El legado histórico de Fidel Castro

  • Dr. Federico R. Justiniani
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El legado histórico de Fidel Castro

11 Mar 2017 00:41
#9817
Fidel Castro llegó al poder después de derrotar al corrupto y despótico régimen de Fulgencio Batista en 1959. A su arribo victorioso a La Habana, le reaseguró a su población en un famoso discurso, que se trataba de una revolución nacionalista, que él personalmente no quería ninguna posición de poder y que celebraría elecciones en seis meses. Su primer gabinete estaba integrado por personalidades de gran prestigio quienes comenzaron a renunciar tan pronto descubrieron la real intención y “la naturaleza de la bestia”. Su gobierno comenzó con un gran número de ejecuciones sin un juicio adecuado, entre ellos un gran número de jóvenes que antes de morir ante el pelotón de fusilamiento gritaban “Viva Cristo Rey”. Pronto comenzó el régimen a “nacionalizar” (léase incautar) los bienes de las compañías extranjeras, la mayor parte norteamericanas, sin ofrecerles ninguna compensación. Después fueron “nacionalizados” los negocios y empresas cubanas, grandes, medianos y pequeños. En vez de una revolución nacionalista, como había prometido, éste era un Estado apoderándose de todas las riquezas de la nación, el fruto de toda una vida de trabajo y sacrificios de una vasta clase empresarial de la isla, para darles a sus hijos un futuro mejor. La mayoría de esos negocios fracasaron cuando fueron entregados a incompetentes “compañeros”. De esta forma todo el sistema empresarial cubano fue destruido y la isla convertida en una nación empobrecida. El éxodo de cubanos comenzó. La revolución en vez de tomar de los ricos para dar a los pobres, igualó toda la población a nivel de la pobreza, con la excepción de la clase gobernante, que goza de toda clase de lujos y privilegios. Este es el más importante legado que Castro dejó después de su muerte: la traición a su propio pueblo y la dramática destrucción del sistema productivo de la nación.

Subsecuentemente ocurrió la invasión a Bahía de Cochinos (Playa Girón). Los invasores eran jóvenes cubanos idealistas de clase media y media-alta, apoyados por el gobierno de los Estados Unidos, y no mercenarios, como el régimen les enseñó a los niños en las escuelas. Además de los valientes jóvenes que murieron en combate, otros cuantos murieron asfixiados cuando eran trasladados a La Habana en un camión cerrado sin ventilación. Después de vencer a la brigada, Castro decidió que era el momento de quitarse la máscara y declarar que la revolución era comunista. Hasta ese momento, cuando se le preguntaba si la revolución era comunista, lo negaba enfáticamente, diciendo que la revolución era verde como las palmas. El pueblo cubano, con su característica tendencia a la jocosidad decía que la revolución era como el melón de agua: verde por fuera y roja por dentro. En pocas palabras: Castro mintió y engañó a su pueblo, y esta es una importante parte de su legado de traición.

El sistema abolió todos los derechos humanos individuales y colectivos. Nadie puede comentar, mucho menos actuar, en contra de la revolución. Se creó el delito de “peligrosidad”, por el cual los ciudadanos pueden ser juzgados, si a estos juicios con final predeterminado se les puede llamar así, y condenados a la cárcel solamente bajo la sospecha de que ellos iban a incurrir en actividades contrarrevolucionarias. En Cuba no existe la prensa libre. El dictador escoge cuáles son las noticias que el pueblo puede recibir y cuáles no. La desinformación es una importante herramienta del régimen para permanecer en el poder. La imposibilidad de expresar opiniones libremente por temor a ir a la cárcel, perder el trabajo o que consideren a sus hijos como ciudadanos de segunda clase en el colegio, conduce a un doble estándar: pensar una cosa y decir otra.

La emigración a todas partes del mundo que alcanza los 2 millones de ciudadanos cubanos, es una dramática expresión de la desilusión y falta de esperanzas del pueblo cubano. La horrible decisión de abandonar el país en botes pobremente construidos, ha costado un gran número indeterminado de víctimas ahogadas en el Estrecho de la Florida. Otro doloroso resultado de la masiva emigración es la separación familiar. Parte importante del legado de Castro es el sin número de muertos tratando de salir del país y la separación de las familias.
El embargo instaurado por los Estados Unidos como respuesta a la incautación de las propiedades norteamericanas en la isla, llamado “bloqueo” por la dictadura, ha fracasado en su empeño de derrocar al sistema, pero ha servido a éste para usar el “bloqueo” como la causa del fracaso económico, cuando en realidad Cuba puede comerciar libremente con todo el resto del mundo, amén de que los Estados Unidos permiten envíos de alimentos y medicinas con la condición de ser pagados por adelantado. La verdadera causa del deplorable estado de la economía de la isla no es el embargo, sino la deficiencia y el dramático fracaso de las políticas económicas de la dictadura. Ese fracaso económico se hizo evidente por el hecho de que Cuba sobrevivió los primeros 20 o 30 años de la revolución, como un satélite económico de la Unión Soviética. Cuando esta última desapareció, el pueblo cubano sufrió lo que eufemísticamente se llamó “el período especial”, con escasez de hasta los más elementales productos alimenticios, lo que generó una epidemia en la isla de una enfermedad ocular debida a deficiencia de vitamina B1. Más tarde, cuando Hugo Chávez tomó el poder en Venezuela, una nación rica en petróleo, Cuba se tornó económicamente dependiente de ese país, intercambiando petróleo y dólares por trabajadores de la salud, que son enviados a los lugares más inhóspitos, ganando un salario mísero y dejándole al sistema cubano jugosas ganancias: una nueva forma de esclavitud o servidumbre. A los trabajadores no les es permitido llevar sus familias, para tratar de evitar que se escapen y se exilen. Este lucrativo sistema ha sido utilizado en otros países de América y África. La cancelación del embargo impediría que el régimen de Castro lo use como excusa del fracaso económico.

Uno de los llamados logros de la revolución es el sistema gratuito de la salud. Pero la triste realidad es bien diferente. Desafortunadamente en Cuba hay un sistema de apartheid o segregación en el cuidado de salud. Hay dos sistemas paralelos: uno con las facilidades más modernas para la clase gobernante y para los extranjeros que pagan con dólares y el otro, para el ciudadano común, con una absoluta deficiencia de los recursos más básicos. Los hospitales que sirven al ciudadano común apenas tienen medicinas, el paciente tiene que traer sus propias sábanas, almohadas, y a veces su comida y sufren de deplorables higiene y mantenimiento. A los visitantes extranjeros, por supuesto, solo les enseñan los hospitales de los privilegiados, haciéndoles creer a ellos y al mundo entero, el mito de la maravilla del sistema de salud cubano.

Otros de los llamados logros de la revolución es el sistema gratuito de educación. Pero ese sistema tiene su precio: el adoctrinamiento. Los niños aprenden a leer en cartillas que muestran la F para Fidel o fusil, etc. O sea que la educación es totalmente politizada. La misión y objetivos de las instituciones educacionales a todos los niveles es la producción del “hombre nuevo”, uno que siga ciegamente todos los dictados del partido comunista, aún en detrimento de su bienestar personal o el de su familia. Es por esto que el “hombre nuevo” tiene que ocultar sus verdaderos pensamientos, manteniendo un doble estándar con la simulación y la mentira. Es verdad que el nivel de alfabetización ha aumentado grandemente, así como el número de graduados universitarios, pero si estos graduados encuentran trabajo en sus respectivas disciplinas, descubren que el salario máximo es equivalente a $20 dólares mensuales. Por esto es que en Cuba uno se encuentra profesionales trabajando como taxistas y en otros negocios relacionados con el turismo donde tiene acceso fácil al dólar. O tristemente, trabajando en la prostitución, las llamadas “jineteras”. La falta de esperanza y la desilusión conducen a estos jóvenes a emigrar como la única solución. Así los valores morales y éticos del ciudadano común han sido destruidos cuando estos tienen que recurrir a la mentira, la simulación, el robo en los centros de trabajo o la compra-venta en la bolsa negra, para poder “resolver” (léase sobrevivir día a día). Cuando en el futuro el sistema vuelva a ser pluralístico y democrático, este legado de Castro será más difícil de corregir que el económico que arruinó el país.

En referencia a la historia de David vs. Goliat, es verdad que este sistema opresivo instaurado en esta pequeña isla a solo 90 millas de las costas de los Estados Unidos ha sido capaz de subsistir por más de 50 años. Pero si observamos los desastrosos resultados de la revolución tenemos que concluir que los cubanos han pagado un precio muy alto para obtener ese logro. Castro ha usado esta situación para su ventaja: cada vez que surge un problema interno serio que afecta la nación, Castro usa el recurso de llamar a los cubanos a defender la Patria contra un ataque del “imperialismo”, de esta manera desviando la atención del pueblo de los serios problemas internos. Internacionalmente, Castro con su personalidad megalomaníaca, ha apoyado y mantenido fuerzas militares comunistas en varios países de Latinoamérica y ha enviado tropas cubanas a participar en guerras en África, con el resultado de la pérdida de miles de vidas en todo el mundo.

Conclusión: el legado de Fidel Castro es el de haber traicionado a su pueblo creando un rígido sistema comunista dictatorial en vez del prometido sistema nacionalista democrático. Este sistema ha destruido no solo la economía de un país hasta entonces próspero, sino los valores morales y éticos de su pueblo. Él ha causado la separación de las familias y la muerte de muchos cubanos ya sea por fusilamiento, víctimas de guerras o guerrillas en el extranjero, pudriéndose en las cárceles, o ahogados en el Estrecho de la Florida tratando de lograr la libertad y una vida mejor para los suyos.
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