El pensamiento social cristiano está centrado en un humanismo cuya base es la persona humana, de ahí la influencia decisiva de pensadores como Maritain y Mounier en sus principios estructurales. La persona pues, como centro, se inserta en la sociedad con su dignidad plena, con todo su valor físico y espiritual. Para lograr el respeto de esa dignidad plenamente, hay que luchar por una sociedad democrática, con justicia y equidad, y para ello hay que crear las bases de una economía cada vez más humana. Para el cubano, este valor es también parte fundamental del legado republicano, pues Martí, el Apóstol de nuestra independencia, lo signó desde su discurso primordial ¨Con todos y para el bien de todos¨: Porque si en las cosas de mi patria me fuera dado preferir un bien a todos los demás, un bien fundamental que de todos los del país fuera base y principio, y sin el que los demás bienes serían falaces e inseguros, ese sería el bien que yo prefiriera: yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre.
La caída del comunismo a principios de los 90 en Europa, trajo al mundo la esperanza del renacimiento democrático no sólo de las sociedades que lo habían sufrido en el este europeo, sino de todas las zonas geográficas del mundo. Hoy, 24 años después, vemos como la geopolítica global se ha complicado extraordinariamente, de una parte, en América Latina, el fenómeno del socialismo del siglo XXI, ha dado lugar en varios países de nuestro continente, a modelos semi-democráticos, o cuasi-dictatoriales, amigos de cuanta dictadura queda en el mundo; en Siria e Iraq, ha nacido un movimiento extremista suní practicante del terrorismo de estado, llamado precisamente Estado Islámico, que ha impuesto el terror absoluto, en las zonas que ha conquistado; Rusia, con el fenómeno Putin, se aleja de los valores democráticos sobre los que debían construir su prosperidad, y con un nacionalismo extremo y resentido, rememora los tiempos zaristas, haciéndonos recordar los años que vivimos en guerra fría. Pudiéramos seguir, pero no es la razón de este trabajo. Sólo es para preguntarnos: aquellos que anhelamos un futuro democrático con justicia y equidad para Cuba, ¿podemos guardar alguna esperanza?
Es cierto que para los cubanos que hemos visto a nuestra patria vivir en la apatía, con el sabor amargo de la dictadura, por tantos años, no pareciera que podríamos guardarla, pero la razón de la historia, el renacer de la sociedad civil y la ineptitud de los gobernantes de turno, para siquiera realizar los cambios oportunos, que les permitan poder mantener el poder totalitario en el futuro, nos dan esa esperanza. ¿Cómo podríamos entonces lograr el modelo de sociedad, libre y democrática, con dignidad y justicia, con desarrollo económico y bienestar para las grandes mayorías, que lleven a Cuba al lugar que su pueblo se merece? La propuesta que quiero analizar hoy, es la que puso en marcha la Alemania Federal, después de la caída del régimen totalitario nazi. El nacimiento y desarrollo de la democracia en Alemania, fue llevado de la mano del establecimiento de una Economía Social de Mercado, en un marco de humanismo cristiano.
No dejo de repetir una y otra vez, en mis trabajos este pensamiento del filósofo católico Jacques Maritain, una de las figuras más influyentes del pensamiento social cristiano contemporáneo, pues como que ¨nos hace camino¨, como dijera Machado, "El hombre del humanismo cristiano, sabe que la vida política aspira a un bien común superior a una mera colección de bienes individuales... que la obra común debe tender, sobre todo, a mejorar la vida humana misma, a hacer posible que todos vivan en la tierra como hombres libres y gocen de los frutos de la cultura y del espíritu... aprecia la libertad como de algo que hay que ser merecedor; comprende la igualdad esencial que hay entre él y los otros hombres y lo manifiesta en el respeto y en la fraternidad; y ve en la justicia la fuerza de conservación de la comunidad política y el requisito previo que llevando a los no iguales a la igualdad, hace posible que nazca la fraternidad cívica..."
Del Personalismo Comunitario de Emmanuel Mounier podemos sacar algunas conclusiones concretas para la sociedad: el estado está concebido para servir al hombre y no el hombre para servir al estado, igualmente la economía. El estado no es un ente que pueda considerarse por encima de la nación o del hombre, todo lo contrario, es sólo un instrumento al servicio de la sociedad y de cada persona que forma parte de la misma y subordinado a ella. Sin embargo, es necesario para evitar la anarquía, por lo que se constituye en árbitro, en medio, mientras que la persona es el fin. En conclusión, el estado existe para la persona y su realización en la sociedad.
¿Cómo entonces se entrelazan el Humanismo Cristiano y la Economía Social de Mercado? Como el Humanismo Cristiano, está en clara sintonía con la Doctrina Social de la Iglesia. ¿Podemos decir lo mismo de la Economía Social de Mercado? Espero responder a estas dos importantes preguntas.
Economía Social de Mercado, desarrollo económico y humanismo
No puede desarrollarse un modelo de ESM en una dictadura, necesita de la libertad, un modelo en libertad aspira a la democracia y un modelo puede preciarse de democrático si respeta la dignidad humana. ¿Palabras huecas? La República Federal Alemana respondió a la hecatombe nazi, con el desarrollo en democracia y libertad de un modelo económico con estas características, analicémoslo y veamos si es exportable, muy especialmente para el futuro de Cuba.
Teóricamente fueron Walter Eucken y Alfred Müller Armack, los que configuraron la ESM, mientras que su implementación se debió fundamentalmente a Ludwig Erhard, ministro de Economía del gobierno federal alemán, dirigido por el canciller Konrad Adenauer.
El concepto de la ESM se apoya en tres principios: libertad, solidaridad y justicia social e interrelaciona así política económica con política social. Bajo esta forma se integra el dinamismo productivo del mercado con medidas compensatorias que sin interferir sobre los mecanismos de la competencia tienden a lograr una mayor justicia social. Las bases de la ESM se inspiran en las ideas del ordoliberalismo, de la ética protestante, así como de la doctrina social de la iglesia católica con sus principios pilares que son la solidaridad y la subsidiaridad. La solidaridad que mira al bien común y la subsidiaridad que nos dice que lo que puede hacer el individuo o la sociedad más pequeña que no lo haga la sociedad más grande. O dicho en términos económicos: tanto mercado cuanto sea posible y tanto estado cuanto sea necesario. En esto se basa, en Alemania, la descentralización política y administrativa. (1)
En palabras de Mueller-Armack, podríamos definir la ESM como una ¨ idea de ordenamiento económico, que persigue el objetivo de combinar, sobre la base de una economía competitiva, la libre iniciativa con el avance social, asegurado a su vez por la economía de mercado¨.
Como acabamos de ver, una de las bases de la ESM es el ordoliberalismo, del cual se toma como criterio central, la eficienciao capacidad del sistema de la economía de mercadoen relación a satisfacer las necesidades sociales, en términos no solo de producción de bienes sino también de producción de ¨valores sociales¨: actitudes de responsabilidad, disciplina, solidaridad y emprendimiento, valores considerados inherentemente humanos desde el punto de vista cristiano.
Es decir que en el meollo de la ESM, están los valores eminentemente cristianos de Libertad y Responsabilidad. Por lo cual, aquí comenzamos a responder la primera pregunta, aunque a través de la ESM se procura alcanzar un alto nivel de bienestar, no se hace a partir de la ¨bondad¨ del estado, sino de la responsabilidad de cada ser humano, quien a partir de su libertad, trabaja no sólo por mejorar su vida, sino la de todos, trabajando por el bien común. Esto sólo se logra dentro de un esquema de economía de mercado, con disciplina y solidaridad.
El padre intelectual de la doctrina ordoliberal fue Walter Eucken, la que además de ser enriquecida por muchos otros autores, se le sumaron hombres de la talla de Muller-Armack y Ludwig Erhard, para dar lugar a la ESM.
Del ordoliberalismo también se toma el concepto de la necesidad de un marco de orden legal en el área de la economía, porque el mercado libre, dejado a sí mismo, tiende a la formación de monopolios y hasta de oligopolios o cárteles. Por lo tanto, el ideal de la plena competencia, logrado libremente a través del juego de la oferta y la demanda, es solo eso, un ideal. En la práctica no es posible. Por lo tanto, el estado debe tomar medidas a fin de implementar una competencia funcional. La tarea del Estado es, por tanto, la producción de un marco regulador para desarrollar una competencia sino perfecta por lo menos funcional, incluyendo el acceso tanto al mercado como a la información relevante: la transparencia del mercado. Adicionalmente, el estado debe proporcionar estabilidad financiera y de precios, al mismo tiempo que promover la coordinación o coherencia entre la cooperación y la competencia social: la legalidad y el orden deben conciliarse con la libertad individual y social. El objetivo de la acción del ordoliberalismo no es una regulación radical, completa y súbita, sino una acción progresiva, para lo cual las deficiencias del mercado son centrales: cuando el mercado falla es el momento adecuado para introducir orden. Por ejemplo, la ausencia de una tasa racional o consensual para el consumo de bienes públicos (tales como el medio ambiente) o insuficiencias en las medidas contra los cárteles, producen situaciones de falla del mercado, que legitiman y demandan acción estatal.
El pensamiento desarrollado a partir del ordoliberalismo ha tenido tres variantes en su interpretación de la economía de mercado, fundamentadas en concepciones antropológicas muy diversas. La que a nosotros nos interesa, para conocer los orígenes de la ESM, se basa en una visión cristiana del ser humano, en la que se distingue una doble dimensión, la individual y la social, que se hacen operativas en los principios fundamentales de la subsidiariedad y de la solidaridad. Del principio de subsidiariedad se deriva la dignidad y la autoresponsabilidad de la persona humana y del de la solidaridad, la vinculación de la persona con la comunidad, de la que se sigue el deber ético del uso compartido de los bienes naturales para fomentar el bienestar de todos.(2)
Para Muller-Armack la ESM pretende ¨vincular el principio de la libertad de mercado con el de la compensación o equilibrio social¨ y¨en base a una economía de competencia, vincular la libre iniciativa con un progreso social garantizado por los rendimientos de la economía de mercado¨. Por lo tanto, a través de estos conceptos se va más allá de la oferta y la demanda para atender la condición humana y presupone una eficaz política económica.
“El planteamiento según el cual la economía de mercado sería equivalente a un orden liberal de la economía y de la vida en general, carece de validez (...). Cuando hoy se habla de economía de mercado nadie piensa ya en las formas ultra-liberales del siglo pasado, salvo cuando se pretende utilizar esto intencionadamente como arma para la crítica político-social (...). Hay un elemento adicional que marca la diferencia entre aquel pensamiento liberal originario y el espíritu moderno de la economía de mercado -en especial de la Economía Social de Mercado-; tal elementodiferenciador consiste en que, para esteúltimo, no sólo es determinante el automatismotécnico del equilibrio en el mercado, sinotambién -y en primer lugar- unos principiosintelectuales y morales. Si tal orden económicoconsistiera tan sólo en el equilibrio entreoferta y demanda producido mediante unalibre formación de precios en el mercado;entonces no sería conceptualmente válidopara constituir una base de todo un ordensocial”(3).
Elementos constituyentes de la ESM
Como vimos anteriormente, Mueller-Armack, definió la ESM como una ¨ idea de ordenamiento económico, que persigue el objetivo de combinar, sobre la base de una economía competitiva, la libre iniciativa con el avance social, asegurado a su vez por la economía de mercado¨.
Ordenamiento económico. Significa que la ESM es una forma de orden económico. Sus creadores tenían en mente un orden económico y global que colocara al ser humano como eje y fin de la actividad económica. El orden económico no es un elemento aislado, sino que su forma y contenido están en estrecha interdependencia con un sistema estatal y social que los rodea. Walter Eucken habló precisamente de una interdependencia de los órdenes, es decir, una mutua dependencia e influencia de la formas del orden del Estado, de la sociedad y la economía.(4)
La relación entre la ESM y el ordoliberalismo es muy estrecha. Ambos economistas, Ludwig Erhard y Walter Eucken muestran su mutua influencia y su complementariedad, Erhard desde su puesta en práctica en Alemania, Eucken desde la teoría y los principios de su política económica.
Los dos pilares básicos de la ESM son la libertad económica y la libertad política. La una garantiza la otra y ambas se complementan mutuamente. La ESM no concibe una de estas libertades disociadas de la otra. Para Eucken, dictadura y economía de mercado eran incompatibles. (5)
Eucken considera que su propuesta de orden económico libre y competitivo es, por una parte, un “orden instaurado” mediante principios constitucionales políticamente definidos; pero por otra parte, no contradice en nada a los órdenes surgidos en el devenir histórico, sino que se pliega y se acomoda a ellos. Donde se “instaura” un orden competitivo de mercados abiertos a la libre formación de precios, allí precisamente se hace posible y necesario el “surgimiento” y formación espontánea de múltiples órdenes -reconversiones, readaptaciones, asociaciones, fórmulas cooperativas, etc.- que provienen de “abajo”. En la propuesta de Eucken, pues, ambos tipos de órdenes tienden a converger y a complementarse recíprocamente. Probablemente esta complementariedad es uno de los pilares de la concepción de Eucken, y de la de Erhard, y está en estrecha consonancia con el llamado “principio de subsidiariedad”, que desde sus orígenes ha propuesto la Doctrina Social de la Iglesia.(6)
Economía Competitiva. La ESM complementa estos pilares con la asignación de recursos por parte del mercado, y con el elemento social. Los que vivimos en una economía de mercado y hemos conocido vivencialmente a la economía socialista, conocemos la superioridad del mercado para asignar los recursos, conocemos de su adaptabilidad a las situaciones cambiantes de la demanda, comparado a la ineficiencia catastrófica de la asignación de recursos por parte del estado. Por supuesto para lograrlo, la ESM se basa en un régimen de competencia.
Los procesos del mercado deben desarrollarse, en cuanto sea posible, como procesos competitivos. La política de defensa de la competencia ha de ser por eso una preocupación central de la política económica. Como un aspecto particular de la defensa de la libertad personal se reconoce la autonomía de los agentes sociales en la determinación de las condiciones de trabajo y de un modo especial en su retribución. Difícilmente se podría hablar de la libertad de la persona en el ejercicio de la actividad económica, si no hubiera lugar al ejercicio de esa actividad en algo tan importante como es para los trabajadores el precio de su trabajo y, para los empresarios, la determinación de uno de los factores de coste más importantes de su gestión, pero en ambos casos se ha de tener presente la visión de una globalidad solidaria para que los intereses de unos no dañen los legítimos intereses de los otros.(7)
Adicionalmente, para los forjadores de la ESM, una economía competitiva supone, además, un Estado fuerte e independiente de los intereses sectoriales cuya tarea principal consiste en el establecimiento de un sistema de reglas claras y que asegure en los mercados la vigencia de los principios de la competencia. Estado fuerte en este contexto no hay que confundirlo con un Estado grande y sobredimensionado ni con un Estado intervencionista.(8)
Libre iniciativa y avance social. La ESM combina la libre iniciativa con el avance social, de tal manera que la política social a favor de los grupos más desfavorecidos de la sociedad se haga de acuerdo a la naturaleza del mercado, logrando así la compensación social sin distorsionar las bases de la economía competitiva, y con ello aplicando el principio de subsidiaridad: el estado intervendrá sólo cuando se le necesite realmente, dando valor a las instituciones intermedias, para que cada una pueda contribuir desde abajo al desarrollo de toda la sociedad.
Con la política de compensación social se logra que los problemas que no pueden solucionarse con el mercado, se resuelvan a través de una política social que actúe como una red de seguridad, y no como una providencia generalizada como en las sociedades socialistas, que dan lugar a un estado paternalista extremo, en el que con el fin de garantizar determinados bienes sociales, se limita totalmente la libertad de los elementos de una sociedad, llámense individuos, municipios, organizaciones intermedias, lo que conlleva a la sumisión total de la persona humana al estado paternalista. Esta red de seguridad da lugar al bien común y aplica el principio de solidaridad.
Eonomía Social de Mercado y Capitalismo Social
Es curioso que cada vez que Naciones Unidas, da un informe anual sobre Calidad de Vida, los países que aparecen en los primeros lugares, son siempre aquellos en los que se han creado los beneficios del estado de bienestar, como Suecia, Noruega, Dinamarca, Canadá, etc. Es curioso también que todos estos países son altamente desarrollados, y están entre las naciones que deberíamos imitar, si queremos llegar a sociedades no sólo desarrolladas sino armónicas y con un nivel de igualdad en que todos puedan disfrutar de ese desarrollo.
Sin embargo, prestigiosos economistas, plantean que el estado de bienestar, tal y como lo conocemos, no es sostenible. Hasta Holanda anuncia pasos para cambiar el modelo, por uno ¨participativo¨, ya que el actual no puede financiarse¨. (9)
En el documento ¨La Economía Social de Mercado de Ludwig Erhard y el futuro del Estado de Bienestar¨, Ignacio Miralbel nos plantea la tesis siguiente: Es un error pensar que el modelo de Estado de bienestar ha terminado. Lo que ha terminado es el socialismo puro, al igual que el liberalismo puro, pero las fórmulas más o menos equilibradas de conjugar la libertad económica y una cobertura social segura… parecen mostrarse ante las grandes mayorías como la única concepción razonable del orden económico. Así pues, a mi entender, la idea de una economía de mercado regulada y arbitrada en un marco político de defensa del bienestar y la seguridad social, no sólo no está en retirada, sino que nunca había alcanzado un grado de consenso y aceptación como el actual.
Independientemente de que éste sea un análisis presentado en 1996, y que las cosas han cambiado muchísimo desde entonces hasta hoy, la realidad es que la crisis de 2008 no se debió a la ESM, todo lo contrario, no fue consecuencia de esta economía de ¨orden¨ llamada ESM, sino producto del despilfarro de un modelo totalmente desregulado que pisoteó los valores del ordoliberalismo y por consiguiente los de la ESM. La crisis fue tan profunda, que todavía no ha podido resolverse plenamente y Europa sigue en crisis, Alemania es una de las pocas naciones que continua a la vanguardia en cuanto a desarrollo y bienestar. EE UU ha logrado salir de la profunda crisis en que cayó, no desregulando más, sino logrando los niveles de regulación que están contribuyendo a la no repetición del fenómeno de la crisis financiera provocado en primera instancia por los bancos.
Esta crisis nos ha enseñado:
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Que se necesita el orden económico propuesto por Eucken, a través de un marco legal, para que la libre competencia sea funcional y con ello se logre la transparencia del mercado garantizado por el Estado.
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Que al mismo tiempo que se cuida la macroeconomía, se garantice el estímulo económico suficiente con la consiguiente política de recuperación del pleno empleo.
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Es necesaria la regulación, pero no una regulación radical, completa y súbita, sino una acción progresiva, para lo cual las deficiencias del mercado son centrales: cuando el mercado falla es el momento adecuado para introducir orden.
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La necesidad de combinar la libre iniciativa con el avance social, como medio de lograr equidad.
La ESM nos muestra estas enseñanzas, y en su aplicación aparecen de manera fundamental los valores que sostienen la DSI, como la subsidiaridad, la solidaridad y el bien común, por lo que evidentemente, aquí vemos la sintonía entre la ESM y la DSI, y por ello su sentido plenamente humanista y cristiano, de sustentarse en la dignidad de cada hombre y lograr el progreso social y económico para todos, a través de la fortaleza de la economía y no de las dádivas del estado protector, por ello si no nos gusta el nombre de ¨estado de bienestar¨ por su sentido socialista fundamentado en el estado como centro, llamémosle ¨capitalismo social¨ en el que nos proponemos lograr una sociedad próspera económicamente y con equidad para todos sus ciudadanos, como decía Mueller-Amack al definir la ESM como una ¨ idea de ordenamiento económico, que persigue el objetivo de combinar, sobre la base de una economía competitiva, la libre iniciativa con el avance social, asegurado a su vez por la economía de mercado¨.
El futuro de Cuba y la Economía Social de Mercado
Como hemos visto del ejemplo alemán, la Alemania destruida por la guerra y por el régimen totalitario nazi resurgió como vanguardia económico-social y como estado democrático de derecho, teniendo como uno de los pilares fundamentales para su reconstrucción a la Economía Social de Mercado. Hoy Alemania es ejemplo de sociedad democrática desarrollada, su caso va más allá inclusive, pues tuvo que absorber y reconstruir también a los länders alemanes del este, convertidos en una república comunista después de la 2da guerra mundial, y que siendo tomada como vitrina por los países de la órbita soviética, no era más que un país subdesarrollado, al lado de la República Federal, y no sólo eso, sino que tuvo que resolver los problemas de una economía que había sido distorsionada por los grandes complejos económicos socialistas, carentes de todos los incentivos que desarrollan las economías, al convertirse en oligopolios estatales dirigidos centralmente.
Cuba sería un caso muy parecido al de Alemania. En primer lugar es un país sometido a medio siglo de totalitarismo comunista y destruido por una economía totalmente ineficiente copiada del modelo soviético. Por lo tanto es un país que sin estar en guerra tiene una infraestructura destruida, y un estado deprimente tanto económica como socialmente. Para salir de esta situación tendríamos que aplicar un modelo de economía de mercado, en un estado de derecho democrático. La economía social de mercado, se pinta sola, para ser aplicada en Cuba, y lograr lo que tanto añora el pueblo cubano, libertad, equidad y prosperidad.
Por supuesto, Cuba sigue siendo una dictadura comunista, y a pesar de ciertas reformas económicas todavía muy limitadas, la ESM es una propuesta para el futuro, en el que habría que lidiar con todas las distorsiones económicas, políticas, sociales, culturales y antropológicas surgidas a través de más de medio siglo. ¿Qué hacer mientras tanto? Lo que Dagoberto Valdés y tantos demócratas de la oposición han venido forjando desde hace años y que comienza a dar frutos, la formación de una sociedad civil que será como el elemento gestor fundamental de nuestro futuro democrático. Como nos planteó Dagoberto en su conferencia ¨El Compromiso de los Laicos en la Sociedad, ¨Cuba ha experimentado en el último siglo 3 modelos de relaciones sociales: a) El colonialismo: primacía de otra nación. b) El capitalismo: primacía del Mercado. c) El socialismo real: primacía del Estado. Lo novedoso para el futuro de Cuba sería: el protagonismo y la primacía de una sociedad civil independiente de la hegemonía del Estado y del Mercado y reguladora de ambos.
En este futuro, la Economía Social de Mercado jugará un papel fundamental, ya que como en la Alemania Federal, potenciará el desarrollo económico y la equidad social, con libertad y responsabilidad. Con elloconstruiremos una sociedad cuyo centro será la dignidad plena de los ciudadanos de nuestra nación.
Notas:
-
Economía de Mercado con responsabilidad social. Conferencia. Klaus Schaeffler
-
La democracia cristiana y la economía social de mercado. Eugenio María Recio
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Economía Social de Mercado. Su valor permanente, 1994, pag 129. Ludwig Erhard
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Economía de Mercado con responsabilidad social. Conferencia. Klaus Schaeffler
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Economía de Mercado con responsabilidad social. Conferencia. Klaus Schaeffler
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La Economía Social de Mercado de Ludwig Erhard y el futuro del Estado de Bienestar. Ignacio Miralbell – 1996 – Cuadernos Empresa y Humanismo – Universidad de Navarra
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La democracia cristiana y la economía social de mercado. Eugenio María Recio
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Economía de Mercado con responsabilidad social. Conferencia. Klaus Schaeffler
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Democracia, Capitalismo Social y Capitalismo Radical – Helio J. Gonzalez