He conocido a lo largo de mi vida -y en particular durante mi carrera en Naciones Unidas- a muchos musulmanes que, además de ser personas honorables y decentes, me han dado muestras de amistad con el debido respeto por mis creencias particulares. Hoy día comparto el vecindario con otro musulmán amigo que me merece igual respeto y consideración, como lo merecen todos los musulmanes que estén dispuestos a compartir este mundo en paz. Además, me atrevería a afirmar que la inmensa mayoría de quienes profesan las doctrinas de Mahoma son personas pacíficas que aspiran a vivir en un mundo civilizado y armonioso.
No obstante, es un hecho que la civilización moderna enfrenta un grave peligro ante la agresión despiadada del fundamentalismo islámico. El fundamentalismo religioso no es nada nuevo y el cristianismo en sus distintas manifestaciones lo ha padecido en diversas etapas de su historia. Sin embargo, cabe la distinción de que Mahoma fue fundamentalmente un guerrero, mientras que las prédicas de Jesús se basan exclusivamente en el amor al prójimo y en la solidaridad humana. En otras palabras, la fuente doctrinal es radicalmente distinta.
Mientras que el fundamentalismo "cristiano" se derrumbaba por su propia base de intransigencia irracional que contradice las doctrinas de Jesús, el islámico se apuntala en arengas y mandatos formulados por Mahoma. Esta realidad imposibilita el discurso racional con quienes basan su intransigencia en numerosos pasajes del propio profeta fundador del Islám.
El Islam es el conjunto de creencias y prácticas religiosas y civiles, basadas en el Corán (libro que recoge las revelaciones de Alá hechas a Mahoma por medio del arcángel Gabriel) y en la Sunna (libro que recopila los dichos y hechos de Mahoma). Mahoma nació en la Meca en 570 y murió en Medina en 632. Durante su vida destacó como un caudillo que organizó ejércitos para conquistar amplias regiones de la península arábiga y regiones aledañas, dando la pauta a sus sucesores para continuar una arrolladora serie de campañas militares en todo el Oriente Medio, el norte de Africa y amplias regiones del occidente, el oriente y el sur europeo.
La expansión del Islam por el mundo fue rápida y abarcadora en un claro intento hegemónico e imperialista, de tal modo que durante los siglos VII y VIII, los musulmanes conquistaron y dominaron lo que hoy conocemos como Arabia, Irak, Irán, Siria, Líbano, Palestina, Egipto, las regiones periféricas de la India y China, el norte de África, casi toda la península Ibérica y una parte de la zona occidental de Francia, donde finalmente fueron contenidos por el caudillo franco Carlos Martel, en 732, deteniéndose así la invasión islámica en el occidente europeo. Sin embargo, con la toma de Constantinopla en el siglo XV, lograron extenderse también por toda la región de los Balcanes hasta Viena.
Estas campañas de conquista corresponden a la práctica de la yihad, que significa "guerra santa", cuyos guerreros caídos en la yihad hallan una notable recompensa en el paraíso. Es indiscutible el vínculo histórico entre el Islám y la acción y estrategias agresivas, tanto políticas como militares. En el mundo moderno han desatado esta práctica declarando la yihad o guerra santa a "los infieles de la civilización cristiana y de la cultura occidental", estableciendo su foco principal en Siria e Iraq, con ramificaciones satélites en Afganistán, Cisjordania, Líbano, Yemen, Pakistán, Libia, Malí, Nigeria, Chad, Sudán, República Centroafricana y Djibouti.
Las creencias islámicas son cinco: 1º- Existe un solo Dios, llamado Alá, que es omnipotente y misericordioso, ante quien los hombres deben hacer su voluntad. 2º- Existen ángeles, ministros de Dios, organizados jerárquicamente, cada hombre tiene dos ángeles protectores y dos ángeles malignos que los tientan. 3º- El Corán es un libro revelado por Dios. 4º- Dios se manifiesta por medio de los profetas, entre los cuales, se encuentran Abraham, Moisés, Jesús y Mahoma, siendo este último, el más grande y definitivo. 5º- El día del Juicio Final, los hombres buenos serán recompensados con el paraíso y los malos castigados con el infierno.
Las prácticas islámicas son siete: 1º- Recitar: Alá es grande y Mahoma es su profeta, con cuya fórmula señalan pertenecer a la comunidad islámica. 2º- Orar cinco veces al día: al alba, al mediodía, a la media tarde, al ocaso del sol y por la noche, en dirección a la Meca - y los hombres deben asistir los viernes a la mezquita para orar. 3º- Pagar la limosna legal dedicada a los pobres. 4º- Ayunar durante el mes del Ramadán, no comer ni beber nada desde el alba hasta el ocaso del sol. 5º- Realizar una vez en la vida la peregrinación a la Meca, si las condiciones físicas le permiten, dando siete vueltas alrededor de la Kava sagrada. 6º:- Impulsar la yihad, o guerra santa, que consiste en tomar las armas para combatir a los infieles o no creyentes en la fe islámica. 7º. Prohibir comer carne de cerdo, beber bebidas alcohólicas, practicar la usura y los juegos de azar.
Los agredidos por este fundamentalismo apuntalado por la yihad no son responsables de la guerra cruel y salvaje que se ha desatado sino que se ven obligados a defender sus libertades y valores. Para defenderse adecuadamente es indispensable una reacción firme y decisiva. Esta guerra, como todas, causará mucha desgracia y devastación, pero no hay otra opción que llevarla hasta sus últimas consecuencias. Cualquier estrategia vacilante o apaciguadora propiciará un clima de mayor violencia y permitirá que esta "guerra santa" se extienda por todos los confines del planeta.
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