El Medio Oriente vuelve a centrar la atención del mundo por la violencia desatada en esa región explosiva del planeta. La ofensiva militar israelí bajo el nombre clave de “Pilar Defensivo” contra el territorio de Gaza consistió en un bombardeo selectivo de objetivos dentro del enclave palestino. Ahmed Al-Jaabari, figura principal del brazo armado de Hamas, numerosos edificios relacionados con la organización político militar y sitios considerados estratégicos recibieron el impacto demoledor de las bombas. La metralla arrasó también con numerosas vidas inocentes, una imagen que termina pesando siempre en el rostro de las guerras aún por justificados que puedan ser sus motivos.
El ataque de las fuerzas armadas israelíes y la eventualidad de una invasión se produjo en una escalada que tuvo sus orígenes poco antes del 16 de noviembre cuando centenares de misiles comenzaron a ser disparados desde el territorio de Gaza contra el país vecino. La respuesta de Israel como consecuencia de estos ataques encuentra nuevamente el encono de pronunciamientos anti israelíes, justificados en las víctimas civiles, muchas de ellas niños, que dejan poco margen a los amigos de Israel los que desde una postura cautelosa buscaron mediar en el conflicto.
Las protestas y condenas contra el gobierno judío omiten mencionar la causa original de este contencioso en particular. El lanzamiento previo de centenares de cohetes y el que estos fueran disparados desde edificios y sitios públicos en Gaza o las advertencias hechas por la parte agredida, quedaron relegadas a un segundo plano por las noticias que en su mayoría destacaron el intenso contra ataque, ciertamente mucho más mortífero pero hasta cierto punto justificado.
Las noticias en general destacan la actitud de los pobladores de la franja refiriendo su orgullo manifiesto hacia la acción de las milicias que lanzan ataques desde zonas residenciales y edificios de la zona palestina densamente poblada. Una crónica de Reuters apunta la reacción de los gazatíes reacios a criticar a los combatientes de Hamas considerados por ellos como dedos de la misma mano. Las bombas y los muertos no son culpa suya, sino de Israel. “… ¿desde dónde se supone que deben disparar, de todas formas? Esto es Gaza, no hay un sitio que no esté lleno de gente,”… reconoce un refugiado palestino aludiendo el caso de muchos ciudadanos que prefieren mantenerse en sus casas convertidas en blanco de la aviación porque desde ellas se disparan cohetes hacia el territorio israelí. Al final son estos los que pagan con el sufrimiento por decisiones y estrategias hechas por quienes sacan partido de la política y las guerras, sin importar el costo que estas disposiciones puedan tener. La muerte de niños y mujeres en definitiva provocan la indignación de la opinión pública internacional.
No es impensable que detrás de esta andanada coheteril que iniciara lo que ya muchos estiman una nueva avanzada en el conflicto entre palestinos e israelíes se encuentren intereses ajenos que buscan desviar la atención de Israel debilitando sus bases morales o provocando un desgaste en recursos y esfuerzos. Pudiera pensarse en una maniobra donde los efectivos de Hamas hayan tomado la iniciativa de encender una mecha para desviar el punto de mira que Israel mantiene dirigido hacia Teherán. Es sabido el llamado de atención hecho por las autoridades judías hacia el país persa alertando la posibilidad real de que aquel se haga con el arma nuclear, algo que Israel anunció no permitirá.
Por una parte se sabe que las encuestas arrojan el dato minoritario de los israelíes que están a favor de llevar un ataque en solitario en contra de Irán, mientras que una cuarta parte de la población se muestra indecisa sobre el tema. Otros acontecimientos relacionados con la situación en el Medio Oriente pueden ofrecer otras pistas. Durante una marcha escenificada recientemente en Teherán bajo la consigna de Muerte a Estados Unidos, muerte a Israel, el presidente Mahmoud Ahmadinejad aseguró que no había lugar para el Estado judío en un futuro Oriente Medio. En un mitin celebrado en la Universidad de la capital iraní Ahmadinejad volvió a tocar el tema: “¿Ustedes quieren un nuevo Oriente Medio? Nosotros también, pero en el nuevo Oriente Medio (...) no habrá rastros de la presencia estadounidense y de los sionistas". En ese evento transmitido en vivo por la televisión estatal el mandatario llamó a la unidad musulmana para desbaratar el apoyo occidental de Israel, al que describió como un "tumor cancerígeno".
Otro aspecto de la polémica palestina está marcado por las divisiones entre los principales grupos políticos de su dirigencia. Las elecciones de la Autoridad palestina que Hamas llamara a boicotear y la presentación hecha por Mahmud Abas el presidente de esa autoridad ante la Asamblea General de la ONU para elevar el estatus de Palestina a Estado no miembro de Naciones Unidas pueden ser indicios preocupantes para los que apuestan por el radicalismo. En ese sentido el discurso de Abas en la ONU trajo un leve giro en el diferendo árabe israelí a afirmar que no se trata de deslegitimar a un Estado ya existente- entiéndase Israel- sino hacer valer los derechos del estado palestino que debe conformarse. Palabras que desentona con la acritud de los recalcitrantes apoyados por Irán. No es casual el bloqueo electoral decretado en Gaza por la dirigencia de Hamas.
Por el momento se logró el alto al fuego y se evitó la invasión del ejército de Israel a Gaza. Apenas unas horas después fue lanzada una nueva andanada de misiles hacia el territorio israelí. Poco después grupos de palestinos desafiaron a los destacamentos militares destacados en la barrera que separa las zonas. De nuevo disparos y heridos. Episodios que evidencian la precariedad de los pactos pacíficos en la convulsa situación entre Palestina e Israel, atizada por elementos integristas que apuestan por la guerra, la muerte y la destrucción.
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