CHINA: La amenaza de un verdadero capitalismo salvaje, el seudo capitalismo de Estado que aspira a dominar el mundo

En estos días, con la amenaza de la epidemia del Covid-19 que se está extendiendo desde China, hemos podido contemplar cómo el sistema totalitario sigue imperando en ese país, donde se considera un delito alertar a la población de un peligro inminente, como sucedió con el médico que intentó avisar del brote e inminente propagación del virus.

El hecho de que ahora impere un seudo comunismo con notables vetas de capitalismo, en el que medran los empresarios (grandes y pequeños) que se someten a los caprichos del sistema dictatorial a cambio de que les dejen hacer, no oculta la feroz realidad del régimen.

Por eso, molesta y entristece a los amantes de la democracia auténtica ver a la Iglesia Católica aceptar componendas que permiten la influencia directa de la dictadura en una Iglesia china "patriótica" que también se acomode a los caprichos del sistema. No se puede frenar tampoco la indignación que causan las declaraciones formuladas, después de su viaje a Beijing, por el Canciller de la Pontificia Academia de Ciencias, Mons. Sánchez Sorondo, exaltando a China como "el lugar donde se realiza mejor la Doctrina Social de la Iglesia" y afirmando que es un país donde el “bien común” es el valor primario; "donde no hay favelas, ni droga, donde se respeta el ambiente. No como en los EEUU de Donald Trump." Afirmaba también que: “Encontré una China extraordinaria: lo que la gente no entiende es que el principio central chino es el trabajo, trabajo, trabajo." Y añadía que Beijing “está defendiendo la dignidad de la persona, siguiendo más que otros países la encíclica del Papa Francisco Laudato si”.

¡Asombroso! Invito a los lectores de esta nota a que visiten la Sección en la que se examina y analiza la Doctrina Social Cristiana desde distintas perspectivas y ángulos para que comprueben por sí mismos lo lejos que está la política china de esa doctrina.

Este es el mismo Monseñor que hace poco dio la comunión al Presidente argentino Alberto Fernández, un declarado abortista que, además, vive en escándalo público con su amante, Fabiola Yáñez, con quien está en pareja desde hace cinco años y lo acompañó en su visita al Vaticano y a su audiencia con el Papa. Pese a estos hechos, Sánchez Sorondo se justificó afirmando que: "El primer canon [del Derecho Canónico] dice que estamos obligados a dar la comunión a las personas que solicitan la comunión. Solo hay una excepción y la excepción es cuando es excomulgado." Lo cual es falso, porque el Código de Derecho Canónico es claro sobre esto: "915. No deben ser admitidos a la sagrada comunión los excomulgados y los que están en entredicho después de la imposición o declaración de la pena, y los que obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave." Precisamente, la última frase excluye a personas como Alberto Fernández o Nancy Pelosi de tomar la comunión mientras no se retracten de su posición contraria a la doctrina de la Iglesia. Para colmo, el Presidente argentino había declarado públicamente en agosto pasado que: "Yo soy un católico poco practicante y estoy muy enojado con la Iglesia". Evidentemente, un católico sólo de nombre o, si acaso, por tradición familiar.

La Iglesia ha enfrentado la persecución y sus miembros el martirio desde el Imperio Romano hasta nuestros días. Contemporizar con quienes la persiguen, tergiversan su doctrina e intentan crear Iglesias nacionales que respondan a los mandatos de la dictadura, es una falta muy grave de parte de sus guías espirituales más prominentes.

Pero a través de las edades y los siglos hasta nuestros días, hay siempre quienes se sacrifican por su fe y mantienen la vigencia de la doctrina que los motiva. Entre ellos tenemos al Rev. Bernardo Cervellera, misionero, editor de Asia News y profundo conocedor de la realidad que se vive en China. Creó Asia News "con el objetivo de testimoniar la labor de los misioneros en países no cristianos", según sus propias palabras. Hace apenas cinco días que publicó en YouTube un interesante y certero reportaje sobre "La Vida de la Iglesia en China", que pueden ver en idioma italiano aquí: . Mucho de lo que dice en este video aparece en una transcripción de su conferencia dictada el 9 de diciembre pasado en Siegburgo, Alemania, durante el European Catholic China Colloquium, cuyo texto completo esta disponible AQUÍ .

El Padre Cervellera conoce en carne propia la tragedia de los cristianos en China y ha declarado en una ocasión anterior, refiriéndose al Obispo Sánchez Sorondo que "parece no ver las barracas pobres de Beijing y Shanghái, la expulsión de los migrantes, las opresiones sobre la libertad religiosa." Y se lamenta de que mientras muestra su aprecio por los Acuerdos de París sobre el clima, guarda silencio sobre los estrechos lazos entre riqueza, corrupción y contaminación. "A mis amigos que viajan a China, siempre les he recordado que no se detengan a visitar los centros comerciales, los hoteles de ultra-lujo y los rascacielos, sino que vayan también a las periferias y al campo, para tener un panorama realista", añade.

Su indignación es manifiesta cuando lo interpela: "«No hay barracas», dice Monseñor Sanchez Sorondo. ¿Acaso nuestro obispo probó ir al sur de la capital, donde, desde hace meses, el gobierno de la ciudad está destruyendo edificios y casas, y expulsando a decenas de miles de trabajadores migrantes? Por no hablar de las periferias de Shanghái, o de las otras megalópolis chinas, donde se vislumbra una «limpieza» y la expulsión de la población «más baja» e indefensa. «No hay droga», dice el obispo: ¿pero acaso ha ido a las prisiones chinas, donde narcotraficantes y drogadictos son llevados e incluso amenazados con la condena a muerte? ¿Y a Shenzhen, que es la plaza de venta de la droga que llega incluso a Hong Kong? Luego, no hablemos de la libertad religiosa en China. La libertad religiosa debiera ser un pilar de la Doctrina Social de Iglesia católica. Quizás debiéramos proponer al obispo una lectura de las noticias cotidianas sobre la violencia, los arrestos de cristianos, musulmanes, budistas, los abusos perpetrados sobre las iglesias domésticas, los controles sobre las iglesias oficiales."

Esa es la trágica realidad de la China de hoy, de la que pocos hablan. Un país enemigo de la democracia, de los derechos humanos y de la libertad, que ha tratado de controlar al mundo mediante una política comercial que los favorece y que aplasta a sus competidores extranjeros. Además, es el foco de mayor contaminación ambiental en la historia de la humanidad. "Lo cual sin lugar a dudas es culpa de muchos inversionistas occidentales que se han aprovechado de una débil legislación china, pero también de la avidez y la corrupción de miembros del Partido que prefieren, al igual que muchos en el mundo, el beneficio inmediato a costas de su misma población", según el propio Padre Cervellera.

Pese a la ambigüedad de algunos miembros de la alta y mundialmente influyente jerarquía eclesiástica y gracias a otros que predican con la verdad y la propagan, vemos con esperanza cómo Estados Unidos está enfrentando con pragmatismo y relativa moderación esta situación para poner freno a su hegemonismo. Las otras democracias deben optar por Estados Unidos o China, entre un capitalismo liberal y un seudo capitalismo de Estado. Deben optar por reconocer el peligro o por cruzarse de brazos y ver desde la cerca la pugna entre dos gigantes de la historia contemporánea. Sería terrible si acabaran contemplando la derrota del titán occidental, porque entonces sería demasiado tarde para contener la avalancha totalitaria y el dominio mundial de un verdadero capitalismo salvaje de Estado.