Coronavirus. Campanazo para una mayor solidaridad mundial.
- Eugenio R. Balari †
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Coronavirus. Campanazo para una mayor solidaridad mundial.
19 Mar 2020 14:00
Coronavirus. Campanazo, para una mayor solidaridad mundial.
-Transitando el primer cuarto del siglo XXI, la humanidad vive y se desarrolla en condiciones inestables y considerablemente inseguras; consecuencias de un modelo de desarrollo económico y social, no ha perseguido el beneficio y desarrollo humano generalizado; cuyo diseño, además, no busca favorecer a todas las personas que habitamos en la tierra, sino solo a una parte, la poseedora de los medios de producción y riquezas.
-El mundo ha quedado divido entre ricos y pobres, países desarrollados y subdesarrollados, continentes receptores de emigrantes y otros desde donde se emigra.
-Las personas en cualquier lugar donde vivan, tratan al menos de poder satisfacer sus necesidades básicas de sobrevivencia, pero se conoce en muchos lugares no existen o se logran alcanzar; por lo que resultan comprensible los conflictos se desencadenan.
-A pesar las amargas realidades, los países más desarrollados no quieren modificarse y menos perder privilegios o se los arrebaten; por tanto, se estimulan antagonismos y contradicciones que ocasionan la inseguridad mundial.
-El actual modelo de producción y consumo, promotor de la sociedad consumista, estimula la exacerbación del individualismo (sin dudas su modo de ser, su actitud ante la vida); dado tiende a promover un singular hedonismo y originar un homo consumen, se distancia cada vez más de los imprescindibles valores colectivos y de solidaridad humana.
-El modelo consumista nos ha tocado vivir, ha desatado carreras armamentistas y creado verdaderos arsenales de armas, no se quedan en almacenes o inventarios ociosos, sino con frecuencia se utilizan, promoviendo guerras locales en cualquier región del mundo.
-Participamos de un mundo de innumerables contradicciones y valores disimiles, grandes contrastes entre ricos y pobres, regiones avanzadas y atrasadas, cultos y analfabetos, poderosos y débiles, egoístas o solidarios, conscientes e inconscientes, sancionadores y sancionados, guerreristas o pacifistas, discriminadores y los que no lo son, racionales y desmedidos, ambiciosos o austeros...
-Ese abanico contrastante de diferencias con que vivimos, plagado de egoísmos, intereses y contradicciones; se encuentra dando síntomas de agotamiento o crisis, cuando con mayor frecuencia y fuerza, aparecen violentos fenómenos ambientales o sociales, agreden y dañan a las personas. Hay que estar alerta ante las situaciones ocurren y extraer de ellas realistas conclusiones, pero sobre todo, despojados de intereses mezquinos. Los acontecimientos ocurren son como advertencias o llamadas al orden y racionalidad, en relación a nuestros actuales patrones de comportamiento social.
-Al surgir la Pandemia del Coronavirus en China, pronto extendida por el mundo, evidenció la estrecha interrelación existe entre los países y seres humanos habitamos la tierra; por lo que hace sentido común y lógica, más allá diferencias políticas, económicas o de cualquier otra naturaleza; concienticemos nos encontramos habitando un mismo planeta, por lo que el más elemental sentido de responsabilidad y comprensión humana, aconseja vivir en mayor concordia, paz, cooperación y solidaridad entre todos.
-El Coronavirus, transformado en Pandemia, no hace diferencia entre países o personas, pues a todos puede afectarnos; resultando un virus anti-ideológico, sin intereses económicos, ni diferencias políticas o sociales.
-Tal situación debe hacernos pensar o más bien reflexionar, lo vulnerable somos los seres humanos y lo absurdo que con frecuencia actuamos; dado la mayoría de los conflictos se originan se hacen violentos y agresivos, pudiendo ser superados a través de vías más civilizadas.
-Situaciones críticas como las que hoy vivimos aconsejan, dejar atrás posiciones hieráticas y actuaciones de confrontación, porque tener como objetivo el hacer daño a los que piensan o actúan diferente, en un mundo tan complejo y contradictorio; evidencia limitaciones culturales, rigidez e intolerancia política; cuando los humanos tenemos mucho que aprender y sobre todo cambiar, para vivir con mayor tranquilidad y beneficios.
-El surgimiento la Pandemia del Coronavirus, pone sobre el tapete, la importancia de la solidaridad humana y cooperación entre los países; aunque también muestra la indignación y rechazo a los que agreden a los pueblos, divorciándose del altruismo humano. Desde una percepción humanista, estos recibirán el aborrecimiento de la comunidad mundial de naciones y tendrán que resignarse a recibir el estigma de los pueblos y misma historia, dado su aberrante y egoísta proceder.
-Es hora políticos y mismas fuerzas económicas mundiales, en un mundo crece con celeridad demográfica, busquen consensos y acaben de concebir un modelo económico y social, se proyecte amigable y sostenible, social y ambientalmente.
-La pandemia actual, en la que los países se encuentran inmerso en la lucha por detenerla e impedir más enfermedades y muertes; ubica el momento, en que el pensamiento humano deba volar sin ataduras ideológicas y en disímiles direcciones, buscando salir de sus tradicionales aprisionamientos, fundamentalmente en política y en las relaciones entre países. Pocas personas dudan, lo preferible es convivir en paz, cooperación y armonía, que atizar odios, sanciones y confrontaciones, ocasionan a los pueblos males mayores.
-Son momentos para actuar con mente fría y realizar frescas y sanas valoraciones, llegando hasta donde el ser humano posea capacidad de objetividad en sus análisis, sentimientos y maneras de comportarse; pero para ello es necesario dejar atrás aferramientos, ideas hieráticas o preconcebidas, la mayoría insanas, egoístas y abusivas contra países y pueblos.
-Es necesario imbuirnos de la mayor tolerancia posible (sobre todo en política), porque ideas y conceptos debieran predominar humanamente, debieran orientarse hacia los entendimientos humanos, cooperación en beneficios recíprocos, diálogos y solidaridad ante las adversidades mundanas.
-Hoy, por ejemplo, China se encuentra apoyando a países de Europa solidariamente, la pequeña Cuba, agredida y sancionada brutalmente por EEUU, hace lo mismo con naciones caribeñas, Venezuela, Nicaragua, Italia u otros naciones le han solicitado apoyo; o igual recibe en tierra cubana a los turistas y tripulación del crucero inglés (1600 personas y cinco con el coronavirus), a lo que otros países del área le negaron la entrada, para poder regresar al reino unido. A lo que puede agregarse, hay unos 29000 cooperantes voluntarios de la salud, distribuidos en 59 países del mundo, se encuentran apoyando a esas poblaciones en el enfrentamiento al Coronavirus; lo que dice mucho de la solidaridad y el humanismo cubano, sobre todo en los borrascosos tiempos se viven.
-Esa disposición y proceder altruista del personal de la salud de Cuba, dice mucho de hasta donde han calado los principios y valores de la solidaridad humana y política entre los cubanos, algo que tanto necesita la sociedad contemporánea.
-Ojalá qué de la lamentable situación actual que nos golpea, extraigamos más sensibles, solidarias y humanas valoraciones y comportamientos; recogiendo las mejores experiencias puedan extrapolarse a otras tantas cuestiones se requieren por el mundo, pues los seres humanos nos encontramos necesitados de ello.
-Transitando el primer cuarto del siglo XXI, la humanidad vive y se desarrolla en condiciones inestables y considerablemente inseguras; consecuencias de un modelo de desarrollo económico y social, no ha perseguido el beneficio y desarrollo humano generalizado; cuyo diseño, además, no busca favorecer a todas las personas que habitamos en la tierra, sino solo a una parte, la poseedora de los medios de producción y riquezas.
-El mundo ha quedado divido entre ricos y pobres, países desarrollados y subdesarrollados, continentes receptores de emigrantes y otros desde donde se emigra.
-Las personas en cualquier lugar donde vivan, tratan al menos de poder satisfacer sus necesidades básicas de sobrevivencia, pero se conoce en muchos lugares no existen o se logran alcanzar; por lo que resultan comprensible los conflictos se desencadenan.
-A pesar las amargas realidades, los países más desarrollados no quieren modificarse y menos perder privilegios o se los arrebaten; por tanto, se estimulan antagonismos y contradicciones que ocasionan la inseguridad mundial.
-El actual modelo de producción y consumo, promotor de la sociedad consumista, estimula la exacerbación del individualismo (sin dudas su modo de ser, su actitud ante la vida); dado tiende a promover un singular hedonismo y originar un homo consumen, se distancia cada vez más de los imprescindibles valores colectivos y de solidaridad humana.
-El modelo consumista nos ha tocado vivir, ha desatado carreras armamentistas y creado verdaderos arsenales de armas, no se quedan en almacenes o inventarios ociosos, sino con frecuencia se utilizan, promoviendo guerras locales en cualquier región del mundo.
-Participamos de un mundo de innumerables contradicciones y valores disimiles, grandes contrastes entre ricos y pobres, regiones avanzadas y atrasadas, cultos y analfabetos, poderosos y débiles, egoístas o solidarios, conscientes e inconscientes, sancionadores y sancionados, guerreristas o pacifistas, discriminadores y los que no lo son, racionales y desmedidos, ambiciosos o austeros...
-Ese abanico contrastante de diferencias con que vivimos, plagado de egoísmos, intereses y contradicciones; se encuentra dando síntomas de agotamiento o crisis, cuando con mayor frecuencia y fuerza, aparecen violentos fenómenos ambientales o sociales, agreden y dañan a las personas. Hay que estar alerta ante las situaciones ocurren y extraer de ellas realistas conclusiones, pero sobre todo, despojados de intereses mezquinos. Los acontecimientos ocurren son como advertencias o llamadas al orden y racionalidad, en relación a nuestros actuales patrones de comportamiento social.
-Al surgir la Pandemia del Coronavirus en China, pronto extendida por el mundo, evidenció la estrecha interrelación existe entre los países y seres humanos habitamos la tierra; por lo que hace sentido común y lógica, más allá diferencias políticas, económicas o de cualquier otra naturaleza; concienticemos nos encontramos habitando un mismo planeta, por lo que el más elemental sentido de responsabilidad y comprensión humana, aconseja vivir en mayor concordia, paz, cooperación y solidaridad entre todos.
-El Coronavirus, transformado en Pandemia, no hace diferencia entre países o personas, pues a todos puede afectarnos; resultando un virus anti-ideológico, sin intereses económicos, ni diferencias políticas o sociales.
-Tal situación debe hacernos pensar o más bien reflexionar, lo vulnerable somos los seres humanos y lo absurdo que con frecuencia actuamos; dado la mayoría de los conflictos se originan se hacen violentos y agresivos, pudiendo ser superados a través de vías más civilizadas.
-Situaciones críticas como las que hoy vivimos aconsejan, dejar atrás posiciones hieráticas y actuaciones de confrontación, porque tener como objetivo el hacer daño a los que piensan o actúan diferente, en un mundo tan complejo y contradictorio; evidencia limitaciones culturales, rigidez e intolerancia política; cuando los humanos tenemos mucho que aprender y sobre todo cambiar, para vivir con mayor tranquilidad y beneficios.
-El surgimiento la Pandemia del Coronavirus, pone sobre el tapete, la importancia de la solidaridad humana y cooperación entre los países; aunque también muestra la indignación y rechazo a los que agreden a los pueblos, divorciándose del altruismo humano. Desde una percepción humanista, estos recibirán el aborrecimiento de la comunidad mundial de naciones y tendrán que resignarse a recibir el estigma de los pueblos y misma historia, dado su aberrante y egoísta proceder.
-Es hora políticos y mismas fuerzas económicas mundiales, en un mundo crece con celeridad demográfica, busquen consensos y acaben de concebir un modelo económico y social, se proyecte amigable y sostenible, social y ambientalmente.
-La pandemia actual, en la que los países se encuentran inmerso en la lucha por detenerla e impedir más enfermedades y muertes; ubica el momento, en que el pensamiento humano deba volar sin ataduras ideológicas y en disímiles direcciones, buscando salir de sus tradicionales aprisionamientos, fundamentalmente en política y en las relaciones entre países. Pocas personas dudan, lo preferible es convivir en paz, cooperación y armonía, que atizar odios, sanciones y confrontaciones, ocasionan a los pueblos males mayores.
-Son momentos para actuar con mente fría y realizar frescas y sanas valoraciones, llegando hasta donde el ser humano posea capacidad de objetividad en sus análisis, sentimientos y maneras de comportarse; pero para ello es necesario dejar atrás aferramientos, ideas hieráticas o preconcebidas, la mayoría insanas, egoístas y abusivas contra países y pueblos.
-Es necesario imbuirnos de la mayor tolerancia posible (sobre todo en política), porque ideas y conceptos debieran predominar humanamente, debieran orientarse hacia los entendimientos humanos, cooperación en beneficios recíprocos, diálogos y solidaridad ante las adversidades mundanas.
-Hoy, por ejemplo, China se encuentra apoyando a países de Europa solidariamente, la pequeña Cuba, agredida y sancionada brutalmente por EEUU, hace lo mismo con naciones caribeñas, Venezuela, Nicaragua, Italia u otros naciones le han solicitado apoyo; o igual recibe en tierra cubana a los turistas y tripulación del crucero inglés (1600 personas y cinco con el coronavirus), a lo que otros países del área le negaron la entrada, para poder regresar al reino unido. A lo que puede agregarse, hay unos 29000 cooperantes voluntarios de la salud, distribuidos en 59 países del mundo, se encuentran apoyando a esas poblaciones en el enfrentamiento al Coronavirus; lo que dice mucho de la solidaridad y el humanismo cubano, sobre todo en los borrascosos tiempos se viven.
-Esa disposición y proceder altruista del personal de la salud de Cuba, dice mucho de hasta donde han calado los principios y valores de la solidaridad humana y política entre los cubanos, algo que tanto necesita la sociedad contemporánea.
-Ojalá qué de la lamentable situación actual que nos golpea, extraigamos más sensibles, solidarias y humanas valoraciones y comportamientos; recogiendo las mejores experiencias puedan extrapolarse a otras tantas cuestiones se requieren por el mundo, pues los seres humanos nos encontramos necesitados de ello.
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