socialist Party, el National Socialist Movement, el Party for Socialism and Liberation, el Peace and Freedom Party, el Socialist Party USA, el Socialist Action, el Socialist Equality Party, el Socialist Labor Party, el Socialist Workers Party, el US Pacifist Party, el Revolutionary Communist Party USA, y algunos más.
Aparte de las obvias preferencias raciales, socialistas y totalitarias de los dos partidos nazis, los partidos comunistas o autodenominados “socialistas” que mencionamos en el párrafo anterior reflejan doctrinas fabianas, leninistas, marxistas, maoístas y trotskistas (pueden comprobarlo abriendo los enlaces a cada partido en ese párrafo). Aún así, se les permite actuar libremente en el proceso democrático de Estados Unidos. Sin embargo, algunos de ellos sostienen ideologías que se apartan claramente de las normas y principios democráticos. Pese a la transformación forzosa que resultó del derrumbe del Imperio Soviético, el Communist Party USA, por ejemplo, subraya claramente su ideología marxista y promueve un programa para abolir las corporaciones “monopolistas”, para someter a la propiedad del Estado las industrias básicas y para gravar con enormes aumentos impositivos a las empresas y a los ricos, así como para impulsar planes encaminados a “derrotar el poder de la clase capitalista” y “fomentar las insurrecciones libertadoras en todo el mundo”. Por su parte, el Party for Socialism and Liberation se presenta a sí mismo como “el vehículo de la clase obrera multinacional en la lucha por el socialismo” y llegan a la conclusión de que “aspiramos a una revolución en los Estados Unidos”. Un tercer ejemplo lo encontramos en las páginas de la WEB del Freedom Socialist Party, donde proclaman que “el partido es una organización revolucionaria, socialista y feminista dedicada a reemplazar el capitalismo con una democracia obrera genuina” y que “la clase obrera es internacionalista”.
Estos partidos radicales o extremistas –a diferencia de muchos otros que tienen propósitos moderados y democráticos– suelen apoyar a su vez muchas y diversas instituciones de pantalla, tales como International Action Center (organización “anticapitalista” y “antiimperialista” que apoya gobiernos como los de Cuba y Corea del Norte, entre otros), Stop War on Iran (no es un error tipográfico sino que de hecho hacen campaña en contra de la “aggresión de EEUU” contra Irán), May 1st Coalition for Worker and Immigrant Rights (organizada como una red social), Young Communist League, International ANSWER (las siglas de "Act Now to Stop War and End Racism", que funciona bajo la dirección de Ramsey Clark, quien fue el Fiscal General de la nación en los gobiernos de Kennedy y Johnson), y algunas decenas más.
Los “terceros partidos” rara vez tienen éxito en la elección de sus candidatos al Congreso federal. Cuando consiguen la elección de alguno de ellos suele tratarse de alguien que ha desertado de uno de los dos partidos principales para postularse con el apoyo de uno o varios terceros partidos, al tiempo que logran los votos suficientes para ganar de muchos afiliados que les siguen siendo fieles del partido que han abandonado.
Los candidatos presidenciales postulados por los terceros partidos suelen lograr menos del 1% de los votos a nivel nacional, con algunas destacadas excepciones, como la de Ross Perot, fundador del Reform Party, quien logró cumplir con la norma electoral en los 50 Estados y recibió en 1992 casi el 19% de los votos. Este fue el mejor resultado obtenido por un tercer partido desde que Teodoro Roosevelt logró el 27% de los votos al frente del Progressive Party en 1912. Además, las elecciones presidenciales en EEUU se deciden por la suma de los “votos electorales” que se asignan a cada Estado según su población. Como se trata de un sistema electoral en el que el candidato con más votos populares se lleva todos los votos electorales en cada Estado, es sumamente difícil que algún candidato de un tercer partido logre algunos votos electorales. La excepción más prominente a esa regla fueron los 88 votos electorales, de un total de 435, que obtuvo Teodoro Roosevelt en esa contienda.
Los dos partidos principales no difieren mucho entre sí en estrategia o ideología. El Democratic Party se inclina hacia programas moderados de corte socialista (que en Estados Unidos se califican como “liberales”) y favorece una mayor centralización del gobierno. Por su parte, el Republican Party prefiere soluciones conservadoras en lo económico (que en Europa calificarían de “neoliberales”), al tiempo que promueve limitar el poder del gobierno y frenar su influencia en la vida y hábitos de los ciudadanos y residentes. Pueden compararse a partidos europeos identificados como “centristas”, con los Demócratas más cerca del socialismo moderado europeo y los Republicanos más identificados con los partidos populares de aquel continente.