Populismo, paranoia e historia

Hace algunos años escribí este articulito con otro destino y lo titulé “Cuando cunde el miedo”.
Creo que ningún historiador ni civilizacionista afirmaría que la Historia se repite pero, al ver la situación política en España, la agitación social en Francia, la división en el Reino Unido y en Italia, el populismo triunfante en Europa del Este, la división en EEUU y cierto racismo imperante, creo que este artículo no ha perdido mucho de su actualidad y puede quizá dar lugar a un nuevo debate.

Aquí va:
Populismo, paranoia e historia

El populismo siempre viene envuelto en un paquete de miedo.
Cuando el presidente Obama salió electo en el 2007, muchas personas que yo conocía me dijeron: “Abelardo, vas a ver que este hombre va a convertir a EEUU en un país comunista”.

Yo los escuchaba escéptico pues eso me parecía totalmente imposible, pero ellos insistían: “En Cuba también nos propusieron un cambio y mira lo que pasó…”
Trataba de explicarles que la comparación entre la Cuba del 58 y los Estados Unidos del 2007 era absurda, pero no había nada que hacer, estaban convencidos de lo que decían.
Cuatro años más tarde les dije, algo burlonamente: “Pues no lo logró, EEUU no es un país comunista” entonces me dieron esta respuesta alucinante: “¡Ahora, en su segundo mandato, lo va a hacer!”

Hoy el miedo es Donald -no el pato sino el multirrequetemillonario Trump- que va a hacer un muro entre EEUU y México, que México va a pagar; prohibir la entrada de musulmanes hasta que se vea “what the hell is going on here” y hacer “America great again”, o si no, la otra opción; el viejo Bernie que es comunista o socialista o qué sé yo, ¿no es lo mismo? Y entonces vamos a vernos como en Europa (¿espantapájaros?) con impuestos altísimos, millones de funcionarios que no hacen nada y cuestan un dineral, medicina socializada (¿?) y todo dirigido y controlado por el Todopoderoso Estado. God bless America!

Disculpen que hable de mi historia personal y de la de mi familia pero me parece preciso para que se entienda lo que voy a escribir.
Durante varios años mi padre fue criado por su joven tía María (mi futura madrina) y su esposo Cpt. Abelardo Fernández Malberty (a quien debo mi nombre), asesinado por las tropas de Batista en el Hotel Nacional en 1933.
Cuando mi padre no era más que un joven adolescente pasaron dos o tres años en Philadelphia en un momento en que EEUU estaba en plena depresión.
Esto le permitió a mi padre ir al colegio en esa ciudad y aprender inglés lo cual fue una ventaja cuando a los cuarenta y dos años volvió a ese país, esta vez como exilado.
En los años cincuenta era entonces yo el adolescente que oía a mi madrina contar la visión que recordaba de la Philadelphia en tiempos de la gran depresión:
Eran, según ella, colas de gente en comedores populares, otros por las calles con letreros buscando trabajo, tiendas cerradas o en venta, bancos también cerrados como la cara de la gente y todo gris y triste.
Los periódicos le echaban la culpa a Hoover, sin notar, al parecer, que no había sido él el caussante de la especulación desenfrenada que provocó esa crisis, insistiendo en el hecho que no hacía nada eficaz para reactivar la economía. Todas las esperanzas estaban puestas en Roosevelt y en su New Deal que algunos acusaban también de “socialista”.
Recordemos también que en EEUU acusaron de comunista a todo aquel que estuviera a favor del voto de las mujeres

En Latinoamérica, una serie de gobiernos populistas se han apoderado del poder y han transformado a países prósperos en verdaderas ruinas.
Quizá sea normal que el miedo cunda, pero, y sé que esto me va a causar reproches, aunque estoy convencido porque lo veo y lo mido constantemente, que de todos los países desarrollados que conozco, Estados Unidos es el menos instruido, me parece imposible y absurda la comparación de éste con Venezuela y menos aún con Bolivia.

¿Y el populismo en Europa? Muchos de los problemas que encuentran los partidos políticos tradicionales se los buscaron ellos mismos, por la corrupción y por el miedo a tratar asuntos importantes pero que acarrearían fracasos electorales y es comprensible que el pueblo, a menudo ignorante e ingenuo, escuche a líderes que hacen hincapié en tales problemas.
Por otra parte, si Pablo Iglesias (el de hoy) me parece un descarado y su origen comunista es preocupante, no está loco ni es un ignorante como Evo o el finado Hugo ni su sucesor Nicolás.
Iglesias no sale de la vieja escuela soviética sino que ha estado muy marcado por el PCI, que es otra cosa. En cuanto a Alexis Tsipras y su Syriza. Es cierto que es un veterano de las juventudes comunistas griegas pero también es un ingeniero acostumbrado a tratar los problemas de manera pragmática y lo ha probado con sus relaciones avec la UE.

Para terminar diré que si, como escribió Bolívar, los pueblos europeos son “feroces”; dejando aparte a los Balcanes que son un caso particular, el continente vive en paz desde hace más de setenta años. Seamos optimistas.