En Cuba y en Miami hay temor a los votos y a las encuestas

  • José Manuel Palli
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En Cuba y en Miami hay temor a los votos y a las encuestas

23 Feb 2014 15:05
#8047
Uno puede no confiar en las encuestas. Pero lo que uno no puede hacer, a riesgo de perder su credibilidad, es confiar sólo en aquellas encuestas que confirman lo que uno cree, y rechazar (o condicionar a alguna forma de corroboración) aquellas cuyos resultados le preocupan o molestan.

La encuesta realizada por el Atlantic Council según la cual el 56 % de los norteamericanos (y el 64 % de quienes vivimos en Miami-Dade) desea normalizar las relaciones entre los EEUU y Cuba ha generado todo tipo de comentarios, y un medio de difusión que se precie debe reflejar esa variedad de reacciones, aún cuando tome partido.

Pero cuando en el editorial de algùn medio se menciona “la aparición” de esta encuesta en momentos en que se están produciendo otros “hechos significativos” –el reciente pronunciamiento de Charlie Crist en contra de las sanciones comerciales contra Cuba es uno de ellos- y se la convierte en “prueba definitiva” de que algo se está moviendo o tramando para facilitar el levantamiento de lo que en Cuba llaman el bloqueo y entre nosotros el embargo (un colega mío prefiere llamarlo “blobargo”, para quedar bien con tirios y troyanos), se puede dudar de la falta de objetividad del medio que lo publica... En mi humilde opinión, todo lo que prueba la realización (que no se trata de una “aparición” fantasmagórica) de la encuesta y su coincidencia con los hechos recientes, es que, probablemente, algunos de los actores de esos hechos (Crist incluido) se enteraron de los resultados de la encuesta antes de que se difundieran al público en general.

Si, además, el editorialista sugiere que esa conjunción de hechos “abona la teoría de una acción ‘cocinada’ por alguna de las partes interesadas”, cayendo en el re manido ejercicio de detectar conspiraciones que ya es parte del folklore de esta Casablanca caribeña que es Miami, se acomoda a la visión del mundo de una de esas “partes interesadas”.

La misma visión del mundo que procura minimizar los resultados de la encuesta reduciéndolos a un dato que deberá ser corroborado por los votantes en las urnas.

También se parcializa la línea editorial a favor de esa misma “parte interesada” al simplificar y trivializar como parte de lo que “se está cocinando” la decisión de la Unión Europea de negociar con las autoridades cubanas sin que aquella Posición Común propugnada por el gobierno de José María Aznar resulte un obstáculo. Así como no es serio ser selectivo con las encuestas aceptando sólo aquellas con cuyos resultados estamos de acuerdo, no se puede ignorar que fue el propio Aznar el que, en sus primeras memorias publicadas hace cerca de diez años, transcribió una conversación en la que Fidel Castro le decía que necesitaba que ‘los Americanos’ le mantuvieran el embargo por lo menos por un par de generaciones más para poder consolidar su ‘legado’.

Puede ser que la encuesta de marras sólo signifique que nuestras nuevas generaciones quieren una relación distinta con Cuba, contrariando la visión del mundo de nuestras viejas generaciones. Pero así como las viejas generaciones, tanto en La Habana como en Miami, parecen estar a favor del embargo, tanto en Cuba como en Miami esas viejas generaciones le temen a los votos: por eso parecen coincidir también en que hay que derogar la Ley de Ajuste Cubano para, en el caso de Miami, impedirle el acceso a las urnas a las nuevas generaciones, que son las que hacen que nuestros padrones electorales sean cada vez mas ingobernables para los partidarios del status quo.

Creo que no falta mucho para que en esas mismas urnas se exprese la voluntad popular que corrobore el resultado de la encuesta. Pero también es una simplificación absurda sugerir que en una democracia representativa los representantes no son sino voceros de sus representados, quienes los eligen en función de una sola entre muchas políticas publicas. Yo, que no tengo adscripción política alguna, voto siempre por mi congresista, Ileana Ros, a pesar de que discrepo profundamente con ella en cuanto a cual debiera ser la relación entre los EEUU y Cuba. Y lo hago porque considero que, y a pesar de esa significativa discrepancia, mi congresista está en mejores condiciones, por su experiencia y su antigüedad (y esto ùltimo pesa mucho en un sistema polìtico como el nuestro) de representarme en Washington. Y lo hago a pesar de que pienso que Ileana nunca haría una pirueta como la que acaba de hacer Charlie Crist.
O sí, no lo sé; todavía va y me sorprende gratamente…
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