He estado pensando… (LXXV)

Padre Alberto ReyesHe estado pensando en la diferencia entre partidismo y evidencia social

La “catatimia” es un término psicológico que se usa para designar situaciones donde la persona experimenta una carga afectiva tan grande, que es incapaz de evaluar correctamente la realidad que tiene delante, y se aferra a la ilusión de su mente, dando por real lo que quiere creer, lo que quiere que exista y no lo que realmente existe.

¿No solemos decir, por ejemplo que “el amor es ciego”? El amor, el miedo, la incertidumbre… pueden llegar a ser tan intensos en el ser humano, que hacen que niegue la realidad evidente que tiene delante, o que la evalúe desde los afectos y no desde la razón.

Hoy, en Cuba, se puede amar la ideología marxista, se puede preferir el modelo socialista, se puede optar por el Partido comunista, se puede ofrecer la vida por nuestros líderes políticos… Todo esto es un derecho, pero es un derecho que no puede cegar la razón ni hacer que se niegue lo evidente. ¿Y qué es evidente? ¿Qué es lo que la realidad nos pone delante cada día?

Que la vida cotidiana es extremadamente difícil: la comida tiene precios muy por encima del poder adquisitivo de las personas, los medicamentos escasean o no se encuentran, trasladarse es dificultoso y caro, los sueldos no permiten adquirir lo necesario para la vida…

Que cuando una persona expresa públicamente su descontento, o se manifiesta a favor de un cambio de la situación social, es amenazada, acosada o encarcelada.

 

Que al no existir la separación entre los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, todo el poder está concentrado y manejado por los órganos partidistas del gobierno, y esto hace que el sistema de justicia esté comprometido a favor de las decisiones del Partido que rige la sociedad, lo cual significa que una persona que discrepe del sistema político actual pueda ser condenada injusta e impunemente.

Que el sistema educativo ha colapsado, y es incapaz de ofrecer una formación con calidad.

Que el sistema de salud es ineficiente y precario, y no puede hacer frente a las necesidades médicas de la población.

Que hay un aumento alarmante de la violencia y la agresividad, elevándose significativamente los robos con fuerza, los asesinatos y los feminicidios.

Que la emigración se ha vuelto una realidad habitual en nuestras familias, con su consecuencia inevitable de abandonos, rupturas y soledades.

Esta situación puede mirarse desde distintas posturas ideológicas o partidistas, pero no puede decirse que no son evidentes, y no puede negarse que necesitan, desesperadamente, una solución. 

Si la fidelidad a un Partido o a una ideología exige de una persona una postura en contra de la justicia, la libertad, la verdad y la prosperidad ciudadana, entonces, aceptar esta exigencia no es sólo optar por la ceguera sino elegir ser cómplice del mal. No es fidelidad sino sumisión. No es pasión sino servilismo, en contra de tu propio pueblo y, en realidad, en contra de ti mismo.

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