Caos vergonzoso en Siria y el Oriente Medio
- Gerardo E. Martínez-Solanas
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Caos vergonzoso en Siria y el Oriente Medio
15 Dec 2016 21:01 - 17 Dec 2016 16:37
Las Naciones Unidas y sus organismos especializados fueron creados con un propósito de aglutinar una "comunidad internacional" que defendiera los derechos humanos y las libertades fundamentales de los pueblos, lo cual allanaría el camino a un ambiente de paz y confraternidad en el mundo entero.
Aunque pretender la perfección es utópico, apuntar a lograrla en la mayor medida posible es una misión obligatoria de todos, y en este caso se trata de los gobiernos representados en la Organización mundial. Evidentemente, si hemos de defender los derechos humanos y las libertades fundamentales de los pueblos, es obligatorio tomar las medidas necesarias para frenar, sancionar y ulteriormente derrocar las dictaduras y tiranías que proliferan en casi todos los continentes. Con ese propósito se crearon primeramente el Consejo de Seguridad, que tiene la facultad de iniciar acciones militares, de conformidad con el Artículo VII de la Carta, y diversos organismos jurídicos para dirimir diferendos y conflictos, así como, más recientemente, para intervenir y sancionar a los responsables de genocidio y crímenes de lesa humanidad.
Esa estructura debiera funcionar, con sus imperfecciones y carencias propias de toda obra humana, si hubiera una voluntad política firme de hacer valer los principios subyacentes a este orden mundial de naciones independientes.
Por lo tanto, es asombroso, abrumador y vergonzoso, entre otros lamentables calificativos, que sucedan reiteradamente violaciones a esos derechos y libertades, hasta el punto de cometerse crímenes de lesa humanidad y genocidio en tantísimos lugares y en un período tan breve de menos de medio siglo, como fueron Cambodia (entonces nombrada Kampuchea "Democrática"), Ruanda, Bosnia, Somalia, Darfur, Corea del Norte y ahora en Siria (por sólo nombrar los casos más conocidos), sin que las naciones amantes de la paz y defensoras de los derechos y libertades, se decidieran a tomar acciones efectivas para remediarlos.
El pretexto del apaciguamiento, de las sanciones económicas, de las gestiones diplomáticas o, simplemente, el de no meter las manos en la candela, solo consigue aplazar una situación de extrema violencia hasta empeorarla y verla propagarse por toda la región y hasta otros continentes. Las lecciones que nos brindaron los hechos que precedieron a la II Guerra Mundial, no se han aprendido. Esperamos que otros resuelvan el problema que es de todos o, peor aún, que el salvajismo desatado en alguna región o país se limite a sus fronteras mientras miramos desde lejos con los brazos cruzados.
En Siria se comenten diariamente crímenes de lesa humanidad y genocidio por la sencilla razón de que el mundo democrático se negó a meter las manos en el fuego y abandonó inicialmente a un pueblo que se había sublevado para derrocar a un dictador malvado y cruel. Ese pueblo sublevado clamó por ayuda durante meses y años, enfrentándose a una poderosa fuerza militar con las manos casi vacías. Entre ellos, los Kurdos -que han demostrado ser los únicos amigos confiables en esa región- han sido aislados e ignorados para no ofender a Turquía, un "aliado" sospechoso que no demuestra una legítima amistad por las democracias ni voluntad alguna por el derecho.
En el Consejo de Seguridad se paralizó toda acción internacional por países que ejercieron el derecho al veto. Y finalmente fueron los extremistas islámicos, que sí recibieron abundantes armamentos y ayuda extranjera, los que tomaron cartas en el asunto y amenazaron con apoderarse de Siria y de Iraq. Aprovecharon el vacío de poder que fue producto de la retirada largamente anunciada de las fuerzas democráticas de una región que todavía padecía un alto grado de inestabilidad, pero que hasta ese anuncio parecía encauzarse hacia la paz y la armonía internas.
Pese a la violenta irrupción del extremismo islámico en la región, esa actuación vacilante de brazos cruzados, de bombardeos ineficaces, de enviar unas escasas "fuerzas especiales" como carne de cañón y de seguir negándole ayuda a los sublevados moderados, abrió las puertas al régimen autoritario de Putin para establecer la presencia expansionista de Rusia por primera vez en el Oriente Medio.
Este régimen autoritario y expansionista no se anda con remilgos ni tiene interés en respetar a la población civil sitiada entre dos fuegos. Los rusos van a acabar y a tomar posesión a sangre y fuego. Y el resto de los países que supuestamente defienden los derechos humanos y las libertades fundamentales de los pueblos, arman un ruidoso pataleo, pero no se atreven siquiera a trazar una línea roja que limite el horror de lo que sucede, porque ya cuando lo hicieron hace bastantes meses sufrieron la vergonzosa afrenta de que el enemigo la cruzó y no pasó nada.
Semantha Power, embajadora del Presidente Obama en Naciones Unidas, se dirigió a Siria, Irán y Rusia en una reciente reunión de emergencia en New York y les dijo: “¿Son ustedes incapaces de sentir vergüenza? ¿No hay nada, literalmente, que los avergüence? ¿No hay ningún acto de barbarie contra civiles, ninguna ejecución de un niño, que haga surgir debajo de vuestra piel un estremecimiento de horror, por leve que sea?” Tiene razón de sobra. Pero cabría preguntarle: ¿No es todavía más vergonzoso que la OTAN, encabezada por los Estados Unidos, no dé ni un paso para defender a esos civiles, a esos niños, a ese pueblo, arrasado por el fundamentalismo islámico por una parte y por el expansionismo ruso y la crueldad dictatorial de Assad por la otra?
La espantosa situación que impera en Alepo y otras regiones de Siria aterra a poderosos dirigentes mundiales, hasta el punto que ha desbaratado la agenda de la última Cumbre europea del año . Invito a los lectores a leer también AQUÍ el borrador de conclusiones que el presidente del Consilium, Donald Tusk, preparó para presentar a los líderes europeos.
Aunque Siria pasa al primer plano de la reunión de este jueves, desplazando cuestiones como la inmigración, los bancos italianos en apuros y el Brexit, podemos atrevernos a pronosticar que los líderes europeos volverán a hablar mucho y hacer nada. Cómo esperar otra cosa si ni siquiera son capaces de ponerse de acuerdo en añadir sanciones o no a Rusia por el genocidio que comete en Siria; en defender o no la soberanía de Ucrania; en apoyar a Georgia frente al expansionismo ruso; o en brindar un apoyo resuelto a la sublevación siria que no solo lucha contra el dictador Assad y la maquinaria militar rusa sino también contra el extremismo islámico.
Mucha consternación, mucha condena retórica de la masacre, mucho llamamiento a la comunidad internacional. Pero con limitarse a ejercer ruidosamente el derecho al pataleo sólo abren las puertas a más violencia y más ambición de poder y conquista por parte de quienes ya están convencidos de lograrla sin obstáculos.
Todos podemos hacer algo, escribiendo y manifestando nuestra indignación a los gobernantes de los países en los que vivimos, pidiéndoles que tomen medidas urgentes de apoyo eficaz y directo a los pueblos oprimidos del Oriente Medio. ¡No esperemos a que sea demasiado tarde!
Aunque pretender la perfección es utópico, apuntar a lograrla en la mayor medida posible es una misión obligatoria de todos, y en este caso se trata de los gobiernos representados en la Organización mundial. Evidentemente, si hemos de defender los derechos humanos y las libertades fundamentales de los pueblos, es obligatorio tomar las medidas necesarias para frenar, sancionar y ulteriormente derrocar las dictaduras y tiranías que proliferan en casi todos los continentes. Con ese propósito se crearon primeramente el Consejo de Seguridad, que tiene la facultad de iniciar acciones militares, de conformidad con el Artículo VII de la Carta, y diversos organismos jurídicos para dirimir diferendos y conflictos, así como, más recientemente, para intervenir y sancionar a los responsables de genocidio y crímenes de lesa humanidad.
Esa estructura debiera funcionar, con sus imperfecciones y carencias propias de toda obra humana, si hubiera una voluntad política firme de hacer valer los principios subyacentes a este orden mundial de naciones independientes.
Por lo tanto, es asombroso, abrumador y vergonzoso, entre otros lamentables calificativos, que sucedan reiteradamente violaciones a esos derechos y libertades, hasta el punto de cometerse crímenes de lesa humanidad y genocidio en tantísimos lugares y en un período tan breve de menos de medio siglo, como fueron Cambodia (entonces nombrada Kampuchea "Democrática"), Ruanda, Bosnia, Somalia, Darfur, Corea del Norte y ahora en Siria (por sólo nombrar los casos más conocidos), sin que las naciones amantes de la paz y defensoras de los derechos y libertades, se decidieran a tomar acciones efectivas para remediarlos.
El pretexto del apaciguamiento, de las sanciones económicas, de las gestiones diplomáticas o, simplemente, el de no meter las manos en la candela, solo consigue aplazar una situación de extrema violencia hasta empeorarla y verla propagarse por toda la región y hasta otros continentes. Las lecciones que nos brindaron los hechos que precedieron a la II Guerra Mundial, no se han aprendido. Esperamos que otros resuelvan el problema que es de todos o, peor aún, que el salvajismo desatado en alguna región o país se limite a sus fronteras mientras miramos desde lejos con los brazos cruzados.
En Siria se comenten diariamente crímenes de lesa humanidad y genocidio por la sencilla razón de que el mundo democrático se negó a meter las manos en el fuego y abandonó inicialmente a un pueblo que se había sublevado para derrocar a un dictador malvado y cruel. Ese pueblo sublevado clamó por ayuda durante meses y años, enfrentándose a una poderosa fuerza militar con las manos casi vacías. Entre ellos, los Kurdos -que han demostrado ser los únicos amigos confiables en esa región- han sido aislados e ignorados para no ofender a Turquía, un "aliado" sospechoso que no demuestra una legítima amistad por las democracias ni voluntad alguna por el derecho.
En el Consejo de Seguridad se paralizó toda acción internacional por países que ejercieron el derecho al veto. Y finalmente fueron los extremistas islámicos, que sí recibieron abundantes armamentos y ayuda extranjera, los que tomaron cartas en el asunto y amenazaron con apoderarse de Siria y de Iraq. Aprovecharon el vacío de poder que fue producto de la retirada largamente anunciada de las fuerzas democráticas de una región que todavía padecía un alto grado de inestabilidad, pero que hasta ese anuncio parecía encauzarse hacia la paz y la armonía internas.
Pese a la violenta irrupción del extremismo islámico en la región, esa actuación vacilante de brazos cruzados, de bombardeos ineficaces, de enviar unas escasas "fuerzas especiales" como carne de cañón y de seguir negándole ayuda a los sublevados moderados, abrió las puertas al régimen autoritario de Putin para establecer la presencia expansionista de Rusia por primera vez en el Oriente Medio.
Este régimen autoritario y expansionista no se anda con remilgos ni tiene interés en respetar a la población civil sitiada entre dos fuegos. Los rusos van a acabar y a tomar posesión a sangre y fuego. Y el resto de los países que supuestamente defienden los derechos humanos y las libertades fundamentales de los pueblos, arman un ruidoso pataleo, pero no se atreven siquiera a trazar una línea roja que limite el horror de lo que sucede, porque ya cuando lo hicieron hace bastantes meses sufrieron la vergonzosa afrenta de que el enemigo la cruzó y no pasó nada.
Semantha Power, embajadora del Presidente Obama en Naciones Unidas, se dirigió a Siria, Irán y Rusia en una reciente reunión de emergencia en New York y les dijo: “¿Son ustedes incapaces de sentir vergüenza? ¿No hay nada, literalmente, que los avergüence? ¿No hay ningún acto de barbarie contra civiles, ninguna ejecución de un niño, que haga surgir debajo de vuestra piel un estremecimiento de horror, por leve que sea?” Tiene razón de sobra. Pero cabría preguntarle: ¿No es todavía más vergonzoso que la OTAN, encabezada por los Estados Unidos, no dé ni un paso para defender a esos civiles, a esos niños, a ese pueblo, arrasado por el fundamentalismo islámico por una parte y por el expansionismo ruso y la crueldad dictatorial de Assad por la otra?
La espantosa situación que impera en Alepo y otras regiones de Siria aterra a poderosos dirigentes mundiales, hasta el punto que ha desbaratado la agenda de la última Cumbre europea del año . Invito a los lectores a leer también AQUÍ el borrador de conclusiones que el presidente del Consilium, Donald Tusk, preparó para presentar a los líderes europeos.
Aunque Siria pasa al primer plano de la reunión de este jueves, desplazando cuestiones como la inmigración, los bancos italianos en apuros y el Brexit, podemos atrevernos a pronosticar que los líderes europeos volverán a hablar mucho y hacer nada. Cómo esperar otra cosa si ni siquiera son capaces de ponerse de acuerdo en añadir sanciones o no a Rusia por el genocidio que comete en Siria; en defender o no la soberanía de Ucrania; en apoyar a Georgia frente al expansionismo ruso; o en brindar un apoyo resuelto a la sublevación siria que no solo lucha contra el dictador Assad y la maquinaria militar rusa sino también contra el extremismo islámico.
Mucha consternación, mucha condena retórica de la masacre, mucho llamamiento a la comunidad internacional. Pero con limitarse a ejercer ruidosamente el derecho al pataleo sólo abren las puertas a más violencia y más ambición de poder y conquista por parte de quienes ya están convencidos de lograrla sin obstáculos.
Todos podemos hacer algo, escribiendo y manifestando nuestra indignación a los gobernantes de los países en los que vivimos, pidiéndoles que tomen medidas urgentes de apoyo eficaz y directo a los pueblos oprimidos del Oriente Medio. ¡No esperemos a que sea demasiado tarde!
Last edit: 17 Dec 2016 16:37 by Gerardo E. Martínez-Solanas.
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Re: Caos vergonzoso en Siria y el Oriente Medio
16 Dec 2016 19:08
Lamentamos acertar en pronósticos tan negativos, pero como anticipamos ayer, el Consejo de la Unión Europea no se atrevió siquiera a emitir una fuerte condena a la actuación de Rusia en el genocidio sirio. Se adoptaron dos decisiones que son incómodas para Rusia, pero no la penalizan directamente por su apoyo sangriento al régimen de Damasco. La debilidad de la reacción europea (cuyas "
Conclusiones
" sobre esta tragedia se resumen en un pedido de evacuación y una intención de ayuda humanitaria) la resumen los propios Ministros de Relaciones Exteriores de la UE al considerar que los devastadores bombardeos sobre Alepo (incluyendo hospitales y escuelas) «pueden constituir crímenes de guerra». ¿Pueden? ¿¡En serio!? Entre otros, el Canciller francés Jean-Marc Ayrault, ha expresado que: «Nos dirigimos a Rusia para decirle que "puede" parar esta masacre». Eso es todo. No es una exigencia sino un humilde ruego.
Sobre la Cumbre de ayer, pueden los lectores acceder a un conciso reportaje AQUÍ .
Sobre la Cumbre de ayer, pueden los lectores acceder a un conciso reportaje AQUÍ .
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