“La Comisión Europea que les presento hoy es una Comisión política, dinámica y eficaz, lista para dar un nuevo impulso a Europa” declaró Jean-Claude Junker, nuevo presidente de la Comisión.
Comisión política porque si su predecesor José Manuel Durão Barroso había declarado servir a los Estados (y a sus jefes) que lo habían elegido, Junker tendrá también que rendir cuentas al Parlamento Europeo que fue quien lo propuso.
Serán vicepresidentes: el neerlandés Frans Timmermans (brazo derecho de juncker), la eslovena Alenka Bratusek encargada de la unión energética, la italiana Federica Mogherini, Alta Representante en política extranjera y la búlgara Kristalina Georgieva en presupuesto.
Entre los nuevos comisarios destacan el francés Pierre Moscovici en asuntos económicos y fiscales, nombramiento criticado por los mediocres resultados de Francia estos últimos años. No obstante la capacidad de Moscovici en economía es de todos conocida.
El británico Jonathan Hill se encargará de los servicios financieros. Sorprendió por las relaciones estrechas que hay entre Hill y la City. Junker declaró a propósito del británico que no iba a tener respecto al RU la misma actitud inelegante que su primer ministro había tenido con él.
Señalemos dos puestos nuevos e importantes: comisario de empleo, crecimiento e inversiones el finlandés Jyrky Kaitanen junto con la belga Marianne Thyssen, y el letón Valdis Dombrovskis será comisario encargado del euro y del diálogo social.
Citemos también a la checa Vera Jourova en la Justicia, al griego Dimitri Avramopoulos en migración y asuntos internos, a la polaca Elzbieta Bienkowska en mercado interno, al español Miguel Arias en el clima y al irlandés Paul Hogan en la agricultura.
Es una comisión equilibrada políticamente: conservadores, socialistas y liberales; hombres y mujeres; países del Norte, del Sur, del Este y del Oeste.
Deseémosle buena suerte. Trabajo tiene.
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