El dinero de los contribuyentes está en juego en los EEUU

Los dos partidos principales de Estados Unidos, Demócratas y Republicanos, están prolongando hasta el último minuto una partida de póquer político para ver quien logra mejor el bluff de su intransigencia, mientras ponen irresponsablemente en peligro la salud económica y financiera de la nación. Han llegado hasta este punto en esta peligrosa partida de póquer porque no están apostando su dinero sino el de la gran mayoría de los ciudadanos y residentes de EEUU, es decir el de los contribuyentes de impuestos.

Ambas partes saben muy bien que después del astronómico déficit presupuestario de los últimos tres años, no hay más remedio que elevar el techo de la deuda. Aunque el déficit presupuestario se debe reducir gradualmente, es indispensable que se haga con urgencia. La crisis ha sido creada por el choque de puntos de vista radicalmente diferentes sobre cómo, cuándo y hasta qué punto debe frenarse el déficit. Los Demócratas saben que no pueden mantener un tren de gastos y derroches tan enormes como los actuales durante mucho más tiempo y los Republicanos saben también que a este nivel de desequilibrio presupuestario es inevitable tener que generar algunos ingresos adicionales de los impuestos.

El problema es que ambas partes están jugando la partida de póquer con vistas a tener réditos electorales para 2012, tratando de demostrar que la otra parte es culpable de la crisis y sus consecuencias.

Hay verdades a medias y distorsiones que confunden a muchos contribuyentes sobre los temas fundamentales de esta crisis.

La primera es que si no se aumenta el techo de la deuda, el próximo 2 de agosto los EEUU darían incumplimiento a su obligación de enviar sus cheques a los beneficiarios de la Seguridad Social y a los pensionados civiles y militares. Si el techo de la deuda no se ha elevado para entonces, los EEUU tendrán que retrasar el pago de muchos gastos del gobierno, pero todavía serán capaces de pagar la inmensa mayoría de sus obligaciones con los ingresos que sigue obteniendo. La verdad es que el Seguro Social, el Medicare y las obligaciones con los pensionados tienen la primera prioridad y el Gobierno todavía tiene ingresos suficientes para cumplir con éstas obligaciones prioritarias y muchas otras.

La segunda es que la falta de un acuerdo a más tardar el 2 de agosto tendrá sus aspectos negativos pero no consecuencias catastróficas. La realidad es que el efecto de un estado de cosas tan irresponsable no se limita a una crisis crediticia y al aumento resultante de las tasas de interés, con un leve aumento de la inflación y el desempleo. Una verdadera catástrofe económica es inminente y ya está en ciernes para este viernes 29 de julio. Hasta el viernes, los mercados pueden mantener la esperanza de una solución al impasse, pero ya están debilitándose a medida que se acercan estos últimos días. Los inversionistas no van a esperar hasta el último día para proteger su dinero y sus intereses. Es fácil prever un desastroso “viernes negro” no sólo en los mercados de EEUU sino en todo el mundo.

Semejante derrumbe de los mercados será el primer paso hacia un oscuro futuro financiero en los EEUU y el resto del mundo por lo menos hasta 2020. Hay indicios suficientes que prueban que esto está a punto de suceder si los líderes de EE.UU. no llegan a un acuerdo antes de finalizar esta semana.

El principal indicador es la pérdida de confianza sin precedentes en la capacidad de EE.UU. para pagar sus obligaciones y en el valor real del dólar en franco descenso. Ya es inminente una rebaja de la calificación por parte de Standard and Poors y Moodys que tendría consecuencias psicológicas negativas, además de redundar en el aumento de ciertas tasas de interés, lo que obligaría a los EEUU a aumentar su servicio de la deuda como resultado de intereses mucho más altos por una deuda pública en rápido aumento.

Pero lo que es peor con respecto a la pérdida de confianza y sus consecuencias, es el aumento repentino y rápido de la calificación de EEUU en la tasa de Sovereign Debt CDS o índice del costo del seguro de incumplimiento crediticio. Los EE.UU. solían tener la tasa más baja del mundo desde que este índice se calcula. Un Credit Default Swap o CDS es una forma de seguro que protege al comprador del CDS en el caso de impago del préstamo. Si los préstamos no se pagan, el comprador del CDS pueden intercambiar o "swap" el préstamo impago (o en algunos CDS el valor reducido en efectivo de los préstamos en mora) por el valor nominal del préstamo.

Cuanto más bajo es el precio de los CDS mejor es la calificación para el país en cuestión, pero los EEUU perdieron su liderazgo con el más bajo índice de precios de CDS hace menos de dos meses, cuando cayó al tercer lugar. A mediados de julio ha caído aún más, en desplome acelerado hasta el octavo puesto. Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca, Holanda, Suiza y Alemania son considerados ahora un mejor riesgo crediticio que los Estados Unidos. Eso nunca había sucedido antes.

Por lo tanto, un acuerdo este viernes es una necesidad.

El plan republicano del Speaker de la Cámara, John Boehner, debe ser considerado seriamente, por lo menos como una solución provisional, tanto por el Presidente Obama como por el Senado dominado por los Demócratas. Sus puntos básicos son:

CORTES A LOS EXCEDENTES DEL AUMENTO DE LA DEUDA:

Recortar los gastos que exceden el monto del aumento de la deuda autorizado al Presidente
Cortar de inmediato y poner un tope en los gastos discrecionales, para ahorrar $ 1,2 billón de dólares en los próximos 10 años
Elevar el techo de la deuda sólo hasta 1 billón de dólares más para dar tiempo de revisar el presupuesto y hallar soluciones más adecuadas en febrero de 2012

LÍMITES PARA CONTROLAR EL GASTO FUTURO:

Establecer un tope máximo de gastos que determine límites claros en el gasto futuro.
Garantizar que la incapacidad de permanecer debajo del máximo establecido provocará cortes automáticos en todos los renglones.
Utilizar el mismo mecanismo previsto en el Acuerdo de Presupuesto Equilibrado de 1997

ENMIENDA DE PRESUPUESTO EQUILIBRADO:

Promover la causa de la Enmienda del Presupuesto Equilibrado que exigiría a la Cámara y al Senado votar sobre la medida después del 1º de octubre de 2011, pero antes que finalice el año.
Dar tiempo al pueblo americano para recabar el apoyo suficiente a esta reforma

REFORMAS DE LAS GARANTÍAS DE ACCESO A LOS DERECHOS ADQUIRIDOS Y AL AHORRO:

Crear antes del 23 de noviembre de 2011un Comité Mixto integrado por 12 miembros del Congreso como se requiere para hacer un informe de la legislación.
La propuesta deberá reducir el déficit por lo menos en $ 1,8 billones de dólares en 10 años.
Cada Cámara examinará la propuesta de la Comisión Mixta, sea esta mayor o menor y sin ningún tipo de modificaciones.
Si la propuesta es aprobada, el Presidente estará entonces autorizado a solicitar un aumento del límite de la deuda de 1,6 billones adicionales.

Estos son elementos razonables para analizar y tener en cuenta en una negociación sólida que se haga de buena fe. Cabe esperar que los republicanos hagan también algunas concesiones sobre el nivel de los impuestos y los recortes. De hecho, muchos republicanos están dispuestos a aceptar algunos ajustes en el código fiscal que representarían un aumento de los impuestos reales de los beneficiarios de un gran número de lagunas (loopholes) que podrían suprimirse progresivamente. Muchos más están aceptando recortes al Medicare, Medicaid y otros servicios sociales que no afecten los beneficios, sino que se concentran en reducir la burocracia y mejorar el control de las asignaciones para evitar el fraude y el despilfarro. Ambas partes tendrán que ponerse de acuerdo sobre gastos mucho más bajos en equipos militares y armamentos redundantes y excesivos. Enfrentarían así con responsabilidad estos temas más controvertidos del presente litigio. Por su parte, los Demócratas deberán reconocer que los EEUU no tienen otro remedio que apretarse el cinturón.

Ya es hora de que ambas partes muestren sus cartas en esta partida de póquer político. No es su dinero el que están apostando, sino el dinero de todos los contribuyentes.

Los lectores que no están siguiendo de cerca esta controversial crisis presupuestaria que ha desembocado en un grave problema por el alza exponencial de la deuda pública de los Estados Unidos, quizás no estén conscientes de las diversas propuestas que se han estado formulando durante las últimas semanas.

Hace menos de dos semanas despertó una gran esperanza el plan presentado por un grupo de congresistas bautizado con el nombre del "Gang of Six", que fue un proyecto bipartidista de reducción del déficit presupuestario como solución para autorizar el aumento del límite máximo de la deuda pública.

Los autores fueron los Demócratas Max Baucus (Montana), Jeff Bingaman (New Mexico) y Kent Conrad (North Dakota), y los Republicanos Mike Enzi (Wyoming), Chuck Grassley (Iowa) y Olimpia Snowe (Maine). Aunque en los primeros momentos pareció que sería aceptado por el Presidente Obama, este plan fue desestimado por la mayoría Demócrata del Senado antes de que tuviera oportunidad de presentarse formalmente.

En este plan destacaban los siguientes puntos:

Reducir gradualmente hasta 2021 la proporción de la deuda al 70% del PIB [ahora está a punto de alcanzar el 100%]
Recortar el déficit a razón de 500,000 millones por año
Limitar el déficit presupuestario a no más de 1,000 billones anuales hasta 2021 [ahora es de más de 1,600 billones]
Reducir los loopholes (lagunas) en el código impositivo y eliminar algunas exenciones que afectarán principalmente a la clase media
Aumentar el límite de la deuda en 2,400 billones más a partir de agosto de 2011
Mantener el sistema de Seguro Social como hasta ahora y aplazar la solución de su insolvencia hasta 2021 [en otras palabras, no aumentar por ahora la edad de jubilación]

En los momentos de escribir estas líneas hay buenos indicios de que la crisis se resolverá en los últimos segundos del plazo definitivo, como en las películas. Es un símbolo de irresponsabilidad política por ambas partes que se haya llegado a este extremo de convertir la salud económica y financiera de los Estados Unidos en una verdadera partida de póquer, con el bluff de que el que no suba la apuesta perderá.

El acuerdo que se está barajando entre la Presidencia y la Cámara de Representantes consiste en un recorte de los gastos presupuestarios de por lo menos $2,100 billones (trillones en inglés) en un programa gradual de 10 años. Considerando el enorme déficit presupuestario actual y la abrumadora deuda pública de EEUU, la dosis del medicamento prescrito es bastante baja y a la larga insuficiente. Pero es preferible al desastre que derivaría de una suspensión de pagos. También se incluye en el acuerdo el compromiso de no aumentar los impuestos.

Esas condiciones requieren un aumento inmediato del "techo" de la deuda por $400,000 millones, con otro aumento de $500,000 millones dentro de unos meses. Este acuerdo elevará el "techo" de la deuda en 2012 a $15,200 billones (trillones en inglés), es decir, a unos $50,000 por persona en el país.

El acuerdo facilita un camino libre de problemas presupuestarios para el Presidente Obama hasta las elecciones de 2012.