El fascismo y el comunismo son productos derivados de los mismos pensadores del siglo XIX, cuyas ideas son interpretadas y manipuladas por Lenin, Mussolini y Hitler en el siglo XX hasta desembocar en diversas tendencias como el "fabianismo" (fundado a finales del siglo XIX, pero cobrando fuerza a partir de la II Guerra Mundial) o en los que hoy día se han apoderado de la palabra "progresista", pretendiendo que todos los que piensan distinto no lo son.
El hecho indiscutible es que el fascismo nació en Italia, impulsado por Benito Mussolini, inicialmente admirado por Lenin y miembro del Partido Socialista Italiano, derivando su teoría y estrategias de la mano del filósofo neohegeliano Giovanni Gentile y del filósofo y teórico marxista Antonio Gramsci. Poco tiempo después, en Alemania, el Partido Obrero Alemán evolucionó al Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán dirigido por Adolfo Hitler, un admirador de Mussolini, de quien tomó muchos elementos ideológicos.
Además, el "comunismo" y el "fascismo" tienen un mismo origen en su estrategia que moviliza al movimiento obrero y establece la "lucha de clases", es decir, la crítica a un "capitalismo agresivo y salvaje" que aplasta al trabajador y la eliminación del individualismo que lo impulsa. Sin embargo, desarrollan un núcleo distinto; digamos que son primos, pues poseen un mismo origen, pero su evolución fue diferente. Mientras que el marxismo se orientó a agrupar a la clase obrera en general, a nivel inter-nacional, el fascismo aspiró a agrupar solamente a la clase obrera nacional, pero ambos regidos por una dictadura que supuestamente los agrupa para que acaben siendo motores de la estructura del Estado de la mano de sus caudillos.
Su plan es similar: conseguir el control del Estado mediante una revolución y ponerlo al servicio del común denominador de los ciudadanos, mediante el control de los medios de producción y los servicios básicos. En otras palabras, a nivel económico, los primeros pretenden que el Estado controle los medios de producción directamente, mientras que los segundos aplican un control indirecto, es decir, permiten las empresas privadas siempre que éstas sirvan al Estado y sigan los dictados de sus caudillos, un modelo que han ido adoptando gradualmente los jerarcas chinos.
Decir que uno es el paradigma de "la izquierda" y el otro es el modelo extremo de "la derecha" es una invención de Stalin y de los ideólogos de esa época que lucharon por lograr el control en Alemania e Italia, pero fueron derrotados en esos países por sus primos nacional-socialistas. Y recordemos, además, que esa forma de clasificar los movimientos políticos como "de izquierda" o "de derecha" deriva de que en la Asamblea Nacional durante la Revolución Francesa, los jacobinos ocupaban los escaños del ala izquierda y los girondinos los del ala derecha. Por tanto, según los antecedentes históricos podríamos afirmar que todos los que se identifican con "la izquierda" hoy día es porque toman de modelo a los jacobinos y sus excesos.
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