Francisco traza las líneas de su pontificado

Después que se hizo realidad que los papables que entran al cónclave salen nuevamente cardenales, como reza el viejo refrán católico, el papa Francisco ha sorprendido a muchos con marcar las líneas principales de su pontificado en la humildad, el servicio a los pobres, el diálogo interreligioso, el medio ambiente y la ternura del ser humano hacia el prójimo.

Hay quienes afirman que Francisco será un Papa de la periferia y no del centro, o para entender mejor el símil, que prefiere visitar los barrios miseria en los alrededores de la ciudad, en lugar de los centros de poder de la capital.

Las palabras del papa Francisco ante los líderes del mundo presentes en Roma para la inauguración de su Pontificado fueron una reafirmación evangélica de que el verdadero poder es servir a los pobres.

El Papa recibió el anillo del pescador ante 200 mil personas, jefes de Estado, reyes y personalidades de más de 130 países. Para la ocasión eligió un anillo de plata que representa la imagen de Pedro con las llaves del cielo.

Con el evento del anillo del pescador, Francisco comenzó oficialmente su ministerio como sumo pontífice de la Iglesia Católica. En su homilía, el Papa pidió a los gobernantes que sean “custodios de la creación de Dios y que no dejen que los signos de destrucción y de muerte acompañen al mundo.”

El papado que inicia Francisco no está exento de una profunda crisis por los escándalos de corrupción en el Vaticano, el abuso a los niños y el desencanto de muchos feligreses católicos por la falta de aires de contemporaneidad en el interior de la Iglesia.

Pero el papa Francisco, con las líneas principales de su Pontificado ya expresadas, centrados en una maravillosa teología de la pobreza, confía que puede dirigir la nave del catolicismo y superar desavenencias, irregularidades e incomprensiones.

Sumamente interesante que para Francisco, los pobres nos son solamente sujetos pasivos que esperan de nosotros, sino sujetos activos capaces de enseñarnos mejor el rostro del Cristo Resucitado.

Esta visión distancia a Francisco de la definición de pobreza que hizo la Teología de la Liberación en su momento, pues ellos equivocadamente redujeron la pobreza, como lo hizo el marxismo, a un objeto político.

Otra proyección fundamental del papado de Francisco será el diálogo interreligioso o la relación con otras religiones, básicamente monoteístas.

En este tema el Papa tiene un largo camino recorrido cuando era Arzobispo de Buenos Aires, con el Instituto del Diálogo Interreligioso, que reunía a las figuras más relevantes entre los rabinos, los dirigentes islámicos y los líderes cristianos de todas las denominaciones.

Magistral y ontológica la frase del papa Francisco cuando afirma ‘que para ser un buen católico, antes hay que ser un buen judío’. En esta enseñanza se concentra la admisión santa de que los judíos son los hermanos mayores de los cristianos.

Este reconocimiento que se engarza de una forma fascinante en los orígenes de la fe de Jesús de Nazaret, no hace más que acentuar la importancia de la periferia, de los pobres, de los pecadores.

Francisco ha comenzado su papado y sus lineamientos irán tomando la forma profética y evangelizadora de una teología muy rica moralmente, porque se apoya en los pobres, en los necesitados, en los enfermos.
Así era el amor de Cristo.

Es notable el dinamismo con que el Papa Francisco ha comenzado su pontificado, trazando ya la orientación de su gestión con lineamientos muy claros, como lo señala Alberto.

Me parece oportuno destacar algunas de sus palabras al recibir en audiencia por primera vez al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, en las que subrayó "la lucha contra la pobreza, tanto material como espiritual" y proclamó sin ambages su propósito de "edificar la paz y construir puentes".

No perdió la oportunidad Francisco en esta instancia en que su mensaje se dirige a todos los países del mundo por la vía protocolar para exhortar a esos diplomáticos a atender las necesidades de los pobres en sus países:

"Según el ejemplo de Francisco de Asís", les dijo, "la Iglesia ha tratado siempre de cuidar, proteger en todos los rincones de la Tierra a los que sufren por la indigencia, y creo que en muchos de vuestros países podéis constatar la generosa obra de aquellos cristianos que se esfuerzan por ayudar a los enfeermos, a los huérfanos, a quienes no tienen hogar y a todos los marginados, y que, de este modo, trabajan para construir una sociedad más humana y más justa"

Reifiriéndose también al ejemplo de Francisco de Asís como adalid de la paz, los instó con firmeza a esforzarse "en construir la paz. Pero no hay verdadera paz sin verdad. No puede haber verdadera paz si cada uno es la medida de sí mismo, si cada uno puede reclamar siempre y sólo su propio derecho, sin preocuparse al mismo tiempo del bien de los demás".

Terminó su discurso a los diplomáticos presentes prometiendo "edificar la paz y construir puentes de amistad y hermandad".

Deja así abierta la senda de la fraternidad humana.

Y queda mucho camino por andar.