¡Victoria en Caracas!

Ayer, 1º de septiembre, al fin se realizó la "Toma de Caracas", y puedo decir sin el menor titubeo, que ha sido un tsunami de civilidad y entusiasmo, que un pueblo harto de este régimen incapaz, realizo volcándose a las calles en absoluta paz y con un solo objetivo: reclamar del gobierno la fecha de la realización del R.R. según establece la Carta Magna de Venezuela.
Se superaron todas las expectativas, y se vencieron todos los obstáculos, que fueron muchos, pero nada que un pueblo bravo, como hoy demostraron los venezolanos, no pueda vencer. De todos los Estados, vinieron los ciudadanos, desde el lejano Amazonas con sus tribus indígenas, desde el Oriente, hasta los enclaves de Maracaibo en Occidente. Y ¿Cómo llegaron? Por todos los medios posibles. Por caminos y carreteras, y cruzando ríos y quebradas, evitando los obstáculos y alcabalas de la nefasta Guardia Nacional y en algunos casos, forzando las salidas de túneles como la conocida Cabrera en el Estado Carabobo, para llegar a la otrora llamada Sucursal del Cielo.

Así se plenaron las grandes avenidas Francisco de Miranda, Libertador y Río de Janeiro, donde a las 12 Meridiano, no cabía un alma, profiriendo la consigna, “AE EA, REFERENDO YA”. Y acatando la orientación estricta de la MUD de eludir, cualquier confrontación con elementos oficialistas, y vistiendo en su mayoría la distintiva franela blanca, los hombres y mujeres. Al Oeste de la ciudad también se produjo la llamada “contramarcha” del oficialismo en forma “voluntaria” con el chavismo rabioso y los miles de empleados públicos, que no pueden hacer otra cosa, que asistir y aplaudir como las focas. Eso también es válido para los regímenes autoritarios, que mueven a sus masas, bajo permanente coacción.

La MUD cerró su acto en el Municipio Chacao, con una masiva concentración, y con un solo discurso: el del Secretario Ejecutivo Chuo Torrealba, quien felicitó a la enorme marea de voluntades que se hicieron presentes y orientó las nuevas acciones que a partir de hoy serían realizadas en todos los Estados, para obligar al CNE de fijar las fechas definitivas para las recogidas de firmas necesarias del 20% del padrón electoral para la realización de R.R. establecido constitucionalmente para revocar al Jefe de Estado. Mientras, al Oeste, al otro lado de la ciudad, el presidente Maduro rodeado de su Consejo de Ministros, civiles y militares, ofrecía un interminable discurso, precedido por la alocución de uno de los fósiles de la política venezolana, José Vicente Rangel, quien después de haber ocupado cargos ministeriales, con el chavismo, ahora lo usan como mascarón de proa, para actos de la mayor relevancia y reafirmación del proyecto socialista. Una vez más, este chantajista consuetudinario de la política, ha expresado mentiras y más mentiras, diciendo del fracaso dela toma de Caracas por la MUD y del éxito de la concentración oficial, cosa que nadie ha creído. Con palabras rimbombantes presentó al presidente Maduro como el hijo predilecto de Chávez, y su heredero. Luego este tomó la palabra y creo aún no ha terminado de hablar, profiriendo los más soeces comentarios de los miembros de la Asamblea Nacional a la que amenaza de inhabilitar y atacando despiadadamente a su presidente Henry Ramos Allup, con groserías, que por respeto a los lectores no me atrevo a repetir, y ahí quedó con su interminable perorata y sarta de mentiras, que ya hoy nadie cree.

Así ha terminado la jornada gloriosa del 1º de septiembre. Ahora estoy recabando información, para que ustedes conozcan las nuevas dimensiones del nuevo programa alimentario, que se desarrollara desde hoy hasta el 31 de Diciembre en manos de los generales y altos oficiales de las Fuerzas Armadas de este país, una de las ultimas genialidades de nuestro incapaz presidente. Otra vez mañana será otro día… Amanecerá y veremos

Respeto y admiro el optimismo de Pérez Castro. Inmerso en la marea esperanzadora de un pueblo que aspira a la justicia y la libertad, es lógico su entusiasmo.

Estos notables acontecimientos suceden más de dos años y medio después que publiqué en este mismo FORO " La Toma de la Bastilla en Venezuela ", que provocó un agudo y esclarecedor debate, y generó un intercambio de 8 mensajes con opiniones muy diversas. Invito a los lectores a volver a leer los argumentos allí elaborados, pulsando en el enlace subrayado en azul.

En seguimiento de aquel debate, permítaseme destacar que en el mensaje original comenzaba a elaborar su argumento central diciendo:

Hay momentos en la historia en que los que defendemos la solución de los conflictos por medios pacíficos no encontramos otra alternativa que proceder a la "toma de la Bastilla".

Destacaba que los casos en que se alcanzaron soluciones pacíficas para evitar esa opción de violencia fueron propiciados "por los propios gobernantes, ya bien porque creyeron que podían mantenerse en el poder con un barniz democrático (Pinochet y Gorbachev) o porque creyeron que dejaban un régimen a su gusto como herencia en su lecho de muerte (Franco)"

Más adelante, continuaba argumentando que:

La historia nos ha demostrado que los regímenes absolutistas o totalitarios perpetúan su poder por generaciones (y a veces por siglos) hasta que un dictador "benevolente" intenta reformarlo o el pueblo no aguanta más y opta por la violencia (la toma de la Bastilla).

En los momentos de escribir esas líneas se sucedían en Venezuela protestas estudiantiles que estaban siendo reprimidas con balas, palos, culatazos, encarcelamientos y torturas. Esta realidad represiva no ha mermado desde entonces sino que se ha recrudecido con el propósito de someter por la fuerza a la oposición democrática y pacífica.

Han pasado dos años y medio y la opinión pública venezolana claramente aspira a un cambio de gobierno. El pueblo, en corriente abundantemente mayoritaria, ha intentado y sigue intentando todos los medios legales y pacíficos para lograrlo mediante un proceso democrático. Lo ocurrido el jueves 1º de septiembre en Caracas y otras muchas ciudades del país es una demostración abrumadora de la voluntad popular.

Lastimosamente, "La Toma de Caracas" no se ha parecido en nada a "La Toma de la Bastilla". Ha sido mucho más masiva, pero también mucho más pacífica. Encierra una esperanza legítima de armonía nacional en democracia. Aspira a apaciguar a los cancerberos del régimen y a convencer al dictador que abra el puño represor para dar paso a un proceso cívico nacional.

Pero no nos hagamos demasiadas ilusiones. No bastan los buenos deseos ni tampoco las manifestaciones masivas que no persiguen otro objetivo definido que una amable petición de legalidad para convencer a los tiranos atrincherados en su cúpula de poder.

Un millón de personas en Caracas fueron más que suficientes para sitiar a los centros del poder y aislarlos hasta que los hubiera obligado a ceder ante un pueblo legítimamente sublevado que reclamara, no ya una amable petición de revocatorio, sino una firme exigencia de justicia y libertad. La opción apaciguadora de los dirigentes de esa enorme masa de venezolanos fue ejemplar en el benévolo propósito de evitar un trágico y sangriento enfrentamiento. Es admirable su abnegación y su pacifismo, pero habría que preguntarse si esta ingenua decisión de evitar el derramamiento de sangre justifica la posibilidad de dar paso a una tiranía que va consolidando sus tentáculos de poder y que, a la larga, causará muchas más muertes y sufrimiento a un pueblo que haya sido gradualmente aplastado por una cruel represión y haya perdido su capacidad de proceder a una verdadera "toma de la Bastilla".

Volver a levantar a un millón de personas va a ser muy difícil, a medida que la dictadura aprieta las tuercas, encarcela y asesina a más dirigentes, y logra que cada vez más venezolanos opten por un exilio desde el cual muy poco podrán hacer por el rescate de su patria.

La "victoria" de la manifestación multitudinaria se torna así en un espejismo de esperanzas imposibles de lograr por las buenas. La "Toma de Caracas" no fue tal; no provocó el cambio que los franceses iniciaron en la Bastilla. Fue sólo una demostración admirable y conmovedora. Dios los proteja y los guíe de ahora en adelante.

Gerardo en cierta forma tiene razon. Esperemos la respuesta del gobierno. Una chispa puede disparar la toma de la Bastilla y el principio de la revolucion contra el chavismo, pero si todo queda tranquilo y la poblacion vuelve a la casa, poco se gana,