Institutos y algo mas

  • José Manuel Palli
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Institutos y algo mas

09 May 2017 02:16
#9896
Uno de los muchos “expertos” en Todología que adornan nuestra geografía Mayamera se declara preocupado por el desdén de nuestra Casa Blanca –cuyo actual residente parece no hacerle mucha gracia- hacia lo que el llama “el Continente Latinoamericano”.

(La Todología, como la Cubanologia practicada desde Miami, no es sino una versión disimulada de la propaganda, por eso el experto en cuestión omite que su preocupación no puede ser nueva, ya que desde la década de los setenta, el “continente Latinoamericano” ha sido rutinariamente desdeñado por los presidentes y políticos “americanos”, salvo cuando necesitan dinero para sus campañas electorales o cuando necesitan el voto de algún político cubanoamericano que es cuando Cuba se convierte en moneda de cambio en el pantano de corrupción en vías de drenaje que es Washington).

Lo que parece ser un desliz de su pluma –para mi son cinco los continentes, pero aun quienes consideran que pueden ser mas no incluyen a uno “Latinoamericano”-, habitualmente precisa y certera ya que este “experto” es de los que mejor escriben entre nosotros, pudiera, sin embargo (dos palabras estas ultimas que engloban un deseo y una aspiración de mi parte)
tener otra explicación.

El Todólogo en cuestión ejerce también como “Institutriz en Jefe de la Democracia Interamericana”, encabezando una organización nacida en este Miami de los exilios, que tiene como misión proclamar y declamar repetidamente –hasta lograr el hartazgo y la nausea colectiva- una ideología dogmática que ellos llaman “liberal”, y que, mas allá de la confusión que ese vocablo causa entre nosotros los estadounidenses, es tan conservadora en la actualidad como lo fueron en su momento las monarquías absolutas que representaban el status quo y que quedaron postradas ante el avance del ideario del liberalismo clásico original.

El “liberalismo” que declaman estos custodios de la democracia interamericana vive en concubinato con los fondos de inversión o buitres, con los desalojos de vivienda, con los despidos masivos (para crear más empleos...), con la minimización del salario mínimo (también, claro está, para que se creen mas y, sobre todo, “mejores” empleos...), con el desbocado aumento de la desigualdad, todo esto bajo la bandera absurda y profundamente anti-liberal de que no es posible desafiar la “racionalidad económica", es decir, al status quo.

Así como juegan, sintiéndose dueños del diccionario, con la palabra “liberal”, estos caballeros juegan también con la palabra “interamericano” que define al Instituto en el que practican sus trapacerías.

El Instituto dice ser “Interamericano”, y “Para la Democracia”, y tiene su sede en Miami. Pero si uno les sugiere a estos caballeros discutir dentro del mismo sobre temas que hacen a la democracia en nuestra sociedad, en la de los Estados Unidos, ya sea el tema de la venta indiscriminada al público de armas de guerra, el de los mecanismos para reducir el “fraude” electoral (un eufemismo para reducir la participación de los mas humildes en las elecciones), el de la influencia en elecciones locales (estatales, condales y hasta municipales) y nacionales de cantidades prácticamente irrestrictas de dinero proveniente de gente (las corporaciones son “gente” entre nosotros) que no tienen nada que ver con los intereses de quienes votan en determinada localidad, la respuesta de estas “institutrices” dedicadas a defender la democracia es que “Interamericano” no incluye a los Estados Unidos, cuya democracia no se discute, quizás porque, para ellos, no tiene fallas. De esta arbitrariedad a re-bautizar a su instituto como “Latinoamericano Para la Democracia” no hay sino un pasito…

Y es que estos “liberales” viven temerosos de las consecuencias de extender la libertad y la democracia que quieren para si mismos a quienes no piensan como ellos. En su maniqueísmo infantil y simplificador, quien no cree en su credo “liberal-democrático” pasa a ser un comunista o socialista del siglo XXI, un fascista, un populista, un colectivista, o cualquier otra cosa que decidan ellos, los dueños del diccionario.

Ni siquiera cuando se topan con un fenómeno como el de Trump, el presidente de los muros y los “Bad Hombres”, se animan a enfocarse en el malherido sistema político estadounidense, porque no es ahí donde esta su negocio. Su negocio se centra siempre en defender lo que es, para mi al menos, indefendible: a los vaciadores de bancos, a los defensores de los militares responsables de la desaparición de millares de argentinos, al señor “padre de los falsos positivos”, siempre con una afinidad –pasividad al menos- incomprensible con el genocidio.

Y lo que digo lo digo con conocimiento, porque como dijo un tocayo mío hace tiempo, he vivido en las entrañas de ese monstruo que describo (vivencia que me ha de costar, lo sé, una buena temporadita en el Purgatorio). Alguna vez sucumbí , como Odiseo, bajo los efectos de su propaganda, atontado por el canto de estas sirenas / institutrices, hasta que un día dije Nunca Mas!

Por suerte el talento de estos caballeros para el agit-prop es diminuto, pero no dejan de ser molestos como la guasasa, sobre todo para quienes queremos que sean los cubanos los que decidan el futuro de Cuba. Y es que estas “institutrices de la democracia interamericana” usan a Cuba como un trapo rojo que les permite distraer a la gente, en su afán de limpiar los estragos que ha dejado el “ideario” que ellos defienden cada vez que ha sido implementado en sus países de origen (trátese de la Argentina, de Bolivia, del Ecuador o del país que sea), en algún caso por ellos mismos. La culpa de todo la tiene Cuba, es el trino de esas avecillas que en Cuba llamamos sinsontes, y que en Miami se conocen como “expertos”.

Estos “expertos” todólogos que la juegan de “institutrices” para el deleite de todos nosotros se identifican a si mismos como politólogos –en algún caso porque fracasaron como políticos y tienen la extradición pedida por sus países de origen- y, si son cubanos, se autoproclaman intelectuales (ridiculez en la que las institutrices de otras nacionalidades, por prurito supongo, evitan caer…). Pero que le vamos a hacer: nadie es perfecto, ni siquiera nosotros los cubanos

Intelectuales o no, politólogos o simples políticos devaluados por las causas que tienen abiertas ante la justicia, entre esos tipos y yo hay algo personal… Mas allá del afecto que siento por algunos de ellos…
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