La Corte Suprema de los Estados Unidos ha emitido un fallo dividido, en el que la mayoría autodenominada "progresista" esgrime argumentos legalistas para interpretar que la Ley de Defensa del Matrimonio (DOMA en inglés) discrimina a un sector de la sociedad porque les niega determinados derechos federales.
No han tenido en cuenta que esa Ley defendía la institución conocida como Matrimonio, pero no impedia que se aprobara otra ley que reconociera los derechos de los homosexuales con otro nombre, sin necesidad de provocar una confusión semántica que puede ser ofensiva para amplios sectores de la población que consideran la institución del Matrimonio como un sacramento con un significado claramente definido de unión entre un hombre y una mujer.
La solución lógica por parte de los homosexuales que desean ver reconocidos sus derechos habría sido la de exigir la aprobación de una ley que les reconociera esos derechos, que podía haber tomado otro nombre, como "unión civil", "homomonio", "enlace civil" o cualquier otro. El hecho de que ellos hayan optado por otro estilo de vida o por otra preferencia sexual los diferencia del resto de la población y, en base a esa diferencia por la que han optado, le corresponde a su unión otro nombre.
No obstante, primaron las consideraciones políticas en la decisión del Supremo, que votó 5 a 4 para declarar inconstitucional la DOMA, con el pretexto de que "viola los principios del debido proceso y la igualdad de protección aplicables al Gobierno federal", el cual no tiene pies ni cabeza porque el debido proceso y la igualdad de protección no se le niega a las personas diferentes sino que se les puede aplicar por medio de otras leyes que reconozcan con todo respeto esas diferencias, sin necesidad de socavar la institucionalidad ya establecida. Pero el presidente de Obama optó por ordenar a su Gobierno a principios de 2011 que no defendiera la DOMA, promulgada en 1996, en los tribunales federales y propiciara este fallo en contra de la institución tradicional del Matrimonio.
La declaración de inconstitucionalidad de la DOMA implica que los matrimonios homosexuales podrán comenzar a recibir beneficios federales, pero no se obligará a permitirlas a ningún Estado que hasta ahora prohíba las bodas entre personas del mismo sexo.
La discriminación es perniciosa y nadie que sea sensato puede defenderla, pero hay muchas formas de reconocer el derecho de todos a ser iguales ante la ley sin necesidad de agredir las convicciones de los demás.