De nuevo Gaza

Para entender el presente y el futuro, es útil conocer la historia. Gaza ha sido territorio judío desde el Éxodo de Egipto, habitada por ellos y a ellos arrebatada en varias ocasiones en los últimos 3000 años. En la guerra de invasión antisionista de 1948, coincidiendo con la reinstauración del Estado de Israel, fue ocupada por Egipto la mayor parte del tiempo hasta la Guerra de los Seis Días de 1967. Más tarde, durante las negociaciones para alcanzar la paz con Sadat, Israel intentó devolvérsela a los egipcios junto al Sinaí, pero estos la rechazaron y pasó a ser jurisdicción israelita, una vez más.

Los judíos comenzaron a comprar tierras y construir invernaderos, granjas, empresas, industrias, sinagogas, escuelas y viviendas. En el 2005, Ariel Sharon, buscando disminuir tensiones y con la idea de dar a los palestinos un territorio absolutamente independiente donde ensayar su estado en paz con sus vecinos, cedió el territorio, evacuó a más de 10,000 judíos que lo habitaban y entregó, intactos, con la excepción de las sinagogas, todo lo que habían construido.

El resultado fue funesto. Los habitantes de Gaza demolieron todo lo que habían dejado los judíos, para su propio perjuicio, pues no aprovecharon el valor de esas inversiones en su provecho. En las siguientes pseudo elecciones, el grupo terrorista Hamas desplazó del poder a la Autoridad Palestina (Fatah) –grupo este también terrorista; pero que se viste de moderado– y asesinan a sus representantes, imponiendo el terror contra su propia población.

A todo esto, le siguió una campaña que, hasta hoy, no cesa, de hostigamiento a la población civil israelí con secuestros, infiltraciones terroristas asesinas a través de túneles, fronteras o puntos de chequeo, y el ataque intermitente y, en ocasiones, masivo, de misiles contra la población civil israelí. Esto, en su momento, ha llevado a enfrentamientos bélicos de envergadura como los conocidos como “Cerco de Plomo” en el 2008 y “Anillo de Protección” en el 2014.

La última escalada de violencia iniciada por Hamas y sus secuaces comenzó la pasada semana. Más de 30,000 palestinos se concentraron junto a junto a la cerca que les separa de Israel, e intentaron penetrar a territorio israelí a través de cortes y explosiones, así como disparos y el lanzamiento de cocteles Molotov contra las tropas que defendían la soberanía israelí. Estos ataques fueron repelidos por las Fuerzas de Defensa Israelí, IDF.

Durante todos estos días, ha habido violentos disturbios; principalmente en 4 lugares a lo largo de la frontera con Gaza. Las tropas de las FDI utilizaron medios de dispersión antidisturbios y dispararon contra los sospechosos, en su mayoría conocidos terroristas, que intentaban dañar la valla de seguridad. La IDF no permitirá ninguna violación de la valla de seguridad, que protege a los civiles israelíes, y continuará operando para prevenir que los que están involucrados en estos actos de terrorismo triunfen. La IDF desea enfatizar que acercarse a la valla de seguridad es un acto peligroso, como siempre advierte antes de disparar.

“Los soldados del DF continuarán disparando contra los habitantes de Gaza que se acercan demasiado a la cerca fronteriza”, dijo el martes el ministro de Defensa, Avigdor Liberman, antes del esperado asalto palestino contra la barrera este viernes (abril 6, 2018).

En el momento en que esto escribo Hamas y sus terroristas afiliados se preparan para otro ataque de gran envergadura, con la intención de incendiar miles de neumáticos y crear una cortina de humo para impedir que los israelíes se percaten de lo que hacen para destruir la cerca y violar la soberanía israelí.

Mientras, el príncipe heredero de los saudíes declara que Israel tiene derecho a defenderse y a vivir en paz en su territorio, la Liga Árabe pide una “investigación sobre la masacre”, la ONU, Uruguay y Venezuela condenan a Israel (como siempre) por una respuesta “desproporcionada”, los norteamericanos nos apoyan y Europa no se pronuncia, pero se prevé su consuetudinaria respuesta.

A pesar de ello y de ellos, el próximo 15 de mayo, celebraremos el 70 aniversario de la reinstauración del Estado de Israel. Sin duda ha de ser un evento inolvidable; los judíos celebraremos la sobrevivencia y desarrollo de nuestro estado a pesar de los incontables esfuerzos de nuestros enemigos (internos y externos) por destruirle, el mundo tendrá la oportunidad de –siguiendo el ejemplo de los norteamericanos– trasladar sus embajadas a la capital eterna e indivisible del estado judío de Israel, y los árabes… bueno, los árabes como siempre intentarán matarnos o, al menos, aguar la fiesta.

Ojalá que se aconsejen… o los aconsejen y no continúen intentando destruir a Israel. Como he dicho antes, por primera vez en la historia Israel es más fuerte que sus enemigos, y no está dispuesta a claudicar. Esta vez, si se lanzan, quedan.