¡¡¡EEYYY!!! “¡YO NO FUI, A MI ME CLONARON MI VIRUS!” Segunda parte
- Ernesto Estévez León
- Category: Columnistas invitados / Guest columnists
- Hits: 185
OCULTAMIENTO SOBRE EL ORIGEN Y TRANSMISIBILIDAD DEL CORONAVIRUS
Desde el comienzo mismo del brote del coronavirus SARS-Cov-2 en la ciudad de Wuhan se evidenció el ocultamiento sobre su origen y efectos. Inicialmente las autoridades locales de Wuhan callaron sobre la crisis que estaba en desarrollo en su ciudad evidenciada por el colapso de los centros de salud por pacientes que fueron diagnosticados con “síndromes respiratorios agudos graves” o “neumonía atípica”. Una voz de alarma sobre lo que acontecía sería levantada por el oftalmólogo Dr. Li Wenliang, quien intentó en diciembre de 2019 alertar a sus colegas del Hospital Central de Wuhan sobre un virus “…que se parecía al SARS”. El Dr. Li, quien sería amenazado y amonestado por la policía por "hacer comentarios falsos" e investigado por "propagar rumores", moriría el 7 de febrero de 2020 tras ser infectado con el virus SARS-CoV-2 por un paciente contaminado que le fue remitido a su consultorio.
Previamente, el 12 de septiembre de 2019, los registros del Instituto de Virología de Wuhan fueron sellados y su base de datos de genomas virales fue borrada. Coincidiendo con ese hecho, indicativo que algo grave había sucedido en el laboratorio de Wuhan, se efectuó el antes referido simulacro de emergencia sanitaria en el aeropuerto de Tianhe de Wuhan relacionado con un supuesto pasajero que presentaba síntomas de COVID-19. En diciembre de 2019, el Centro de Control de Enfermedades de China, organismo controlado por el Partido Comunista y el Ejército Popular de Liberación, se trasladó a la ciudad de Wuhan con el obvio propósito de controlar lo que acontecía.
El 2 de enero de 2020, la Universidad de Ingeniería Naval ubicada en Wuhan, que forma parte de la Armada del Ejército Popular de Liberación de China, fue clausurada al acceso exterior y se dio inicio de forma reservada el aislamiento radical de Wuhan hacia el interior de China, con el cierre de carreteras y la suspensión de vuelos locales. Una semana más tarde, el 10 de enero de 2020, ocultando lo que ya se conocía sobre la transmisibilidad humana del COVID-19, el director del Centro de Control de Enfermedades de China, George F. Gao, negó que el virus se transmitía entre humanos y confirmó que su origen fue el “mercado mojado” (8) en Wuhan, lo que fue ratificado por la Organización Mundial de la Salud. Esa criminal negación oficial por parte de China y de la OMS sobre la transmisividad del coronavirus entre humanos fue revertida el 20 de enero cuando se reconoció oficialmente que el virus SARS-CoV-2 era transmisible entre humanos. A partir de ese día, comenzó una feroz campaña de desinformación, encubrimiento y mentiras por parte de las autoridades chinas que pretendía esconder el origen, la transmisibilidad y letalidad del COVID-19, llegando al extremo de “convencer” a la Organización Mundial de la Salud OMS de retrasar la declaratoria mundial de pandemia, la cual no se hizo efectiva hasta el 11 de marzo de 2020.
Los intentos de la Organización Mundial de la Salud de buscar información sobre el origen de coronavirus serian rechazados de forma sistemática por China. En enero de 2021, Beijín no autorizo el ingreso de un equipo de la OMS que buscaba investigar el origen de la pandemia de coronavirus y en julio de ese año, se opuso al inicio de una nueva investigación sobre el tema. Vistas las continuas negativas por parte de las autoridades de Beijín que consideraban que toda indagación sobre el origen del SARS-CoV-2 resultaba “… contrario al sentido común y un inaceptable desafío contra la ciencia”, la OMS decidió en febrero de 2023, desistir de realizar nuevas investigaciones, pues según la epidemióloga de la Organización Maria Van Kerkhove, “… la política mundial ha impedido se avance en el conocimiento de los origines del virus”.
Los esfuerzos por silenciar a científicos chinos, la destrucción de muestras virales, la eliminación de las bases de datos sobre experimentos efectuados en el laboratorio de Wuhan y la prohibición que organismos internacionales realizaran investigaciones in situ, fueron medidas tomadas por China desde el comienzo de la pandemia para evitar se conociera la verdad sobre el origen no natural del COVID-19.
En la actualidad Beijín continua en su cruzada para esconder su responsabilidad directa con relación a la pandemia de COVID-19. En una carta enviada el 14 de abril de 2023 por Li Xiang, consejero de la Embajada de China en Washington dirigida a los miembros del Subcomité Selecto Sobre el Origen de la Pandemia de Coronavirus de la Cámara de Representantes, el Consejero Xiang manifestó que la Embajada China “…expresaba su gran preocupación y rechazo a la sesión del Subcomité a celebrarse el 18 de abril de 2023 presidida por el Congresista Brad Wenstrup”. En respuesta a esa comunicación, el Representante Wenstrup envió el 24 de abril de 2023 una correspondencia oficial al Embajador chino en Washington, Qin Gang, en la que acusó a la Embajada de interferir en la investigación sobre el origen real del COVID-19, señalando al respecto “…la interferencia por China es inaceptable y no impedirá los esfuerzos del Subcomité Selecto en la búsqueda de la verdad. Los invitamos a cesar en sus intentos y cooperar con las numerosas investigaciones internacionales que buscan la verdad sobre el origen del COVID.” En esa misma carta, el Representante Brad Wenstrup solicito a la Embajada de China en Washington que los siguientes científicos vinculados con el Instituto de Virología de Wuhan fueran puesto a la orden del Subcomité Selecto para ser interrogados en relación con el origen de la pandemia de coronavirus: Dr. George Gao, ex Director del CDC de China; la Dra. Zhi Zhengli, Directora del Centro Para Enfermedades Contagiosas Emergentes del Instituto de Virología de Wuhan; el Dr. Ben Hu, investigador del Instituto de Virología de Wuhan; la Dra. Chen Wei, Mayor General del Ejército Popular de Liberación de China (9) y la Dra. Huang Yanling (si aún vive) (10), investigadora de Instituto de Virología de Wuhan.
Los repetidos intentos por parte de las autoridades de China de esconder cualquier información que ponga en evidencia el origen no natural el coronavirus SARS-CoV-2, culpando a murciélagos, pangolines y últimamente a perros mapaches, tiene como obvia finalidad distanciar a la República Popular China de cualquier responsabilidad, ya sea por acción u omisión, por los cuantiosos daños causados a las economías del mundo y por los 7.000.000 de seres humanos que sucumbieron ante lo que hoy pude llamarse, sin ser objeto de acusaciones de racismo, el Virus Chino.
RECHAZO A LA POSIBILIDAD DEL ORIGEN NO NATURAL DE LA PANDEMIA
El insistente rechazo y descrédito a la posibilidad que el coronavirus causante de la pandemia de COVID-19 fue creado y se “fugó” de un laboratorio en el que se realizaban peligrosos experimentos de aumento de la transmisibilidad, virulencia e inmunogenicidad de virus naturales o zoonóticos (SARS y MERS) con el propósito de hacerlos más peligrosos para los seres humanos, ciertamente tenía una justificación ajena a la ciencia y a la moral. Así, las drásticas medidas tomadas por las autoridades de la República Popular China destinadas a desacreditar la tesis que proponía que el origen del COVID-19 no era natural, llevaron a silenciar y amenazar a científicos; a prohibir que organismos internacionales investigaran in situ y sin restricciones sobre el origen del coronavirus; a esconder información crucial sobre los resultados de pruebas de laboratorios de personas afectadas por el COVID-19; a eliminar data sobre los experimentos efectuados en el Laboratorio de Virología de Wuhan, y, más grave y criminal aún, a mentir sobre la transmisibilidad entre humanos del coronavirus SARS-CoV-2 e influir en la Directiva de la OMS para que la declaratoria mundial de pandemia se postergara hasta el 11 de marzo de 2020. Ese sancionable proceder estaba en concordancia con la decisión política de las autoridades del Partido Comunista de China de marcar distancia de lo que los académicos franceses Christine Rouzioux y Patric Berche, calificaron como “…el mayor escándalo científico de todos los tiempos”.
La imperiosa necesidad de la dirigencia China de no ser imputada y culpada del origen no natural de la pandemia de COVID-19, radica en que de ser ello cierto - como todo apunta a que así es - la República Popular China sería objeto de sanciones políticas y económicas, así como de billonarias demandas judiciales por los daños y perjuicios causados por la pandemia, especialmente en Estados Unidos donde los activos propiedad de China serían expuestos a medidas cautelares dictadas por Cortes norteamericanas para asegurar el pago de los daños demandados. Para enero de 2023, China y sus empresas poseían $859 Billones en Bonos del Tesoro norteamericano, equivalente al 13% de la deuda pública total de Estados Unidos y acumulaban más de $35 Billones en otros activos, especialmente plantas productoras de alimentos y tierras cultivables, totalizando 384,000 acres.
Entre marzo y abril de 2020, los estados norteamericanos de Texas, Florida y Missouri, ejercieron acciones legales contra la República Popular China por los daños mil millonarios causados por la pandemia de COVID-19 que fueron atribuidos en los respectivos libelos a “…peligrosos experimentos realizados en una instalación militar en la ciudad de Wuhan que produce armas biológicas” y al “…engaño por China sobre la transmisibilidad del virus y su negativa de responder prontamente a la emergencia sanitaria”. (11) El avance judicial de esas demandas se encuentra en suspenso por causa de la Ley de Inmunidad a Países Extranjeros (Foreign Sovereign Immunities Act, FSIA) promulgada por el Congreso de Estados Unidos en 1976, que otorga inmunidad a países extranjeros contra acciones judiciales en las Cortes norteamericanas. No obstante, no sería de extrañar que ante el surgir de nueva evidencia que ratifique el origen no natural de la pandemia de COVID-19 y se evidencie el ocultamiento intencional y alevoso por parte de China de información vital para alertar al mundo sobre lo que acontecía en Wuhan (12), el Congreso de Estados Unidos enmiende la Ley Sobre Inmunidad a Países Extranjeros, lo que permitiría que la República Popular China sea demandada ante la justicia de Estados Unidos y que sus activos sean rematados para cubrir el pago de los eventuales daños que sean condenados.(13)
En Estados Unidos también se produjo la manipulación y ocultamiento de información sobre el origen del COVID-19, por parte sectores políticos, mediáticos y, sobre todo, científicos, que tildaron la posibilidad del origen no natural del virus SARS-CoV-2 como una “teoría conspirativa”. A los pocos días de la declaración de la pandemia el 11 de marzo de 2020 por la Organización Mundial de la Salud, el entonces Presidente Donald Trump llamó al coronavirus SARS-Cóv-2 el “virus Chino”, para de seguido referirse a la pandemia como ”plandemia”. Estas expresiones de Donald Trump que recibieron fuertes críticas por parte de sectores políticos y de los medios de comunicación, inclusive refiriéndolas como generadoras de posibles “crimines de odio” contra la comunidad asiática en Estados Unidos, se convirtieron en un leitmotiv político durante la campaña para las elecciones presidenciales de noviembre de 2020. Tras asumir la presidencia en enero de 2021 y visto el resurgir de la teoría de la fuga del laboratorio como origen de la pandemia, Joe Biden ordenó a los servicios de inteligencia en mayo de 2021 revisar sus informes disponibles sobre el origen del COVID-19 y comunicar los resultados de esas pesquisas en un lapso de 90 días. (14)
Esa orden presidencial no tendría resultados positivos pues la respuesta de los servicios de inteligencia fue “…nunca sabremos la verdad”. A partir de entonces, la Casa Blanca se distanció de la controversia sobre el origen de la pandemia buscando normalizar las relaciones con Beijín que habían sido afectadas durante la “guerra comercial” iniciada en el 2018 durante la administración Trump por causa del desbalance en el intercambio comercial entre los dos países que favorecía de forma desproporcionada a China. Un hecho poco referido sobre ocultamiento al más alto nivel de la dirigencia china sobre lo que acontecía con respecto a la propagación desenfrenada del virus SAR-CoV-2 desde finales del 2019, se evidenció durante las negociaciones celebradas entre noviembre y diciembre de 2019 entre Estados Unidos y China que llevaron a la firma en la Casa Blanca el 15 de enero de 2020 del llamado “Acuerdo Comercial Fase Uno”, el cual contemplaba, entre otros compromisos asumidos por China, un aumento significativo en la compra de productos norteamericanos. Los negociadores chinos condicionaron la firma ese Acuerdo a que se incluyera en su texto una cláusula de force majeure o fuerza mayor que contemplaba que en caso de sobrevenir eventos o circunstancia que afectasen la estabilidad o seguridad de los países firmantes, el acuerdo quedaría sin efecto.
A partir de febrero de 2023 y como consecuencia del artículo publicado en el The Wall Street Journal el 26 de ese mes, el tema sobre el origen del COVID-19 tomó nueva vigencia al conocerse el informe del Departamento de Energía que refería posibilidad que la pandemia tuvo su origen en un accidente en el laboratorio de Wuhan, lo que fue ratificado por el Director del FBI Christopher Wray dos días despues. No pasarían dos semanas sin que el Congreso de Estados Unidos reaccionara ante la nueva evidencia que apuntaba al origen no natural de la pandemia de COVID-19. El 10 de marzo de 2023 la Cámara de Representantes aprobó por una votación de 419 votos a favor y 16 abstenciones una ley que obligan al Director Nacional de Inteligencia a desclasificar toda la informacion de la que disponía su Despacho sobre el origen del COVID-19.
Aunque el proyecto de ley fue enviado el mismo 10 de marzo a la Casa Blanca para su ratificación, el Presidente Biden manifestó ante la pregunta de un periodista que “…aún no he decidido si firmaré el proyecto de ley”. Aunque el presidente Biden firmaría el proyecto de Ley el 21 de marzo de 2023, su posición inicial sobre firmar o no la ley que obligaba a los servicios de inteligencia a entregar al Congreso toda la información a su disposición sobre los orígenes del COVID-19 y su propagación por el mundo, ponen de manifiesto la existencia de intereses políticos y económico que consideran inconveniente poner a China en el banquillo de los acusados, especialmente tomando en consideración el intercambio comercial y el calentamiento de las relaciones con Beijín como consecuencia de las acciones agresivas emprendidas contra Taiwán. Esta política de coexistencia con China fue confirmada el pasado jueves 27 de abril por el asesor de Seguridad Nacional Jake Sullivan quien dijo en una rueda de prensa en Washington que “Estados Unidos está interesado en diversificar sus relaciones con China, no disociarse de ellas”.
Pero las razones que movieron a muchos científicos en Estados Unidos a rechazar y desacreditar la teoría sobre el origen no natural del coronavirus quimera SARS-Cov-2, eran muy diferentes. Como se conoce, científicos e instituciones norteamericanas no solo hicieron causa común con los experimentos de gain of function del coronavirus SARS, sino que instituciones federales norteamericana financiaron esos experimentos, sin importar las fallas de seguridad operacional del laboratorio que eran mas que conocidas por las autoridades norteamericana y la probabilidad que en el Instituto de Virología de Wuhan se desarrollaban armas biológicas para las Fuerzas Armadas de China, según lo alertó en el año 2009 la entonces Secretaria de Estado Hilary Clinton. La reiterada insistencia por científicos como Anthony Fauci, Ralph Baric y el zoólogo británico Peter Daszak, quien financió a través de la EcoHealth Alliance con fondos suministrados por Antony Fauci los experimentos en el Laboratorio de Virología de Wuhan sobre el origen zoonótico y no artificial del coronavirus SARS-Cov-2, es la cuerda de salvación de estos individuos para evitar ser imputados y enjuiciados por los daños causados por el patógeno que ellos ayudaron a crear.
CONCLUSION
Las evidencias que emergen a diario sobre el verdadero origen de la pandemia de COVID-19 aclararan lo que en definitiva aconteció en la ciudad Wuhan. Disponer de la información que confirme el origen natural o artificial del coronavirus SARS-CoV-2, es fundamental con vistas a evitar que en el futuro acontezcan catástrofes sanitarias similares.
Ahora bien, aun cuando todo apunta a que el contagio inicial del coronavirus SARS-CoV-2 por el “paciente 0” - hubiese este ocurrido en el mercado de Huanan o en el laboratorio en Wuhan - no fue producto de una acción intencional, ello no es el caso con relación a su propagación por el mundo, pues los hechos demuestran que las autoridades del Partido Comunista de China y su presidente XI Jinping, accionaron de forma premeditada y alevosa para que el COVID-19 se expandiera por el mundo. Como previamente leímos, existen indicios que una primera “fuga accidental” del coronavirus SARS-CoV-2 se produjo en el laboratorio de Wuhan en septiembre de 2019. No obstante, esa posibilidad, las autoridades de Wuhan y del Ejército Popular de Liberación permitieron la celebración de los Juegos Militares Mundiales en la segunda quincena de octubre, potencialmente convirtiendo a los 10,000 atletas de 110 países que participaron en los juegos en transmisores planetarios del coronavirus. Pero los esfuerzos de China por propagar el SARS-Cov-2 fuera de sus fronteras no se detendrían y continuarían sin tregua.
Para comienzos de enero de 2020, cuando los centros de salud de Wuhan estaban desbordados con pacientes que presentaban síntomas diagnosticados como “neumonía atípica”, las autoridades en Beijín ordenaron el inicio de forma reservada del cierre de la ciudad de Wuhan y la provincia de Hubei del resto de China, mas no hacia exterior. En ese fatídico mes de enero de 2020, miles de ciudadanos de Wuhan procedentes del exterior ingresaron a su ciudad para celebrar el Año Nuevo Lunar de la Rata. Para el 22 de enero de 2020, un día antes que se decretara oficialmente el cierre de la ciudad, cerca de 30,000 pasajeros embarcaron en el aeropuerto de Tianhe de Wuhan, sin ser sometidos a control alguno, con destino a Bangkok, Tailandia, Singapur, Tokio y a Estados Unidos, El primer caso de COVID-19 fuera de China se reportó el 13 de enero en Tailandia y el Covid-19 sería importado a Estados Unidos el 15 de enero de 2020 por un pasajero procedente de Wuhan que llegó al aeropuerto Seattle-Tacoma, en el estado de Washington. Aun cuando Estados Unidos prohibió la llegada de extranjeros procedente de China a partir del 3 de febrero de 2023, el arribo incontrolado de miles de pasajeros procedentes de China a los aeropuertos del mundo continuaría hasta mediados de marzo de 2020, cuando fue declarada la pandemia por la Organización Mundial de la Salud. Ya para entonces era demasiado tarde pues la Plandemia del Virus Chino arropaba a la humanidad con su manto de muerte y destrucción.
Referencias:
(1) El Dr. Ralph Boric realizó investigaciones sobre el gain of function del virus SARS en su laboratorio de Nivel de Bioseguridad 4 en la Universidad de Carolina del Norte, pero se vio obligado a suspender esas investigaciones en virtud que en el año 2014 la Administración del Presidente Barak Obama prohibió la realización en territorio norteamericano de experimentos destinados crear virus quimeras con capacidad de propagarse entre humanos, por considerar esos experimentos de “alta peligrosidad”.
(2) La Eco Health Alliance es una fundación con sede en la ciudad de Nueva York que en el año 2015 intermedió en el envio de fondos federales suministrados por Anthony Fauci al Laboratorio de Virología de Wuhan para financiar los experimentos de gain of function o aumento de la capacidad de contagio del virus SARS que eran llevados a cabo por la subdirectora del laboratorio, la Dra. Shi Zhengli y el Dr. Ralph Boric.
(3) Roger Marshall es un médico obstetra y ginecólogo, Senador de Estados Unidos por el estado de Kansas desde enero de 2021. Previamente, el Senador Marshall representó al Primer Circuito Congresional de Kansas en la Cámara de Representantes en el periodo 2017-2021.
(4) Con la irrupción del coronavirus SARS-CoV-2 (Síndrome Respiratorio Agudo Grave-Corona Virus-2), patógeno causante de la enfermedad identificada por la Organización Mundial de la Salud OMS como COVID-19 (Coronavirus Disease-2019), el coronavirus SARS se identificaría como SARS-CoV-1, para diferenciarlo del nuevo patógeno SARS-CoV-2. El coronavirus SARS o SARS-Cov-1 es un virus zoonótico que emana de la naturaleza y lo transmite el murciélago. El coronavirus SARS-CoV-2 es un virus quimera creado artificialmente por la unión de fragmentos de acido nucleico pertenecientes a dos o mas microorganismos, que se transmite entre humanos.
(5) “How SARS terrified the World in 2003 infecting 8.000 people and killing 774”, Business Insider. Insider, February 20, 2020. https://www.businessinsider.com/deadly-sars-virus-history-2003
(7) La Globalista Organización Mundial de la Salud OMS, dirigida por el marxista etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, pretendió declarar la pandemia mundial de COVID-19 el 23 de enero de 2020, tras la admisión un día antes por parte del Centro de Control de Enfermedades de China que el coronavirus SARS-Cov-2 era transmisible entre humanos. El director de la OMS recibió presión de Beijín de retrasar la declaratoria de pandemia mundial, la que en definitiva sería declarada el 11 de marzo de 2020, cuando ya el COVID-19 se había propagado por un desprevenido mundo. Aún cuando Estados Unidos cerraría sus fronteras a viajeros extranjeros procedentes de China el 3 de febrero de 2020, durante el mes de enero de 2020, de acuerdo con las cifras del Departamento de Comercio de Estados Unidos, arribaron a 17 aeropuertos de Estados Unidos (Nueva York, Atlanta, Chicago, Los Ángeles, San Francisco, Seattle y Dallas, entre otros) 381.000 pasajeros procedentes de China, 4.000 de ellos de la contaminada ciudad de Wuhan.
(8) Los mercados abiertos en China son grandes concentraciones de puestos al aire libre que venden verduras, frutas, carnes y pescados. Estos mercados, como es el caso del “Mercado de Mayoristas de Mariscos de Huanan” en Wuhan, reciben el calificativo de “marcados mojados”, pues en ellos se sacrifican animales, aves y peces para el consumo humano y sus fluidos corporales al ser sacrificados se esparcen por los pisos del mercado. Viene al caso referir que en el mercado Huanan, supuesto foco primario del COVID-19, no se vendían ni sacrificaban murciélagos que es el portador natural del coronavirus SARS, como tampoco lo eran los pangolines, que también fueron “imputados” por Beijín como posibles fuente del COVID-19.
(9) La Dra. Chen Wei es una epidemióloga militar especializada en el virus SARS quien fue ascendida en el año 2015 al rango de Mayor General del Ejército de Liberación Popular por el propio XI Jinping. En marzo de 2020, la Dra. Wei anunció que su equipo había desarrollado una vacuna contra el COVID-19. La patente de esa vacuna fue solicitada el 24 de febrero de 2020 a nombre Ejército Popular de Liberación de China, 5 semanas despues que China admitiera la transmisión entre humanos del coronavirus SARS-CoV-2. Las pruebas clínicas de la vacuna comenzarían el 17 de marzo de 2020. La solicitud de patente fue hecha por el científico militar Dr. Yusen Zhou, quien estaba estrechamente vinculado con la Dra. Shi Zhengli - “La Dama Murciélago”- y con Estados Unidos, pues realizó estudios de doctorado en la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburg y colaboraba con el Banco de Sangre de la ciudad de Nueva York. Esto pone en evidencia la vinculación de las Fuerzas Armadas de China con el Laboratorio de Virología de Wuhan y que China estaba consciente que el coronavirus se transmitía entre humanos, mucho antes que se alertara de ello a la comunidad internacional. El Dr. Yusen Zhou murió en condiciones no aclaradas en mayo de 2020.
(10) la Dra. Huang Yanling fue uno de los 3 investigadores del Laboratorio de Virología que según los informes de inteligencia se contaminaron en noviembre de 2019. Ella fue eliminada de la página web del Instituto de Virología a comienzo del 2020 y sus cuentas en medios sociales fueron eliminadas. Muchos creen que la Dra. Huang Yanling fue la “paciente 0” del COVID-19.
(11) “Covid-19: Potenciales Acciones Legales contra China”, International Bar Association, https://www.ibanet.org>article.
(12) Un estudio de opinión realizado por la Universidad Quinnipiac (https://poll.qu.edu/poll-release?) fechado el 15 de marzo de 2023 que fue citado por el New York Times el 19 de marzo, demuestra que el 64% de los norteamericanos creen que el COVID-19 se originó en un laboratorio.
(13) Desde el año 1990, el Congreso de Estados Unidos ha reformado continuamente la Ley FSIA, con el propósito de limitar o eliminar la inmunidad judicial a los países que han sido catalogados como promotores del terrorismo, permitiendo que sus activos en Estados Unidos sean objeto de remates judiciales. Una medida similar adoptada contra China por el Congreso estadounidense podría ser vetada por el Poder Ejecutivo, pero un eventual veto probablemente sea anulado por las 2/3 partes del Senado de Estados Unidos ante la presión de la opinión pública exigiendo que China sea responsabilizada por los daños causados al pueblo norteamericano.
Fin segunda parte.
Articulo relacionado: ¡¡¡EEYYY!!! “¡YO NO FUI, A MI ME CLONARON MI VIRUS!” Primera parte.