DESDE CUBA: Consideraciones sobre las reformas económicas en marcha
- Librado R. Linares
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DESDE CUBA: Consideraciones sobre las reformas económicas en marcha
19 Nov 2020 17:30
Se puede advertir que el régimen tiene el agua al cuello, pero esta vez sin ningún mecenas internacional que los subsidie, la presencia en los ámbitos del poder de tecnócratas, así como una nación mucho más dada a protestar, pues empezaron a derribar de forma visible todo el entuerto económico generador de grandes insatisfacciones y atraso que dejó de herencia F. Castro. La tarea les resulta muy compleja y riesgosa, pues son muchas las variables que deben entrar en funcionamiento, incluidas las demandas de libertades económicas, civiles y hasta políticas. De no hacerse fuerte un sector antirreforma que le dé marcha a tras al proyecto, se pondrá a prueba la capacidad del Estado para acometer tal encomienda. Si repasáramos la historia de los últimos 60 años podremos ver como los detentadores del poder han sido muy fértiles en concebir proyectos que finalmente no concluyen.
Al parecer llegó el momento cero, a partir el cual empezó un despegue hacia la implementación de reformas de mercado y los consiguientes grados de liberalización económica. Medidas tales como: la eliminación del límite de cinco salarios medios sin condicionamientos; descentralizar la creación, fusión y extinción de empresas, así como de la aprobación de los objetos sociales; se está diseñando el marco institucional y de funcionamiento de la micro, pequeña y mediana empresa; empezar a estudiar la puesta en funcionamiento un sistema tributario más simplificado y un marco de aprobaciones más flexible; la ampliación de un mercado mayorista que tiene en el Mercabal una primera experiencia; un sistema de asignación de divisas más descentralizado; crear un Banco de Fomento Agrícola; comenzaron a erosionar el monopolio del Ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera; se proponen eliminar las distorsiones en los subsidios, gratuidades, precios, tarifas, pensiones y salarios; llevar a cabo mecanismos de descentralización al nivel de la microeconomía; eliminación de la dualidad monetaria y cambiaria, entre otras.
Para corregir algunos de los males presentes en la economía cubana los reformadores tienen previsto la emisión de una masa monetaria espectacular, lo cual producirá una devaluación de la moneda, así como una indetenible espiral inflacionaria. Las herramientas de mercado con las cuales cuentan no serán suficientes en el deformado contexto cubano, al menos en el corto y mediano plazo, y ellas son: que la producción local en moneda nacional es más barata que los productos importados, con el agregado que retirarían el circulante a través de sus ventas; que la descentralización de los precios disminuirían los mismos en el mercado mayoristas; de no aumentar la oferta de las empresas nacionales los productos importados influirían para bien en la formación de los precios.
Por otra parte, en nuestro sufrido país existe un proceso de descapitalización continuado y notorio, de modo que la restructuración del parque industrial, de la mecanización agrícola, del transporte y demás necesariamente tendría que ser a través de las importaciones y el consiguiente endeudamiento. Las preguntas que habría que hacerse son las siguientes: ¿el empresariado que asumirá en lo adelante la conducción de la economía tendrá las destrezas y los conocimientos suficientes para sumir el nuevo rol?. Un curso de superación, como regla, no es suficiente, sobre todo en un contexto donde va estar presente una inercia psíquica e institucional. ¿La aumentada autonomía no propiciará la dilapidación encubierta de los bienes puestos en manos de directivos y trabajadores?
Otro aspecto a tener en cuenta es, de donde sacaran el dinero para impulsar las reformas. El entorno internacional a raíz de la COVID–19 peor no puede ser; las sanciones estadounidenses están en su momento más agudizado; los integrantes de la coalición informal de las autocracias, de la cual el gobierno forma parte, que lo pudieran apoyar están abrumados con sus propios problemas, más allá de que el tiempo de los subsidios (al menos, lo suficiente) a cambio de defender la geoestratégica global de una potencia rival de los EEUU ya pasó de moda.
Considero que la problemática cubana se resuelve con una transición sistémica, que consta de cuatro dimensiones básicas: políticas, sociales, económicas y culturales. Algunas de mis propuestas en términos institucionales y legales, en relación con la transición económica, son las siguientes: Bolsa de valores; Casa de Corretaje; Lonjas del Comercio; una intermediación financiera moderna: Banco Central independiente; Bancos Comerciales, Cooperativas de Ahorro y Créditos y Bancos Comunitarios; Compañías de Seguro, de Publicidad y de Servicios Legales, así como una entidad que monitoree y exija sobre los estándares de calidad y propicien las exportaciones, Centros de Apoyo a las Micro, Pequeñas y Medianas empresas; un Servicio Civil independiente y eficaz, así como tribunales independientes e imparciales del lado del sector público. Por otra parte, aprobar un Código Comercial Moderno, así como leyes que regulen la bancarrota, la santidad de los contratos y las patentes; combatir la conducta anticompetitiva, incluyendo los abusos corporativos y la competencia desleal; evitar las presiones financieras, como, por ejemplo, políticas que dirijan la asignación del crédito sobre bases arbitrarias y administrativas; gestionar la incorporación al Tratado de Libre Comercio de América Del Norte (TLCAN) o su sustituto.
En el futuro proyecto nacional al que aspiro, pasa por el reconocimiento de la propiedad privada. Alguna de las medidas para desmontar el ineficiente aparato socialista de producción y servicio son las siguientes: venta a subasta de las unidades productivas y distribución de la totalidad o de una parte de la propiedad de las empresas estatales socialistas entre los trabajadores, empresarios actuales y/o de toda la población. Para tal fin debe crearse una agencia o ministerio a cargo de las privatizaciones, para que evalúe cada una de las empresas y adopte una de las siguientes medidas: realizarle mejoras si lo ameritase para revalorizarla, e insertarlas al igual que las que clasificaron directamente, en el mercado de valores, así como toda la demás tramitación.
Secretario General del MCR
Móviles: 52378063 y 53769404 y pág. web: www.mcrcuba.org
Al parecer llegó el momento cero, a partir el cual empezó un despegue hacia la implementación de reformas de mercado y los consiguientes grados de liberalización económica. Medidas tales como: la eliminación del límite de cinco salarios medios sin condicionamientos; descentralizar la creación, fusión y extinción de empresas, así como de la aprobación de los objetos sociales; se está diseñando el marco institucional y de funcionamiento de la micro, pequeña y mediana empresa; empezar a estudiar la puesta en funcionamiento un sistema tributario más simplificado y un marco de aprobaciones más flexible; la ampliación de un mercado mayorista que tiene en el Mercabal una primera experiencia; un sistema de asignación de divisas más descentralizado; crear un Banco de Fomento Agrícola; comenzaron a erosionar el monopolio del Ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera; se proponen eliminar las distorsiones en los subsidios, gratuidades, precios, tarifas, pensiones y salarios; llevar a cabo mecanismos de descentralización al nivel de la microeconomía; eliminación de la dualidad monetaria y cambiaria, entre otras.
Para corregir algunos de los males presentes en la economía cubana los reformadores tienen previsto la emisión de una masa monetaria espectacular, lo cual producirá una devaluación de la moneda, así como una indetenible espiral inflacionaria. Las herramientas de mercado con las cuales cuentan no serán suficientes en el deformado contexto cubano, al menos en el corto y mediano plazo, y ellas son: que la producción local en moneda nacional es más barata que los productos importados, con el agregado que retirarían el circulante a través de sus ventas; que la descentralización de los precios disminuirían los mismos en el mercado mayoristas; de no aumentar la oferta de las empresas nacionales los productos importados influirían para bien en la formación de los precios.
Por otra parte, en nuestro sufrido país existe un proceso de descapitalización continuado y notorio, de modo que la restructuración del parque industrial, de la mecanización agrícola, del transporte y demás necesariamente tendría que ser a través de las importaciones y el consiguiente endeudamiento. Las preguntas que habría que hacerse son las siguientes: ¿el empresariado que asumirá en lo adelante la conducción de la economía tendrá las destrezas y los conocimientos suficientes para sumir el nuevo rol?. Un curso de superación, como regla, no es suficiente, sobre todo en un contexto donde va estar presente una inercia psíquica e institucional. ¿La aumentada autonomía no propiciará la dilapidación encubierta de los bienes puestos en manos de directivos y trabajadores?
Otro aspecto a tener en cuenta es, de donde sacaran el dinero para impulsar las reformas. El entorno internacional a raíz de la COVID–19 peor no puede ser; las sanciones estadounidenses están en su momento más agudizado; los integrantes de la coalición informal de las autocracias, de la cual el gobierno forma parte, que lo pudieran apoyar están abrumados con sus propios problemas, más allá de que el tiempo de los subsidios (al menos, lo suficiente) a cambio de defender la geoestratégica global de una potencia rival de los EEUU ya pasó de moda.
Considero que la problemática cubana se resuelve con una transición sistémica, que consta de cuatro dimensiones básicas: políticas, sociales, económicas y culturales. Algunas de mis propuestas en términos institucionales y legales, en relación con la transición económica, son las siguientes: Bolsa de valores; Casa de Corretaje; Lonjas del Comercio; una intermediación financiera moderna: Banco Central independiente; Bancos Comerciales, Cooperativas de Ahorro y Créditos y Bancos Comunitarios; Compañías de Seguro, de Publicidad y de Servicios Legales, así como una entidad que monitoree y exija sobre los estándares de calidad y propicien las exportaciones, Centros de Apoyo a las Micro, Pequeñas y Medianas empresas; un Servicio Civil independiente y eficaz, así como tribunales independientes e imparciales del lado del sector público. Por otra parte, aprobar un Código Comercial Moderno, así como leyes que regulen la bancarrota, la santidad de los contratos y las patentes; combatir la conducta anticompetitiva, incluyendo los abusos corporativos y la competencia desleal; evitar las presiones financieras, como, por ejemplo, políticas que dirijan la asignación del crédito sobre bases arbitrarias y administrativas; gestionar la incorporación al Tratado de Libre Comercio de América Del Norte (TLCAN) o su sustituto.
En el futuro proyecto nacional al que aspiro, pasa por el reconocimiento de la propiedad privada. Alguna de las medidas para desmontar el ineficiente aparato socialista de producción y servicio son las siguientes: venta a subasta de las unidades productivas y distribución de la totalidad o de una parte de la propiedad de las empresas estatales socialistas entre los trabajadores, empresarios actuales y/o de toda la población. Para tal fin debe crearse una agencia o ministerio a cargo de las privatizaciones, para que evalúe cada una de las empresas y adopte una de las siguientes medidas: realizarle mejoras si lo ameritase para revalorizarla, e insertarlas al igual que las que clasificaron directamente, en el mercado de valores, así como toda la demás tramitación.
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