Enroques e inmovilismo en Cuba

Miriam Leiva¿Los nuevos secretarios provinciales del PCC serán capaces de hacer las cosas de manera distinta a sus antecesores?

Los primeros secretarios del Partido Comunista de Cuba (PCC) de seis provincias (La Habana, Santiago de Cuba, Holguín, Las Tunas, Ciego de Ávila y Matanzas) fueron removidos de sus puestos en abril, la mayoría tras cinco años en el cargo.

Cabe preguntar si los que fueron nombrados después serán capaces de hacer las cosas de manera distinta, como ha demandado el primer ministro Manuel Marrero a los cuadros y la población. Todos los secretarios están lastrados por su participaron en el análisis, aprobación y aplicación de las fallidas “Tarea Ordenamiento” y las más de 430 medidas para reactivar la producción azucarera y agrícola, en especial Joel Queipo, jefe del Departamento Económico Productivo del Comité Central del PCC desde 2021.

 Este y otros dirigentes superan a los analfabetos o incultos ejecutores de la Revolución de 1959 en que son graduados universitarios, algunos doctores en Ciencias. Ahora tendrán que demostrar si pueden resolver los problemas creados por ellos mismos con “ciencia” e “innovación”, como ha reclamado el gobernante Miguel Díaz-Canel.

Los primeros secretarios del PCC no han sido elegidos ni siquiera por los militantes que votaron su aprobación, sino que han sido seleccionados por la estructura gobernante para imponer sus mandatos. Se trata del tradicional ilusionismo propagandístico hacia el ámbito internacional, afincado en la represión de la población mediante las leyes y las fuerzas de todas las armas.

Con las visitas y videoconferencias continuas se aseguran de tenerlos muy controlados y temerosos, sin tiempo para trabajar en sus propias iniciativas. Ninguno puede preciarse de haber elevado los resultados productivos y el bienestar de los habitantes, siempre escudándose tras las restricciones impuestas por las sanciones del “bloqueo” de Estados Unidos.

 

Ellos solo han logrado la devaluación de la moneda nacional, la pérdida de capacidad de compra de salarios y pensiones, la imposibilidad de exportar por carencia de producciones, el desestímulo a los campesinos y otros trabajadores por la acumulación de cuentas por pagar frente a la elevación de los precios estatales para sus insumos, la disminución acelerada del ganado y, en consecuencia, de la leche y la carne.

Incluso producciones priorizadas por el Gobierno y con resultados en ascenso, como el arroz, se han desplomado, debido a la restricción del combustible, los fertilizantes y otros insumos. Asimismo, no pueden obviarse los gastos por la pandemia de COVID-19, incrementados por las inversiones para la producción nacional de vacunas. Tampoco puede eludirse que las inversiones para la construcción de hoteles y otras instalaciones del turismo han hundido la economía.

En fin, los dirigentes inamovibles solo han tenido éxitos en fomentar el hambre y la precariedad de la mayor parte de la población de Cuba.

Por otra parte, un hecho insólito en los trajines políticos cubanos fue la renuncia del gobernador de Cienfuegos al reconocer “errores cometidos”, sin más especificidades.

Como van las cosas, los movimientos en las esferas políticas pudieran extenderse en la medida en que se despejen los motivos del arresto del ex viceprimer ministro Alejandro Gil.

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