Ángela, Donald y el elefante en la oficina oval

Ángela, Donald y el elefante en la oficina oval

7 years 2 months ago
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Mañana viernes 17 de marzo será el encuentro, por primera vez, en la Casa Blanca entre la reina del antidrama y el rey del show. La europea cautelosa y el americano imprudente. Hay mucho en juego. Quizá la paz mundial.
El ego abrasivo de Donald Trump no va a impresionar ni intimidar a Angela Merkel. La canciller alemana está acostumbrada a lidiar con los egos gigantes de Putin, Berlusconi o Erdogan y, sin embargo, es ella la que sigue siendo desde 2005 la líder más poderosa de Europa. Y la mujer más influyente del mundo. Precisamente porque no actúa avasallando sino persuadiendo, como sólo pueden hacer los líderes seguros de sí mismos y de sus planes bienintencionados.

Será una cita entre dos mundos que parecen opuestos tras la llegada de Trump al poder, a pesar de haber estado unidos desde la Segunda Guerra en pro de la estabilidad mundial. Entre dos líderes con personalidades y experiencias contrarias: Merkel sufrió el Berlín comunista y es la gran defensora de una Europa unida y solidaria, y de los valores democráticos occidentales. Está considerada el último bastión del orden internacional de postguerra que Trump preferiría desmantelar (para gran regocijo de Putin).

Es obvio que a ambos hombres, Trump y Putin, sobrados de testosterona y escasos de nobleza, les estorba la líder alemana para el reparto de esferas de influencia, una especie de segundo Acuerdo de Yalta. Les estorba porque hay principios que Merkel cree innegociables sobre derechos humanos, igualdad y tolerancia; porque es consistente en las sanciones a Rusia y firme en frenar la nueva ola de nacionalismos y odios xenofóbicos.

En suma, Merkel llega a Washington representando a un continente bajo el asedio de Putin y el desprecio de Trump. Con una misión que parece imposible y quizá sólo alguien con el pragmatismo y sensibilidad de la canciller alemana puede lograr. Pero como es sabido para bailar el tango se necesitan dos. Que en este caso sería más bien un “tango à trois”. Aunque el líder ruso esté físicamente ausente en la reunión de mañana, su presencia será la de un elefante en medio de la Oficina Oval. Casi todos los temas a tratar en la agenda Trump-Merkel –que son muchos y trascendentes– están conectados directa o indirectamente con la beligerancia expansionista del Kremlin.

La relación Merkel-Putin es larga y complicada, porque el ruso nunca ha conseguido engañar a la alemana sobre sus planes de desestabilización de Europa, que empiezan por quitarla a ella del medio en las elecciones de septiembre. En ésa y otras intrigas para sabotear también las elecciones de Holanda y Francia anda Vladimir. Algo que a nuestro presidente Trump debería importarle y tratar de impedir. Pero como además de visceral y poco leído, niega que su admirado Putin cometa fechorías electorales, sería un milagro que la explicación de Merkel sobre el “verdadero” Putin le haga cambiar de opinión.

De ello va a depender el futuro de las relaciones trasatlánticas, la cohesión de la Unión Europea y la propia paz mundial. La UE surgió para erradicar el fantasma de la guerra que asoló en dos ocasiones el Viejo Continente. La desmembración de la UE y la vuelta a los nacionalismos retrógrados exacerbaría los mismos ánimos que condujeron a la mayor sangría sufrida por la Humanidad. Al igual que entonces, un mal paso podría detonar un conflicto en un mundo repleto de focos de crisis.

El papel de los presidentes de Estados Unidos ha sido siempre crucial para el avance hacia la paz o el retroceso hacia la guerra. La advertencia del actual inquilino de la Casa Blanca de que no está dispuesto a cumplir el compromiso de la OTAN de defender a los aliados europeos si les atacara Rusia, a menos que paguen los gastos, no sólo es desalentadora sino peligrosa.

La brecha de desconfianza que ha provocado el mandatario de Washington con los aliados se puso de manifiesto en las recientes declaraciones del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, calificando a Trump de “amenaza existencial”. Es el sentir generalizado de norte a sur de un continente que se está movilizando para reforzar su propio sistema de defensa, en vista de los amenazantes desaires de Trump. En Alemania incluso se ha llegado a debatir algo impensable tras los estragos del nazismo: la posibilidad de armas nucleares.

Con ese telón de fondo se verán por primera vez cara a cara Merkel y Trump. La líder alemana planteará temas de defensa, Putin, Unión Europea y comercio. A Trump le interesa el último aspecto y ya ha hablado de guerra comercial, pero debe tener cuidado con lo que desea porque puede suceder. Aunque es cierto que la balanza es favorable a Alemania por casi $70 billones, Merkel tiene armas de respuesta, incluido un bloqueo en toda la UE a los productos americanos. Además, llegado el caso Alemania puede permitirse algunas pérdidas porque su economía tiene un superávit de $300 billones mientras que EEUU tiene un déficit de $587 billones.

Pero la medida más importante es la que se van a tomar mutuamente Merkel y Trump, dos polos opuestos. Sirva como muestra el lema de la líder europea: “Siempre sé más de lo que pareces y nunca parezcas ser más de lo que eres”.

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