La libertad religiosa fue y sigue siendo uno de los mayores ejemplos del tradicional respeto por los derechos humanos de que ha hecho gala Estados Unidos en los últimos 60 años. Lamentablemente, todas las religiones perdieron en EEUU esa libertad en 2020. Esta terrible realidad y lo que significa para el futuro de la fe aún no ha sido plenamente asimilado por un enorme segmento de la población.
Los confinamientos y cierres obligatorios asestaron un duro golpe a las prácticas e instituciones religiosas. Cada encuesta significativa demuestra que se ha producido una disminución en la asistencia diaria o semanal al servicio religioso desde la era anterior al cierre.
Según la agencia Pew, "durante ese tiempo, la proporción de todos los adultos estadounidenses que dicen que normalmente asisten a servicios religiosos al menos una vez al mes se ha reducido mensurablemente".
Numerosos personas que conozco notan que en sus respectivas congregaciones parece prevalecer un compromiso significativamente menor con sus deberes y participación religiosa. Sin duda, esto también se traduce en un ingreso por donaciones mucho menor para cubrir los gastos y actividades de sus iglesias. La rutina y el hábito de colaboración se rompieron una vez que la gente dejó de asistir a iglesias reales para limitarse a las virtuales o simplemente desentenderse, y ahora podemos comprobar la notable propagación de la indiferencia. Sin duda, una muy mala señal.
- Hits: 924