Paul Chauchard: su obra científica, humana y cristiana.

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Paul Chauchard: su obra científica, humana y cristiana.

06 Sep 2010 16:24
#3401
Apasionado por la obra de Teilhard de Chardin, conocí a destacadísimos hombres de ciencia y de letras, sacerdotes, laicos, creyentes y no creyentes para los cuales, la obra de Teilhard resultaba extraordinariamente importante por la profundidad y universalidad de sus ideas. Claude Cuenot, Jean Pivetau, Henri de Lubac, y muchos otros. Era extraordinario el poder conocer, leer, confrontar sus ideas y formas de pensar. Todos me impresionaron. Hubo uno, que sin embargo me marcó, desde un inicio. Como Teilhard estaba frente a un científico eminente, y al mismo tiempo a un filósofo, me refiero al Dr. Paul Chauchard.
El Dr.Paul Chauchard, científico, médico y neurofisiólogo francés de prestigio internacional, nació en 1912 y murió el 27 de abril de 2003. Como neurofisiólogo fue un destacadísimo investigador de la naturaleza y los mecanismos del cerebro humano. Fue director de la Escuela de Estudios Superiores de París y profesor de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica). Durante 20 años fue presidente del movimiento en favor de la vida, Laissez Vivre, (Dejadlos Vivir). Su esposa Jacqueline colaboró permanentemente con él en la formación de grupos de educación para el matrimonio. Padre de 6 hijos, incluyendo una religiosa cisterciense, fue un verdadero ejemplo de vida familiar y profesional, y como cristiano dedicó su vida al servicio de la sociedad.
Autor de más de 80 libros entre los que destacan: Alma o Cerebro, Qué es el Hombre, El cerebro y la Conciencia, El Cerebro y la Mano Creadora, Necesitamos Amar, El Ser Humano según Teilhard, El Equilibrio Sexual, El Progreso Sexual, Por un Cristianismo sin Mitos, y muchos más.
A través de “Necesitamos Amar”, tomé conciencia de la importancia de la educación para el amor humano, y de la función del cerebro prefrontal como “punta fina de nuestra alma”. Desde un punto de vista fisiológico, hay que tomar en cuenta la función del cerebro como sistema de control de cualquier hecho psíquico. El cerebro humano se dis¬tingue del animal por el desarrollo de la zona prefrontal que hace que la relación humana sea profunda. La zona prefrontal está conectada con el auto¬control de sí mismo, el equilibrio del humor, el sentido de libertad y elec¬ción y la reflexión del comportamiento, el sentido del deber y la previsión del porvenir. El Dr. Paul Chauchard va más lejos: "La neurofisiología confirma la necesidad de reflexionar acerca del valor humano de nuestros actos, demos¬trándonos que el amor al prójimo es la receta de un buen equilibrio cerebral, y la mejor utilización del lóbulo frontal, ese supercerebro humano". "Las preo¬cupaciones morales no son ajenas a la neurofisiología, porque ésta confirma la norma moral sobre la base del equilibrio cerebral".
Desde su condición de neurofisiólogo realizó un esfuerzo extraordinario a favor de la vida, y una buena parte de su obra la dedica al estudio de la sexualidad humana. La sexualidad humana es fruto de la educación a través del control cerebral y emocional cuya sede se encuentra en el cerebro prefrontal. El cerebro prefrontal es el órgano de la reflexión y de la libertad. Necesitamos amar y ser amados. Es todo un proceso de liberación y crecimiento, a veces difícil, que nos sitúa en una humanización plena y rica. Decía Paul Chauchard “que la libertad era el control de nuestros determinismos, entre ellos el instinto sexual. La libertad no nos la conceden sino que la ganamos desde dentro. Las relaciones sexuales que se adelantan a la dimensión espiritual, buscando el placer en primer lugar, vuelven al hombre insensible ante el verdadero amor que necesita ser prioritario para existir”.
En “El equilibrio sexual. Desarrollo sexual, funciones genitales y espíritu de continencia”, el Dr. Chauchard, admite que la sexualidad marca todo nuestro ser desde la infancia y que en este período se forma la conciencia sexual de base, pero enfatiza que el sexo sobrepasa lo genital. Declara: "Dependiente de la genética y de las hormonas que nos dan nuestra morfología, la sexualidad humana se convierte en una virilidad o una feminidad cerebral psicosocial, ampliamente independiente de lo biológico a través de lo cual ha nacido; de aquí la necesidad de aceptar la norma del acuerdo equilibrado entre lo biológico y lo psicosocial". Refiriéndose a la visión freudiana, hace la crítica siguiente: "El psicoanálisis, con Freud, ha puesto el instinto y lo hormonal sexuales en el origen del amor con el nombre de libido, no siendo el amor superior más que la sublimación. La psicobiología moderna llega a conclusiones opuestas: la relación sexual es una modalidad particular de la relación social, el amor sexual una modalidad del amor social. En el amor, lo afectivo y lo sentimental es una función inferior dependiente del cerebro primitivo; la verdadera dimensión del amor hay que relacionarla con las funciones prefrontales; el centro de integración suprema del cerebro humano que da al individuo su unidad plena: el "corazón" sobrepasa la razón sin serle opuesto. Este cerebro prefrontal, que nos sitúa, es pues responsable del amor de sí y del amor de otro, un amor sexuado en la medida en que el individuo y los otros lo son. También es responsable de la concepción del ideal y, por lo tanto, de la plena dimensión mística del amor".
Cuando Pablo VI en 1968 publicó la Encíclica Humanae Vitae que muchos simplificaron en un “no a la píldora contraceptiva” ignorando que de lo que se trataba era de la humanización del amor conyugal y de la sexualidad y por lo tanto de una sana educación para el diálogo conyugal, el Dr. Paul Chauchard dedicó a Pablo VI, un precioso libro titulado “Voluntad y sexualidad”.
El Dr. Paul Chauchard hombre de ciencia extraordinario y a la vez hombre de fe inquebrantable, honró desde su condición de neurofisiólogo católico, el pensamiento de Teilhard de Chardin, que estaba perennemente en el sentir de su obra. Es muy importante remarcar en este artículo, esta faceta de Chauchard, ya que en ella convergen su quehacer científico con su visión del mundo. Y es que Teilhard más allá de su condición de científico eminente, nos dejó un legado intelectual de una profundidad y humanidad increíbles. Siguiendo la teología de Teilhard, el Dr. Chauchard expresaba que lo esencial era reconciliar el progreso científico, deshumanizado por el materialismo, y el cristianismo. "El hombre necesita trabajar en este mundo por un porvenir de eternidad" -decía-. Y se esforzaba por llevar a cabo este principio en todos los terrenos del comportamiento humano.
En “El pensamiento científico de Teilhard de Chardin” Chauchard nos dice que: “La originalidad de Teilhard es, en primer lugar, ser un científico completo, y es esto lo que le reprochan los que no han comprendido el pleno sentido del esfuerzo científico. No se es un científico completo si no se es un especialista competente entregado al análisis preciso en su dominio; sin esta práctica que constituyó el oficio del Teilhard paleontólogo, no sería más que un diletante de la ciencia, un mal filósofo. Pero no lo es más si, encerrándose en su especialidad, se convierte en puro técnico. En su esfuerzo de análisis no debe olvidar el especialista que el análisis no tiene interés más que para la síntesis”.

Este célebre neurofisiólogo, que nos describió la sexualidad en función de la condición humana centrada en el cerebro prefrontal, que fue un destacado luchador Pro-Vida, que dedicó muchísimos años junto a su esposa a la formación cristiana para el matrimonio, que fue un prolífico escritor, con una reconocida vocación de universalidad, nos dejó un mensaje, a través de su visión Teilhardiana, de una belleza exquisita, en Necesitamos Amar: “En este universo inmenso, sobrecogedor y hostil, hemos descubierto un sorprendente secreto: lo esencial reside en las atracciones organizadoras que permiten una complicación y una centración cada vez mayores que no se pueden explicar más que por una energía de amor. Lo que cuenta no es el absurdo, lo incoherente, lo horrible, que salta a los ojos, es, al contrario, la existencia de un significado. El mundo está en evolución, es decir está en construcción en el curso de los siglos, progresa. La naturaleza es como una obra o también, sean cuales sean las causas y los mecanismos, como una ascensión de amor desde lo inanimado a lo unicelular y de esto al hombre. Desde entonces, un universo así, que ha pasado por todo a través de mil contingencias y quizás por innumerables tentativas, hasta llegar a nosotros, que no somos quizás los únicos seres amantes del cosmos, no podría ser contemplado fríamente. Hechos para el amor, hemos sido hechos por una obra de amor. Podemos complacernos en este universo, pese a todo, de donde hemos salido. No somos ya en él un accidente extraño y extranjero; pese a nuestra pequeñez, nuestro papel es esencial, pues se trata de un logro consciente, de un ascenso en el amor donde este mismo amor se vuelve persona reflexiva y comunidad de personas…. Este universo amorizante para quien, como Teilhard de Chardin, se debe contemplar lúcidamente, nos da un mensaje. La tarea de la naturaleza no ha llegado a una obra completa, ha producido un ser capaz de acabarla. Al universo de los órganos útiles modelados por la evolución biológica de la vida creadora de formas, sucede el universo de los útiles y de la técnica humana…. Toca ahora a los hombres emplear su inteligencia para emplazar todo su corazón en la construcción del mundo”.
Bibliografía:
1) Necesitamos Amar. Paul Chauchard
2) El Ser Humano según Teilhard. Paul Chauchard
3) El Equilibrio Sexual. Desarrollo sexual, funciones genitales y espíritu de continencia. Paul Chauchard
4) La Creación Evolutiva. Paul Chauchard
5) El Pensamiento Científico de Teilhard de Chardin. Paul Chauchard
6) Paul Chauchard. Carlos Prieto González
7) Reflexiones: relaciones prematrimoniales. Ignasi García Rafanell
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