Exhumando una Ley
por Alberto Andrade Carmona, Presidente
de Somos Perú
Los
partidos políticos son importantes y necesarios para la sociedad. Viven
a pesar de padecer una crisis a escala mundial. Por eso es difícil
sustraerse al seductor hechizo del reabierto debate parlamentario sobre
la ley reguladora. El objetivo del partido político, como se sabe, es
llegar al poder por medios legales. Indudable. Aunque es preferible
conquistar la conciencia de la gente. La historia registra, cuando menos
del siglo XIX a la fecha, dos tipos de partidos: Uno de cuadros
dirigenciales y otro de masas.
Los primeros
son los más antiguos, conservadores y liberales. Los segundos nacen en
el siglo XX fundados por los socialistas. En años más recientes, en
Europa Occidental, surgen otras manifestaciones partidarias. Se les
llama, en español, partidos de atracción. Porque atraen y cautivan a
quienes tienen vocación de una nueva cultura política como alentamos
en Somos
Perú.
Pero
dejemos esta tipología para otro comentario. Ahora nos anima la
iniciativa de la Comisión de Constitución que preside el congresista
de Somos
Perú,
Dr. Natale Amprimo,
de exhumar un proyecto que muchas veces, desde hace 20 años, se ha
escondido o encarpetado. Al fin, ya no se puede aplazar más. Aunque por
ahí algunos se desgañiten alegando que hay otras prioridades. Este es
el momento adecuado y oportuno. Y punto. El Perú reclama un sistema de
partidos con claras reglas de juego. No temamos. Demos el primer paso.
Inconcebible pensar en una democracia sólida sin partidos políticos.
Tenemos 182 años de vida republicana. Y sólo 53 años de democracia.
Los demás han sido dictadura. Por eso es interesante que se haya
reactivado esta vez un proyecto multipartidario que intenta dar
institucionalidad y permanencia a los partidos. Para que sean fuertes y
no débiles. Ya se han aprobado varios artículos. Estamos, pues, a
puerta de ponernos a tono con países amigos que inclusive conceden
financiamiento directo. Como sucede en Ecuador, Argentina, Panamá,
Costa Rica, entre otros. Ni hablar del primer mundo. No existe ese
privilegio en Chile, Venezuela y Perú.
Hay
que afinar el capítulo relacionado al financiamiento. Sea que provenga
de sector público o de la empresa privada. O mixto, en todo caso. Pero
transparente de cualquier modo. Porque ese dinero sirve para capacitar y
perfeccionar a los líderes que luego van a prestar servicios en la
administración pública como autoridades locales, regionales y
nacionales, legisladores, ministros de Estado. Para no poner a los más
pintaditos sino a los más preparados. Esa es la única manera de
conocer el origen de los fondos. Un equilibrio indispensable para frenar
la influencia del poder económico, que, al final, inclina e influye en
el resultado de un evento electoral. La ley tiene también que sancionar
a los tránsfugas para que no se repita la vergonzosa conducta de
quienes fueron comprados por un puñado de dólares, durante el
fujimontesinismo. Esta traición a su organización partidaria y a sus
electores debe castigarse prohibiendo su inclusión en listas de una próxima
elección, así estaríamos impulsando una nueva cultura política. La
cual tiene que forjarse desde los partidos obligados a recuperar
credibilidad y relevancia.
Sólo
así serán colectividades donde jóvenes, adolescentes y adultos,
hombres y mujeres, puedan desarrollar sus potencialidades exclusivas
para ser más y servir a los demás. Verdaderas universidades de
democracia participativa, paz y tolerancia. Debate permanente de temas
estructurales de largo plazo y no simplemente coyunturales. Para eso,
desde luego, se requiere una estructura orgánica nacida de elecciones internas bajo la supervisión
de la ONPE. Queremos partidos políticos con funcionamiento
institucional estable, con planes y proyectos y equipos de líderes
locales, regionales y nacionales. Con decencia y docencia ciudadana.
Caso contrario, la vida democrática del país seguirá siendo errática
y un peligro constante para cualquier régimen emergido de la voluntad
popular. He ahí la urgencia de aprobarse, antes que concluya la
presente legislatura, una ley muy necesaria para contribuir a hacer país
gobernable. Primero el Perú.
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