Precursores de la Doctrina Social Cristiana

En esta página destacamos a dos pensadores, Luigi Taparelli SJ y Wilhelm von Ketteler,

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que fueron los que tuvieron la mayor influencia inmediata en la formación de los conceptos sociales católicos que se cuajaron en las primeras encíclicas sociales.  Ellos dos fueron practicamente contemporáneos y vivieron en distinto países, así que luce que desarrollaron sus ideas independientemente, pero basados en el mismo fundamento principal de los escritos de Santo Tomás de Aquino.

Luigi Taparelli SJ Luigi Taparelli, SJ

Durante la década de los 1820's, el filósofo jesuita Taparelli fue rector y profesor del seminario jesuita en Roma.  Entre sus estudiantes estuvieron Matteo Liberatore SJ y Vincenzo Pecci, el futuro Papa León XIII,[1] autor de la primera encíclica social Rerum Novarum. Matteo Liberatore SJ escribió el  manuscrito final de esta encíclica.[2]

En su principal obra, Ensayo Teórico de Derecho Natural Apoyado en los Hechos, Taparelli trata de revitalizar la filosofía moral de Santo Tomás y sus discípulos, tratando de exponerla a "la luz de la evidencia."[3] Aquí vamos a analizar nada más que algunos puntos de este largo documento, los que son los más relevantes a las encíclicas. Taperelli reconoció que el escribía para filósofos,[4] y sus argumentos son complicados, pero pueden ayudar a fundamentar los principios.

La Justicia Social

Taparelli desarrolla su pensamiento social partiendo de un análisis de la naturaleza humana y de su contexto social, y establece que el orden en la sociedad requiere que se respeten una serie de derechos y deberes recíprocos.   Su contribución más reconocida es el haber sido el primero en usar el término de "justicia social," aunque el no ofrece una definición concisa:

"La justicia social es para nosotros justicia entre hombre y hombre... es decir, del hombre considerado cuanto a las solas dotes que entran en la idea de humanidad, del hombre considerado como animal racional. Considerado bajo este aspecto, es claro que entre hombre y hombre la relación que media es de perfectísima igualdad... De donde tengo que concluir que la justicia social debe igualar de hecho a todos los hombres en lo tocante a los derechos de humanidad...

Por tanto, si se atiende a la sola razón de humanidad, todos los hombres tienen igual derecho a hacer las obras que reputen mejor ordenadas a su propio bien, y nadie puede impedirles que las hagan, ni contradecir el derecho de los otros, sin pecar contra el orden de justicia de que depende este derecho... Todo hombre puede por tanto emplear cuantas fuerzas ha recibido en procurar su verdadero bien, esto es, el bien ordenado mientras no toque al derecho de otro."[5]

Asociaciones

Taparelli afirma que la manera mas propicia de fomentar el bien social es en la cooperación a través de asociaciones: "Así los literatos forman academias para hallar el bien mediante el estudio hecho en común; los  especuladores fundan sociedades de comercio esperando el bien por medio de un lucro común; los cónyuges la sociedad marital buscando el bien por medio de su mutuo auxilio y de la propagación de la prole."[6] Dado que se busca el desarrollo personal, las asociaciones tienen que ser limitadas en tamaño, para que cada individuo pueda contribuir y ser ayudado:

"De donde resulta ser una necesidad de la misma naturaleza la división orgánica de las grandes sociedades en consorcios menores, pudiéndose demostrar con el mismo raciocinio que si los consorcios menores contuviesen tal número de asociados, que superase con las necesidades las fuerzas de uno solo empleado en remediarlas, deberían a su vez de dividirse en otros grupos, siguiendo así en descenso hasta llegar a un número que permita a una sola inteligencia conocer plenamente las necesidades de todos y proveer facilmente a su remedio con aquellos auxilios externos que la sociedad está destinada a prestar."[7]

Lógicamente, esto requiere una función subsidiaria entre las organizaciones, que se conoce en filosofía social como el "Principio de Subsidiaridad." Este principio ha sido expresado de muchas formas a través de los siglos. Entra en las encíclicas a través de estos dos precursores, pero von Ketteler lo expresa más claramente como veremos más adelante. Taparelli explica:

"La autoridad suprema conoce solo necesidades del todo... Pero cuando se trata de aplicar estas disposiciones universales dentro de las sociedades menores a los individuos que hacen parte de ellas, esta aplicación individual puede hacerla mejor quien mejor conoce los individuos, y está en contacto con ellos... La acción del supremo ordenador será tanto mas eficaz y suave cuando pase a los inferiores por manos de la autoridad subalterna: es así que dicha acción debe ser todo lo más eficaz y suave que sea posible."[8]

Sobre Salarios

En otro libro de  aplicación social más directa, Taparelli critica el uso exclusivo de la oferta y demanda para determinar los salarios:

"Los economistas nos dicen que los valores se determinan en el comercio por la oferta y la demanda; y con este principio... aplicándolo a los brazos del pobre, han reducido al proletario al extremo de la opresión, disminuyéndole el salario a proporción que crece la miseria, pues cuan más miserable es el artesano, tanto más obligado se ve a ofrecer sus brazos a ínfimo precio. ¿Pero es esta una medida justa del trabajo? Fácil es comprender que un católico se guiará por otros principios..."[9]

El propone que se aplique a esto la enseñanza de Jesús ("Traten a los demás como quieren que ellos los traten ustedes", Lucas 6:31):   "El que compra los brazos del artesano se los pagará al precio que racionalmente quisiera para si mismo; es decir, de tal manera que sea suficiente para el sustento de un hermano, según el antiguo valor de esta palabra."[10] Y recuerda a Santo Tomás sobre el uso social de los bienes: "el rico, respecto de Dios, es más bien depositario que propietario de las riquezas."[11]

Wilhelm von Ketteler

Wilhelm von KettelerWilhelm von Ketteler nació en Alemania de una familia de la nobleza, y fue obispo de Mainz de 1850 a 1877. Antes de entrar al sacerdocio, Wilhelm recibió un título de Leyes de la Universidad de Berlín. Su vocación sacerdotal estuvo motivada desde el principio por su compasión por los pobres.[12] El fue obispo durante el proceso de industralización que en Alemanía se desarrolló más tarde que en Inglaterra, y como en otros paises, dejó a las multitudes de trabajadores en una situación de penuria extrema, con horas excesivas de trabajo y sin protección alguna. Como obispo, el fundó numerosas insituciones benéficas y escuelas vocacionales para los pobres. También apoyó la fundación de organizaciones de trabajadores, asistiendo frecuentemente a sus reuniones[13] y participó en la vida política.

Von Ketteler publicó un número de folletos y libros cortos sobre temas sociales, todos de gran influencia. La mayoría de estas obras fueron creadas en un contexto pastoral, así que esto las hizo propicias para ser usadas de una forma relativamnete directa en las enciclicas. El Papa León XIII reconoció su deuda al obispo alemán, sobre el cual dijo “fue my gran precursor,” y “de él fue que aprendí.”[14] En varios de sus documentos, el obispo expuso la tragedia del trabajador industrial:

El trabajo humano se ha relegado al estado de mercancía, estando sujeto a las reglas que gobiernan las mercancías… la oferta y la demanda." Los empleadores preguntan '¿Quien trabaja por el sueldo más bajo?'... “Los trabajadores, desesperados por trabajar, aceptan un honorario que no es suficiente para cubrir las nececidades mínimas de el y su familia. Eventualmente esto quiere decir que el trabajdor y su familia carecen de lo que es absolutamente necesario para vivir como seres humanos, como comida, ropa y alberge.[15]

El Derecho a la Propiedad Privada

En su primer sermón sobre los problemas sociales, von Ketteler expresó claramente el concepto católico de la propedad privada, basado en las enseñanzas de Santo Tomás de Aquino.

"El concepto de de la propiedad de la Iglesia Católica no tiene nada en común con la visión prevalente que considera al hombre como señor absoluto de todo de lo que es dueño... Cuando la Iglesia defiende el derecho a la propiedad, siempre mantiene los tres elementos esenciales de este derecho:

1) Sólo Dios es el dueño absoluto de todas las cosas;
2) El ser humano tiene tan sólo un derecho restringido al uso de las cosas creadas;
3) En el uso de las cosas creadas, los seres humanos tienen que considerar el orden que Dios estableció para el universo...

Los ricos se indulgen en la satisfacción de todos sus caprichos, indiferentes a la tragedia de sus semejantes de menos suerte, que a menudo carecen de las necesidades básicas. En este caso el rico le esta quitando a su hermano las cosas que el Creador designó que tuvieran."[16]

Esto no quiere decir que Santo Tomás o von Ketteler propongan la propiedad solo en común, como en el comunismo:

"Santo Tomas escribió que la propiedad privada es la unica forma de mantener el orden necesario para la la administracon eficiente de los bienes terrenos... El comunismo es un pecado contra la naturaleza. Enmascardo como una solución humanitaria solo trae miseria ya que destruye el incentivo y el orden."[17]

Pero los dos mantienen que que el propietario, como admistrador  o mayordomo, "tiene que estar dispuesto a compartir los frutos con los necesitados."[18] Y esto es "independiente de como se ejercite el derecho a la propiedad," [19] y no es una obligación de caridad sino de justicia, debido a que el derecho a suplir las necesidades es superior a otros usos.

Principio de Subsidiaridad

Una de las contribuciones mas importantes de von Ketteler fue la más clara formulación de lo que se conoce come el principio de subsidiaridad, aunque el no usó este término:

"Yo no miro al estado como una máquina, sino como un organismo vivo con miembros vivos, en el cual cada miembro tiene sus propios derechos y su propia vida libre. Estos miembros son los individuos, la familia, la comunidad. Cada miembro inferior tiene libertad de acción en su propia esfera, y disfruta de completa autonomía. Tan solo cuando el miembro inferior del organismo no está en posición de lograr sus metas por si solo, de resolver un peligro que amenaza su desarrollo, tiene entonces el miembro superior que tomar la responsabilidad, y el miembro inferior tiene que concederle al superior la porción de su libertad que se necesite para lograr las metas."[20]

En términos sociales o políticos, este principio afirma que es preferible tratar de resolver los problemas al nivel inferior, o sea, al nivel individual o local, antes de llevar el problema al nivel superior estatal o federal. Von Ketteler desarrolló esta definición en el contexto de su lucha contra la campaña de dominación del canciller Otto von Bismark. En términos sociales o políticos, este principio afirma que es preferible tratar de resolver los problemas al nivel inferior, o sea, al nivel individual o local, antes de llevar el problema al nivel superior estatal o federal. Este gran principio práctico busca la darle al individuo o a las  comunidades más pequeñas la mayor libertad de acción o autonomía que sea práctica y coloca las soluciones a los problemas en su nivel más inmediato, donde mejor se entienden, pero recurriendo a niveles superiores cuando sea necesario. Esto también ayuda al individuo a desarrollar mayor sentido de responsabilidad y creatividad, facilitando su crecimiento moral como persona.

Responsabilidades de la Iglesia y del Estado

El obispo von Ketteler expresó su motivación para predicar sobre problemas sociales, lo que considera ser una obligación de la Iglesia:

"Yo creo que tengo el derecho de expresar mis opiniones sobre la condición de las clases trabajadoras, dado a que estamos tratando aquí de las necesidades materiales del pueblo cristiano… Toda cuestión que tenga que ver con aliviar los sufrimientos humanos es por lo tanto esencialmente una cuestión cristiana y religiosa en la cual la Iglesia y todos sus miembros vivientes deben de envolverse intensamente."[21]

Al principio el obispo esperaba que los empresarios católicos oyeran su mensaje y aliviaran la condición de los trabajadores, sin que hubiera intervención del gobierno: “Dios quiere una distribución más justa de la propiedad, pero no por fuerzas externas, sino a través de la reforma básica de las actitudes humanas.” (1848)[22] Pero fue defraudado en esto, y en su última década apoyó el proceso de reformas legislativas.

Vemos aquí al obispo aplicando en la práctica el principio de subsidiaridad. Primero trata de resolver los problemas laborales al nivel de iniciativa privada y motivación religiosa. Como Taperelli, von Ketteler recomienda el uso de asociaciones, sobre todo de trabajadores.[23] Cuando estas iniciativas no son suficientes, acude al nivel superior, o sea el estado, para encontrar la solución necesaria. Vemos este proceso de evolución en sus declaraciones: “El resultado de las leyes inglesas sobre factorías promulgadas entre el 1836 y el 1866 demuestran cuan efectiva puede ser la intervención del estado en esta materia.” (1869) [24] Y finalmente: “El estado tiene que cooperar con legislación sabia.” (1876)[25]

Von Ketteler fue uno de los fundadores de Partido de Centro en Alemania en 1871, de orientación católica, y hasta sirvió brevemente de diputado en el parlamento de Alemania. Con el apoyo de este partido se promulgaron leyes limitando el trabajo infantil y proveyendo el descanso dominical en 1887, seguido por más protecciones del trabajador en 1889.[26]

Solidaridad entre los Empresarios y los Trabajadores

Von Ketteler lamenta la hostilidad tradicional entre los empresarios y los trabajadores y ofrece dos sugerencias y un ejemplo de armonía:

  1. Un sentido de tradición y lealtad entre los trabajadores hacia su lugar de empleo.
  2. Contacto personal entre empresarios y sus trabajadores.

"Hay ejemplos excelentes. Gracias a la actitud del Conde von Laderel, la poblacion trabajdora de 1000 personas en su planta de ácido bórico en Toscanía han sido devotamente leales a su empleador por los 50 anos desde que se fundó la empresa, sin ninguna señal de antagonismo... Las familias de esta comunidad se sienten parte integral de la empresa industrial donde trabajan."[27]
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[1] Thomas C. Behr, "Luigi Taparelli D’Azeglio, S.J. and the Development of Scholastic Natural-Law Thought" in Journal of Markets & Morality, Volume 6, Number 1 (2003): 99–115, at 100.

[2] Thomas C. Behr, "Luigi Taparelli and a Catholic Economics" in Journal of Markets & Morality, Vol. 14, No. 2 (2011): 607–611, at 611.

[3] Luigi Taparelli, S.J., Ensayo Teórico de Derecho Natural Apoyado en los Hechos (Madrid: Imp. de Tejado, 1866), Vol I, 4.

[4] Ibid., 9.

[5] Ibid., 183-187.

[6] Ibid., 231-232.

[7] Ibid., 405-406.

[8] Ibid., 415-416.

[9] Luigi Taparelli,S.J., Examen Crítico del Gobierno Representativo (Madrid: Imprenta de el Pensamiento Español, 1867), 274.

[10] Ibid., 275.

[11] Ibid., 276

[12] Edward C. Bock, Wilhelm Von Ketteler, Bishop of Mainz: His Life, Times and Ideas (Washington, DC: University Press of America, 1977), 5-11. [todas las traducciones sobre von Ketteler del inglés al español son mías]

[13] Ibid., 20-25.

[14] Rupert J. Ederer, "Introduction" in The Social Teachings of Wilhelm Emmanuel Ketteler, Bishop of Mainz (Washington, DC: University Press of America, 1981), xi.

[15] Wilhelm Von Ketteler, "The Labor Problem and Christianity" (1864) in The Social Teachings of Wilhelm Emmanuel Ketteler, Bishop of Mainz, 321-323.

[16] Wilhelm Von Ketteler, "The Christian Concept of the Private Property Right (1848) in The Social Teachings of Wilhelm Emmanuel Ketteler, Bishop of Mainz, 12-13.

[17] Ibid., 14, 16-17.

[18] Ibid., 15.

[19] Ibid., 11.

[20] Wilhelm von Ketteler, "Open Letter of Representative to the General National Parliament" (1848) in William Edward Hogan, ed., The Development of Bishop Wilhelm Emmanuel Von Ketteler Interpretation of the Social Problem, (Washinton, DC:Cath. University of America Press ,1946), 260.

[21] Wilhelm Von Ketteler, "The Labor Problem and Christianity" (1864), 309.

[22] Wilhelm Von Ketteler, "The Obligation of Christian Charity" (1848) in The Social Teachings of Wilhelm Emmanuel Ketteler, Bishop of Mainz, 30.

[23] Wilhelm Von Ketteler, "Christianity and Social Democracy" (1877) in The Social Teachings of Wilhelm Emmanuel Ketteler, Bishop of Mainz, 592.

[24] Wilhelm Von Ketteler, "Presentation at the Fulda Catholic Bishop Conference" (1869) in The Social Teachings of Wilhelm Emmanuel Ketteler, Bishop of Mainz, 493.

[25] Wilhelm Von Ketteler, "Religion and the National Welfare" (1876) in The Social Teachings of Wilhelm Emmanuel Ketteler, Bishop of Mainz, 543.

[26] William Edward Hogan, ed., The Development of Bishop Wilhelm Emmanuel Von Ketteler Interpretation of the Social Problem, 214.

[27] Wilhelm Von Ketteler, "Presentation at the Fulda Catholic Bishop Conference" , 483.

 

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