Tiene razón Pallí al resaltar algo que sucede demasiado amenudo en estos foros, donde consciente o inconscientemente desviamos nuestra atención a otros temas que son de nuestro interés particular promover.
Según puede comprobarse revisando las páginas de este FORO, Valenzuela ya ha publicado aquí 22 mensajes u opiniones, pero notablemente este es el único que ha suscitado un debate, pese a que muchos han contado con numerosos lectores. Quizás sea porque el problema de sus planteamientos en esta oportunidad es la exageración y la generalización. La crítica de Abelardo es precisa, como ya nos tiene acostumbrados, y la reflexión que sigue de Pallí destaca consecuentemente un problema de semántica que plaga las discusiones políticas, donde se usan demasiadas etiquetas sin precisar su significado cabal.
Por eso trato siempre de evitar los equívocos términos de "izquierda", "centro" y "derecha" que tanto confunden el vocabulario político y la orientación del que critica o el criticado. Eso motivó a los miembros del Equipo Gestor de
DemocraciaParticipativa.net a redactar un importante documento, a modo de aclaración, titulado "
Important Definitions / Definiciones Importantes", que todos pueden leer
AQUÍ
tanto en inglés como en español. En uno de sus últimos párrafos concluye que:
"... la autenticidad de una democracia no depende de la izquierda, el centro o la derecha, de los comunistas, los libertarios o cualesquiera otros, sino del respeto a los derechos inalienables de los demás bajo un régimen que se ajuste a la ley para aplicar la justicia. Su progreso se calculará a su vez por la medida de descentralización del gobierno en aplicación del principio de subsidiariedad."
Y en la última frase está el quid de la cuestión: la descentralización del poder. Contra más centralizado, más cerca de la dictadura. Contra más descentralizado, más cerca de la anarquía. Luego se trata de establecer un equilibrio para no caer en los extremos, y a ese equilibrio aspiran en una dirección o la otra las plataformas políticas de quienes se llaman socialistas, demócrata cristianos, liberales, conservadores o libertarios, limitándonos a estos para no tratar de enumerar todos los matices intermedios.
Lo que nos dice Valenzuela no necesitaría plantear exageraciones para exponerlo y destacarlo sino analizar una realidad que apunta a la expansión de tendencias peligrosas a nivel académico que propagan ideas y proyectos que socavan el equilibrio democrático para imponer un centralismo socialista extremo, que una vez establecido desemboca en la dictadura. Conozco varios casos de profesores universitarios que se han visto acorralados en sus carreras académicas por haberse salido abiertamente de este molde. Y ese es uno de los temores, muy acertado, de Valenzuela.
En cierto modo, Abelardo también exagera, porque nadie pretende "engañarlo" cuando le dice que las universidades de EEUU son las mejores del mundo. Simplemente, cuando organizaciones dedicadas a este tipo de evaluaciones hacen listas de las mejores 50 o 100 universidades del mundo, una gran cantidad de ellas son de este país. Evidentemente, sus estudiantes salen extraordinariamente bien preparados en ciencia, tecnología, arquitectura y otras materias. No tanto en humanidades y mucho menos en política, pero esas deficiencias no bastan para descalificarlas. Entre muchas otras, la lista de "
The Guardian", que es un periódico europeo, pone a Harvard en primer lugar e identifica a 8 universidades de EEUU entre las 10 primeras, así como a 46 entre las 100 mejores.
Y sí, por el contrario, basta también sentarse a ver noticieros, documentales, entrevistas televisivas y otros medios de propagar ideas para comprobar que hay una tendencia clara en la inmensa mayoría de las universidades norteamericanas que en suma resulta favorable a una amalgama que puede conjugarse en una especie indefinida de socialismo autoritario y centralizado, que algunos identifican con el fabianismo.
Valenzuela exagera también sobre la presidencia de Obama, pero tiene fundamento en su inquietud. Es el presidente que más ha dividido en líneas partidistas al país. Es un presidente que no ha negociado con sus adversarios. Quizás tenga razón en muchas cosas, pero en democracia no es cuestión de imponer la razón sino de convencer, transar y llegar a acuerdos que satisfagan a una amplia mayoría de los ciudadanos.
En realidad, las exageraciones de Valenzuela deben hacernos reflexionar sobre la extrema y peligrosa polarización que sufre este poderoso país, porque los graves errores de sus gobiernos tienen una trascendencia muy nociva para el resto de la humanidad, en tanto que sus aciertos como uno de los paradigmas de la democracia en el mundo nos ofrecen un rayo de esperanza de que alcanzaremos un mundo mejor.
Eso es lo que percibo del entusiasmo demostrado por un grupo de europeos que visitó varios Estados del centro geográfico de Estados Unidos para obsservar estas últimas elecciones de noviembre en un reciente reportaje titulado "
Super size Democracy
?!" Invito a todos a leerlo.