Reflexiones
sobre la Democracia y los Procesos de Democratización en América Latina
[Este
trabajo consta de cinco partes. Pueden
encontrarse las partes 2 a 5 en http://www.revistafuturos.info/futuros_4/democra_ciuda_1.htm]
Por
Alicia Iriarte, Mariana
Vazquez y Claudia
A. Bernazza
1.1.
La democracia contemporánea: evolución del concepto
La
discusión sobre la definición acerca de la democracia está atravesada por
diferentes debates. Desde los antiguos griegos hasta Rousseau, se pensaba a
la democracia como democracia directa, en la cual los ciudadanos ejercen el
derecho a la participación en la toma de decisiones sin intermediación. La
democracia se asocia desde entonces con soberanía popular, voluntad general
e interés común. Esta concepción tradicional de la democracia se articula
en torno al protagonismo central del pueblo concebido como soberano, como un
todo homogéneo y capaz de producir una voluntad colectiva. Los
protagonistas de este tipo de democracias son los sujetos, capaces de
identificar aquello que constituye el bien común. Estas concepciones fueron
elaboradas para sociedades simples y apenas industrializadas.
Pero con la aparición de sociedades más complejas, de masa, con mayor
diferenciación, la democracia directa presenta una imposibilidad objetiva.
Por tanto, el proceso de surgimiento de estas nuevas sociedades fue acompañado
por modificaciones en la teoría de la democracia, en la que se incorporarán
los mecanismos de la representación y la dimensión vertical, esto es, la
constitución de autoridad. La democracia empieza a ser pensada como
representativa frente a la imposibilidad del autogobierno. En el concepto de
democracia moderna1
-a diferencia de los antiguos- se incorpora el tema de la división entre la
titularidad y el ejercicio del poder, el principio de la mayoría, el
constitucionalismo y la representación política. Se habla entonces de
democracia representativa, régimen que acompaña la conformación de un
Estado liberal-consitucional. Si bien el término liberalismo y su derivado
liberal, son de cuño relativamente reciente, autores como Locke,
Montesquieu, Madison, Hamilton, Constant, pasando por Tocqueville y Stuart
Mill, podrían considerarsee liberales en tanto han hablado de un Estado
controlado, liberal, constitucional. Tocqueville, por su parte, adiciona el
concepto de democracia social al incorporar la idea igualdad, del ethos
igualitario. Equipara libertad e igualdad: con la democratización se supone
una sociedad cuyo ethos implica que sus miembros son socialmente iguales, es
decir una sociedad caracterizada por la igualdad de condiciones.
Si bien existen diversos matices, según el tratamiento que de este tema
hacen diferentes autores, podríamos decir que la concepción moderna de
democracia, la democracia liberal, hace referencia a un sistema político
basado en el poder popular en el sentido que la titularidad del poder
pertenece al demos, mientras que el ejercicio es confiado a representantes
periódicamente elegidos por el pueblo. Por consiguiente, el ejercicio el
poder popular se resuelve en gran medida en el poder electoral. Por otra
parte, la teoría clásica de la democracia liberal presupone que la
existencia de un mercado y de libertades individuales en el aspecto económico
es condición para que exista democracia política; esto es, que exista un
país y un mercado con fronteras.
Para esta tradición democrática liberal, el individuo es un sujeto
fundante. En su calidad de ciudadano, es un sujeto político que hace
conocer su voluntad para que esta sea parte de la voluntad gobernante. Al
menos, delibera con el resto de los individuos en igualdad de condiciones
para lograr decisiones legítimas (Held, 1990). Esta tensión entre el
individuo y "los otros", hacen de la democracia un cuerpo bicéfalo
que contiene en sí misma las libertades del individuo y la soberanía de un
pueblo como un todo, aún cuando esto signifique resignar libertades –y
por lo tanto intereses- individuales en pos del bien común (Strasser,
2000). Libertad/ igualdad, individuo/ comunidad, ciudadano/ Estado: en la
tensión entre estos polos se dirime la historia contemporánea de la
democracia2.
A lo largo de esta historia, varios son los modelos de democracia discutidos
a partir de la conformación de sociedades complejas, de masas, con economía
de mercado, donde la democracia debe ser pensada en su forma representativa.
Nos referiremos brevemente a algunos de estos modelos, aquellos que han
primado en el debate contemporáneo: el modelo competitivo elitista, el
modelo pluralista y la democracia participativa.
Schumpeter define a la democracia como "un método para llegar a
decisiones políticas, en el que los individuos adquieren el poder de
decidir por medio de una lucha de competencias por el voto del pueblo"
(Schumpeter, 1964). La democracia se reduce, entonces, a un método electivo
mediante el cual el pueblo elige un gobierno, eligiendo un líder.
Schumpeter colocará el acento en los líderes –inversamente a la teoría
clásica que lo pone en el pueblo- que se proponen y compiten por el libre
voto. El pueblo deja de existir como un conjunto de ciudadanos racionales,
interesados en la cosa pública; ahora está compuesto por personas que sólo
son racionales en los asuntos en los que tienen responsabilidad directa. La
esfera de la política está alejada de sus responsabilidades directas y en
ésta actuarán irracionalmente con excepción de los líderes, quienes son
los actores racionales. El votante no es un maximizador de beneficios ni un
votante racional sino un consumidor irracional, manipulado por la
propaganda. Es el liderazgo el que despierta, organiza y estimula a los
grupos y sus intereses. La democracia, según esta perspectiva, queda
reducida a la competencia por el liderazgo, donde los líderes se
constituyen en el nuevo eje del proceso político. Los representados, salvo
cuando tienen la posibilidad de votar, no cuentan con otra instancia de
participación. Su conocida definición señala que "el método democrático
es aquel mecanismo institucional para llegar a decisiones políticas en las
que algunas personas adquieren el poder de decidir mediante una lucha
competitiva por el voto popular".
Robert Dahl3
es el autor más representativo de la teoría pluralista de la democracia.
Postula que la democracia es un ideal imposible de realizar en la práctica,
por lo que debemos descartar el término de democracias "reales".
Lo que existe son "prácticas reales" o "poliarquías",
es decir, combinaciones de liderazgos con control de los no líderes sobre
los líderes, regímenes cuyos actos presentan una correspondencia con los
deseos de muchos de sus ciudadanos durante un largo período de tiempo. El término
poliarquía incluye a una gran variedad de organizaciones que, difiriendo
entre sí, será llamadas comúnmente democracias. Algunas de sus características
son: 1) que el control de las decisiones gubernamentales sobre las medidas
oficiales le corresponde a funcionarios electos; 2) los funcionarios electos
son elegidos y luego sustituidos por elecciones libres relativamente
frecuentes; 3) en esas elecciones tienen derecho a votar prácticamente
todos los adultos; 4) también tienen derecho a ocupar cargos presentándose
como candidatos; 5) los ciudadanos gozan del derecho de libertad de expresión;
6) tienen acceso a diversas fuentes de información; 7) tienen derecho a
formar asociaciones políticas que procuran influir en el gobierno
rivalizando en las elecciones.
Las poliarquías se dan en sociedades pluralistas, lo que presupone el
reconocimiento de la dispersión en el poder, la presencia de ciudadanos con
distintos intereses con posibilidad de agruparse libremente, la existencia
de grupos de interés libres, competitivos. Los protagonistas, en este caso,
más que los líderes son los grupos de interés, donde los no líderes
controlan a los líderes.
Una tercera visión la constituyen los teóricos que, críticos del elitismo
y el realismo político, ponen el acento en la participación como valor
central capaz de contrarrestar la tendencia "oligárquica" del
sistema político. Bachrach, Macpherson y Pateman afirman que la poca
participación y la desigualdad social están íntimamente unidas: para que
haya una sociedad más equitativa es necesario un sistema político más
participativo. Rescatan la dimensión de la democracia que hace referencia a
la participación de los ciudadanos en el proceso de toma de decisiones. La
democracia no sería entonces sólo un método: posee una dimensión ética,
implica una dimensión amplia de lo político que abarca no sólo las
instituciones representativas gubernamentales sino aquellos espacios en los
que se toman decisiones que afectan los valores sociales. A juicio de
Macpherson, por ejemplo, la democracia participativa puede ser calificada
como un sistema piramidal, con la democracia directa en la base y la
democracia delegada en los niveles por encima de ella (Macpherson, 1991).
Notas
1
El tema de la concepción de democracia ha sido
abordado por numerosos autores, entre ellos, es interesante el tratamiento
que sobre la teoría de la democracia realiza Giovanni Sartori en Teoría de
la democracia. El debate contemporáneo, Ed. Rei, Bs,As, 1987
2
El mismo concepto de Estado democrático es cara visible de esta tensión.
La democracia pareciera un concepto encadenado a un estado de cosas
inamovible y restrictivo de las libertades; pero al mismo tiempo, sin cierto
estado de cosas, parece ser que se refuerza el conocido problema de que
"algunos son más libres que otros" (Strasser, 2000).
3
Rober Dahl expone su pensamiento en varios trabajos, entre ellos, La
poliarquía, Participación y oposición, Ed. REI, BsAS, 1989, La democracia
y sus críticos, Ed. PAIDOS, BS AS, 1991, Un prefacio a la teoría democrática,
Ediciones Gernika, México 1987.
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