domingo, mayo 19, 2024

Fundación de la República de Cuba el 20 de mayo de 1902. Breve análisis de la incidencia de la Enmienda Platt en la independencia, soberanía y desarrollo de la República de Cuba

 Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Deseo puntualizar que Canadá fue protectorado de Gran Bretaña hasta bien avanzado el siglo XX.

En el bien destacado libro La verdadera República de Cuba, escrito por el Dr. Andrés Cao Mendiguren, se lee:

 ¨Cabe decir que aquellos pensamientos de 1913 expresaban una realidad  porque esa nación  se alcanzó muy pronto  en décadas posteriores,  aunque en 1959  fue demolida por los que  usurparon el poder, y ha sido vilipendeada  por una oleada de intelectuales comprometidos o  mediocres. El testimonio de ello es que Cuba ocupaba  las primeras posiciones  en todos los renglones de los anuarios de las Naciones Unidas  para la América Latina. Y hay que reconocer que estos logros  tan destacados  no se hubieran podido conseguir  si nuestros gobernantes, y a pesar de sus errores,  no hubieran tenido interés  y acierto para  resolver los problemas de la sociedad cubana, si nuestros legisladores no nos hubieran  dado una legislación avanzada  y moderna, o si el  pueblo cubano no hubiera estudiado  y trabajado  para superarse. El pueblo cubano era exigente  y siempre aspiraba  a lo mejor, pero tenemos  que acusarnos  de un pecado,  y es que  cuando no lo lográbamos plenamente, en vez de analizar  los fallos  y aplaudir lo logrado, prodigábamos una crítica irresponsable.¨ (Cao, 2008, p. 87)

El Dr. Jorge Salazar Carrillo, profesor titular de economía de FIU  sobre el  gran desarrollo económico de Cuba en el siglo XX antes de Castro





Ceremonia del traspaso de poderes dentro del edificio de los Capitanes Generales
 
 

 
(Otra foto de dicha ceremonia de traspaso de poderes)

 (Momentos  en que se arria  al mediodia la bandera de EE.UU. y se iza la bandera cubana  en el antiguo edificio de los Capitanes Generales)


 (Máximo Gómez  izando la bandera cubana  en la azotea del antiguo edificio de los Capitanes Generales; a su lado Leonardo Wood  el que hasta hasta  pocos minutos atrás  era el gobernador  del gobierno interventor.)

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Tomado de http://www.vitral.org/vitral/vitral48/cent.htm


ENMIENDA PLATT Y REPÚBLICA


(Fragmento del homónimo artículo escrito y  publicado en Cuba  en el número 48 de la revista Vitral de la Díócesis de Pinar del Río)

Sabiduría vs imposición

La República nació con su independencia y soberanía limitadas en cuanto a principios se refiere; eso es un hecho innegable en nuestra historia. Los cubanos más preclaros se decidieron por la opción de aceptar por el momento la mencionada enmienda ante la alternativa de la ocupación indefinida de Cuba por las tropas norteamericanas y que la misma pudiera desencadenar una inútil guerra de guerrillas contra el Gobierno Interventor norteamericano que destruyera, más aun, al ya devastado país. El Mayor General Calixto García después de concluida la Guerra Hispano Cubana Norteamericana había dicho:

"Yo creo que los Estados Unidos no faltarán a su palabra empeñada; pero si así fuera siempre habría tiempo para morir, ya que no para vencer" ( Rodríguez, 44 y 45)

La sabia estrategia planteada desde los mismos inicios de la República por Don Juan Gualberto Gómez, y otros patriotas, y que está expuesta en las siguientes palabras, demostró ser la más adecuada para la joven república.

"Declaración solemne del propósito de que mientras ese tratado esté vigente, será escrupulosa y lealmente observado por el pueblo cubano y por su gobierno; sin perjuicio de que el Gobierno de la República de Cuba aproveche cualquier oportunidad favorable que pueda presentarse en el porvenir para influir cerca del Gobierno de los Estados Unidos, a fin de obtener por mutuo acuerdo, la modificación de aquellas cláusulas del Tratado en que el pueblo cubano encuentra limitada su independencia y mermada su soberanía." (Ibarra, 245)

Los contenidos más lesivos de la Enmienda Platt en contra de la plena soberanía cubana fueron abrogados en 1934.

Balance controversial de la Enmienda Platt

El balance de la Enmienda Platt es muy controversial. Considero que sus consecuencias deben analizarse desde al menos dos perspectivas o ángulos diferentes. Una primera perspectiva nos dice que la mencionada enmienda:

1)
 Propició el aumento significativo de las inversiones extranjeras en un país totalmente destruido necesitado de las mismas. La mencionada enmienda garantizaba, en cierto medida, el ambiente de paz necesario para el desarrollo de las inversiones en el país.

2) Contribuyó grandemente para que no sucedieran en Cuba, largas y sangrientas guerras fratricidas similares a la ocurrida durante y después de la independencia en muchas repúblicas hispanoamericanas y en Haití, o como la ocurrida en los propios Estados Unidos con la guerra de Secesión.

3) Limitó significativamente la posibilidad de una agresión extracontinental por parte de las potencias europeas como la efectuada por Alemania, con la ayuda de Inglaterra, a Venezuela en 1901 mediante los bombardeos a La Guaira, Maracaibo y Puerto Cabello, por ésta no pagar las deudas adquiridas con un poderoso consorcio alemán. Anteriormente, en 1897, la marina alemana ya había realizado demostraciones de fuerza en Haití.

Una segunda perspectiva de la Enmienda Platt nos dice que:

1) 
Limitó en cierta medida, en cuanto a principios se refiere, la soberanía de Cuba, otorgándole a la república desde un punto de vista formal, una independencia restringida.

2) Creó una mentalidad de Patronato en ciertos segmentos del pueblo cubano mediante la cual, se esperaba que los norteamericanos fueran los que resolvieran nuestros problemas políticos. En otros segmentos de la población cubana, creó o acentuó un sentimiento nacionalista antinorteamericano.

La enmienda Platt nos privó de gozar de una independencia y soberanía total, pero también nos evitó grandes desastres y sufrimientos.

Manuel Sanguily como Ministro de Estado (responsabilidad que corresponde a la de Canciller o Ministro de Relaciones Exteriores en nuestros días) del gobierno de José Miguel Gómez, en su discurso en el teatro Polyteama, a poco más de una década de la imposición de la Enmienda Platt, expresó:
"Mantendrá el Gobierno las relaciones más cordiales en el orden diplomático y de los negocios, con las naciones amigas entre nosotros dignamente representadas, y sobre todo cultivará los grandes y vitales intereses que en franca y afectuosa correspondencia nos ligan a los Estados Unidos, no ya solo en consideración a las ventajas que deriva de ellos nuestra economía, sino por los incomparables servicios que el pueblo y el Gobierno americanos han prestado a la causa de la justicia, de la civilización y de nuestra nacional soberanía.
Y no os sorprenda esta sincera manifestación de quien siempre ha vivido inquieto y receloso en el temor de los grandes y los fuertes. Dos veces -una, por la ceguedad de nuestra vieja y orgullosa Metrópoli; otra por la ceguedad de enconos fratricidas-, vinieron aquí los americanos traídos por su fortuna o llamados por nuestras discordias, y siempre se retiraron de nuestro territorio, haciéndonos el doble beneficio de construir dos veces la república, y dejándonos en el corazón atribulado, desengaños y escarmientos; más en ambas ocasiones, motivos superiores de admiración y de gratitud por esa magnánima conducta que jamás en la historia habían observado los pueblos fuertes y triunfantes con los débiles, conturbados y decaídos" (
Ibarra, 312)

He escogido esas palabras de Manuel Sanguily en el teatro Polyteama, y no las de otro cualquier patriota o ciudadano, por la posición vertical que siempre mantuvo Sanguily en su quehacer político:

Sanguily se opuso en un primer momento, como ya expresamos, a la imposición de la Enmienda Platt. Posteriormente, y ya en la República como miembro del Senado cubano, se opuso a la venta de tierras cubanas a capital norteamericano. En ese cargo de Secretario de Estado del Gobierno de José Miguel Gómez, se opuso de palabra y de hecho a la injerencia norteamericana en Méjico cuando el derrocamiento del presidente Francisco I. Madero y su sustitución por Victoriano Huerta, actitud que suscitó desavenencias con el gobierno norteamericano. Sanguily fue en su momento, él más fuerte y decidido opositor en el Senado cubano a la aprobación en 1903 del Tratado de Reciprocidad Comercial con los Estados Unidos (TRC). La verticalidad de Sanguily llegó hasta el punto de acusar públicamente de corrupto al gobierno de José Miguel Gómez (1909-1913), pese a pertenecer a su gabinete como Secretario de Estado.

El fundamento de la preocupación norteamericana por nuestra estabilidad republicana iba desde los más excelsos y enaltecedores sentimientos humanos de solidaridad, hasta la más fría y calculada preocupación por sus inversiones económicas y su seguridad nacional. En ese amplio espectro, es donde debemos situar los móviles que tuvieron las numerosas personalidades norteamericanas que intervinieron en la confección, aprobación y aplicación de la Enmienda Platt.

Un caso concreto de la aplicación de la Enmienda Platt

Por otra parte, debemos admitir que en general, en el caso cubano, los gobiernos norteamericanos no se inclinaron en hacer un uso indiscriminado o exagerado de la prerrogativa que les daba la Enmienda Platt. El proceder del presidente Teodoro Roosevelt durante "la guerrita de agosto" de 1906 así lo atestigua, pues tanto el presidente Estrada Palma como los alzados contra él, pidieron la intervención norteamericana y fue el presidente Roosevelt el que trató de que la misma no se produjera. La carta de Roosevelt al embajador cubano Gonzalo de Quesada del 14 de septiembre de 1906 y su telegrama a Estrada Palma del 25 de septiembre de ese mismo año así lo muestran. Algunos fragmentos de la mencionada carta son:

" Solemnemente conjuro a todos los patriotas cubanos a unirse estrechamente para que olviden sus diferencias, todas sus ambiciones personales, y recuerden que el único medio de conservar la independencia de su república es evitar, a todo trance, que surja la necesidad de una intervención exterior para salvarla de la anarquía y de la guerra civil.
Espero ardientemente que estas palabras de apelación, pronunciadas en nombre del pueblo americano, por el amigo más firme de Cuba y el mejor intencionado hacia ella que pueda existir en el Mundo, serán interpretadas rectamente, meditadas seriamente y que se procederá de acuerdo con ellas, en la seguridad de que, si así se hiciere, la independencia permanente de Cuba y su éxito como República se asegurarán.
" (Pichardo, 283)
En el telegrama de Roosevelt a Estrada Palma del 25 de septiembre, éste le escribe en un tono invocatorio y suplicante:
" Bajo su gobierno y durante cuatro años, ha sido Cuba República independiente. Yo le conjuro, en bien de su propia fama de justo, a que no se conduzca de tal suerte que la responsabilidad por la muerte de la República, si tal cosa sucediere, pueda ser arrojada sobre su nombre. Le suplico proceda de manera tal, que aparezca que Ud. por lo menos, se ha sacrificado por su país y que lo deja aún libre cuando abandone su cargo." (Pichardo, 285)


Estrada Palma permaneció intransigente y convocó al Congreso para renunciar pese a que los sublevados no pedían su renuncia. Se creó una comisión para convencerlo que retirara la renuncia pero el resultado fue negativo. No pudieron obtener arreglo alguno con Estrada Palma, el cual, para colmo, le pidió al Vicepresidente que también renunciara, dejando así acéfala a la república.

El país quedó sin presidente y con una sublevación en sus entrañas que deseaba también la intervención extranjera. La intervención se produjo y como la anterior intervención militar, no hubo oposición armada a la misma.
El Subsecretario de Estado Bacon, según el historiador Howard Hill, citado por Ibarra, le dijo contrito a Taft:
" Me avergonzaré de mirar a mister Root a la cara. Esta intervención es contraria a su política y a todo lo que él ha estado predicando en América del Sur" (Ibarra, 294)

Elihu Root, el padre de la Enmienda Platt, era en ese momento Secretario de Estado.

Según algunos historiadores cubanos de nuestros días, la renuencia del gobierno norteamericano a intervenir se debió a que podía afectarse la imagen del nuevo modelo neocolonial que se estaba experimentando en Cuba y que deseaba llevar a otros países latinoamericanos. Considero que esa explicación no es compatible con la imagen del gobierno cuyo presidente públicamente dio a conocer la política del Gran Garrote y de las Cañoneras. Esta ocasión no fue la única en la que el gobierno de los E.U. invocó la Enmienda Platt para intervenir en Cuba, pero sí fue la única en la que la intervención verdaderamente se llevó a cabo; las otras invocaciones (algunas veces precedidas de intentos por reconciliar a las partes cubanas beligerantes) se limitaron a amagos de intervención y a algún que otro desembarco en determinadas regiones lejanas del país, cercanas a la Base de Guantánamo o dentro de ella y en Santiago de Cuba, las cuales ayudaron a que se apaciguaran los ánimos de los cubanos que contendían entre sí. El artículo tercero de la Enmienda Platt se aplicó, o estuvo a punto de aplicarse, solamente en momentos en los que se habían producido enfrentamientos armados en el país y el gobierno democráticamente elegido había perdido o estaba perdiendo ostensiblemente el control del país. Esta situación se puede ilustrar también con el siguiente fragmento de la nota del Secretario de Estado norteamericano P.S. Knox, el 16 de enero de 1912, al Presidente José Miguel Gómez: "evitaran una situación peligrosa que pudiera obligar al Gobierno de los Estados Unidos, contra sus propios deseos, a considerar las medidas que debe tomar en función de sus obligaciones con respecto a las relaciones con Cuba"(Alzugaray, 29).

El artículo tercero de la Enmienda Platt nunca se aplicó cuando los objetivos políticos, sociales, obreros y de la mujer se buscaban pacíficamente. La anterior república cubana, pese a los defectos, deficiencias y males que tuvo, ocupó comparativamente una posición privilegiada en América Latina en cuanto a las conquistas políticas, sociales, laborales y de la mujer que en ella se alcanzaron.

No conozco que en esas intervenciones o amagos se haya producido algún enfrentamiento armado entre las fuerzas norteamericanas y alguna fuerza cubana.

Un hecho polémico no sujeto a esquemas

La intervención norteamericana en los asuntos cubanos en las postrimerías del antepasado siglo XIX y en los inicios del pasado siglo XX ha sido un hecho histórico muy polémico de nuestra historia. Para que se tenga una idea de lo controvertida que ha sido la apreciación cubana sobre la intervención norteamericana después de finalizada la guerra de independencia contra España diré, que en contra de todo esquema simplista, podemos encontrar desde burgueses cubanos admiradores de los E.U. opinar duramente en contra de ella, hasta a un destacado político de izquierda defender, en cierta medida y en la década del 40, la presencia norteamericana en los primeros años de independencia de España, pues esta aceleraba el desarrollo del capitalismo en Cuba y con ello, según la filosofía marxista clásica, la instauración del socialismo en Cuba.

La Enmienda Platt no fue abrogada en 1934 por poseer la república cubana en esa fecha, un gobierno fuerte que respondiera a los intereses del gobierno norteamericano, pues todos sabemos lo convulsa que fue en nuestro país la década del 30 del pasado siglo XX; tampoco se abrogó por ser una demanda del sentimiento nacionalista antinorteamericano que había en determinados estratos de la población cubana de los años veinte y treinta (también existían sentimientos antiespañol, antijudio, antihaitiano, antijamaicano, etc), sentimiento que después de 1940 y hasta 1959 disminuyó grandemente (Domínguez, 244). Fueron varios los factores que motivaron esa decisión entre los que, por supuesto, también se encontraban esa corriente y ese sentimiento nacionalista, pero no se pueden obviar tampoco: el trabajo paciente, tenaz y sabio de nuestros diplomáticos, las relaciones de amistad entre Cuba y Estados Unidos, la política del Buen Vecino de Franklyn D. Roosevelt, y finalmente, la percepción norteamericana de los cambios que se habían producido en las relaciones internacionales de las otras potencias con los países de nuestro continente.

Por último, deseo observar que el nuevo tratado sobre las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos que se firmó en esos años, nunca tuvo en su haber, un período norteamericano de ocupación de nuestro país pese a la inestabilidad política y de oposición armada que presentaron algunos gobiernos cubanos antes del primero de enero de 1959.
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20 de Mayo de 1902


 (Mañana del 20 de mayo de 1902:  La bandera norteamericana ondea aún en el Castillo de los Tres Reyes del Morro de La Habana)

Por disposición del gobernador militar Leonard Wood, a fines de abril de 1902, se fijó el 20 de Mayo para la transmisión de poderes. En ese día se iban a retirar de Cuba las tropas norteamericanas y tomaría posesión del gobierno el presidente electo, Tomás Estrada Palma. La culminación de los deseos del patriotismo cubano, el nacimiento de la República, tuvo así su fecha oficial.

La víspera, el día 19, la Academia de Ciencias había celebrado una reunión. Su vicepresidente, el doctor Tomás V. Coronado, se excusó por la fecha en su discurso: "Día de gran júbilo para La Academia de Ciencias médicas, físicas y naturales es el que conmemoramos hoy, el XLII aniversario de su fundación... La Academia, cumpliendo un deber reglamentario, se ve precisada a celebrar su fiesta solemne de antiguo establecida, en día como éste, triste, muy triste, porque también conmemora la sentida muerte de aquel apóstol a quien Dios concedió fuerza y perseverancia inimitables para tremendas luchas por la libertad. Los académicos depositan una lágrima ante la tumba del que se llamó José Martí, y penetrados de las ideas altruistas del compatriota desaparecido, proseguimos las tareas científicas pretendiendo también enaltecer y honrar la Patria que él nos dio..."

Un testigo de la época, Rafael Martínez Ortiz, recordó así esos días de Mayo de 1902 en su libro Cuba: los primeros años de independencia (1911): "El 19 fue día de recogimiento: se conmemoraba la muerte de Martí; las banderas a media asta con crespones de luto ondeaban sobre los hogares: parecía prepararse la nación con la plegaria en los labios y con el recuerdo de los sacrificados en el alma a celebrar dignamente la más grande de las fiestas... Al sonar el primer campanazo de la media noche, la muchedumbre apiñada en las calles y paseos principales, cambió de aspecto; al recogimiento sucedió la algazara, al silencio el estrépito, la calma a la agitación... La aurora encontró la ciudad vestida de gala; los lazos negros que sombreaban al atardecer las banderas habían desaparecido... La alegría era general y era legítima; palpaban los cubanos sus ensueños... Todas las fiestas celebradas hasta entonces habían sido pálidas comparadas con las de esa fecha inolvidable..."
 


A las ocho de la mañana del día 20 tuvo lugar en la Catedral un Te Deum, dijo el Diario de la Marina, "En celebración de la constitución de la República, y para dar gracias a Dios Nuestro Señor por los beneficios que se ha dignado dispensarle... Asistieron al religioso acto, que resultó muy lucido, el presidente de la República Sr. Tomás Estrada Palma, el Secretario de Estado y Justicia, señor [Carlos de  Zaldo y el general Máximo Gómez... Las naves del hermoso templo, adornadas con lujosas cortinas ostentando los colores nacionales, se vieron invadidas por una multitud de fieles entre los que figuraban numerosas damas, todo lo que prueba que los sentimientos religiosos no han menguado en el corazón de las habitantes de esta ciudad..." Hubo, en la tarde, una recepción en el Palacio a la que asistieron autoridades y dignatarios (senadores y representantes, y, entre otras personalidades, Máximo Gómez, Carlos Finlay, Fernando Figueredo y Rafael Montoro), agentes diplomáticos de varios países (los Ministros de los Estados Unidos, de Inglaterra y México; los Encargados de Negocios de España, Bélgica y China; los Cónsules de Chile y del Ecuador...) Y siguieron desfiles, en la Plaza de Armas, del ejército, la policía, la guardia rural y los bomberos, mientras en las calles de La Habana y en los parques de las ciudades del interior, se celebraba con similar alegría tan señalada fecha.





El 21 de mayo comentó el El Diario de la Marina lo sucedido el día anterior; allí se lee:

El pueblo de la Habana demostró ayer una vez más que sabe aliar la alegría y el entusiasmo a la cordura, y que posee el secreto de expresar ostensible y hasta ruidosamente su regocijo, sin provocar conflictos ni promover desórdenes. La nota característica de la conmemoración de ayer fue que en "todas las clases y todos los elementos sociales. El 20 de Mayo es felizmente una fecha que en nadie despierta, como otras, ningún recuerdo amargo, y a cuya significación pueden asociarse unos con entusiasmo, otros con sincera cordialidad y con espíritu fraternal todos... El bien más preciado para un pueblo es su paz moral, único asiento firme de la tranquilidad pública, y no es necesario perseguirlo en Cuba, porque está ya en lo esencial conseguido; no se necesita más que consolidarlo hasta hacerlo indestructible. Es ése uno de los resultados que a los ojos del observador ofrece la conducta del pueblo de La Habana, de todo el pueblo de La Habana, y seguramente de todo el pueblo de Cuba de regocijo, dando a la ciudad un aspecto desusado de animación. Al dar las doce de la noche el martes 19, en todas las calles se dispararon cohetes y voladores, las campanas repicaron, los tranvías aparecieron engalanados con banderitas y cortinas con los colores de la bandera cubana, y gran número de personas comenzó a recorrer el paseo del Prado, hasta el Malecón, y las principales calles de la ciudad...

Y en la emigración que tanto había contribuido a la independencia con sus recursos humanos y económicos, se celebró ese 20 de Mayo con el mayor entusiasmo. El recuerdo del acontecimiento quedó en las páginas de The Morning Tribune, el periódico de Tampa, al día siguiente de la fecha, donde con grandes titulares en la primera páginas se lee: "Big Day in Havana. President Estrada Palma is Sworn In. Cuba's Flag Flíes". "Cuba Now Free. Great Enthusiasm Attends Advent of the Long-Suffering Island Among the Nations of the Earth. Cuba Libre! " "President Roosevelt Proclaims the New Republic of Cuba ". Y sobre la celebración en la ciudad dice una reseña con el titulo "The Cuban Citizens Hail Their New Republic "; "Pocas fueron las casas de Ybor City y West Tampa que no pusieron en evidencia la consagración de Cuba Libre. Los hogares y los negocios de los cubanos residentes en Tampa estaban engalanados con banderas y retratos de los héroes cubanos... Los comerciantes norteamericanos mostraron su alegría adornando, también entusiastas, sus negocios con los colores de Cuba. Auspiciados por el Club Nacional Cubano, hubo varios actos con saludos de artillería, música, discursos, voladores, fiestas y servicios religiosos, los cuales hicieron que esta celebración del 4 de Julio cubano en Tampa no pueda olvidarse por los cubanos ni por toda la ciudadanía ". "El edificio del Club Nacional Cubano, situado en la esquina de la Novena Avenida y la calle Catorce, estuvo bellamente adornado y se celebró un banquete. Los ciudadanos más prominentes de la ciudad asistieron a él... En todas las fábricas de tabaco se suspendieron las labores, como si fuera un día de fiesta. Fue la celebración más entusiasta en toda la historia de la colonia cubana ". [It was the most enthusiastic celebration in the history of the local Cuban colony.

Había otras fechas que hubieran honrado los esfuerzos para lograr la independencia: el 10 de Octubre, por el alzamiento de Céspedes en 1868 y el inicio de la Guerra de los Diez Años; el 27 de Noviembre, por los estudiantes de Medicina fusilados en La Habana en 1871; el 24 de Febrero, por el Grito de Baire y el comienzo de la guerra del 95; el 19 de Mayo, por la caída en Dos Ríos de José Martí, en ese mismo año; el 7 de Diciembre por la muerte de Antonio Maceo y Panchito Gómez Toro en Punta Brava, en 1896. ¿Por qué, entonces, escogió Wood el 20 de Mayo desconociendo fechas llenas de espíritu separatista?

La fecha podía tener directa relación con el desembarco en Cárdenas de Narciso López, y que el 19 de mayo de 1850 ondeó en aquella ciudad la bandera cubana enarbolada por el matancero Juan Manuel Macías. La ocupación de Cárdenas por López (tenido por algunos como anexionista) y sus compañeros, la gran mayoría norteamericanos, sólo duró unas 12 horas, desde la madrugada hasta la noche del 19. En esa fecha también se conmemoraba la muerte de Martí, y no era posible mezclar el luto de ese recuerdo con la alegría por el nacimiento de la República, y postergó la celebración. Además, debe recordarse que, a mediados de 1902, urgía dar por terminada la intervención norteamericana, y que las fechas más queridas por los cubanos estaban casi todas al principio o al final del año (febrero, octubre, noviembre, diciembre). Y aun puede suponerse que, con buen juicio, Wood prefirió una fecha virgen que a nadie le trajera el recuerdo de las luchas y conflictos entre los varios sectores de la sociedad. Pero si la intención que determinó la fecha del 20 de Mayo como la del nacimiento de la República no fue todo lo pura que podía esperarse, la consagró para siempre el fervor del pueblo por lo que para él representaba.



Un año después

La página del Diario de la Marina del 20 de Mayo de 1903. Junto al elogio por la fecha y el aplauso por la conducta de los cubanos al celebrar el primer aniversario de la República, publicaron la noticia de que embarcaba para España Nicolás Rivero, el director del periódico, enemigo de la independencia de Cuba y partidario de anexar el país a los Estados Unidos.

No tenía un año la República cuando el gobierno, con el fin de honrar a sus mártires y de perpetuar en la memoria de todos el más auténtico patriotismo, el 18 de marzo de 1903, determinó declarar días festivos, además del 20 de Mayo, el 24 de Febrero, el 10 de Octubre, el 7 de Diciembre y, por la fiesta cristiana, el 25 de Diciembre; años después también fue día festivo el 28 de Enero, por el natalicio de Martí. El 20 de Mayo de 1903 aún conservaban todo su vigor las mejores esperanzas de la población, luego, con el tiempo, reducidas por las injusticias y los egoísmos que culminaron en la tragedia que aún vive el país. En un hermoso artículo titulado "El primer aniversario ", dijo el Diario de la Marina:

No es un año tiempo suficiente para apreciar la bondad y la solidez de un régimen político, ni para juzgar la labor de los que han sido llamados a implantarlo y desenvolverlo. Por otra parte la fecha que hoy conmemora Cuba, y a cuya conmemoración se asocian con entera cordialidad los elementos todos de este pueblo, simboliza algo más elevado que la instauración de una política y hasta de un régimen: opositores tiene la actual situación.., y, sin embargo, es para todos una fiesta, la fiesta de la patria, la que hoy se celebra, conmemorando el ingreso de la mayor de las Antillas en el concierto de las naciones... Administrándose y rigiéndose por sí misma, Cuba ha dado al mundo durante el primer año de vida propia el espectáculo de un pueblo apto para el cumplimiento de los delicados y complejos deberes que en una comunidad civilizada son inseparables del ejercicio de los derechos de la soberanía. Las dificultades y hasta los obstáculos no han faltado... Mas a todas esas dificultades se ha sobrepuesto el admirable buen sentido de este pueblo, de su espíritu sosegado y pacífico, tenazmente enemigo de las revueltas y de las agitaciones infecundas, que posee en grado eminente y por lo general poco conocido, la virtud del trabajo y de la perseverancia...

Y el anónimo escrito continuaba con esta atrevida queja contra la Enmienda Platt y la intervención de los Estados Unidos en los asuntos cubanos:

Cuba ha demostrado su capacidad para vivir sin protectores interesados; éstos no le faltan, sin embargo, y seguramente más bien que aceptarlos, los soporta. En la tarea de lo provenir después de consolidado y mejorado el régimen vigente, y de complementarlo asentando sobre bases duraderas y firmes la relaciones comerciales con el exterior, [debe] hacer desaparecer por un esfuerzo perseverante y estrictamente legal cuanto constituye una amenaza o un peligro para la vida propia y libre del pueblo que celebra hoy el primer aniversario de su independencia.

Esos juicios elogiosos y nobles en un periódico que había sido enemigo declarado de la independencia, dicen mucho del ánimo que reinaba en el país.

 (La bandera cubana es izada el 20 de mayo de 1902)

 (La bandera cubana  ya izada  en El Morro habanero)

  (Concentración de personas frente al Hotel Inglaterra, Prado y San Rafael,  en los momentos de la  trasmisión de poderes el 20 de mayo de 1902. Todas las imágenes fueron añadidas por el bloguista de Baracutey Cubano)

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Laura Rodríguez Fuentes desde Cuba: De Dos Ríos a Santa Ifigenia: el recorrido funerario de José Martí. Arnaldo Miguel Fernández Díaz sobre la muerte y los varios entierros del cadáver de José Martí, Apóstol de la Independencia cubana

 

De Dos Ríos a Santa Ifigenia: el recorrido funerario de José Martí

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Al momento del tiro mortal, Martí era un blanco fácil a la vista enemiga: vestía botines, un saco negro y sombrero oscuro de castor.

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(Pintura, hoy inexistente, de la muerte de José Martí. El pintor  Esteban Valderrama fue al lugar, observó el lugar y hasta tuvo en  cuenta la luz que había a la hora en que mataron al Apóstol de la Independencia cubana. El propio pintor destruyó la pintura por las erradas  críticas que se le hacía al cuadro. Imágenes y comentarios añadidos por el Bloguista de Baracutey Cubano)

Por Laura Rodríguez Fuentes

19 de mayo, 2024 

SANTA CLARA, Cuba. – Habrían pasado unos seis meses desde los sucesos en Dos Ríos cuando el campesino José Rosalía Pacheco le señalara a Enrique Loynaz del Castillo el sitio exacto donde había caído el “presidente de los insurrectos”, marcado por un palo de corazón. “Aquí, aquí mismo recogí la sangre de Martí. Vea todavía la huella del cuchillo por donde arranqué a la tierra todo el charco de sangre coagulada para guardarla en un pomo”.

A tres kilómetros al noroeste de Palma Soriano, donde confluyen los ríos Cauto y el Contramaestre, el ejército español causó una única baja aquel mediodía del 19 de mayo de 1895. En vano, el joven teniente Ángel de la Guardia había intentado rescatar al caído creyéndolo aún herido en la escaramuza. A minutos de la retirada y posterior regreso junto a las tropas cubanas, aparecía el caballo Baconao cubierto de sangre como confirmación inmediata de la desgracia. 

( General Enrique Loynaz y del Castillo al finalizar la Guerra de Independencia de Cuba (1895-1898) con su Estado Mayor; Enrique Loynaz y del Castillo es el autor de El Himno Invasor. Fotos y comentarios añadidos por el Bloguista de Baracutey Cubano)

(Enrique Loynaz y del Castillo con su hija Dulce María Loynaz)

A pesar de las señas ofrecidas por De la Guardia, quien acompañaba en ese momento a Martí, el general Máximo Gómez aún conservaba la ilusión de que hubiese podido quedarse extraviado en la “confusión de la pelea” o prisionero de la columna enemiga. En carta al coronel en jefe español, solicitó fe de vida o que le comunicaran al menos dónde habían sido depositados sus restos, mas no recibió respuesta de la contraparte. Luego de varios intentos fallidos por recuperarlo y tras el retorno del mensajero que condujo la misiva, asumió la certeza definitiva de la muerte del delegado y futuro presidente de la República en Armas.

Ni siquiera el propio coronel Ximénez de Sandoval, al mando de la columna que ejecutó la avanzada, estuvo completamente confiado de la identidad del abatido hasta que hubo de revisar sus pertenencias personales. En un mensaje posterior enviado a sus superiores, aclaró que el “titulado presidente cayó con cinco balazos” y que la posesión de su cadáver estaba siendo “muy disputada por los suyos”.

Al momento del tiro mortal, Martí era un blanco fácil a la vista enemiga: vestía botines, un saco negro y sombrero oscuro de castor, y en la mano llevaba el revolver Colt con empuñadura de nácar obsequiado por Panchito Gómez Toro, sujeto al cuello por un cordón, del que no fue disparado un solo cartucho. 

En su poder tenía un reloj y un pañuelo, ambos con sus iniciales (JM), y varios documentos preciados en los bolsillos: cartas y un retrato de María Mantilla y otras misivas de Carmen Miyares, Bartolomé Masó y Clemencia Gómez dirigidas a él, según reseña el fallecido investigador Rolando Rodríguez en su libro Dos Ríos: A caballo y con el sol en la frente. 

También se halló el manuscrito inconcluso de la carta a Manuel Mercado, una cinta azul y el cortaplumas y la escarapela que se afirma pertenecieron a Carlos Manuel de Céspedes. Por múltiples referencias en textos históricos se conoce que el revólver fue entregado luego al general Arsenio Martínez Campos como botín de guerra y que las epístolas se confirieron a los archivos militares españoles. 

Tras la debida identificación del cuerpo, que permaneció envuelto en una hamaca, la columna lo trasladó doblado y atado al lomo de un caballo, para depositarlo al pie de un jobo antes de tomar camino a Remanganaguas, donde previamente habían abierto el hoyo de su primera tumba en tierra viva.

Los dos primeros entierros de Martí

Son las tres de la tarde del día 20 de mayo cuando finalmente se le da sepultura al cuerpo de Martí en una fosa del pequeño cementerio de Remanganaguas, debajo del cadáver de un soldado español y solamente con el pantalón con el que iba vestido. Tanto la sortija de hierro como el reloj, cinto, polainas y papeles fueron entregados al mando superior y las monedas que portaba habían sido usadas para comprar tabacos y aguardiente para la tropa que celebraba la muerte del “cabecilla”. 

A solo tres días de aquel primer enterramiento, el cadáver fue exhumado para que el médico cubano Pablo de Valencia realizara el proceso de autopsia, embalsamamiento y debido dictamen del fallecido en el que se le describe como “delgado, de estatura regular”, “con una pequeña calvicie en la coronilla, entradas muy pronunciadas en las sienes y frente ancha y despejada”.  

El acta también especifica que presentaba una herida de bala penetrante en el pecho con orificio de salida en la parte posterior del tórax, otra en el cuello debajo de la barbilla, una tercera en el muslo y algunas contusiones y laceraciones en el resto del cuerpo. Las vísceras y el corazón fueron extraídos y depositados en la misma fosa abierta, y para mejor conservación del cadáver el doctor le aplicó una solución de alumbre y barniz.

No obstante, debido al avanzado estado de descomposición, se encargó de inmediato la fabricación de un ataúd rústico de cedro con ventanilla de cristal para trasladarlo finalmente hasta Santiago de Cuba, primero sobre parihuelas llevadas por mulos y luego mediante las vías férreas en un vagón de carga del tren de pasajeros que cubría la ruta, según reseña el libro Piedras imperecederas: la ruta funeraria de José Martí.

El féretro del adalid de la nueva guerra hacía entrada en Santiago a las 6:00 de la tarde del día 26 y aunque se aglomeró una multitud en la estación de trenes, el ataúd permaneció escondido en el vagón hasta entrada la noche. A la mañana siguiente, patriotas, conocidos y amigos de José Martí asistieron a Santa Ifigenia para corroborar con sus propios ojos que se trataba de su cadáver.

Con el fin de exponerlo ante los incrédulos se le encargó a un soldado español que levantara la tapa y desprendiera las puntillas con su bayoneta. Los testimonios describen una rústica caja de madera precintada por tiras de latas y a un cuerpo “algo descompuesto ya, descansando con la boca abierta y el pelo peinado hacia atrás”. “No había duda alguna, era la misma frente”, escribiría uno de los asistentes. 

Poco antes de ser depositado el cuerpo en el nicho 134 de la galería sur del camposanto, el fotoperiodista Higinio Martínez tomaría la única imagen que existe del rostro exangüe de José Martí, instantánea publicada dos semanas más tarde en la primera plana del bisemanario La Caricatura.

Tras una siguiente exhumación, se constataron fragmentos de piezas de ropa, entre estas una corbata de lazo negra, por lo que los historiadores suponen que en Remanganaguas fue vestido nuevamente antes de colocarlo en el sarcófago. Con sumo dramatismo y cierto respeto quizá, Ximénez de Sandoval pronunció él mismo las palabras de despedida alegando: “No vean en el que está a nuestra vista al enemigo y sí al cadáver del hombre que las luchas políticas colocaron ante los soldados españoles”. 

Un año después de la tragedia de Dos Ríos y en el mismo lugar marcado por Loynaz del Castillo con una cruz de madera, peregrinarían los generales Máximo Gómez y Calixto García junto a Fermín Valdés Domínguez y un grupo de soldados. Por orden del dominicano, cada uno dejó caer una piedra extraída del Contramaestre sobre el sitio exacto de la caída, hasta formar una pirámide rústica, un acto que se repitió a modo de homenaje durante toda la guerra de independencia.

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Hay que hablar sobre José Martí de pie, aunque muchos en Cuba hablen de él de rodillas… Algunos lo consideran apóstol y mártir, yo prefiero verlo como escritor y como hombre… Somos el exilio, los genuinos herederos de José Martí, que vivimos entre el paraíso y el infierno.”
Guillermo Cabrera Infante.
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Nota del bloguista de Baracutey Cubano

“Una revolución es necesaria todavía: la que no haga Presidente a su caudillo, la revolución contra todas las revoluciones: el levantamiento de todos los hombres pacíficos, una vez soldados, para que ni ellos ni nadie vuelvan a serlo jamás!”

(José Martí. Alea jacta est, El Federalista, México, 7 de diciembre de 1876, en Obras Escogidas, Tomo 1, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1992, , p. 99)
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Martí y la sangre

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El tiempo pasó y el cadáver de Martí dista ya de causar espanto o frenesí
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Por Arnaldo M. Fernández
Broward
19/05/2020 
Ustedes sí tienen a Martí llorando sangre
Aldo el Aldeano y Silvito el Libre

El domingo 19 de mayo de 1895, la sangre de Martí se derramó en un potrero de Boca de Dos Ríos al recibir un balazo que fracturó el esternón y salió por el cuarto espacio intercostal; otro que salió por el labio superior tras entrar por debajo de la barbilla —por tener la cabeza hiperextendida en virtud del impacto anterior— y otro más en la parte posterior del tercio inferior del muslo, al pasar la pierna derecha por encima del caballo en la caída.

Tiempos de cambio

En vez de dejar a Martí al frente y cuidado del campamento mambí de Vuelta Grande, como había hecho ya el viernes 17 por salir de Dos Ríos con todos los caballos disponibles a hostigar un convoy español, el General en Jefe Máximo Gómez dejó aquel domingo al coronel Francisco Estrada con su tropa protegiendo el acceso al campamento y dejó que Martí tomara parte —con grado de mayor general, pero sin tropa— en la acción irrelevante de salir a batirse con la columna enemiga que, luego de llevar el convoy hasta su destino sin ser hostigada, cambió de rumbo y enfiló hacia Dos Ríos creyendo que los insurrectos acampaban allí.

El campamento mambí se había trasladado a Vuelta Grande, durante la noche del sábado 18 y la madrugada del 19, porque no había pasto suficiente en Dos Ríos para los trescientos o más caballos con que arribó el mayor general Bartolomé Masó. La caballería entera cruzó el río Contramaestre hacia el oeste para acampar en los mejores prados de Vuelta Grande.

Nada sabía el jefe de la columna española, coronel José Ximénez de Sandoval, pero Gómez se enteró enseguida por aviso —su último escrito conocido— que Martí envió con mensajero. Gómez llegaría a Vuelta Grande casi al mediodía y su encuentro con Masó, según el cronista de la guerra José Miró Argenter, devino en parada militar que incluyó discurso en que Martí soltó: “¡Quiero que conste que por la causa de Cuba me dejo clavar en la cruz!”

La cruz maldita

Ya en el almuerzo se oyeron algunos tiros lejanos y llegó la noticia de que una columna enemiga enrumbaba hacia Dos Ríos. Como allí el Contramaestre confluye con el Cauto, la clave táctica era salir de Vuelta Grande y cruzar el Contramaestre hacia el este por detrás de los españoles, a fin de cercarlos por su retaguardia y flanco derecho. Su vanguardia y flanco izquierdo quedarían entonces contra el Cauto y el Contramaestre, respectivamente, y rifleros en las orillas opuestas de ambos ríos amargarían todavía más la vida del coronel Ximénez de Sandoval.

La vanguardia de la columna mambisa avanzaba más allá del Paso del Salvial cuando las fuerzas del centro —con Gómez y el resto del generalato: Masó, Martí y Francisco Borrero— llegaban al paso anterior de Santa Úrsula y por allí cruzaron imprudentemente el Contramaestre a la altura de las posiciones enemigas. Gómez relataría: “Ordené al general Borrero que atacara por la derecha y yo lo hice por la izquierda”, así como que “Martí siguió por el centro, acompañado del ayudante Guardia, un loco, en tanto Masó se abstenía de seguirlo o apoyarlo en el avance, y se puso lejos del peligro” [Ver Infografía].

El suboficial Ángel de la Guardia, ayudante de Masó, acompañó a Martí en su cabalgata hacia la muerte y no dejó testimonio directo, pero su hermano —también ayudante de Masó— sí que atestiguaría por escrito la muerte del Apóstol. Y lo hizo de manera plausible, al margen de todo bombo y platillo en periódicos y revistas. El campesino Dominador de la Guardia fechó el 11 de marzo de 1916 en Niquero una carta al Dr. Eligio Palma, quien indagaba cómo había muerto su paciente y amigo. Así explica en qué cruz clavaron a Martí aquel 19 de mayo [1].



  • El práctico de la vanguardia, al llegar al primer paso del Contramaestre, dijo que por allí no se podía pasar y siguió la marcha a buscar otro paso. Al llegar el general Gómez con su práctico, este último aseguró que por allí podía vadearse el río.
  • Gómez dijo: “Pues pasemos” y sería el primero en echarse al Contramaestre junto con el práctico. “¡Aquello fue el delirio! Los jefes y oficiales no quisieron quedarse atrás y cada uno espoleó su caballo y se perdió la formación”.
  • Al otro lado del río acampaba la avanzada española, que hizo una descarga y se dio a la fuga. El grueso de las fuerzas del coronel Ximénez de Sandolval esperaba en formación cerrada de tres líneas y rompió el fuego. A la orden del general Gómez, los mambises se detuvieron. En ese momento el general Masó estaba al lado del general Gómez. Este le dijo a Martí: “¡Aquí!”, y le señaló detrás de él, como para ampararlo con su cuerpo. “Yo estaba al lado del general Masó y mi hermano Ángel al lado mío y junto a Martí”.
  • Al romperse el fuego contra los españoles, Martí convidó a mi hermano Ángel a seguir adelante y así lo hicieron. “Con el humo de los disparos no nos dimos cuenta de su avance y se adelantaron a nosotros como cincuenta metros”. Así presentaron un blanco magnífico a las fuerzas españolas y estas les hicieron una descarga cerrada. Martí cayó y “Angelito trató de cargarlo, pero no pudo”.
  • Entonces dio espaldas al enemigo para venir adonde nosotros en su caballo, que casi no podía caminar. Al darnos finalmente la noticia de la muerte de Martí, los españoles llegaban ya adonde estaba el cadáver.

No hay enigma en Dos Ríos


De nada vale justificar la caída de Martí con que decidió correr al combate, pues el quid estriba en que fue el único mambí que murió aquel día. La simple recomendación, advertencia, orden, consejo, indicación o lo que sea, de ponerse detrás de Gómez o quedarse atrás no bastaba para orientar a quien recibe su bautismo de fuego en la situación nunca vista de mayor general sin un solo soldado bajo su mando.

La víspera Martí había plasmado —en su famosa carta inconclusa a Manuel Mercado— la máxima prioridad de su andar por aquellos potreros: “Seguimos camino, al centro de la Isla, a deponer yo, ante la revolución que he hecho alzar, la autoridad que la emigración me dio, y se acató adentro, y debe renovar, conforme a su estado nuevo, una asamblea de delegados del pueblo cubano visible, de los revolucionarios en armas”. Para el 22 de agosto de 1895, desde Ciego de Najasa (Camagüey), el General en Jefe mandaba por carta su valoración al sucesor de Martí en la jefatura del Partido Revolucionario Cubano, Tomás Estrada Palma:

“Lo que hizo Martí es nada, lo que usted tiene que hacer ahora es lo gordo. Aquello fue la incubación, ahora es llegada la hora del parto, que después de su fracaso (el pobre) tiene que ser muy laborioso. Porque Martí, aunque no es tiempo de juzgar, empezó a torcerse y fracasar desde la Fernandina hasta caer en Boca de Dos Ríos (…) Pudiera decirse que los amigos de Martí, que alocados lo endiosaban, lo empujaron a ocupar un lugar que no era el suyo y donde pereció sin beneficio para la patria y sin gloria para él” [2].

Coda

La asamblea de delegados del pueblo cubano visible sesionaría del 13 al 18 de septiembre de 1895 en Jimaguayú sin que ninguna de sus actas recogiera tan siquiera una referencia a Martí [3]. Hoy sus restos son hasta polvo iluminado para muchos, mientras que otros optan por tirotear su estatua en Washington y por embarrar sus bustos en La Habana con sangre de cerdo. Al cabo el tiempo pasó y el cadáver de Martí dista ya de causar espanto o frenesí.

Notas

[1] Ubieta, Enrique: Efemérides de la revolución cubana, La Moderna Poesía (1920), Tomo IV.
[2] Primelles, León: La revolución del 95 según la correspondencia de la delegación cubana en Nueva York, La Habanera (1932).
[3] Llaverías, Joaquín: Actas de las Asambleas de Representantes y del Consejo de Gobierno durante la guerra de independencia, Siglo XX (1928), Tomo I.


© cubaencuentro.com
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Desvaríos en torno a la muerte de Martí.

Por Miguel Fernández-Díaz.
20 de mayo de 2010

Al día siguiente de la escaramuza en Dos Ríos, el General en Jefe, Máximo Gómez, echó a rodar por carta al coronel José Miró que Martí, "debido a su valor temerario y a la fogosidad de su caballo, traspasó los límites que la prudencia aconsejaba defender". Sin embargo, Fermín Valdés Domínguez precisaría en Ofrenda de hermano (El Triunfo, mayo 19 de 1908) que Martí cabalgaba en "una jaquita mansa de buen paso" y pondría el dedo en la llaga del combate: Martí "no seguía a nadie". En Dos Ríos no hubo dirección alguna, sino galopar frenético y retroceso desordenado, como puntualizó el general Enrique Loynaz en sus Memorias de la guerra (1989).

El único testigo mambí de la tragedia fue un ayudante del mayor general Bartolomé Masó: el subteniente Ángel de la Guardia. Según Enrique Gay-Calbó, miembro de número de la Academia de la Historia de Cuba, aquel "compañero de Martí" escribió acerca del suceso, pero su padre quemó la carta por temor a las autoridades coloniales. Las versiones "más autorizadas" se atribuyeron entonces a los jefes adversarios en Dos Ríos: el Generalísimo Gómez y el coronel español José Ximénez de Sandoval.

Extrañeza de estar.

A ellos se sumó Miró con el abrumador impulso de sus Crónicas de la guerra (1909), que se convirtieron en clásico de la literatura de campaña. Para 1970 se tiraban 80 mil ejemplares en tres tomos de formato manuable (Ediciones Huracán) y otros 15 mil de la anterior reedición en un solo volumen (Editorial Lex, 1945).

Desde que Manuel Isidro Méndez dio a imprenta su Estudio biográfico (1925) de Martí y apuntó que Miró había sido "testigo de la etapa final de nuestro héroe", semejante impostura prosigue circulando, a pesar de que el propio Miró admitió haber dado el 14 de mayo de 1895 su "postrer adiós al divino Martí" (El Fígaro, número 8, 1913, página 86). Para el 11 de mayo de 1895, Gómez y Martí habían anotado en sus diarios de campaña (publicados juntos hacia 1941) que "Miró partió hacia Holguín" y "Se va Miró con su gente", respectivamente. No es la misma fecha que dio Miró, pero el consenso estriba en que no fue testigo de la acción de Dos Ríos.

Muecas para escribientes.

Así queda en pie tan sólo el contrapunteo de Ximénez de Sandoval y Máximo Gómez. La historiografía oficial no puede menos que inclinarse hacia la versión del Generalísimo mambí: la otra proviene del enemigo. El pasaje más socorrido de mayo 19 de 1895 en el diario de Gómez reza: "Esta pérdida sensible del amigo, del compañero y del patriota; la flojera y poco brío de la gente, todo eso abrumó mi espíritu a tal término, que dejando algunos tiradores sobre un enemigo que ya de seguro no podía derrotar, me retiré con el alma entristecida. ¡Qué guerra ésta! Pensaba yo por la noche, que al lado de un instante de ligero placer aparece otro de amarguísimo dolor. Ya nos falta el mejor de los compañeros y el alma podemos decir del levantamiento".

En "la flojera y poco brío de la gente" encontró el historiógrafo de Los últimos días de Martí (1937), Gerardo Castellanos, la causa determinante de la única baja mortal de los cubanos en la escaramuza de Dos Ríos: "Es una dura e hiriente verdad, pero porque lo es y la dice el general Gómez, no como justificación en años posteriores, sino el mismo día, me atrevo a estamparla".

Del mismo argumento de inmediatez se vale Rolando Rodríguez (Premio Nacional de Ciencias Sociales 2007) para justificar los términos de otra carta de Gómez (Dos Ríos, mayo 20 de 1985) remitida al jefe enemigo con intención de saber "si el señor Martí está en su poder herido y cuál sea su estado, o si muerto, dónde han quedado depositados sus restos. Eso es todo, porque en el último caso, percances son esos de la guerra y para nosotros, no obstante ser el señor Martí un compañero estimable, nada importa un cadáver más o menos de tantos que tendrá que haber en la guerra".

Rodríguez explana en Dos Ríos: a caballo y con el sol en la frente (2001) que así el General en Jefe mambí habría impartido al coronel español Ximénez de Sandoval la lección martiana de que "la guerra no dependería de la vida de un hombre, y ese criterio se pone de manifiesto cuando se sabe [lo] que la noche anterior Gómez había escrito en su diario" (página 114). José Massip funge como hermeneuta en Martí ante sus diarios de guerra (2002) para reforzar el argumento de Rodríguez: "Horas después [de la acción de Dos Ríos] Máximo Gómez (...) deja constancia en su diario de sentimientos transidos de tan honda aflicción que nunca antes ni después expresaría" (página 138).

La sabiduría de Rodríguez y la hermenéutica de Massip no alcanzan para percatarse de que la expresión "Pensaba yo por la noche" indica inequívocamente que esa noche ya pertenece al pasado con relación al momento en que Gómez anotó los hechos en su diario. Y como no puede asegurarse cuándo redactó esos apuntes, pierde sentido el argumento de inmediatez que Castellanos esgrimió para explicar la caída de Martí, mientras Rodríguez y Massip lo usan para limpiar la imagen de Gómez.

Al efecto de eludir su responsabilidad por conducir irracionalmente el combate y dejar expuesto a Martí en su bautismo de fuego, el propio Gómez no vaciló en echarle el muerto a Bartolomé Masó: "Ese hombre tuvo en parte la culpa de la muerte de Martí", dijo a Valdés Domínguez, quien así lo anotó el 29 de agosto de 1896, con explicación de Gómez y todo, en su Diario de soldado.

Coda.

Gómez sabía que escribía su diario para la historia. En la reedición (1968) se comprobó que había vuelto sobre muchos pasajes para enmendarlos y hasta redactarlos de nuevo. Lo que no sabía era que, tras su fallecimiento (junio 17, 1905), el presidente Tomás Estrada Palma donaría al Archivo Nacional 18.275 cartas recibidas por la delegación del Partido Revolucionario Cubano en Nueva York, las cuales acabaron siendo publicadas por León Primelles (1932). Entre ellas descolló una que Gómez había fechado el 22 de agosto de 1895 en Ciego de Najasa (Camagüey) para comentarle a su viejo amigo Estrada Palma que Martí "empezó a torcerse y fracasar desde la Fernandina hasta caer en Boca de Dos Ríos (…) Pudiera decirse que los amigos de Martí, que alocados lo endiosaban, lo empujaron a ocupar un lugar que no era el suyo y donde pereció sin beneficio para la patria y sin gloria para él".

Este juicio de Gómez y no haberse incluido entre los amigos de Martí parecen fatigar la atención de la Oficinal del Programa Martiano.

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Tomado de http://eichikawa.com/

Desvaríos en torno a los entierros de Martí (I)

Por Arnaldo M. Fernández
Mayo 21, 2010

Antes de ayer mataron a Martí y un día como ayer lo enterraron, hace 115 años, en fosa común del cementerio de Remanganaguas (foto), junto con un sargento español que había fallecido por el camino como consecuencias de las heridas recibidas en el combate de Dos Ríos. El Atlas histórico-biográfico José Martí (1983) considera esta inhumación «gran desprecio hacia el héroe caído» y en su Cronología crítica de José Martí (1992) Ibrahim Hidalgo Paz (Centro de Estudios Martianos) tacha de indigno al coronel español José Ximénez de Sandoval por haber tratado así el cadáver de Martí.

( Muerte de José Martí y Máximo Gómez )

Al parecer quería que lo llevaran en carroza de Dos Ríos a Remanganaguas y enterrarlo aquí con pompa, pero se cae de la mata que Ximénez de Sandoval se vio forzado a comportarse con los restos de Martí, por ironía historiográfica, tal como escribiera Máximo Gómez (Dos Ríos, mayo 20 de 1895): «un cadáver más o menos de tantos que tendrá que haber en la guerra».

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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Ximénez de Sandoval mostró hidalguía ante el cadáver de José Martí y si no mostró más fue porque no se estaba totalmente seguro de que fuera el cadáver de Martí y por las condiciones de la guerra, entre las que se destaca los tres ataques que tropas al mando del General Quintín Bandera hicieron a las tropas españolas para rescatar el cadáver. Ximénez de Sandoval y José Martí eran hermanos masones.

La indignante actitud fue la de aquellos cubanos que conocían a José Martí y se quedaron callados. Ese silencio cobarde y vergonzoso producido por el miedo ante un poder terrenal superior hoy todavía se extiende sobre millones de cubanos de dentro y de FUERA de la Isla.Hasta oficiales al servicio de España fueron los que mediante sus gestiones se obtuvo la tumba y costearon la lápida del lugar donde descansarían los restos de nuestro Apóstol de la Independencia.¿ Con el Castrismo se ha visto algo similar con sus adversarios muertos ? . Al fondo del Cementerio de Colón hay tanques de 55 galones llenos con los huesos de muchos de los fusilados en los primeros años de Castrismo; la inmensa mayoría de sus cuerpos no se los entregaron a la familia para que los enterraran en su panteones familiares por miedo a marchas y protestas públicas en sus entierros y las peregrinaciones en los aniversarios de sus fusilamientos. Hasta 10 años después no le decían a los familiares donde habían sido enterrados; había que creerles a las autoridades de la tiranía que decían la verdad.

La foto del cadáver de José Martí corresponde a la exhumación del cadáver de Martí en Remanganaguas el 27 de mayo de 1895 y la ví por primera vez en la revista Bohemia a finales de los años 50s o en los primeros años de los 60s del pasado siglo XX. Antonio Oliva un guerrillero cubano fue el que lo remató con un disparo en el pecho.El pintor pinareño Pedro Pablo Oliva es biznieto de Antonio Oliva y por eso en muchos de sus cuadros, el Martí aparece muerto o dormido. Por cierto, fue otro guerrillero cubano nombrado Brígido verdecia el que mató a Carlos Manuel de Cépedes , el padre de la Patria, en San Lorenzo. En la Guerra de 1895 los miembros del Ejército Libertador no pasaron de 55 000 combatientes, mientras que fuerzas guerrilleras cubanas habían más de 30 000 sin contra que entre los Voluntarios del Orden ( Mal llamados Voluntarios Españoles ) habían muchos cubanos que gritaban Viva Cuba española !!************************

Tomado de http://www.damisela.com

El Comandante Enrique Ubieta y Mauri, que había sido amigo de Martí obtuvo, invocando el nombre del General Don Juan Salcedo y el suyo, que por el Sr. Bartolomé Vidal, Alcalde Municipal de Santiago de Cuba, cediese, sin costo alguno, el nicho No. 134 de la galería Sur del Cementerio, para enterrar a Martí, y los oficiales españoles costearon una lápida que fue fijada en el nicho.

(Jaime Sánchez, una de las personas que ayudó a exhumar el cadáver de Martí y a construir el ataud para el cadáver, enseña el lugar donde fue enterrado por primera vez nuestro Apóstol de la Independencia; nota y foto agregadas por el bloguista )

El cadáver fue identificado por el Sr. Joaquín Castillo Duany, y por el Licenciado Bravo Correoso. Se levantó acta de la identificación.

En el momento de ser colocado el féretro en el nicho, el Coronel Sandoval hizo la pregunta siguiente: "¿No hay aquí ningún pariente o allegado, o amigo del finado?" Viendo que nadie respondía, dijo:

"Vaya, señores, puesto que el difunto no tiene aquí parientes ni allegados que lo hagan, despediré yo el duelo."

El Coronel José Ximénez de Sandoval, descubierto, pronunció estas palabras:

"Señores: Ante el cadáver del que fue en vida José Martí, y en la carencia absoluta de quien ante su cadáver pronuncie las frases que la costumbre ha hecho de rúbrica, suplico a ustedes no vean en el que a nuestra vista está, al enemigo, y sí al cadáver del hombre que las luchas de la política colocaron ante los soldados españoles. Desde el momento que los espíritus abandonan las materias, el Todopoderoso, apoderándose de aquéllos, los acoge con generoso perdón allá en su seno; y nosotros al hacernos cargo de la materia abandonada cesa todo rencor como enemigo dando a su cadáver la cristiana sepultura que los muertos se merecen. He dicho."


Nicho con los  los restos de José Martí  hasta 1905


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Tomado de http://www.juventudrebelde.cu/

Numerosas cruces y condecoraciones repartió el Gobierno español entre los soldados y oficiales que participaron en la acción de Dos Ríos. Al coronel Sandoval solo le tocó la cruz de María Cristina de tercera clase. Ascendería con el tiempo a General de División y justo es decir que declinó el marquesado de Dos Ríos porque, dijo, «lo de Dos Ríos no fue una victoria; allí murió el genio más grande que ha nacido en América». Falleció en 1924.
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