Conozco muchos empresarios que no son amigos de la lectura. Suelen decir, "no tengo tiempo para eso". En los círculos religiosos donde me desenvuelvo ocasionalmente, conozco a muchas personas que nunca han leído la Biblia ni, mucho menos, algúna biografía de algún santo o alguna reflexión sobre la doctrina de Cristo o, menos aún, sobre la Doctrina Social Cristiana. Pero no por eso son menos devotos ni menos creyentes.
Son notables también casos de figuras públicas, como Fleur Pellerin, quien en 2014 era Ministro de la Cultura en Francia y declaró al The New York Times: "I admit without any problem that I have had no time to read over the past two years." Por curiosidad, me enfrasqué en una búsqueda a ver si ese prestigioso diario o alguien más la había criticado por esa confesión, pero no encontré referencia alguna.
Otro caso destacado que recuerdo es el de Brian Krzanich, Presidente de Intel. Busqué en Google para comprobar y encontré que de acuerdo con el Register declaró: "I don't read. I don't read books. I don't have time."
Debe haber muchos más, pero no me sobra el tiempo para buscarlos. No obstante, prefiero a un Presidente que sea amante de la lectura más que a otro que no lo sea. Claro que esa no es la medida que lo hace un buen Presidente. En mi caso, prefiero criticar a Trump por muchas otras cosas que no por un argumento tan baladí.
Por mi parte, ¡no!, no he leído ninguno de los dos libros que nos recomienda Pallí, "
The irony of American History", escrito por el teólogo Reinhold Niebuhr, ni "
It can’t happen here", de Sinclair Lewis, lo cual no quiere decir que desprecie su apreciable recomendación, sino que "no he tenido tiempo". Con el tiempo empleado desde el año pasado en la organización de la Semana Social Cristiana y después en una charla ofrecida el jueves 8 sobre la propiedad privada y el destino universal de los bienes, aparte de la publicación en noviembre (y posteriores presentaciones) de la obra que recién he publicado, titulada "
El Cristianismo en la Historia; sus Luces y sus Sombras
", tuve que aplazar la lectura de cuatro libros que tengo al retortero para, en ocasión de la charla, leer otros que me sirvieran de base para los argumentos expuestos. Mientras tanto, quedaron sobre mi mesita de noche dos, uno sobre las Cruzadas y otro sobre los Caballeros Templarios, y en la sala uno que ya voy por la mitad, titulado "
Introducción a la Economía Social de Mercado", de Marcelo F. Resico, y otro más que cargo cada vez que voy a las consultas de médicos y debo esperar una o dos horas a que me atiendan, el cual ya estoy terminando y a veces lo leo también sentado al aire fresco al fondo de mi casa: "
The Dead of Money", de James Rickards.
Por otra parte, en el pasado he leído muchos de los "
Libros Recomendados
" en esta misma revista digital. Quizás Pallí se anime a hacer una reseña de alguno o de los dos libros que recomienda y pueda(n) entonces ser incluido(s) también en esa lista, donde tenemos una interesante selección para escoger una buena obra que nos guste.
Todo es cuestión de prioridades; para el lector empedernido el abrumador desafío de escoger entre millones de títulos que brotan de la nada cada año, y para el muy ocupado en otras cosas, la decisión de dejar la lectura de lado para dedicarse a lo que más le gusta.