COMIENZA LA INVASION
Al amanecer del sábado 15 de abril desperté por los estruendos y explosiones que se filtraban por las ventanas de mi cuarto. Cuando me levanté asustado a buscar a Papá, lo encontré junto a mi hermano mirando por la ventana unos aviones que atacaban el Campamento Libertad - antiguo Campamento de Columbia - ubicado a 15 cuadras de mi casa. Los aviones atacantes habían despegado de forma escalonada de Puerto Cabezas, Nicaragua, a mil kilómetros de distancia de Cuba. Aunque varios aviones de las Fuerza Aérea Revolucionaria FAR fueron destruidos y dañados en tierra por los ataques, por lo menos 3 reactores artillados T-33, tres turbohélices ingleses Sea Fury y 4 bombarderos B-26 quedaron operativos. Durante el ataque al Campamento Libertad en La Habana, un avión B-26 de la Brigada, tripulado por Daniel Fernández Món de 29 años y Gastón Pérez de 26 años, fue blanco del fuego antiaéreo y se estrelló en el mar con la pérdida de su tripulación. Ese mismo día el gobierno castrista puso en evidencia en una reunión de emergencia en las Naciones Unidas, la falsedad de la historia fabricada por la CIA que los atacantes eran pilotos desertores castristas.
El embajador norteamericano en la ONU, Adlai Stevenson, quien no había sido informado por la Casa Blanca de lo que realmente había ocurrido, quedaría en entredicho cuando el embajador de Cuba Raúl Roa demostró que los B-26 cubanos tenían nariz de plexiglás y no sólida con ametralladoras como el B-26 identificado con el No. 933 piloteado por Mario Zúñiga que aterrizó en Miami. Como consecuencia de haber quedado en evidencia frente al mundo, John F. Kennedy suspendió los siguientes ataques aéreos a realizarse el lunes 17 de abril sobre las mismas bases cubanas. Esa decisión de Kennedy, junto al cambio del sitio de desembarco a la Bahía de Cochinos y la limitación del número de aeronaves que participarían en los ataques a las bases castristas, sentenció al fracaso el intento de liberar a Cuba del yugo castro-comunista antes que el primer brigadista pisara suelo cubano el 17 de abril de 1961.
Tras los ataque aéreos del 15 de abril, se perdería el factor sorpresa, elemento clave para el éxito del “Plan Zapata”. Fidel Castro ya sabía que la invasión era inminente, pero desconocía el sitio del ataque, por lo que puso a sus fuerzas militares y de milicia en estado de alerta máxima a nivel nacional para responder inmediatamente al producirse la invasión. La certeza de Castro sobre la inminencia del ataque lo llevó a ordenar que los pilotos no se separaran de los aviones que quedaron operativos tras los ataques del 15 de abril, ni siquiera para dormir. Paralelamente, los organismos de seguridad de Cuba apresaron en redadas realizadas en toda la Isla a más de 100,000 cubanos, quienes fueron concentrados en cines, escuelas y estadios - una prima y dos de mis tíos entre ellos - con el propósito de desarticular cualquier apoyo a la invasión por elementos de la resistencia interna.
Para Fidel Castro resultaba evidente que además de la cobertura económica soviética él requería del amparo ideológico y doctrinario marxista para sostener su autocracia. Con tal propósito, el domingo 16 de abril durante el entierro de aquellos que murieron durante los ataques aéreos del día anterior, Fidel Castro, como bien lo resaltó la periodista y escritora Georgie Anne Geyer en su libro El Príncipe Guerrillero. La Historia no Contada de Fidel Castro, “…usó al comunismo para proteger al Castrismo”, declarando el carácter socialista y marxista de la Revolución.
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