Doy las gracias a mi amigo José Manuel por su precisión. Así lo había entendido yo.
No quise meter la cuchareta en un asunto que no me concierne como puede ser la decisión de un presidente de universidad, aunque siempre lamento que por razones políticas se eviten relaciones académicas entre establecimientos de enseñanza o de investigación superior.
Desafortunadamente es cierto que Martí “da para todo”:
Para darles nombres a agrupaciones políticas, ideológicas, escuelas…; para justificar tal o cual opinión por absurda o estrambótica que sea, siendo el colmo considerarlo como el “autor intelectual del Moncada”.
Por otra parte opino que José Manuel no escribe nunca nada “festinadamente” sino siempre de manera reflexionada y, a menudo, con mucho humor lo cual no le quita valor a sus textos, al contrario.
Leí la respuesta de Gerardo a mi comentario.
El problema con él es que escribe tan bien que al principio uno se deja como enredar o embaucar de lo bien dicho que está. Luego, al analizarlo (lo que él llama malinterpretarlo), uno se da cuenta de las faltas de rigor y de las contradicciones que usa y que parecen poner en ridículo los argumentos de su contradictor. Veamos:
Gerardo escribe:
En realidad, a mí también me gusta más "ortiga", pero eso no quiere decir que "oruga" sea incorrecta. Por supuesto que si la intención del poeta fue la de usar esa palabra no lo habrá hecho refiriéndose a un invertebrado, como lo interpreta Abelardo, sino a la planta que crece silvestre en algunas playas europeas, la cual ni hay que sembrarla ni tiene utilidad alguna.
Primero parece que le gusta lo que digo sobre la palabra ortiga, aunque no se trata aquí de gusto sino de análisis y di tres razones, siendo la de más peso la de la particular grafía del poeta (t bajita y sin barra, i sin punto) en donde parece leerse u en vez de ti. Gerardo no toma esto en consideración y da por sentado que Martí, al escribir oruga, no se refiere a un invertebrado (¿cómo lo sabe?) como yo lo “interpreto”. Luego afirma que nuestro poeta alude a una planta que nadie conoce, que crece en algunas playas europeas y que no sirve para nada.
Creo que la probabilidad de que Martí hable de esta planta es casi nula, en cambio la ortiga es una planta que le permite la feliz aliteración con cultivo (aunque para ver esto se necesita un mínimo de sensibilidad poética) y que, además, pica tanto como el cardo aunque sin duda menos que los tamalitos que vende Olga.
Martí es capaz de hablar de invertebrados (¿por qué no?), en uno de los versos sencillos que supongo gusta muy poco a muchos de nuestros foristas, escribe: «Muerde el gusano en la parra/grazna llamando al otoño la hueca y hosca cigarra”
En lo tocante a los “americanos”, eso no lo saqué de la nada. Gerardo escribe:
Desde que se produjo el derrumbe del imperio denominado Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, los Estados Unidos de América es uno de los dos países del mundo (el otro es la República Centroafricana) que no tienen nombre propio y que a falta de una adecuada identidad apela a su patronímico: América.
"Estados Unidos" es la descripción de la unión de 13 "colonias", en realidad 13 países autónomos que medraban bajo la corona británica y que se unieron tras la independencia para formar una unión federal en América. En otras palabras, es una unión de Estados de América. En cierta forma, un sueño que tuvieron Bolívar y San Martín, tomando el ejemplo de la unión del norte, el cual por la informalidad y el desorden característicos de América Latina nunca cristalizó. Por tanto, tienen derecho los del norte a identificarse como "americanos" (Americans), lo cual no se aplica al resto del continente, porque no somos "americanos" sino cubanos, venezolanos, argentinos, hondureños, etc.
Yo escribí, comentando su tema, no el mío.
A lo mejor todos no saben que hasta una época cercana, en España se calificaba a los argentinos, cubanos, mejicanos, etc. y con razón de “americanos”. Y no hablé de gentilicios (con lo cual estoy de acuerdo) sino del hecho que todos esos países están en América que como quiera que sea es un concepto geográfico.
Tratar de poner en ridículo mi ejemplo del cura Hidalgo diciendo que no iba a decir “Rompamos Nuevos Españoles…” no está al nivel que yo esperaba viniendo de él.
Gerardo es demasiado bueno en Historia para que yo no sepa que él sabe pertinentemente que aquí Hidalgo quería significar americanos = nacidos en América oponiéndolos a los nacidos en España que tenían privilegios injustificados.
Hubiera podido decir “criollos” pero así perdía fuerza.
Por último, lo del origen del nombre América.
Gerardo opina que no viene al caso, pues sí viene al caso. Hemos, él y yo, hablado de la poca importancia que le dan en EEUU al origen de las palabras y el mismo Gerardo me contó cómo con uno de sus compañeros de la ONU se entretenían preguntándose lo que querían decir muchas palabras del inglés y nuestro amigo ganaba siempre pues conocía la etimología de las numerosas palabras de ese idioma que son de origen francés (un 40%).
Si el nombre que propusieron en su obra Ringmann y Waldseemüller no se hubiera impuesto rápidamente, primero en Europa y luego en todo el mudo, el nombre del continente habría sido Indias o Indias Occidentales en español (recuérdese por ejemplo al Consejo de Indias en Sevilla o a López de Gómara, Historiador de Indias), Les Indes en francés, West Indies en inglés… A los dos sabios cosmógrafos de Saint-Dié, en Lorena, les debemos que las trece colonias inglesas no se hayan llamado después de la independencia: “United States of West Indies”
Les dejo imaginar lo que hubiera sido…