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09/06/2023
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LA POLITICA Y LA GUERRA (primera parte)

“Estamos al borde de una guerra con Rusia y China por temas que parcialmente creamos, sin que tengamos idea de cómo van a terminar o hacia dónde nos van a llevar" (Henry Kissinger, The Wall Street Journal, 13 de agosto 2022)

I.- INTRODUCCIÓN

Como lo postuló el General y estratega prusiano Carl von Clausewitz en su obra Vom Kriege (“De la Guerra”) publicada en Berlin en 1832 tras su muerte por cólera el año anterior, “La guerra no es simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de las relaciones políticas, una gestión de las mismas por otros medios”. A través de la historia se ha evidenciado lo acertado del postulado de von Clausewitz pues cuando la acción política no ha logrado su propósito de expansión territorial o de control hegemónico sobre terceros estados sin recurrir a la fuerza, se ha incurrido en el error estratégico de accionar la acción militar como medio de obtener lo pretendido, con efectos por demás nefastos. Así lo registró la historia el 24 de junio de 1812, cuando Napoleón Bonaparte, ante la negativa del Zar Nicolas I de Rusia de respetar su política de Bloqueo Continental que perseguía el aislamiento comercial y económico de la Gran Bretaña (la “Pérfida Albión”), lanzó la mayor operación militar conocida hasta entonces invadiendo a Rusia con el Grande Armée, compuesto por más de 600.000 soldados de los cuales solo retornarían tras 6 meses de combate 80.000.

La imposición de sanciones económicas y comerciales como arma política tambien puede llevar a una respuesta militar por parte del estado afectado, como sucedió con Japón en 1941. En efecto, las sanciones económicas y el embargo de materias primas impuesto por el gobierno de Franklin D. Roosevelt a Japón partir del 1º de enero de 1940 con el propósito de frenar su expansionismo en el Asia, se constituyó en una de las principales razones del ataque de la base naval de Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, agresión que llevó a la entrada de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial y a la posterior derrota del Imperio Japones que se convirtió en el objetivo de las dos únicas armas nucleares utilizadas - hasta hoy - en un conflicto bélico.

La inestabilidad sociopolítica se manifiesta de forma evidente en los 3 estados nacionales que hoy enfrentan a las democracias occidentales en el “choque de civilizaciones” anunciado por Samuel Huntington (1) tras el fin de la Guerra Fría, como son la Rusia de Vladimir Putin, la República Popular China controlada por Xi Jinping y la teocrática e islamista (2) República Islámica de Irán. Ello sugiere que su actual liderazgo puede, con el propósito de desviar la atención de las crisis y conflictos internos que amenazan su continuidad en el poder, recurrir al escenario “amigo - enemigo”,(3) conformando una alianza de intereses y desatar una guerra contra el “enemigo común”, sin que podamos prever, como bien lo adelantó el nonagenario Henry Kissinger, “…hacia dónde nos van a llevar”.

II.- LA FEDERACION DE RUSIA

Vladimir Putin, a partir de su ascenso al poder en agosto de 1999 como consecuencia directa del fracaso en la transición hacia la democracia en Rusia, aplica a lo interno una política que se caracteriza por la absoluta concentración del poder político y financiero en los círculos y camarillas de su entorno, quienes son conocidos como los “oligarcas rusos”, lo que ha convertido al putinismo (4) en una versión moderna del estalinismo de la era soviética. Putin define a la nación rusa como “una de las más grandes del mundo, si no la más grande, que está separada por fronteras”.

Esta descripción de la Rusia actual que fue expuesta por Putin durante su discurso del 14 de marzo de 2014 con motivo de la anexión de la Península de Crimea, resulta por demás ilustrativa del carácter expansionista de la política exterior del Kremlin que busca reeditar las pasadas glorias aplicando como filosofía política la llamada “Trinidad Imperial Rusa”, concepto geopolítico que combina la ortodoxia, la autocracia y la unidad paneslavista. La Novoróssiya o “Nueva Rusia” concebida por el llamado “Rasputín de Putin”, el ultranacionalista Alexander Dugin, tendría como fronteras las de la orwelliana Eurasia, uno de los 3 superestados descritos en la distópica novela “1984” de George Orwell, que se extendía “…desde Portugal hasta Vladivostok”. (5)

- CHECHENIA Y GEORGIA -

La Nueva Rusia inició su accionar expansionista el 1º de octubre de 1999, cuando Vladimir Putin, quien había asumido como Primer Ministro de Rusia dos meses antes, atacó la República de Chechenia que había declarado su independencia de la Unión Sovietica en 1991.(6) Las fuerzas invasoras rusas lograron ocupar la capital Grozni en febrero de 2000 tras un asedio de 4 meses. En mayo de 2000, Putin impuso a dedo en Grozni una administración provisional y designó como su jefe al clérigo musulmán checheno Ajmat Kadyrov, quien sería electo Presidente el 5 de octubre de 2003 bajo una nueva constitución aprobada 6 meses antes con el visto bueno del Kremlin.

Ramzan Kadirov. Imagen bajo Licencia CCA-SA 4.0 Internacional. Atribución: Kremlin.ru   Ramzan Kadirov. Imagen bajo Licencia CCA-SA 4.0 Internacional. Atribución: Kremlin.ru El 9 de mayo de 2004, Ajmat Kadyrov murió en un atentado preparado por los separatistas chechenos que colocaron un artefacto explosivo en la tribuna del estadio donde se celebraba la victoria soviética en la Segunda Guerra Mundial. Desde marzo de 2006, Ramzán Kadyrov, hijo del expresidente asesinado Ajmat Kadyrov, ocupa el cargo de Primer Ministro y ejerce despóticamente el poder real en Chechenia. En un reciente intento de marcar distancia de la derrota que enfrenta Rusia en Ucrania, Kadyrov manifestó de forma crítica en la plataforma de mensajes Telegram el domingo 11 de septiembre de 2022, que “Si hoy o mañana no se producen cambios en la estrategia, me veré obligado a dirigirme al liderazgo de las fuerzas armadas y al liderazgo del país para explicarles la verdadera situación sobre el terreno en ucrania”.(7)

Tras su éxito en Chechenia, Vladimir Putin, quien entonces fungía como Primer Ministro del gobierno de su marioneta Dimitri Medvedev, decidió extender su dominio en el sur de Rusia atacando el 7 de agosto de 2008 a la República de Georgia, la que también había declarado su independencia de la Unión Soviética en 1991. Desde su misma instauración, la nueva república enfrentó conflictos interétnicos en las regiones de Osetia del Sur y Abjasia que llevaron en 1992 a una guerra civil. Los enfrentamientos con los separatistas continuaron durante los siguientes 12 años hasta que en el 2004 se agravaron peligrosamente al punto que Georgia, temiendo un ataque ruso justificado en el apoyo a las minorías étnicas prorrusas que “estaban siendo objeto de exterminio”, solicitó su inclusión en la OTAN, lo que recibió el visto bueno preliminar de la Organización en la Cumbre celebrada en abril de 2008 en Bucarest.

Ante la posibilidad real que la OTAN estableciera una base en la propia frontera sur de Rusia, Putin decidió atacar. El 7 agosto de 2008, fuerzas rusas invadieron Georgia, expulsando a los georgianos de Osetia del Sur y Abjasia tras solo 5 días de combate, para de seguido reconocer a ambas regiones separatistas como naciones independientes, sin que Occidente reaccionara ante tal agresión. Tras la invasión a Ucrania en febrero de 2022, la Republica de Georgia ha reiterado su intención de incorporarse a la Unión Europea y a la OTAN.

- CRIMEA Y EL DONBÁS -

Desde el año 2004 Vladimir Putin tenía su mirada puesta en el sur y el este de Ucrania, regiones de alto valor estratégico para Rusia. En las elecciones ucranianas del año 2010, Putin apoyó al candidato victorioso, el prorruso Viktor Yanukovich. Durante el mandato de Yanukovich se continuaron las negociaciones en curso tendientes a la incorporación de Ucrania a la Unión Europea, las que culminaron favorablemente en noviembre de 2013. Ante la presión de Vladimir Putin, quien para entonces había regresado a la Presidencia de Rusia, Víctor Yanukovich anunció la suspensión de la firma de los Acuerdos con la Unión Europea y su intención de estrechar lasos con la Federación de Rusia e incorporar Ucrania a la Unión Aduanera Euroasiática, organización integracionista creada el 1º de enero de 2010 entre Bielorrusia, Kazajistán y la Federación de Rusia.

De inmediato comenzaron violentas protestas en Kiev que se conocieron como Euromaidan, las que forzaron a VíctorPenínsula de Crimea. Mapa. Imagen bajo Licencia CCA-SA 4.0 InternacionalPenínsula de Crimea. Mapa. Imagen bajo Licencia CCA-SA 4.0 Internacional Yanukovich a huir hacia Rusia en enero de 2014, siendo destituido como presidente un mes después, el 22 de febrero de 2014. La situación de inestabilidad política imperante en Ucrania fue aprovechada por Vladimir Putin quien decidió mover sus piezas recurriendo al mismo expediente separatista que había utilizado con éxito en Georgia seis años antes. El 16 de marzo de 2014, tropas rusas ocuparon la Península de Crimea, bajo la excusa de garantizar la “integridad” de los ciudadanos ruso-parlantes en Crimea y Sebastopol. La anexión de Crimea sería desconocida por Ucrania, Estados Unidos y la Unión Europea.

Valiéndose del éxito obtenido en Crimea y de la actitud pasiva mostrada por Occidente ante tal hecho, Vladimir Putin intervino directamente en la llamada Guerra del Donbás que había estallado a comienzos de abril de 2014 a consecuencia del rechazo al movimiento pro europeo Euromaidan por parte de los separatistas prorrusos en las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Luhansk, ubicadas en el Donbás. El mes de mayo de 2014 vio la intensificación de los combates en el Donbás y la celebración de referéndums separatistas que aprobaron la independencia de las provincias de Donetsk y Luhansk, las que serían reconocidas como repúblicas independientes por el Kremlin el 23 de febrero de 2022, como paso previo al comienzo de la “Operación Militar Especial” lanzada por Rusia contra Ucrania al día siguiente. Las acciones emprendidas por Rusia en Crimea y el Donbás solo ameritaron tibias sanciones por parte de Estados Unidos y la Unión Europea, entre las que se incluyeron el retiro de la Federación de Rusia del Grupo de los 8 o G8 y la postergación por Europa de la activación del gasoducto Nord Stream 2 que transportaría el gas ruso directamente a Alemania y a Europa Central y del Este, sin atravesar por Ucrania.

Volodimir Zelenski. Foto PRESIDENCIA_DE_UCRANIAVolodimir Zelenski. Foto PRESIDENCIA_DE_UCRANIACon la elección de Volodomir Zelenski como Presidente de Ucrania en diciembre de 2019, la tensión entre Kiev y Moscú por el Donbás pareció bajar de tono. Aunque en mayo de 2020 fue firmado un armisticio que impuso un alto al fuego, pronto se reiniciarían los combates con los separatistas prorrusos en Donetsk y Luhansk. Moscú daría comienzo en marzo de 2021 a la antesala de su invasión a Ucrania, activando la mayor movilización de tropas y blindados hacia sus fronteras sur y este con Ucrania, contabilizándose más de 125.000 efectivos. A este despliegue se le sumó el envió a Bielorrusia en enero de 2022 de 30.000 soldados rusos apertrechados para el combate, con el propósito de participar en unos ejercicios militares denominados “Determinación Aliada 2022”, a realizarse entre el 12 y el 20 de febrero de 2022. Esas tropas fueron desplegadas en la frontera bielorrusa con Ucrania, a solo 130 kms. al norte de Kiev, lo que advertía que Ucrania sería atacada por el norte, el sur y el este, como efectivamente aconteció el 24 de febrero de 2022.

- LA “OPERACIÓN MILITAR ESPECIAL” -

Para finales de enero de 2022, la suerte estaba echada. Una vez que Vladimir Putin aseguró el respaldo político de Xi Jinping tras su viaje a Beijín el 4 de febrero de 2022, comenzó la cuenta regresiva para la invasión a Ucrania. El 17 de febrero los Presidentes Putin y Lukashenko anunciaron la extensión sine die de los ejercicios militares conjuntos “Determinación Aliada 2022” y el 21 de febrero se abordaron los requisitos formales y constitucionales relacionados con la acción militar en puertas, con el propósito de darle “visos de legalidad” y se reconocieron oficialmente a las provincias separatistas de Donetsk y Luhansk en el Donbás como “estados independientes”, desplegándose tropas rusas en apoyo a los “nuevos estados”. Al día siguiente, Vladimir Putin desconoció los Acuerdos de Minsk y recibió la autorización del Consejo de la Federación de Rusia para el uso de fuerza militar en el exterior. En la mañana de jueves 24 febrero de 2022, Vladimir Putin anunció el comienzo de su “Operación Militar Especial”, la que en realidad fue una invasión a gran escala de Ucrania por aire, mar y tierra, lanzada desde el este (Rusia), sur (Crimea) y por el norte (Bielorrusia). Ese día un imbuido Vladimir Putin amenazó nuevamente a los Estados Unidos y a la OTAN con el uso de armas no convencionales de alta letalidad.

Al contrario de lo planificado por los estrategas en Moscú, la “Operación Militar Especial” lanzada contra Ucrania no cumpliría sus objetivos a las 72 horas de su inicio, pues Ucrania no se rendiría, ni Rusia lograría instalar un gobierno títere en Kiev, posiblemente presidido por el depuesto expresidente pro ruso Víctor Yanukovich. Es más, transcurridos los primeros 30 días de combates el número de bajas sufridas por las fuerzas rusas sumaban 15,000 efectivos, incluyendo 8 oficiales generales. Esta realidad forzó a las fuerzas rusas a abandonar su propósito original de ocupar Kiev y a replegarse hacia el Donbás en el este de Ucrania, lo que fue confirmado el 25 de marzo por el Coronel General Sergey Rudskoy, Sub Jefe del Estado Mayor General ruso.

Una desagradable sorpresa para a los jerarcas del Kremlin fue el irrestricto apoyo político y material dado por los países de la OTAN y Estados Unidos a Ucrania desde el mismo comienzo de la invasión que se ha manifestado especialmente en el suministro de sistemas avanzados de armas antiaéreas que ha llevado al derribo para el comienzo del 2023 de 285 aviones de combate y 278 helicópteros rusos, así como de centenares de misiles crucerosSello de Ucrania. Crucero Misilístico Moskva.Sello de Ucrania. Crucero Misilístico Moskva. y drones, lo que obligó a Moscú a depender de Irán para el suministro de aeronaves no tripuladas. Otra aérea de vital importancia donde la ayuda de Occidente ha sido clave es la información de inteligencia que ha permitido ubicar, atacar y destruir centros de comando y comunicaciones rusas. El 14 de abril de 2022, el Comando Sur de Ucrania recibió de los servicios de Inteligencia de Estados Unidos información sobre la ubicación exacta en las aguas del Mar Negro del crucero misilístico Moskvá (“Moscú”), buque insignia de la flota rusa del Mar Negro, que se encontraba bombardeando la ciudad ucraniana de Odesa. Desde tierra fueron lanzados dos misiles crucero “Neptuno” que causaron el hundimiento del buque y la perdida de la mayoría de los 512 marinos que conformaban su tripulación, incluyendo a su comandante, el Capitán de Navío Anton Kuprin.

A diferencia de las acciones expansionistas en Georgia, Crimea y en el Donbás que solo ameritaron sanciones simbólicas por parte de Occidente, la invasión a Ucrania conllevó desde su mismo inicio la imposición de sanciones económicas, financieras y políticas que han tenido gran impacto en la economía y la sociedad rusa. Pero más allá de las sanciones impuestas, el gran perjuicio para Putin se ha materializado en el hecho que su mayor arma de presión económica y extorsión, como era la dependencia de Alemania y los países de Europa del Centro y del Este del gas y el petróleo ruso, ya carece de efectividad, pues esos países recurrieron a otras fuentes de suministros y a energías alternativas, como es el caso de Alemania que decidió prolongar la operatividad de sus tres últimas plantas nucleares hasta por lo menos abril del 2023. Para el fin de año 2022, la Unión Europea había reducido en un 90% las importaciones de petróleo y en 45.5% las de gas provenientes de Rusia y el precio del crudo Ural había caído para el 6 de enero de 2023 a $37.80 por barril, comparado con el crudo Brent que se cotizó el mismo día a $ 78.57 por barril.

Oblast de Jarkov. Mapa.Oblast de Jarkov. Mapa.A partir de Abril de 2022, tras su repliegue al Donbás, Rusia concentró sus bombardeos con misiles y drones en los centros urbanos y las infraestructura industriales y energéticas de Ucrania, ejecutados especialmente contra Kiev y Járkov, la segunda ciudad más importante de Ucrania, ubicada en el noreste del país. En el sur, las fuerzas rusas lograron ocupar la importante ciudad de Mariupol en el Mar de Azov, causando grandes bajas en la población civil debido a los ataques a hospitales, centros culturales y escuelas. La estratégica ciudad de Jersón en el Oblast o Región de mismo nombre que constituye el único acceso terrestre a la Península Crimea, fue ocupada y el rublo se impuso como moneda de curso legal a partir del 1º de mayo. También, la Central Nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa ubicade en el sureste de Ucrania, fue objeto de ataques por la artillería rusa, como lo fue al inicio de la guerra la inactiva pero altamente contaminada Central Nuclear de Chernóbil.

El 1º de abril de 2022, se llevaron a cabo los primeros ataques por tropas enemigas a territorio ruso desde que el Ejercito alemán invadió la Unión Soviética el 22 de junio de 1941. Ese día 2 helicópteros Mi-24 del ejercito ucraniano atacaron con misiles y destruyeron un depósito de combustible de la empresa energética rusa Rosneft ubicado a 80 km de la frontera con Ucrania. En el transcurso de ese mes, fueron atacados depósitos de combustibles y municiones en las ciudades rusas de Bryansk y Belgorod, cercanas a la frontera con Ucrania. En la actualidad las incursiones por parte de Ucrania a territorio ruso se han incrementado produciéndose ataques con drones y misiles a importantes bases aéreas adentradas en territorio ruso, como fueron los casos el 5 de diciembre de la base de bombarderos estratégicos TU-160 y TU-95 “Engels”, ubicada en en el suroeste de Rusia sobre el rio Volga, a 200 kms. de Moscú, y de la base aérea “Dyalilevo”, cercana a la ciudad de Riazán, distante a 700 kilómetros de la frontera con Ucrania. Esta ampliación del teatro de operaciones en la Guerra de Ucrania recibió el visto bueno del Departamento de Defensa de Estados Unidos según lo reportó el diario londinense The Times el pasado 9 de diciembre. (8)

A mediados de abril de 2022, Rusia lanzó al combate a miles de soldados en el este de Ucrania, mientras arreciaba su accionar bélico en el sur que llevó, a comienzos de mayo, a la ocupación del puerto de Mariupol en el Mar de Azov, tras causar miles de bajas civiles. La lucha de las fuerzas ucranianas que se atrincheraron en la Siderúrgica Azovstal se convirtió en el símbolo de la resistencia de Ucrania contra el invasor ruso. La trascendencia estratégica de esta nueva fase de la guerra fue reconocida por el Presidente Zelensky quien manifestó el 22 de abril de 2022, que “Izyum, Dombás, la Costa de Azov Mariupol, y la Provincia de Jersón, son los lugares donde se está decidiendo el resultado de esta guerra y el futuro de nuestro Estado”. Los meses de junio, julio y agosto de 2022 vieron poco avance de las tropas rusas en el este y sur de Ucrania. Sin embargo, las fuerzas de Ucrania retomaron la pequeña Isla de Serpientes en el Mar Negro frente a Odesa y continuaron los ataques a las bases militares y depósitos de municiones rusas en la ocupada Crimea.

El mes de septiembre traería malas noticias para Rusia pues a partir del día 6 de ese mes, tendrían lugar dos grandes contraofensivas lanzadas por las fuerzas ucranianas en el noreste (en el Óblast de Járkov) y en el sur (en el Óblast de Jersón) contra las muy desgastadas tropas rusas. Estas ofensivas le permitieron a Kiev recuperar la iniciativa en la guerra, logrando expulsar a las fuerzas rusas de la región de Jarkov en el norte y reconquistar la estratégica ciudad de Izium que se había convertido en un punto de concentración logístico para Rusia. El 21 de septiembre de 2022, ante el alto número de bajas sufridas desde el comienzo de la “Operación Militar Especial” - las que según manifestó el Jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, el General Mark Milley, sobrepasaban los 100.000 muertos y heridos (9) - Rusia movilizó a 300.000 reservistas, lo que causó fuertes protestas en Moscú y en otras ciudades rusas y provocó un éxodo masivo de ciudadanos rusos hacia países vecinos para evitar ser enviados al frente de guerra.

Los 3 últimos meses del 2022 vieron a las fuerzas invasoras perder terreno en los Oblasts de Luhansk y Donetsk, pero especialmente en el sur, en Jersón, donde los rusos se replegaron hacia la margen oriental del Rio Deniéper para reagruparse ante el indetenible avance ucraniano. Las deserciones de conscriptos rusos y su negativa de combatir han incidido negativamente en la efectividad de las ofensivas rusas en el Donbás, sobre todo en las asediadas localidades de Soladar y Bajmut (que es llamada la “Ciudad Fortaleza”) ubicadas ambas en el Óblast de Donetsk que tras más de 4 meses de asedio ruso continúan bajo control de las fuerzas ucranianas. El 2022 cerraría con un mortal ataque de las fuerzas ucranianas a la población de Makiivka, ubicada a 85 kms. al sureste de Bajmut, en la parte ocupada por Rusia del Oblast de Donetsk. A las 11 de la noche del 31 de diciembre, mientras Vladimir Putin transmitía su mensaje de fin de año, misiles tácticos de mediano alcance HIMARS suministrados por Estados Unidos, hicieron impacto en la Escuela Politécnica #19 de esa ciudad que servía de barraca a cientos de soldados rusos recientemente movilizados y también como depósito de municiones. La estructura fue literalmente obliterada y se estima que más de 500 soldados rusos murieron en el ataque. Simultáneamente, se produjo otro ataque contra la localidad de Chulakivka ubicada en la margen izquierda del Rio Dniéper a 70 kms. al sur de la liberada ciudad de Jersón, también en territorio ocupado por Rusia. El ataque causó gran número de víctimas entre las tropas rusas que estaban concentradas en esa localidad.

La realidad sobre el terreno que en nada favorece a los invasores rusos llevó a la destitución a finales de octubre de 2022 del Coronel General Alexander Lapín, Comandante del Distrito Militar Central de Rusia y responsable de las ofensivas rusas en el Donbás, la que fue precedida por la remoción de los comandantes de los cuatro Distritos Militares de Rusia y de las Fuerzas Aerotransportadas, quienes dirigieron la invasión de Ucrania en su inicio a finales de febrero de 2022. El General Lapin fue sustituido por el General Sergey Surovikin, quien sería degradado el 12 de enero de 2023 y sustituido por el General Valery Gerasimov. Según lo informó el Ministerio de Defensa del Reino Unido el 4 de noviembre, el ejército ruso había enviado a los frentes en Ucrania a “unidades de contención” con la orden de impedir que los conscriptos rusos desertaran o se retiran sin orden previa, lo que constituye una reedición de la Orden 227 dictada por José Stalin en el verano de 1942 durante en empuje final de las tropas de la Werhmach alemana hacia Moscú. Entonces, Stalin prohibió, bajo pena de fusilamiento, la retirada del Ejército Rojo ante el indetenible avance alemán, creando las “unidades de bloqueo” que impedían el repliegue del campo de batalla de los soldados soviéticos.

Serguei Shoigu. Ministro de Defensa de RusiaSerguei Shoigu. Ministro de Defensa de RusiaEl 9 de noviembre el Ministro de Defensa ruso Serguéi Shoigú ordenó el retiro de sus tropas de todo el territorio ucraniano situado en la margen derecha de Rio Dniéper, incluyendo a la ciudad de Jersón que sería liberada el 11 de noviembre. Tras su repliegue, los rusos volaron los puentes que cruzan el Dniéper y reforzaron las líneas defensivas en el norte de la ocupada Península de Crimea, en la frontera con el Óblast de Jersón, lo que sugiere que Moscú anticipa una próxima ofensiva de Ucrania hacia Crimea.

El mes de diciembre de 2022 vio el incremento de los bombardeos rusos a centros urbanos. Las ciudades de Kiev y Járkov en el noreste y Poltava y Kremenchuk en el centro de Ucrania, fueron objeto de indiscriminados ataques con misiles a sus infraestructuras y centros urbanos. Los ataques contra la población civil llevaron a que el Parlamento Europeo declarara a Rusia como “un estado promotor de terrorismo” y la Presidenta de la Comisión Europea Úrsula von der Leyen pidió la creación de una corte internacional de justicia ad hoc - Rusia y Estados Unidos no reconocen la jurisdicción de la Corte Penal Internacional - para investigar los crímenes de guerra cometidos por las fuerzas rusas. Pero el hecho más trascendente ocurrido a final del año 2022 fue la visita del Presidente de Ucrania Volodomir Zelenski a Washington el 21 de diciembre, donde fue recibido en la Casa Blanca por el Presidente Biden para de seguido comparecer ante una Sesión Conjunta del Congreso de Estados Unidos donde fue ovacionado por los miembros del Congreso. El ultimo mandatario de un país en guerra que compareció personalmente ante el Congreso norteamericano fue Sir Winston Churchill el 26 de diciembre de 1941.

Y para que no quedase duda sobre el compromiso de Estados Unidos con Ucrania, la Casa Blanca anunció durante la visita del Presidente Zelenski a Washington la entrega a Ucrania del avanzado sistema de defensa aérea “Patriot”, para proteger su maltrecha red eléctrica, sin reparar en la amenaza proferida por Moscú que ello traería “consecuencias”, pues el suministro de armas sofisticadas a Kiev demuestra, según la Cancillería rusa, que “Estados Unidos se ha convertido efectivamente en parte de la guerra en Ucrania”. (10)

Resulta evidente que lo que se pretendió como una operación militar tipo blitzkriege quedaba por descontada la rendición de Ucrania en cuestión de horas, se ha convertido para Moscú en la más grande desgracia política y estratégica desde el colapso de la Unión Soviética en diciembre de 1991. La pérdida de recursos y equipos militares que ha afectado a las fuerzas rusas pone en grave riesgo la seguridad de ese país. Para el 31 de diciembre de 2022, las pérdidas de combatientes rusos sobrepasaron los 100.000 hombres, contabilizándose el doble de heridos y Ucrania había recuperado más de 40.000 kms2 de sus territorios ocupados por Rusia desde el comienzo de la Invasión. La mejor manifestación del error de cálculo de los planificadores del Kremlin al evaluar la capacidad de resistencia de Ucrania provino el propio Vladimir Putin quien durante una reunión celebrada en Moscú en marzo de 2022 con el Primer Ministro de Israel, reconoció que “…los ucranianos resultaron más duros de lo que se me informó”. (11)

La vociferada pretensión de Putin de contener el avance de la OTAN hacia el Este, ha tenido el efecto contrario. Desde el inicio de la guerra en febrero de 2022, dos nuevos estados vecinos de Rusia han recibido la aprobación para incorporarse a la OTAN, como son los casos de Finlandia, vieja víctima de Rusia, y la neutral Suecia. Por su parte, la Republica de Moldavia, antigua república soviética, solicitó su ingreso a la OTAN ante la posibilidad real que Rusia la invada a comienzos del 2023, como lo ha adelantado el jefe de los servicios de seguridad moldavos. Y con respecto a Ucrania y su ingreso a la OTAN, el pasado 29 de noviembre el Secretario General de la Organización Jan Stoltenberg declaró durante la reunión de Cancilleres de la Organización celebrada en Bucarest, Rumania, que “…la Alianza se comprometía a dar apoyo a Ucrania por el tiempo que fuera necesario” prometiendo que Ucrania formaría parte de la OTAN en el futuro “…pues Putin no tiene derecho a cuestionar los actos de soberanía de las naciones”. En esa tónica y según lo informo la Voz de América el 2 de enero de 2023, la Unión Europea celebrará una reunión cumbre en Kiev el 3 de febrero para discutir la ayuda económica y militar para Ucrania.

En lo económico, Rusia ha sido sancionada por la Unión Europea, Estados Unidos, los miembros del G7 y Australia, países que activaron un mecanismo que limita a $60 el precio máximo de las exportaciones de crudo ruso, llegando a prohibir su importación por mar. Estas limitaciones al comercio de crudo afectan en un 30% los ingresos por productos energéticos que representan el 40% del total de las exportaciones rusas, lo que ha influido en la caída del PIB de Rusia en 3.5% en el 2022. Por otra parte, la Unión Europea ha congelado más de 340 billones de Euros de las reservas del Banco Central de Rusia que serán destinadas al pago de los daños causados a la infraestructura ucraniana, los que han sido estimados por Úrsula von der Leyen en 600 billones de Euros. En el mismo sentido, el Congreso de Estados Unidos aprobó una resolución autorizando al Presidente Biden a incautar los activos rusos congelados en Estados Unidos para ser aplicados a la reparación de los daños causados a Ucrania. Los llamados “Oligarcas” vinculados con Putin también han sido objeto de sanciones por parte de la Comunidad Europea, Estados Unidos e Inglaterra, como fueron los casos de Roman Abramovich, dueño del equipo de fútbol Chelsea FC; Alisher Usmanov, líder de un conglomerado al que pertenece MegaFon, la segunda red móvil más grande de Rusia, e Igor Sechin quien dirige la gigantesca petrolera estatal Rosneft. A estos socios de Putin le han sido congelados en el exterior 30 billones de dólares en activos que serán agregados al fondo para la reconstrucción de Ucrania.

Hoy es evidente que la OTAN y Estados Unidos pretenden mucho más que la vuelta al status quo ante bellum que privaba entre Rusia y Ucrania para el comienzo de la “Operación Militar Especial”, pues ya las potencias occidentales han puesto sobre la mesa de una eventual negociación la retirada de las fuerzas rusas de los territorios que conformaban la República de Ucrania al momento de su independencia de la URSS en 1991, lo que incluye a Crimea y el Donbás; la reparación de los daños materiales causados por los ataques rusos - condición ratificada por la resolución aprobada por la Asamblea General de la ONU el 14 de noviembre de 2022 - y la exigencia de responsabilidad penal por los crímenes de lesa humanidad cometidos por las fuerzas invasoras, lo que indiscutiblemente repercutirá en el liderazgo del Kremlin, especialmente en la persona de Vladimir Putin.

Estas demandas ponen de manifiesto que Occidente busca neutralizar y someter a Rusia y a su actual liderazgo. Así lo confirmó el Secretario de Defensa de Estados Unidos Lloyd Austin el lunes 25 de abril de 2022 durante una conferencia en Polonia tras su visita a Kiev, al señalar que el apoyo norteamericano a Ucrania buscaba “… ver a Rusia debilitada al extremo que no podrá hacer de nuevo la clase de cosas que ha hecho con su invasión a Ucrania”.(12) Previamente, el propio Presidente de Estados Unidos Joseph Biden, dejó claro que la pretendida sumisión de Rusia pasaba por desalojar a Vladimir Putin del poder. Biden así lo planteo durante su reunión con Jefes de Estado de la OTAN el 26 de marzo en el Castillo Rea, en Varsovia, al manifestar sobre el Presidente ruso (a quien se refirió como “un carnicero”), “Por amor a Dios. Este hombre (Putin) no puede permanecer en el poder”. (13) El manifiesto propósito de Occidente de someter a Rusia fue reconocido por el Canciller ruso Serguéi Lavrov, quien le declaró a la Agencia Tass el 26 de diciembre, que “Los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, junto a Ucrania, quieren derrotar a Rusia en el campo de batalla para así destruirla”.

Para el fin del año 2022, Rusia ya había perdido en Ucrania a su ejército invasor pues el número de bajas sufridas entre muertos y heridos sobrepasan con creces a los 150,000 soldados que conformaban la fuerza rusa que invadió Ucrania el 24 de febrero de 2022. A esto se le suma la perdida de equipos bélicos - tanques, aviones, helicópteros, buques, etc.- que excede de las 6000 unidades. Por ello, Putin, al llamar a servicio a 300,000 nuevos conscriptos, está intentando formar un nuevo ejército con el doble de efectivos que conformó el primero. Por su parte Occidente apuesta al degaste de Rusia esperando que Vladimir Putin acepte su derrota, se muera por causa de su supuesta mala salud o, simplemente, sea eliminado por las fuerzas que lo culpan por el desastre de Ucrania o por aquellos que se le oponen a lo interno de Rusia. La estrategia de desgastes ha funcionado hasta ahora pero no se puede contar con que continue en el tiempo de forma indefinida pues como ha quedado demostrado, si bien Putin no puede ganar la guerra de forma convencional pues Ucrania no se rendirá, en su libreto neo imperial no está inscrita la derrota y ello forzaría al líder ruso al uso de armas de destrucción masiva, incluso contra un país miembro de la OTAN.

III.- LA REPUBLICA POPULAR CHINA

La que fue referida como la “asertiva China” por Samuel Huntington en su tesis geopolítica “El Choque de Civilizaciones”, no parece estar hoy en vías de convertirse en la única potencia mundial, como lo ha pretendido su actual líder Xi Jinping desde que asumió el poder en el año 2012. Hoy China confronta graves problemas internos causados por las erradas políticas del actual régimen que han llevado a grandes manifestaciones y protestas contra el Partido Comunista y la falta de libertad que impera en China que nos recuerdan los disturbios ocurridos en 1989 que culminaron en la matanza de la Plaza Tiananmén.

En un reciente artículo publicado por la BBC Mundo el 10 de octubre de 2022, titulado “5 claves para entenderXi Jinping. Presidente de la Republica Popular China.Xi Jinping. Presidente de la Republica Popular China. porque la economía de China está en problemas”, (14) se mencionan las principales causas que explican la tendencia recesiva que confronta China. En el referido artículo de la BBC, se citan entre las causas de la crisis en desarrollo, la caída del mercado inmobiliario y las asfixiantes políticas regulatorias impuestas al sector privado en el 2020 por el gobierno de Xi Jinping que alejaron a los inversionistas y han causado un desplome de hasta el 50% en los ingresos y ganancias de los gigantes tecnológicos como Tencent y Alibaba. También, las altas temperaturas y la sequía que azotaron en el verano de 2022 el centro y el suroeste de China, han afectado la agricultura y la producción de las principales industrias que dependen para su operabilidad de la energía hidroeléctrica, como es el caso de Foxconn que produce los IPhones, así como de las plantas siderúrgicas y de aluminio, que han visto caer sus ingresos en un 80% en los primeros 8 meses del 2022, según lo informó el Buro de Estadísticas de China.

Del exterior también llegan malas noticias para China. En efecto, los créditos concedidos por Beijín para la construcción de mega obras de infraestructura en el marco del proyecto bandera de Xi Jinping - conocido como la “Iniciativa de la Nueva Franja y la Ruta de la Seda del Siglo XXI” o “Iniciativa OBOR”- que fueron otorgados a países de África, Asia y América Latina, no están siendo pagados por causa de la paralización de las economías del mundo por más de 30 meses, gracias al principal producto : el virus SARS-CoV-2.

Desde el lanzamiento de la “Iniciativa OBOR” en septiembre de 2013, China ha invertido más de $1 Millón de Millones en la construcción de puertos, vías férreas, plantas energéticas y otras obras de infraestructura en diversos países de África, el Oriente Medio y Asia. Actualmente más de $118,000 Millones (15) de esos créditos están en mora, lo que equivale al 16% de la inversión total realizada por Beijín. Entre los países que más adeudan a China se encuentran Siri Lanka y Paquistán. Sri Lanka no pudo cumplir con el préstamo de $8.000 Millones para la construcción por empresas chinas del puerto de Hambantota en el Océano Indico y Pakistán, país estratégicamente ubicado en el Asía Central donde China ha invertido $46,000 Millones en la construcción de una de las rutas terrestres más importantes de la “Iniciativa OBOR” con una longitud de 3.200 kms que conecta la oriental ciudad china de Kashgar, ubicada la Región Autónoma de Xinjiang, con el estratégico puerto paquistano de Gwadar, en el Mar Arábigo.

Pakistán enfrenta una crítica situación económica que le ha impedido honrar sus compromisos con China, lo que preocupa a la actual dirigencia militar en Islamabad por las acciones que China pudiese tomar con relación a la posesión y operación del estratégico Puerto de Gwadar que controla el acceso al Golfo Pérsico. En América Latina, Venezuela es el país con la deuda más alta con China ($20,500 Millones), lo que obligó al actual régimen venezolano a entregar al consorcio Huawei, la empresa de telecomunicaciones CANTV.

- LA POLITICA DE “COVID 0” Y SU ELIMINACIÓN -

Pero lo que más ha impactado en el aspecto económico y social en la República Popular China ha sido la política de “COVID 0” que convirtió a sus principales ciudades en prisiones para evitar la propagación del virus SARS-CoV-2. Irónicamente, su súbita eliminación a finales de noviembre de 2022, sin previa consulta y coordinación con las autoridades locales y regionales, está causando peores daños que los sufridos durante los 36 meses de la Plandemia del Virus Chino.

La política de “COVID 0” impuesta por el Presidente Xi Jinping desde la declaratoria de pandemia por la Organización Mundial de la Salud en marzo de 2020, constituyó la causa fundamental de la crisis económica de China. El cierre total de centros urbanos como Shanghái - que genera el 5% del PIB chino - redujo al máximo su actividad comercial, incrementando el desempleo y alejando potenciales inversionistas foráneos. Mientras el mundo iniciaba un proceso de apertura social y económica post COVID, China se aisló del mundo ante el temor de una nueva emergencia sanitaria originada por las mutaciones del virus de su propia creación. Esa política radical implementada por Xi Jinping ha sido objeto de duras críticas a lo interno y externo de China. Así se evidencia de lo declarado por el Director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien manifestó desde Ginebra el pasado 22 de mayo que la política de “COVID 0” contra la entonces variante “Ómicron” del virus SARS, resultaba “insostenible”. (16)

Los inhumanos controles aplicados de forma radical y violenta obligaban a los ciudadanos chinos contaminados con el virus a ingresar en campamentos de cuarentena donde las condiciones eran inhumanas. También se bloqueaban las entradas y salidas de viviendas y apartamentos para impedir a los residentes abandonarlas, lo que dio lugar a una tragedia el 26 de noviembre pasado en la ciudad de Urumki, en la norteña región Autónoma de Xinjiang, cuando un edificio fue presa de las llamas causando la muerte de 10 personas que no pudieron evacuar el inmueble pues sus puertas de acceso y salida estaban soldadas desde fuera. Esta tragedia causó protestas que llevaron a comienzo de diciembre al levantamiento de las más radicales medidas de cuarentena de la política de “COVID 0”. A partir del miércoles 3 de diciembre, los requisitos de pruebas virológicas y las restricciones a viaje y movilización en las ciudades y pueblos de China habían sido relajadas. Inclusive a las personas que resultaban positivas de COVID, pero manifestaban síntomas leves, se les permitió convalecer en sus hogares.

Aunque muchos se regocijaron por lo que consideraron su “liberación” tras casi 3 años de sometimientos y privaciones, otros han cuestionado la abrupta suspensión de los controles y manifiestan de forma alarmista que "El sistema medico será sobrecargado y muchas personas mayores resultaran infectadas cuando comience la nueva ola de contagios”. Esta visión pesimista que ha probado ser profética conforme hoy se aprecia, fue compartida por muchos que vieron en el levantamiento de restricciones sin que existiese la coordinación con las administraciones locales, una decisión irresponsable que ha llevado al caos que hoy se vive. Por ello, muchos observadores internacionales se refieren a lo que está aconteciendo en China, como “una catástrofe política y no sanitaria”

Ahora bien, ¿por qué se adoptó de forma precipitada la decisión de dejar sin efecto las principales restricciones de la política “COVID 0” que constituía uno de los pilares de control social aplicado por Xi Jinping desde el comienzo mismo de la Plandemia? La posibilidad que la causa de ese radical cambio sea el rechazo del pueblo y las protestas que surgieron en toda China con motivo de la aplicación de las inhumanas restricciones que limitaban los derechos básicos de millones de ciudadanos, no parece ser la razón de fondo, pues no existe evidencia que a Xi Jinping le importe lo que opinen o reclamen los ciudadanos. Su irrespeto a los derechos básicos de las personas se pone de relieve en el genocidio de su autoría contra la etnia túrquica Uigur que habita en la Región Autónoma de Xinjiang, en el norte de China.

Ese grupo étnico está sometido por Beijín a torturas, internamiento en campos de trabajos, esterilización forzada y niños separados de sus familias, llegando al extremo de ser asesinados para la venta de sus órganos. Por ello, la razón real para este cambio de dirección parece surgir de la presión que pesa sobre el Partido Comunista de reactivar la economía y los medios de producción que se han visto prácticamente paralizados por la política de “COVID 0” que ha llevado al cierre de más de 460.000 compañías y al desempleo del 20% de la fuerza laboral menores de 30 años. Esto ha puesto a China en desventaja frente al resto del mundo que hoy se encamina hacia la normalidad post COVID. El nuevo año trajo nuevas manifestaciones causadas por la grave situación económica que vive China. El 7 de enero de 2023, empleados Zy Bio, empresa ubicada en la ciudad Chongqing que producía pruebas de PCR y otras pruebas para determinar el contagio con el virus SARS-CoV-2, se enfrentaron a la policía después que se anunció que 10 mil empleados quedarían cesantes.

El drástico fin de la política de “COVID 0” ha llevado, según reportan los medios internacionales, al contagio en las primeras tres semanas de diciembre de 2022 del 18% de la población china - que representa 250.000.000 de personas - con una potencial tasa de mortalidad de 9000 personas por día. Beijín, Guangzhou y Shanghái son los centros urbanos que actualmente confrontan el mayor peligro con relación a la devastadora propagación de las distintas variantes del virus SARS.(17)

Un ejemplo de lo que está en desarrollo con relación a la incontrolada propagación de coronavirus lo reportó la Agencia France Press el 24 de diciembre informando que el periódico local del Partido Comunista de la importante ciudad-puerto de Qingdao en el Mar Amarillo, citó al jefe de salud local quien dijo que la ciudad estaba viendo 500.000 casos de COVID por día, en una población total de 10.000.000 de habitantes.(18) Las últimas informaciones procedentes de Beijín dan cuenta que la ola de contagios está diezmando la población de la capital de China y que varios miembros del Partido Comunista han fallecido tras haber sido contaminados.

La firma de análisis de riesgo sanitario Airfinity (https://www.airfinity.com.articles) proyectó 11.000 muertes y 1,8 millones de contagios diarios, con un total de 1,7 millones de muertos para fines de abril. Recientemente el subdirector del Centro de Control de Enfermedades de China, Xiaofeng Liang, declaró a los medios oficiales que en los próximos meses invernales cerca del 60% de la población de China (que representa el 10% de la población mundial total) será infestada por COVID y sus variantes, siendo afectada fundamentalmente la población menor de 40 años que es la que acude al trabajo y a los centros de estudios tras el relajamiento de las medidas de control.

Esta catastrófica situación que ya ha desbordado los hospitales, funerarias y los centros de cremación, ha llevado a las autoridades chinas a decidir no informar más sobre contagios y muertes por coronavirus, con el evidente propósito de no causar pánico y silenciar el fracaso de las políticas XI Jinping de contención del COVID-19. Así lo confirmó la Comisión Nacional de Salud en Beijín al informar que a partir del domingo 25 de diciembre de 2022, “… ya no publicaremos los datos diarios sobre la epidemia”, lo que ha sido rechazado de plano por la Organización Mundial de la Salud. Viene al caso referir, como evidencia de la manipulación por las autoridades chinas de la data real de fallecidos por COVID-19, que para el 20 de diciembre de 2022, China informaba de solo 5.421 muertes desde el inicio de la Plandemia dos años antes. En la misma tónica de esconder la realidad de lo que está sucediendo, varios familiares de fallecidos en Beijín han denunciado en las redes sociales que las autoridades de los crematorios los habían forzado firmar documentos que indicaban que sus deudos no habían muerto por COVID-19. (19).

Fin Primera parte.