He estado pensando… (LIII)

Padre Alberto Reyes Pias                              He estado pensando… (LIII)

                                 por Alberto Reyes Pías

                He estado pensando… en los Derechos Humanos

El 10 de diciembre, en gran parte de este mundo se celebrará el 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que se refiere a esos derechos que tiene toda persona por la simple condición de pertenecer al género humano, con independencia de su nacionalidad, raza, religión, sexo, posición económica, opinión política o de cualquier otra índole.

Esta declaración parte del reconocimiento de que todo ser humano tiene un valor intrínseco, un valor con el cual se nace y que engendra unos derechos que no dependen de ningún reconocimiento externo. Las demás personas, la familia, el Estado, los gobiernos… tienen el deber de respetar y garantizar esos derechos porque, de no hacerlo, estarían actuando en contra de lo que a cada persona le pertenece.

En su Declaración, las Naciones Unidas establecen, por ejemplo, que toda persona tiene derecho:

- A la vida, que es el valor primero y fundamental.

- A la libertad de pensamiento, a creer lo que queramos creer, a profesar una religión o a no profesar ninguna.

- A la libertad de opinión y expresión, que implica el no ser molestado a causa de las propias opiniones, investigar y recibir informaciones y opiniones y difundirlas por cualquier medio de expresión.

- A no ser detenido, preso ni desterrado por el capricho del que gobierna y no según leyes justas establecidas.

- A la libertad de reunión y de asociación pacíficas.

 

- A la democracia, que significa el derecho a tomar parte en el gobierno del propio país e implica, en el caso de los adultos, el derecho a elegir a sus propios líderes.

- A la seguridad social, que incluye vivienda decente, cuidados médicos, educación, atención a los niños, dinero suficiente para llevar una vida digna y seguridad en la vejez.

- A trabajar, cobrar un sueldo justo por el trabajo realizado y afiliarse al sindicato que se prefiera.

- Al acceso garantizado a la comida.

- A la educación y a que los padres elijan la educación de sus hijos.

- A la propiedad privada y a compartirlas según la propia decisión.

- Al respeto de la vida privada y a no ser atacado en la honra o reputación.

- A salir del propio país y a regresar a él.

Termina esta Declaración advirtiendo que ningún Estado, grupo o persona tiene autoridad para suprimir ninguno de estos derechos

Esta Declaración fue aprobada el 10 de diciembre de 1948, y con ella se abrió un camino de justicia y esperanza, porque es un camino que ofreció y ofrece a todas las naciones una guía para que sus ciudadanos vivan en libertad, prosperidad y paz.

Cuba es nación firmante de esta Declaración.

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