Por qué es necesario el compromiso social de la Iglesia.

Por qué es necesario el compromiso social de la Iglesia.

Apuntes sobre Doctrina Social de la Iglesia (28).

Si ya existe un Estado que se ocupa de los problemas sociales, ¿por qué es necesario el compromiso social de la Iglesia?El ser humano necesitado no es un estómago a llenar, una piel a cubrir o una fiebre a controlar. El ser humano es una persona, a la que no se puede cosificar. Los medios materiales, por sí solos, no garantizan un trato humano. Atender a los enfermos, acoger a los extranjeros, ocuparse de los encarcelados…, es algo que no puede delegarse exclusivamente en las instituciones públicas o en los especialistas profesionales.

Dice Benedicto XVI en su encíclica Deus caritas est, nro. 28b: “El amor – caritas- siempre será necesario, incluso en la sociedad más justa. No hay orden estatal, por justo que sea, que haga superfluo el servicio del amor. (…). Siempre habrá sufrimiento que necesite consuelo y ayuda. Siempre habrá soledad. Siempre se darán también situaciones de necesidad material en las que es indispensable una ayuda que muestre un amor concreto al prójimo”.

Lo que aporta de diferente el compromiso social de la Iglesia es que lo realiza desde la perspectiva de un encuentro personal entre los que ayudan y los necesitados, a partir de la conciencia de que todos somos amados por el mismo Dios, y es esto lo que da una cualidad diferente al servicio social desde la Iglesia, porque la mirada no se centra en la “necesidad” sino en la persona.

El ofrecimiento de un sentido.

Cuando tenemos delante a un ser humano necesitado de alimento, vestido, vivienda, salud, etc., no sólo estamos ante alguien que carece de lo material, sino ante alguien que necesita, además, encontrar un sentido a su existencia, un por qué incluso para seguir luchando.

Como dice el nro. 41 de la Gaudium et spes, la Iglesia sabe bien que “sólo Dios, al que ella sirve, responde a las aspiraciones más profundas del corazón humano, el cual nunca se sacia plenamente con solos los alimentos terrenos”. La Biblia pide liberar al ser humano de sus necesidades materiales, y no puede ser más clara cuando dice que “si un hermano o hermana están desnudos y carecen de sustento diario, no basta con decirles „vayan en paz, caliéntense y hártense‟, sino que hay que darles lo necesario para el cuerpo” (Cfr. St. 2, 15-16). Pero esa misma Biblia reconoce que esta “liberación” no es suficiente, y que el ser humano necesita liberarse de toda esclavitud, empezando por la esclavitud del pecado, que es aquella que surge de la elección del mal.

Es por esto que a la Iglesia le toca intervenir en todas las necesidades sociales, en primer lugar, porque sería incoherente proponer a la gente la experiencia de un Dios Padre, la invitación a la libertad del espíritu y la renuncia al mal, desde una postura de abstención o de indiferencia ante las necesidades materiales concretas de las personas individuales. Pero del mismo modo, es la Iglesia la que puede aportar un “más”, una luz que conduzca al descubrimiento de un sentido que marque la dirección de la vida, porque esto es algo que a las instituciones meramente sociales no les toca hacer, precisamente porque su naturaleza de mecanismos estatales las obliga a una aconfesionalidad.

En otras palabras, del mismo modo que la función de la Iglesia no es la de convertirse en una ONG más o en una institución benéfica neutra, a las instituciones estatales no les corresponde promover una “espiritualidad” a través de su labor.

La Iglesia, cuando interviene en los problemas sociales, sabe que las personas necesitan alimento, ropa, medicinas…, pero también -y a veces mucho más- necesitan amor, fe y esperanza.

Preguntas para compartir.

1.- Ya conocemos de sobra las necesidades materiales de la sociedad cubana, ¿qué necesidades espirituales concretas tiene nuestra sociedad?

2.- Elige un ámbito social concreto: familia, escuela, trabajo, vecinos, amigos…, y haz propuestas de cómo podrías empezar a ofrecer a ese ámbito respuestas y soluciones para esas necesidades espirituales. Si te ayuda, elige necesidades espirituales concretas de ese ámbito y luego haz tus sugerencias.

3.- Reúnete con un máximo de tres personas. Cada uno expondrá sus propias necesidades espirituales, y conversarán sobre cómo darles una solución.

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