El vocablo revolución mantiene su vigencia en Cuba
- Eugenio R. Balari †
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El vocablo revolución mantiene su vigencia en Cuba
25 Jun 2017 18:16
El vocablo revolución mantiene su vigencia en Cuba. Presente en el imaginario de los cubanos.
-Despierta interés conocer como después de más de ½ siglo del triunfo de la revolución; autoridades y pueblo continúan, cuando se refieren a algo relacionado al país, identificándolo con el vocablo revolución. Lógicamente es de pensar que el término caracteriza o más bien define, determinadas intenciones de alcanzar mayores beneficios sociales, económicos o políticos, a través de cambios o transformaciones que resultan imprescindibles.
-Intentando un sucinto repaso a diferentes etapas de nuestra historia, aprecio con frecuencia el uso del término como concepto recurrente; aunque siempre con el propósito de mejorar situaciones para el bien común.
El interés por el tema me llevó a conversar en La Habana, con un grupo de jovenes estudiantes universitarios y debo decir, que el encuentro me resultó satisfactorio; al verificar como varios de esos jóvenes expresaban con enfasis y no poco apasionadamente (como lo pudieran haber hecho individuos de anteriores generaciones); que no serían menos patriotas, ni revolucionarios que sus padres o abuelos.
-Dijeron no me ofrecerían respuestas superficiales o para salir del paso, menos aún oficialistas; sino sólo sus ideas al calor de sus experiencias vividas, lo conocido por ellos, o lo estudiado históricamente. Continuaron expresando haber adquirido conciencia histórica respecto a Cuba y por eso les resultaba imposible (si de sentirse verdaderamente cubano se trataba), el dejar de asumir una posición que no fuera patriótica y revolucionaria; uno de ellos enfatizando me dijo; fíjese que agregamos lo de revolucionario, pues bajo las circunstancias históricas de Cuba, ha sido casi imposible ser lo uno sin lo otro.
-Les pregunté para ver si reiteraban su idea, ¿acaso identifican patriotismo con revolución? La respuesta no se hizo esperar, siendo cortante y concluyente.
Efectivamente así lo apreciamos y sentimos.
¿Y por qué?
Para mi sorpresa los jóvenes comenzaron a ofrecerme argumentos históricos y contemporáneos de rigor; porque para ellos y más allá de las diferencias políticas e ideológicas que nos han caracterizado; lo esencial resultaba Cuba y los cubanos; enfatizándome, que toda política o acción (dentro como fuera del país), que se distanciara de esa idea, no podría justificarse, menos invocar patriotismo alguno y debía ser rechazada.
-Dado el fructífero dialogo sostenido, que sin pretenderlo me permitió ser espectador y a la vez participante del mismo, traslado varias de las cuestiones argumentadas. Estos comenzaron diciéndome, que las revoluciones políticas, databan de la contemporaneidad y no de épocas remotas, ubicándolas en lo fundamental a partir de la segunda mitad del siglo XVIII. Mencionaron la revolución industrial inglesa, la norteamericana, la francesa, mexicana, rusa, china y por supuesto la cubana; las que valoraban y no con poca razón (tecnológica, económica y políticamente), como las más trascendentes y radicales en sus respectivas épocas, no sólo por sus impactos domésticos, sino por sus repercusiones e influencias internacionales.
-Respecto de Cuba les pregunté. ¿Consideran que tras las primeras ideas de nacionalidad o del surgimiento de esta, se acuñó en nuestro país el término revolución?
Expresaron que en Cuba el vocablo revolución, se había abierto paso gradualmente, aunque siempre relacionado a las necesidades de cambios pero para beneficio social. No obstante precisaron, debía investigarse más exhaustivamente el tema; poniendo como ejemplo la transición de algunos pensadores, que de posiciones autonomistas durante el siglo XVIII cubano, terminaron asumiendo ideas independentistas. Aludiendo al caso del presbítero Félix Varela, que transitó de las posiciones reformistas del autonomismo (dado el status de Cuba en que había vivido), a las independentistas y abolicionistas, mucho más necesarias años después, pero más radicales y transformadoras.
-Al especular acerca del término revolución dijeron, que probablemente este se utilizó (en mayor o menor grado), cuando aparecieron las contradicciones económicas con la metrópoli española y aumentaron las inquietudes e inseguridades políticas de los hacendados u otros elementos en la Isla. Señalaron que las posiciones hieráticas e intransigentes asumidas por las autoridades españolas, de acuerdo a sus ideas, estimularon la corriente independentista y a ciertos grupos, que preocupados por la posibilidad de la abolición de la esclavitud, conspiraron para buscar la anexión a EEUU.
No obstante enfatizaron, en que el término revolución se había utilizado con frecuencia para identificar las luchas independentistas en Cuba.
-Les di razón a todo ello, agregándoles que para aquella fecha ya se conocían la revolución industrial inglesa, la francesa y norteamericana y las gestas independentistas en América del Sur. Continué diciéndoles que el término revolución estaba asociado, a requerimientos de cambios y transformaciones necesarios; pero siempre para mejorar la sociedad o modificar, significativamente X tipos de situaciones. Les manifesté que en ciertos casos los procesos revolucionarios se veían en la necesidad de realizar transformaciones radicales; por lo que el vocablo revolución, históricamente y no sólo en Cuba, se apreciaba más de esa manera; aunque indudablemente las revoluciones representaban siempre factores de cambios.
-Continué diciéndoles que los españoles cuando se referían a nuestros combatientes independentistas, los calificaban de insurrectos u otros términos; todo lo cual hacía pensar que deseaban obviar el calificativo de revolucionarios. Les recordé que José Martí había usado el vocablo revolución, cuando creó el partido revolucionario cubano; luego si ese fue el partido que orientó y encausó nuestras luchas independentistas y significó la brújula de aquel proceso; entonces nuestros mambises, no había dudas, fueron revolucionarias.
Complementé la idea diciéndoles que durante la republica, habían surgido partidos y movimientos que se denominaron revolucionarios, al igual lo hicieron varios presidentes de la república y conflictos políticos que se produjeron; ya que evidentemente deseaban presentarse de esa manera o bien para rescatar imagen pública, aunque estuvieran distantes de serlos.
Convincente resultó decirles, que después del 59 y en el propio exilio; algunos movimientos opuestos a la revolución se identificaron como revolucionarios, por lo que hasta organizaciones de la contra revolución desearon llamarse de esa manera.
-Todo ello supone pensar que el vocablo revolución y en especial para nuestro pueblo (cargado de frustraciones desde el comienzo de la república); semántica y objetivamente, mantiene una imagen (cierta o idealizada) sobre la necesidad que a través de la revolución, se posibilite continuar alcanzando beneficios sociales, económicos y políticos.
El dialogo/debate sostenido con los estudiantes, posibilitó acercarme a una primera conclusión; los cubanos desde el siglo XIX , mayoritariamente, vieron como positivo la utilización del vocablo revolución, desprendiéndose de tal idea, las aspiraciones, el apoyo, o la disposición a ser revolucionario.
-Con el triunfo de la revolución a fines de los años 50, el vocablo adquirió dimensiones inconmensurables, ya que recurrentemente el término se utilizó durante la etapa épica del proceso, años que posibilitaron consolidar las transformaciones iniciadas, otorgándole al término, significativos consensos populares y amplios apoyos a los líderes de la revolución. Consideré la necesidad de expresarles, que siendo de otra generación (bastante distante a la de ellos); estaba satisfecho que así se proyectaran, porque el sentido de revolución se nos había presentado muy tempranamente (desde que surgió lo cubano), con la virtud adicional, de representar las mejores aspiraciones e ideas de beneficio social y políticas para nuestro pueblo.
-Eran conscientes que antes de la revolución del 59 y durante las luchas por la independencia y republica, habían concurrido sobradas justificaciones para enarbolar el vocablo revolución; lo que me posibilitó referirles, que si en el siglo XIX se había justificado la revolución, tras la búsqueda de la independencia y abolición de la esclavitud; en el XX había sido para obtener plena soberanía e independencia de los EEUU y hacer valer la libertad, la democracia, justicia social, ética política y adecentamiento de las costumbres públicas.
-Sin dudas el vocablo revolución encierra simpatías y logra identificaciones, porque de este se desprenden cambios y transformaciones, que lógicamente se infieren producirán favorables situaciones.
Les dije que la palabra revolución (en cuanto a lo cubano), estaba asociaba a ideas de independencia, soberanía, democracia, libertades y justicia social; sentidas aspiraciones de nuestro pueblo desde el surgimiento de su nacionalidad. Agregándoles que plena soberanía, gobiernos honrados, políticas de equidad social y desarrollo económico/diversificado y estable; fueron ausencias que no pudieron alcanzarse durante la época republicana, estimulando la idea de que con la revolución y sólo con ella, se podrían alcanzar tales aspiraciones.
-Insistí que con el golpe de estado de Batista, desaparecieron las libertades ciudadanas y se cerraron los causes democráticos; mostrándose como salida, el poner en marcha un proceso revolucionario de lucha armada; proceso que al derrotar a las fuerzas militares del antiguo régimen, propició la victoria revolucionaria y con ella, los caminos para alcanzar las transformaciones no logradas durante la república.
-Los estudiantes expresaron que a su entender, la revolución había sido un fenómeno imprescindible y que luego, con las agresiones económicas y políticas desde los EEUU y otros factores concurrentes; ante las dramáticas y peligrosas circunstancias que surgían, se aceleraron las nacionalizaciones del sector privado, estimulando la pronta radicalización de la revolución. Conocían que parte de la ciudadanía reclamaba medidas de corte radical nacionalistas, ideas nada novedosas pero bien frecuentes desde las luchas independentistas del siglo XIX; encontrándose conscientes que en ese siglo, las dos grandes aspiraciones cubanas habían sido, la consecución de la independencia y la abolición de la esclavitud.
-Analizaron la intervención estadounidense en la guerra hispano/cubana y la ocupación del territorio, llegando a la conclusión, que esta y luego la imposición de la enmienda Platt y otras clausulas intervencionistas, habían dañado los anhelos patrióticos e independentistas de nuestro pueblo, dado que en 1902 hubo que aceptar el surgimiento de un protectorado/república; hecho que más tarde reforzaría los resentimientos y frustraciones nacionales, al no alcanzarse la república plena, independiente y soberana soñada por Martí y otros próceres revolucionarios, aspiración de la mayoría de los luchadores independentistas y población en general.
-Conocían que la mayoría de los patriotas y revolucionarios cubanos, habían sido marginados del poder, contribuyendo ello durante la república a nuevas luchas revolucionarias y antiimperialistas; que en la década de los 50, bajo condiciones objetivas y creadas las subjetivas, habían hecho posible el surgimiento de auténticos movimientos revolucionarios. Tras el golpe de estado del 52 y varios años de lucha armada, esos movimientos derrotarían a la dictadura y con ello, se abrirían los causes que garantizarían una plena independencia y se daría inicio a las transformaciones que reclamaba la mayoría de la sociedad cubana.
En el debate se reconoció la importancia del pensamiento de Martí, promotor inicialmente de la revolución y más tarde de la resistencia patriótica; luego, las ideas martianas se ampliaron con otras más radicales, pero siempre priorizando la necesidad de garantizar un país soberano e independiente y mantener políticas y proyecciones de equidad socia.
-Finalmente les expresé apreciaba, que en medio de las reformas que se implementaban al modelo económico y social, aún se continuaba hablando de revolución y autoridades revolucionarias; refiriéndoles que prestigiosos académicos e intelectuales, cuando analizaban el rumbo perspectivo del modelo de desarrollo, se referían a la necesidad de transitar, dentro de la revolución, de un socialismo obsoleto e ineficaz, hacia otro más moderno, eficiente, democrático y sostenible.
-El aleccionador dialogo con los estudiantes universitarios me reafirmó la idea, que no obstante el tiempo transcurrido, las limitaciones económicas, desaciertos y complejos acontecimientos vividos o que se viven; el vocablo revolución en Cuba se encuentra vigente e histórica y favorablemente enraizado en el imaginario del pueblo cubano.
-Despierta interés conocer como después de más de ½ siglo del triunfo de la revolución; autoridades y pueblo continúan, cuando se refieren a algo relacionado al país, identificándolo con el vocablo revolución. Lógicamente es de pensar que el término caracteriza o más bien define, determinadas intenciones de alcanzar mayores beneficios sociales, económicos o políticos, a través de cambios o transformaciones que resultan imprescindibles.
-Intentando un sucinto repaso a diferentes etapas de nuestra historia, aprecio con frecuencia el uso del término como concepto recurrente; aunque siempre con el propósito de mejorar situaciones para el bien común.
El interés por el tema me llevó a conversar en La Habana, con un grupo de jovenes estudiantes universitarios y debo decir, que el encuentro me resultó satisfactorio; al verificar como varios de esos jóvenes expresaban con enfasis y no poco apasionadamente (como lo pudieran haber hecho individuos de anteriores generaciones); que no serían menos patriotas, ni revolucionarios que sus padres o abuelos.
-Dijeron no me ofrecerían respuestas superficiales o para salir del paso, menos aún oficialistas; sino sólo sus ideas al calor de sus experiencias vividas, lo conocido por ellos, o lo estudiado históricamente. Continuaron expresando haber adquirido conciencia histórica respecto a Cuba y por eso les resultaba imposible (si de sentirse verdaderamente cubano se trataba), el dejar de asumir una posición que no fuera patriótica y revolucionaria; uno de ellos enfatizando me dijo; fíjese que agregamos lo de revolucionario, pues bajo las circunstancias históricas de Cuba, ha sido casi imposible ser lo uno sin lo otro.
-Les pregunté para ver si reiteraban su idea, ¿acaso identifican patriotismo con revolución? La respuesta no se hizo esperar, siendo cortante y concluyente.
Efectivamente así lo apreciamos y sentimos.
¿Y por qué?
Para mi sorpresa los jóvenes comenzaron a ofrecerme argumentos históricos y contemporáneos de rigor; porque para ellos y más allá de las diferencias políticas e ideológicas que nos han caracterizado; lo esencial resultaba Cuba y los cubanos; enfatizándome, que toda política o acción (dentro como fuera del país), que se distanciara de esa idea, no podría justificarse, menos invocar patriotismo alguno y debía ser rechazada.
-Dado el fructífero dialogo sostenido, que sin pretenderlo me permitió ser espectador y a la vez participante del mismo, traslado varias de las cuestiones argumentadas. Estos comenzaron diciéndome, que las revoluciones políticas, databan de la contemporaneidad y no de épocas remotas, ubicándolas en lo fundamental a partir de la segunda mitad del siglo XVIII. Mencionaron la revolución industrial inglesa, la norteamericana, la francesa, mexicana, rusa, china y por supuesto la cubana; las que valoraban y no con poca razón (tecnológica, económica y políticamente), como las más trascendentes y radicales en sus respectivas épocas, no sólo por sus impactos domésticos, sino por sus repercusiones e influencias internacionales.
-Respecto de Cuba les pregunté. ¿Consideran que tras las primeras ideas de nacionalidad o del surgimiento de esta, se acuñó en nuestro país el término revolución?
Expresaron que en Cuba el vocablo revolución, se había abierto paso gradualmente, aunque siempre relacionado a las necesidades de cambios pero para beneficio social. No obstante precisaron, debía investigarse más exhaustivamente el tema; poniendo como ejemplo la transición de algunos pensadores, que de posiciones autonomistas durante el siglo XVIII cubano, terminaron asumiendo ideas independentistas. Aludiendo al caso del presbítero Félix Varela, que transitó de las posiciones reformistas del autonomismo (dado el status de Cuba en que había vivido), a las independentistas y abolicionistas, mucho más necesarias años después, pero más radicales y transformadoras.
-Al especular acerca del término revolución dijeron, que probablemente este se utilizó (en mayor o menor grado), cuando aparecieron las contradicciones económicas con la metrópoli española y aumentaron las inquietudes e inseguridades políticas de los hacendados u otros elementos en la Isla. Señalaron que las posiciones hieráticas e intransigentes asumidas por las autoridades españolas, de acuerdo a sus ideas, estimularon la corriente independentista y a ciertos grupos, que preocupados por la posibilidad de la abolición de la esclavitud, conspiraron para buscar la anexión a EEUU.
No obstante enfatizaron, en que el término revolución se había utilizado con frecuencia para identificar las luchas independentistas en Cuba.
-Les di razón a todo ello, agregándoles que para aquella fecha ya se conocían la revolución industrial inglesa, la francesa y norteamericana y las gestas independentistas en América del Sur. Continué diciéndoles que el término revolución estaba asociado, a requerimientos de cambios y transformaciones necesarios; pero siempre para mejorar la sociedad o modificar, significativamente X tipos de situaciones. Les manifesté que en ciertos casos los procesos revolucionarios se veían en la necesidad de realizar transformaciones radicales; por lo que el vocablo revolución, históricamente y no sólo en Cuba, se apreciaba más de esa manera; aunque indudablemente las revoluciones representaban siempre factores de cambios.
-Continué diciéndoles que los españoles cuando se referían a nuestros combatientes independentistas, los calificaban de insurrectos u otros términos; todo lo cual hacía pensar que deseaban obviar el calificativo de revolucionarios. Les recordé que José Martí había usado el vocablo revolución, cuando creó el partido revolucionario cubano; luego si ese fue el partido que orientó y encausó nuestras luchas independentistas y significó la brújula de aquel proceso; entonces nuestros mambises, no había dudas, fueron revolucionarias.
Complementé la idea diciéndoles que durante la republica, habían surgido partidos y movimientos que se denominaron revolucionarios, al igual lo hicieron varios presidentes de la república y conflictos políticos que se produjeron; ya que evidentemente deseaban presentarse de esa manera o bien para rescatar imagen pública, aunque estuvieran distantes de serlos.
Convincente resultó decirles, que después del 59 y en el propio exilio; algunos movimientos opuestos a la revolución se identificaron como revolucionarios, por lo que hasta organizaciones de la contra revolución desearon llamarse de esa manera.
-Todo ello supone pensar que el vocablo revolución y en especial para nuestro pueblo (cargado de frustraciones desde el comienzo de la república); semántica y objetivamente, mantiene una imagen (cierta o idealizada) sobre la necesidad que a través de la revolución, se posibilite continuar alcanzando beneficios sociales, económicos y políticos.
El dialogo/debate sostenido con los estudiantes, posibilitó acercarme a una primera conclusión; los cubanos desde el siglo XIX , mayoritariamente, vieron como positivo la utilización del vocablo revolución, desprendiéndose de tal idea, las aspiraciones, el apoyo, o la disposición a ser revolucionario.
-Con el triunfo de la revolución a fines de los años 50, el vocablo adquirió dimensiones inconmensurables, ya que recurrentemente el término se utilizó durante la etapa épica del proceso, años que posibilitaron consolidar las transformaciones iniciadas, otorgándole al término, significativos consensos populares y amplios apoyos a los líderes de la revolución. Consideré la necesidad de expresarles, que siendo de otra generación (bastante distante a la de ellos); estaba satisfecho que así se proyectaran, porque el sentido de revolución se nos había presentado muy tempranamente (desde que surgió lo cubano), con la virtud adicional, de representar las mejores aspiraciones e ideas de beneficio social y políticas para nuestro pueblo.
-Eran conscientes que antes de la revolución del 59 y durante las luchas por la independencia y republica, habían concurrido sobradas justificaciones para enarbolar el vocablo revolución; lo que me posibilitó referirles, que si en el siglo XIX se había justificado la revolución, tras la búsqueda de la independencia y abolición de la esclavitud; en el XX había sido para obtener plena soberanía e independencia de los EEUU y hacer valer la libertad, la democracia, justicia social, ética política y adecentamiento de las costumbres públicas.
-Sin dudas el vocablo revolución encierra simpatías y logra identificaciones, porque de este se desprenden cambios y transformaciones, que lógicamente se infieren producirán favorables situaciones.
Les dije que la palabra revolución (en cuanto a lo cubano), estaba asociaba a ideas de independencia, soberanía, democracia, libertades y justicia social; sentidas aspiraciones de nuestro pueblo desde el surgimiento de su nacionalidad. Agregándoles que plena soberanía, gobiernos honrados, políticas de equidad social y desarrollo económico/diversificado y estable; fueron ausencias que no pudieron alcanzarse durante la época republicana, estimulando la idea de que con la revolución y sólo con ella, se podrían alcanzar tales aspiraciones.
-Insistí que con el golpe de estado de Batista, desaparecieron las libertades ciudadanas y se cerraron los causes democráticos; mostrándose como salida, el poner en marcha un proceso revolucionario de lucha armada; proceso que al derrotar a las fuerzas militares del antiguo régimen, propició la victoria revolucionaria y con ella, los caminos para alcanzar las transformaciones no logradas durante la república.
-Los estudiantes expresaron que a su entender, la revolución había sido un fenómeno imprescindible y que luego, con las agresiones económicas y políticas desde los EEUU y otros factores concurrentes; ante las dramáticas y peligrosas circunstancias que surgían, se aceleraron las nacionalizaciones del sector privado, estimulando la pronta radicalización de la revolución. Conocían que parte de la ciudadanía reclamaba medidas de corte radical nacionalistas, ideas nada novedosas pero bien frecuentes desde las luchas independentistas del siglo XIX; encontrándose conscientes que en ese siglo, las dos grandes aspiraciones cubanas habían sido, la consecución de la independencia y la abolición de la esclavitud.
-Analizaron la intervención estadounidense en la guerra hispano/cubana y la ocupación del territorio, llegando a la conclusión, que esta y luego la imposición de la enmienda Platt y otras clausulas intervencionistas, habían dañado los anhelos patrióticos e independentistas de nuestro pueblo, dado que en 1902 hubo que aceptar el surgimiento de un protectorado/república; hecho que más tarde reforzaría los resentimientos y frustraciones nacionales, al no alcanzarse la república plena, independiente y soberana soñada por Martí y otros próceres revolucionarios, aspiración de la mayoría de los luchadores independentistas y población en general.
-Conocían que la mayoría de los patriotas y revolucionarios cubanos, habían sido marginados del poder, contribuyendo ello durante la república a nuevas luchas revolucionarias y antiimperialistas; que en la década de los 50, bajo condiciones objetivas y creadas las subjetivas, habían hecho posible el surgimiento de auténticos movimientos revolucionarios. Tras el golpe de estado del 52 y varios años de lucha armada, esos movimientos derrotarían a la dictadura y con ello, se abrirían los causes que garantizarían una plena independencia y se daría inicio a las transformaciones que reclamaba la mayoría de la sociedad cubana.
En el debate se reconoció la importancia del pensamiento de Martí, promotor inicialmente de la revolución y más tarde de la resistencia patriótica; luego, las ideas martianas se ampliaron con otras más radicales, pero siempre priorizando la necesidad de garantizar un país soberano e independiente y mantener políticas y proyecciones de equidad socia.
-Finalmente les expresé apreciaba, que en medio de las reformas que se implementaban al modelo económico y social, aún se continuaba hablando de revolución y autoridades revolucionarias; refiriéndoles que prestigiosos académicos e intelectuales, cuando analizaban el rumbo perspectivo del modelo de desarrollo, se referían a la necesidad de transitar, dentro de la revolución, de un socialismo obsoleto e ineficaz, hacia otro más moderno, eficiente, democrático y sostenible.
-El aleccionador dialogo con los estudiantes universitarios me reafirmó la idea, que no obstante el tiempo transcurrido, las limitaciones económicas, desaciertos y complejos acontecimientos vividos o que se viven; el vocablo revolución en Cuba se encuentra vigente e histórica y favorablemente enraizado en el imaginario del pueblo cubano.
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