En un tema ajeno a lo básico de este Fórum, el caso de la Siria actual es tan candente y complejo que no es fácil sustraerse a analizarlo. Un punto muy importante es la súbita participación militar de Rusia en el escenario. Es cierto que es dudoso aún cuánto están ellos concentrando los ataques realmente en ISIS o en las otras fuerzas -unas menos extremistas que otras- reunidas bajo el manto de Ejército Democrático o algo así, que iniciaron la lucha contra la dictadura de Assad. Entre los factores positivos que podrían derivarse de esta intervención rusa podríamos citar:
a) Que fuerza a los Estados Unidos y a nuestros aliados a hacer algo menos apático contra ISIS en Siria, y no limitarse a publicitar unos pocos y diseminados bombardeos, cuando todos sabemos que para que éstos sean efectivos tiene que ser una cosa masiva y concentrada, lo cual los rusos sí parecen estar haciendo. Claro, es cierto que éstos, en sus feroces bombardeos, velan menos por las pérdidas colaterales, al estar Putín menos presionado por las bajas civiles de lo que estamos nosotros y el resto de los aliados.
b) Por otro lado, además de que los eslavos tratan de reafirmarse como potencia mundial importante, de querer mantener a toda costa su base naval deTartus en el Mediterráneo sirio y de reducir en lo posible la extención de la contaminación islámica en la misma Rusia, no deja de ser cierto que su tradicional influencia sobre el gobierno alawita es muy importante desde los tiempos del padre del actual mandatario.
c) En base a lo anterior es posible que aunque Rusia ahora pretenda mantener a Bashar al-Assad en el poder como figura aún con cierto control del país, los intentos de una salida aceptable basada en un diálogo entre las varias fuerzas opositoras y el gobierno -ISIS exluído, como es lógico- pudiera dar algún resultado. También se i ncluye la posibilidad que el arreglo previera una salida posterior y organizada de Assad del poder, posiblemente asilado con garantías en la propia Rusia. Además, la masiva emigración hacia Europa disminuiría gradualmente de manera consistente.
Lo anterior es un escenario casi ideal, cuyo proceso sería extremadamente complejo y largo, pero más posible de lograr estando Rusia envuelta, que si sólo lo estuviesen los Estados Unidos y los aliados.
La inclusión de Irán, aunque indeseable por sus vículos terroristas con Hisbollá y con la propia dictadura Siria, es una aceptación realística de la influencia del nuevo pretendido imperio persa en la región.
Aunque el futuro es incierto y complicado, al final, estas nuevas iniciativas rusas podrían ser el ingrediente de un arreglo a largo plazo, evitando siempre otra indesable primavera árabe en lo que a Siria se refiere.
El tiempo dirá hasta donde estas posibles "ventajas" de la intervención rusa que nos ocupa puedan servir al bien común, incluyendo una relajación de tensiones en Israel, frente a un posible gobierno no democrático, quizás, a nuestro estilo, pero sí más humano, menos autoritario y no tan influenciado por el extremismo iraní y la facción hisboláica libanesa, elementos indispensables para la subsistencia del actual gobierno chiita-alawita.
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